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jueves, 22 de febrero de 2018

El Amor como Imposición y Sentimiento

Alonso Ignacio Salinas García. Coordinador Juventudes Izquierda Cristiana de Chile

Respuesta a la compañera Francisca Millán.
La cuestión del amor, vale decir, la crítica a lo establecido como enlace interpersonal emocional, pasional y espiritual tiene una importancia fundamental para las y los revolucionarios, pues la base de la sociedad, el inicio del reconocimiento y la estructura individual como señala Honneth, parte desde lo que hoy se llama familia. Y es ahí donde debemos empezar a transformar lo que es la familia y el amor como fundamento de las relaciones humanas.
La revitalización pública hecha en Chile, en el medio digital del Desconcierto, el pasado 14 de Febrero por parte de la compañera Francisca Millán fue un insumo sumamente importante para reflexionar. Puso en la palestra la necesidad de entender el feminismo como personal y colectivo, como ideología, como todo lo político que a veces se olvida que es político. Pero este artículo nos abrió más preguntas que respuestas.

Por ello es que aquí trataré de hondar profundo desde otra perspectiva para dar más herramientas para el debate político y la generación de una sociedad distinta desde lo individual a lo colectivo y de lo colectivo a lo individual.
Lo primero que haré será diferenciar los dos rostros del amor actualmente, la imposición del amor romántico que cuestionamos y el sentimiento divino del amor.

La imposición responde a la construcción cultural, que es herramienta para mantener a la mujer doblemente explotada, para que produzca mano de obra para el capital, como para que satisfaga la necesidad del obrero explotado de desquitarse y dominar algo, cumpliendo en aspectos metafóricos el derecho a la propiedad, la propiedad sobre un cuerpo. La hegemonía cultural es patriarcal, dentro de este aspecto vemos ejemplo como la “Ley del Agrado”, mencionada en el artículo de la compañera Francisca Millán, la mujer sacrifica su “deseo”, su libido e incluso su independencia como ser humano para hacer cuanto pueda para agradar en todos los ámbitos al amo, al hombre. Como también la “Ley de la Fuerza”, donde el hombre debe mantener su estatus y ocultar su necesidad para superar al resto y dominar, es la condena a permanecer en el Yo bajo los superyós que liberan de forma de “abreacción” la violencia que sufren sobre los cuerpos femeninos y las emociones de sí mismos.
Esta imposición es estructuralmente impuesta –valga la redundancia- por las estructuras que se han edificado en este proceso de desarrollo de la sociedad burguesa, con fines claramente económicos (la producción de mano de obra, satisfacción del consumo de la primera mano de obra y la creación de una segunda mano de obra con peores condiciones que la que se satisface de esta misma clase, la mujer). Los Aparatos Ideológicos de Estado reproducen la cultura y dividen las clases: a través de las instituciones educacionales se enseñan de forma directa división del trabajo según género, como también, de forma indirecta se enseña en la convivencia la dominación, y sus expresiones claras, las “Ley del Agrado” y la “Ley de la Fuerza”; a través de la religión se crean sustentos (Derecho Natural) para dominar, racionalizaciones vagas y absurdas dentro de la mayoría de estas religiones, pero que son impuestas con tal fuerza que muchas mujeres se vuelven carceleras de sí mismas sin problema, o peor aún como hemos visto en los evangélicos reaccionarios, en soldados de primera fila a la hora de enfrentar la dignidad humana y negar los derechos de sí mismas como de la diversidad e incluso de los pobres; a través de los medios de comunicación se refuerzan los roles de género, al igual que los estándares de belleza y la sexualización de la mujer (impulsando aún más la llamada “Ley del Agrado”); etc.
Pero esta imposición naciente de los instrumentos políticos y culturales de la sociedad burguesa tiene una forma natural dentro de los seres humanos para imponerse, y esa es las necesidades del inconsciente. Hay que entender entonces que el feminismo, como el socialismo, sin psicoanálisis están perdidos a la hora de conquistar sus objetivos.
La sociedad burguesa nunca atendió el individuo, aunque así nos hace creer al defender tanto la libertad negativa (mientras menos intervención de otros o el otro (el Estado) más libre se es), es más, profundizo y creo nuevos paradigmas psicosociales y psicosexuales que han sido útiles para dominar.

