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martes, 2 de febrero de 2016

5 estilos de educar El camino para ser libres pasa por obedece JOSÉ ANTONIO SAN MARTÍN


A A veces, hemos oído decir aquello de que cada uno somos hijos de nuestro padre y madre. Y habría que añadir, de la educación y del ambiente en el que nos hemos criado. Lo pensemos o no, nuestra personalidad actual es fruto de cómo vivimos nuestra infancia, y de nuestras circunstancias familiares y culturales. A lo largo, sobre todo de los primeros años, hemos adquirido unas características que determinan el “estilo” de ser padres. Pero, no tenemos un estilo puro, aunque tendamos a él. Somos una mezcla de estilos educativos que hemos ido aprendiendo al contacto con nuestros padres, familiares, educadores… Comento algunos de esos estilos educativos que han podido marcar nuestras vidas.
 Padres autoritarios Con frecuencia se confunde autoridad con autoritarismo. Los padres tenemos que tener autoridad, pero no autoritarismo. Cuando predomina esta actitud tendemos a ser rígidos, poco afectuosos, intolerantes. Deseamos tener el control absoluto sobre los hijos. Dictamos las normas a nuestro gusto y las imponemos “por qué sí”. No damos espacio para el diálogo y solemos exagerar los errores de nuestros hijos, ignorando los logros. Este tipo de padres fue común en las generaciones de nuestros abuelos o nuestros padres, pero todavía existen personas rígidas, despóticas, dominantes. San Francisco de Sales decía: “Se cazan más moscas con una cucharada de miel que con un barril de vinagre”. Autoridad sí. Autoritarismo o mal uso de la autoridad, no.
 Padres permisivos Muchos fuimos educados en el tiempo en el que el estilo predominante era el autoritario. No nos gustaba. Para no caer en los defectos propios de ese estilo nos fuimos al otro lado del péndulo. En nombre de la libertad dejamos hacer a los hijos lo que quieren porque creímos que así serán felices. Pero esta actitud es nefasta. Los niños crecen sin una guía que les diga “lo que está bien y lo que no está bien”. Poner límites no significa maltratos ni castigos. Leí hace tiempo, en un libro de José Antonio Marina, que el camino para ser libres pasa por obedecer. Debo ser sincero y deciros que me sorprendió la frase, pero luego comprendí la agudeza de su afirmación. Un niño pequeño si “hace lo que le da la gana” se convierte en “esclavo” de sus impulsos, de sus instintos, de sus tendencias. Y, por tanto, no es libre. El dejarse guiar por lo que me apetece nos convierte en esclavo de nuestros gustos.
 Padres hiperprotectores La finalidad de la educación familiar es conseguir que los hijos sean autónomos. Esto no se consigue con la sobreprotección. A los niños pequeños hay que permitirles que comiencen a andar, a pesar de que se caigan más de una vez. Los que por miedo a que sus hijos se caigan no les permiten andar cometen un grave error. Los que por miedo a que sus hijos puedan tener problemas en la vida, los sobreprotegen, cometen un error mayor. Hay padres que creen que el mundo es un gran peligro para los niños. Constantemente se enojan con ellos porque los niños son inquietos, porque se alejan para curiosear, porque se mueven demasiado. Y en su intento por mantener a sus hijos sanos y salvos, mantienen una actitud de hiperprotección que destruye a sus hijos, haciéndolos sentir inútiles. Este tipo de padres debe saber que ellos están ahí para darle fuerzas al niño para que sea independiente, no para quitarle fuerzas y hacerlo dependiente. Proteger sí. Proteger en exceso, no.
 Padres pasivos Son los que omiten sus responsabilidades familiares. Son aquellos que cuando sus hijos se acercan ponen pretextos para no estar con ellos y dejan que todo lo solucione la pareja. Toman a la ligera los problemas de los hijos y no forman parte de su desarrollo. Estos padres deben aprender que los hijos toman el ejemplo de ambos padres y que la ausencia de uno, física o emocional, afecta su desarrollo. Esta actitud es profundamente negativa. Los hijos no necesitan padres que les orienten, acompañen, ayuden, hablen con ello. En una palabra que les protejan y eduquen.
 Padres positivos Este tipo de padres mantiene una comunicación activa con sus hijos. Les ofrecen opciones para actuar y así evitan conflictos con los hijos. Este tipo de padres es el modelo ideal para ser equilibrados y no dejarse invadir por otros estilos educativos negativos. Estos padres no delegan toda la educación al colegio. Saben que ellos son los principales educadores. Conocen que se consigue más alabando lo bueno que hacen sus hijos que criticando negativamente los errores que puedan cometer. Trabajan por hacer responsables a sus hijos. Les inculcan la importancia de cumplir con sus deberes. Ante los problemas, hablan con ellos y les orientan para que sepan resolverlos. Hacen responsables a sus hijos de gestionar la solución. Saben poner límites. No todo es posible. Hay unos límites que deben respetar. Confían en sus hijos. Y, sobre todo, los quieren mucho.
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Boletín Salesiano febrero 2016

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