La Jornada
El papa Francisco está dejando de ser ese cura simpático, bonachón de homilías folclóricas que vive en Roma y le dicen Papa. Ese párroco de pueblo que pretende reformar la Iglesia universal. Ese pastor de buena estima mediática después de su encíclica Laudato si y de su reciente viaje por Sudamérica se ha convertido en un líder con gravitación internacional cuya visión afecta intereses poderosos. Dentro y fuera del Vaticano, dentro y fuera de los centros financieros internacionales. El discurso social de crítica directa al sistema económico mundial ha colocado a Francisco en el ojo del huracán como el supuesto regreso a la Teología de la Liberación que se creía muerta o desahuciada ··· Ver noticia ···
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