Eloi Aran
[Catalunya Religió] En una sociedad del espectáculo como la nuestra, la caída de la aguja central de la Catedral de Notre-Dame de París mientras es devorada por las llamas forma parte del consumo mediático, pero, al mismo tiempo, despierta en el espectador una serie de interrogantes sobre la trascendencia que quedaban adormecidos en el inconsciente de la Europa secularizada. Las comparaciones siempre son insuficientes e injustas, es decir, que tampoco se acaban de ajustar, pero los habitantes del pueblo de Rosellón deberían sentir algo parecido a los parisinos cuando se derrumbó su campanario en 2016. Cuando el patrimonio sacro desaparece siempre hay una doble lectura, la de la comunidad creyente, y la de la sociedad civil como obra que representa el paisaje anímico de la colectividad.··· Ver noticia ···
No hay comentarios:
Publicar un comentario