Víctor Codina
Siempre hemos oído hablar de la santidad de la Iglesia, una Iglesia sin mancha ni arruga. En la cúpula de San Pedro del Vaticano se reproducen en latín y griego las palabras que según el evangelio de Mateo, Jesús dirigió a Simón Pedro luego de su profesión de fe mesiánica: “Tú eres Pedro, sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella“ (Mateo 16,18). En el Concilio Vaticano I se afirma que la Iglesia, por su santidad y propagación, es un gran signo de credibilidad.
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