En el año de la Misericordia, mucho se habla y se escribe del perdón, de reconciliación y de la dimensión política de la misericordia. Estas líneas, que recogen cuatro puntos más uno sobre el perdón, quieren ser parte de esa conversación.[1]
1. Perdonar no es olvidar
Perdonar no es olvidar, al menos no necesariamente, no como imposición externa. Quizás a veces la persona ofendida o agredida, por su momento y situación vital, escoge olvidar como mal menor. Propiamente, perdonar sería recuperar y sanar la memoria de lo acontecido. Poder rememorarlo sin los sentimientos de rabia, odio, rencor… para poder empezar de nuevo, para poder seguir adelante sin un futuro hipotecado y lastrado permanentemente por las heridas del pasado. Pero perdonar no es negar esos sentimientos dolorosos tan naturales y comprensibles. Muchos documentos sobre el perdón invitan a no negar los sentimientos de rechazo y dolor que causa el recuerdo de los hechos dolorosos. ··· Ver noticia
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