Llevamos dos semanas de reclusión con lo que ello conlleva. Todos nos vemos un poco más tristes y desconcertados a la vez que las noticias del exterior van haciendo mella en “los adentros” de cada uno. Es inevitable también la pregunta sobre Dios en esta circunstancia. Algunas personas vuelven a la pregunta después de mucho tiempo viajando por la superficie de la vida. ¿Será el miedo, la duda, la necesidad de dar sentido? Ahí está en todo este mejunje la “última frontera”, que dirían los filósofos; la cuestión sobre la finitud y la muerte. En definitiva, es ésta la única cuestión para los humanos, pues arrastra todas las demás. IR A LA PÁGINA
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