El compromiso es un acto, no una palabra (Jea-Paul Sartre)
30 de junio 2019. DOMINGO XIII DEL TO
Gén 14, 18-20
Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios Altísimo, le sacó pan y vino.
Lc 9, 51-62
Mientras iban caminando, uno le dijo: Te seguiré adonde vayas
Si traducimos las palabras de Jesús en formato de acciones, es vana nuestra fe, como dice San Pablo en 1 Cor 15, 14. Una realidad que tiene que traducirse en signos visibles y palpables, auténticos milagros de la solidaridad humana. Ineludible compromiso cristiano.
Viento fresco de Galilea que alivia corazones. Y como dice Enrico en la ópera El Trovadorde Verdi, también el Oso panda podría haberse preguntado aquello de
“¿Bajéme del cielo o estoy en él contigo?”.
Una película es o debería ser más parecida a la música que a la ficción. Debe ser una progresión de estados de ánimo y sentimientos, de ir con los demás y acompañarlos, de modo particular si éstos son niños.
Naturalia. Los sueños de los animales. También los animales –“ángeles del viento” –, aunque sin alas, sueñan con dar a los demás algo mientras duermen la siesta abrazados a las ramas en un árbol.
Por el árbol paradisíaco de la vida –Paraíso Perdido de John Milton–“¡Oh, rey de todos los árboles del paraíso, árbol virtuoso, precioso, cuya bendita operación es la sabiduría!”.
Los animales subían y bajaban libremente sin que nada ni nadie les molestara. De su costilla y compañera, Adán decía:
“¡Oh, mi dulce compañera, única con quien comparto todos estos placeres, y a quien amo más que a ellos!”.
Y el negro-blanco Oso panda, de ojos grandes y abiertos, contemplaba el majestuoso paisaje, sin ángeles desenvainando espadas, manzanas ni serpientes. Aquella noche soñó
con Isaías, en arameo ישעיהו, yeshah-yahu, que significa Jehová ha salvado.
Michelangelo Buonarroti le pintó en la Capilla Sistina. Isaías se apoya en su libro, inclinado sobre la visión de las cosas divinas.
El profeta había escrito en dicho libro:
“El lobo y el cordero pastarán juntos, el león comerá paja como el buey y la serpiente se alimentará de polvo. No se hará ya más mal ni daño en todo mi santo monte, dice el Señor” (Is 65, 15). Y cuando se despertó por la mañana, comprobó que su sueño era realidad.
El compromiso es un acto, no una palabra, como escribió Jean-Paul Sartre. El Oso panda, que para presumir llevaba gafas, había leído también al filósofo ateo: él se consideraba creyente.
El OSO PANDA
-Dime qué estás leyendo, Oso Panda,
con tus anteojos negros puestos, en el zoo.
-Busco noticias de los niños y estoy triste,
porque esta tarde no han venido a verme.
-Están rezando por los tuyos,
–ángeles del viento–
pues han visto en la tele que estáis amenazados
de extinción y pronto dejarán de veros.
Un incesante oleaje de oración
resuena en el coro de nuestra Catedral.
Sus voces blancas retumban en las naves
y se elevan al cielo formando un huracán.
Un crujido de luz y de plegaria
dirigido al Jesús, que como tú pedía:
“Dejad que a mí se acerquen hoy los niños”.
Esta noche podrán dormir tranquilos,
con su oso de peluche entre los brazos.
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