Sergio Rodríguez Gelfenstein
Haití no necesita militares, necesita ayuda para el desarrollo y, en esta coyuntura, apoyo moral y solidaridad para derrotar al sátrapa que gobierna bajo los dictados de Washington.
Los movimientos independentistas en Haití comenzaron en 1790 combinados con insurrecciones de esclavos y levantamientos de mulatos que se hacían eco de la revolución francesa victoriosa un año antes en la metrópoli. El acoso de las monarquías europeas a la revolución triunfante en París fue replicado en las colonias, territorios ansiados por las casas reinantes del Viejo Continente.
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