La falta de una niñez, el estrés productivista, la cultura del valor, la falta de desarrollo de las etapas psicosexuales que nos habla Freud y las psicosociales que nos habla Erik Erikson permiten a la cultura patriarcal y capitalista a introducirse de la manera más efectiva posible. El desarrollo de la misoginia, de los complejos y las proyecciones van intrínsecamente relacionados a la estructura económica y cultural de las familias, el Estado y la sociedad.
Por ejemplo en la Erotización de la Madre se sustenta la compresión de que se busque entre tantos hombres la madre en la pareja; alguien que cuide complazca, pero que sea dominada (el triunfo edipico) y satisfaga la alimentación (a través de la obediencia, tranquilidad y el sexo). Y esto debido a que la madre o la figura materna no atiende ni colabora al desarrollo real de las niñas y niños, responde a la dominación del hombre, a los estándares culturales de crianza que solo generan problemas de; autoestima, autoconfianza y desarrollo sexual sano, responden al capitalismo al tener que trabajar de forma excesiva como los hombres (muchas madres con suerte pasan tiempo con sus hijos) para volver a trabajar para los hombres que las dominan, siguiendo la educación de la opresión.
Dentro de las relaciones sociales (dentro de los colegios, universidades y el trabajo) vemos otro ejemplo, pues nuestra Sociedad Disciplinaria provoca enjambres de carceleros y encarcelados, los sujetos al buscar –en su etapa de desarrollo de la identidad y la fe/convicción- pares y aceptación (y al no tener antes desarrollada la autoconfianza) generan el llamo “Bullying”, instrumento de dominación social de castigo e incluso de suplicio sobre los cuerpos y mentes de sus pares. Estos enjambres se proyectan a sí mismos y satisfacen su complejo oral en el “Tanatos” de destruir al otro, para poder generar aquellos alzos y reforzar esa falsa identidad totalitaria, como a la vez satisfacen el complejo oral desde el “Eros” y rellenan de forma nada sana el autoconocimiento, autoconfianza y “amor” no recibido en sus hogares, en la familia o de sí mismos. Defendiendo al final y al cabo la existencia del Patriarcado.
Ya comprendido de forma sencilla las formas de reproducirse la imposición del amor romántico (para sí entender donde enfrentar al enemigo y generar nuevas lógicas para superarlo) y abierto el debate a la necesidad de incluir al psicoanálisis en la lucha feminista y socialista (para entender cómo es que esos instrumentos son efectivos y empezar a atender la salud mental para vencer en el campo psicopolítico a la Sociedad Patriarcal, Capitalista y Disciplinaria), es momento de entender el Amor como sentimiento.
Aquí es donde deseo poner otra perspectiva para entender el amor, la teología, algo complejo pensando que históricamente aquí se sustenta mucho de lo que estamos criticando, pero necesario para entender realmente el verdadero mensaje del Jesucristo revolucionario y amante del amor mismo.
El amor como sentimiento es como Dios ante la Teología negativa, no se le puede encerrar y dar definiciones, pues no es algo único ni tangible ni accesible para el lenguaje humano. Solo podemos señalar lo que no es, el amor no es: celos, posesión, violencia, egoísta, deseo o narcisista. Por ende todo lo que no es, es parte de la imposición de que hablamos antes.

¿Por qué el amor no es celos?
Para Victor Hugo el acto de amar y el sentimiento del amor es ver el rostro de Dios, y en efecto la única manera para todas y todos nosotros de poder ver a Dios o lo divino es a través del prójimo (hechas y hechos a su semejanza y hermanos unos y los otros por el don de la carne), por ello es que debemos preguntarnos desde la cristiandad, ¿tú puedes ser dueño de Dios? Acaso Él responde a un solo pueblo o a un individuo, claro que no, la catolicidad del cristianismo está en que todas y todos son hijos de Dios, en Teología Negativa, todas y todos somos hermanos, entonces ¿Puedes ser dueño de una o un hermano? Si eres cristiano y vives bajo el “amor impuesto” eres un pecador, traicionas el mensaje de hermandad, liberación y justicia del Dios que es padre e hijo.
Las personas no se poseen, ni de forma directa como la esclavitud ni de forma indirecta como la propiedad metafísica. El supuesto Derecho Natural a poseer cosas, a ser propietario, no toca a los humanos, ni a la vida misma (creación divina). Dios nos hizo libres y nos quiere libres, su voluntad es que seamos libres e iguales, así lo decía Isaías al hablarnos del final de la guerra y las armas (Isaías 9:5-7), al hablarnos de la hermandad entre lobos y ovejas (Isaías 11:6). No hay espacio para el Reino de los Cielos ni para el Capitalismo ni para el Patriarcado, estos sistemas atentan a la voluntad misma de Cristo.

