ATRIO
Abordar este tema es temerario, escandaloso. Instituciones, comunidades y personas se creerán atacadas en sus sentimientos y convicciones. Pero afrontarlo es deber del teólogo. Lo hago con este sucinto divulgativo post, sin pretensiones, con la mejor intención. No me importa gritar en el desierto. Pretendo denunciar una doctrina y una praxis incrustadas en el pueblo cristiano. Igual que Unamuno a España, yo a la Iglesia la amo “porque no me gusta”. Lo siento por Toledo con su Corpus Christi, por Lugo con su Sacramento, por tantos sinceros adoradores nocturnos, por los miles de clérigos que “dicen” Misa, por los crédulos cristianos que “ven” el cuerpo de Jesús en el “altar” y en los sagrarios. También pido perdón a quienes constituyen sus negocios en torno al templo y a las fiestas de primeras comuniones.
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