Carlos Salinas
El poeta ha sido perseguido por el mandatario y su esposa, Rosario Murillo, que mantiene un odio enconado
Silvio Báez, obispo auxiliar de la archidiócesis de Managua y considerado el número dos de la Iglesia de Nicaragua, se postró el jueves frente a la cama en la que convalece el poeta Ernesto Cardenal y pidió su bendición. Un gesto cargado de simbolismo, que tuvo un fuerte impacto en este país donde Cardenal es idolatrado, pero también duramente criticado por el sector más conservador de la feligresía católica, que ve en él a un traidor por haber apoyado directamente la revolución sandinista y participado como ministro de Cultura del Gobierno revolucionario de los años ochenta, que pronto derivó en un régimen autoritario.
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