Una de las principales propuestas de la recién reelegida presidenta del país, Dilma Rousseff, ha comenzado a realizarse: dialogar abierta y constructivamente con la sociedad y con los diferentes segmentos sociales. Fue así como el día 26 de noviembre, durante casi dos horas, dialogó con representantes del Grupo Emaus, a saber, Frei Betto, Luiz Carlos Susin, Rosileny Schwantes, Maria Helena Arrochellas, Marcia Miranda y Leonardo Boff. Este grupo, compuesto por cerca de 40 personas, que existe desde hace 40 años, nació como resistencia a la dictadura militar, reuniendo a intelectuales y religiosos de varias partes del país para analizar la coyuntura política y eclesial y trazar acciones concretas con las bases para acelerar el rescate de la democracia, maniatada por el régimen dictatorial. El nuestro era un sueño grande: el de gestar un país que incluya en su presupuesto a aquellas personas que hace quinientos años estaban al margen. Entre los presentes había presos políticos y torturados y prácticamente todos estaban vigilados. Pero enfrentamos los peligros y amenazas por una causa mayor que implica un país justo y solidario.
El encuentro se dio en esta comunión de espíritu: el corazón valiente de la presidenta que soportó duras torturas sin entregar nunca a nadie y nosotros que, a nuestra manera, nos expusimos por la misma causa en aquel tiempo y ahora. Ella captó pronto el significado de nuestra presencia, solicitada por nosotros. No íbamos a pedir nada, solamente a reforzar su determinación de seguir en la construcción del proyecto originario del PT, el de crear una sociedad con menos perversidad que diese centralidad a los más pobres e invisibles, no obstante las presiones de la macroeconomía dominante.
Le entregamos un documento –El Brasil que queremos– con 16 puntos que pueden leerse en mi blog (leonardoboff.wordpress.com) donde resaltan: la reforma del sistema político, hacer el modelo económico más social y popular, la promoción de la reforma agraria y urbana, la defensa de los derechos de los pueblos indígenas y quilombolas entre otros.
La conversación transcurrió de forma extremadamente franca y jovial, reconociendo aciertos y equívocos. Resaltamos especialmente la necesidad de que la presidenta retome el diálogo con la sociedad, principalmente con los movimientos sociales organizados. Inmediatamente se marcó para la próxima semana un encuentro con la Coordinación de los Movimientos Sociales y otro con la Coordinación Nacional del Movimiento de los Sin Tierra (MST). Todos insistimos en retomar la educación política de las bases, en especial la de los jóvenes, dentro de la pedagogía de Paulo Freire. No sirve mostrar solo obras. Hay que mostrar que ellas obedecen a un proyecto político del Gobierno en beneficio de los más necesitados como Mi Casa Mi Vida, Luz para Todos y otras iniciativas. Este vínculo de causalidad hace a la población consciente y refuerza el proyecto popular, que necesita ser fortalecido para superar nuestra abismal desigualdad social.
Destacamos la importancia de reforzar y ampliar iniciativas de cuño social y ambiental como el proyecto “Cultivando Agua Buena” implementado por la hidroeléctrica de Itaipu, que abarca a un millón de personas, incorporadas mediante una sistemática educación ecológica (se formaron más de 1600 educadores ambientales), recuperando ríos, introduciendo la agricultura orgánica, integrando pueblos indígenas y quilombolas, y otros tantos beneficios, mejorando la vida de las poblaciones y de la comunidad de vida. La presidenta se mostró entusiasmada por el proyecto, que ya tiene más de once años, y por las personas que lo llevan adelante, con costes mínimos y en colaboración con los 29 municipios limítrofes de sus orillas, y su eventual implantación en otras hidroeléctricas.
Un punto importante fue la educación política de los jóvenes para que no sean meros consumidores sino ciudadanos críticos y participantes. Es un desafío para los grupos de las Iglesias que se insertan en los medios populares y para el propio PT que debe retomar una ligazón orgánica y dialogar y aprender con ellos.
La presidenta se mostró especialmente sensible a la cuestión de los derechos humanos y a los Centros de Referencia de los Derechos Humanos, en la perspectiva de fortalecer iniciativas comprobadamente serias que se están llevando a cabo en todo nuestro país.
La cuestión ecológica fue considerada tan importante y compleja que merecerá otro encuentro específico.
Nada pedimos. No nos movieron intereses corporativos o personales. Solo ofrecimos nuestros servicios, en caso de que sean solicitados por la Presidenta. Ella se mostró conmovida y abierta a otros encuentros más sistemáticos, pues se dio cuenta de nuestro deseo de colaboración.
Traducción de MJ Gavito Milano
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