Los celos son la expresión del pecado de la opresión, son avaricia sobre objetos, es la incapacidad pecaminosa de ver a Cristo en las oprimidas y explotadas, es ver al sujeto humano como un mero objeto inerte. Los celos son miedo, miedo a perder “cosas” y odio, odio al prójimo, es culpar al otro por perderse supuestamente, sin siquiera perderse. Es la expresión degenerada de esta sociedad donde en las relaciones humanas se traspapela el mercado y dentro de ese falso amor se tiene miedo a dejar el consumo, el consumo del otro. Los celos son miedo a la libertad y vida de los sujetos humanos.
Los celos existen por la competencia desenfrenada entre los sujetos masculinos para mantener su falo, su poder sobre la proyección de sus complejos, el objeto. Como para los sujetos femeninos es la defensa de su falso reconocimiento y valor dentro de esta sociedad del valor burgués, es la lucha contra su propia libertad proyectada en el privilegio del amo. ¿Acaso puede haber algo más contradictorio para el proyecto del Jesucristo Obrero y Campesino?
¿Por qué el amor no es posesión? ¿Por qué el amor no es violencia? ¿Por qué el amor no es obsesión? Estas y muchas otras preguntas que podemos hacer alrededor de las características del amor impuesto son respondidas desde las mismas argumentaciones dadas anteriormente al hablar porque el amor no es celos, pero la pregunta que debemos responder aún porque el amor no es egoísta o narcisista, ambos de la mano.

La razón del amor es la razón de la fe, es el sacrificio máximo en la acción; es morir una y otra vez por el otro, que al ser reciproco, termina en eternas resurrecciones. El amor como sentimiento al entenderse a través de la fe es que se puede dilucidar lo siguiente, uno no elige amar ni tiene razones del porqué, preguntarnos ¿Por qué amas? O ¿Por qué lo/la amas? Es preguntar porque existes, es ridículo, la fe es un don como el amor, y el hacedor es Dios mismo, por ello al amar realmente trasgredes todas las reglas, tal como Jesucristo, y sientes una dicha compartida inexplicable. El amor es la fe y la fe es el amor, es un círculo hermenéutico para entender uno y el otro.
El término en inglés es perfecto para entender esto; “fall in love”, significado literal es caer en el amor. Caes a una piscina o un precipicio, es una caída libre a lo desconocido. 
Cuando tu amas verdaderamente aceptar al otro por lo que es, con sus virtudes y defectos, como Dios te acepta y pide que aceptemos, cuando tu amas verdaderamente eres la “Buena Nueva”, por el contrario cuando tu amas desde el narcicismo, cometes posesión y desde ahí todos los males que ya definimos como amor impuesto.
Y esto debido a que amar como narcisista es amarte a ti mismo en el otro y no al otro en ti, no es un sacrificio, es una proyección de tu ego y ambición, es la complexión profana de tus males y deseos sobre la voluntad del otro, y es desde aquí donde se generan todos los males que criticamos; los celos, la posesión, la violencia, la dominación, la falta de comprensión, la incapacidad de piedad, etc.

Por otro lado, el egoísmo a veces va separado del narcisismo, a veces el egoísmo es simplemente parte de la ideología burguesa, justificada bajo el (mal y falso) pretexto evolucionista de la competencia, la propiedad privada o el Estado Natural supuesto del hombre. Y es ahí nuevamente cuando comprendemos que si Jesús hecho a los mercaderes del templo, que si prometió dejar las manos vacías a los ricos y les dejo en claro que muchos no tienen espacio en el Reino de los Cielos (si es que mantienen su privilegio y la forma de como mantienen su poder), es que debemos hacer lo mismo desde la política, lo cual nos lleva (desde una perspectiva feminista) a hacerlo desde lo personal. Cuestionar el egoísmo y superarlo individualmente es primordial para superar el amor impuesto, pues cuando no se puede compartir ni preocuparse por el otro sobre uno mismo, es que cuando uno se deviene en un ser narcisista, celoso, posesivo, violento y moribundo internamente.
Tras escribir este ensayo es que nace otra necesidad, debatir los alcances de lo escrito como también empezar a perfilar las soluciones. De forma Dialéctica se entendió un problema, llegue en medida de lo posible a respuestas de porque ocurría, ahora queda la síntesis, la solución a la crisis. Hará falta para el futuro que empecemos a diseñar respuestas para solucionar estos problemas y salir del facilismo de criticar y criticar, como también, de la comodidad del intelectualismo. Se hace tiempo de la Praxis.

Alonso Ignacio Salinas García.
Coordinador Juventudes Izquierda Cristiana de Chile.
Columnista “Reflexión y Liberación” y “Redes Cristianas”.
Estudiante de Derecho Pontificia Universidad Católica de Chile.

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