La revelación de Dios como misterio trinitario constituye
el núcleo fundamental y estructurante de todo el mensaje del Nuevo Testamento.
El misterio de la Santísima Trinidad antes que doctrina ha sido evento salvador.
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo han estado siempre presentes en la
historia de la humanidad, donando la vida y comunicando su amor, introduciendo y
transformando el devenir de la historia en la comunión divina de las Tres
personas. Por eso se puede hablar de una preparación de la revelación de la
Trinidad divina antes del cristianismo, tanto en la experiencia del pueblo de la
antigua alianza tal como lo atestiguan los libros del Antiguo Testamento, como
en las otras religiones y en los eventos de la historia universal.
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