Manfred Nolte.
No serán precisos los cien días de cortesía otorgados tradicionalmente por la ciudadanía y los grupos de interés antes de formular su juicio sobre un político recién incorporado a las tareas de Gobierno. No lo serán en el caso del Presidente de la primera potencia económica y militar del planeta, Donald Trump. Sus modales autoritarios han perfilado el cliché de un personaje insolidario e intolerante del que mucho costará al magnate neoyorquino despojarse. No es fácil descifrar intenciones tolerantes tras las sucesivas humillaciones a México, Gran Bretaña, Alemania, o Irak, o tras las diatribas con China, Irán o Australia, o tras el desdén mostrado hacia la Unión Europea. Tampoco en su desprecio a los emigrantes, refugiados o asilados políticos.
Del sentimiento de desánimo y sorpresa general que los primeros días de mandato del Presidente Trump han producido, hay que excluir, sin embargo, a un colectivo crítico, como es, nada más y nada menos, el de sus propios electores. (más…)
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