Enviado a la página web de Redes Cristianas
“Según el gobierno japonés, la central de Fukushima vierte diariamente al Océano Pacifico 300 toneladas de agua radioactiva”. El operador de la central, TEPCO, ha confirmado que el agua contaminada con estroncio y tritio rebasa en cerca de 60 centímetros la altura del muro aislante del subsuelo”. “La autoridad de regulación nuclear de Japón ha elevado recientemente al nivel 3 -en una escala de 7 niveles- debido a la fuga de 300 toneladas de agua altamente radiactiva de un tanque de almacenaje en la central de Fukushima”
Noticias como estas se vienen produciendo periódicamente desde el fatídico accidente en dicha central, el 11 de marzo de 2011, como consecuencia del tsunami y la ausencia de medidas preventivas adecuadas a los riesgos de la zona. Durante el tiempo transcurrido, desde el desgraciado accidente, ha quedado patente la incapacidad o, tal vez, la falta de voluntad del operador de la central Tokyo Electric Power (TEPCO), para desmantelar la central sin riesgo para la vida y el medio ambiente.
Así mismo, llama la atención la indiferencia de la comunidad internacional ante este constante vertido de aguas contaminadas al mar que, sin duda alguna, a todos nos terminará afectando de una u otra forma. Solo ahora, después de más de dos años del desastre, parece ser que el Ejecutivo japonés tiene la intención de implicarse directamente en el control de esta crisis nuclear. Una crisis que va para largo si tenemos en cuenta el desafío que representa la lucha diaria contra las altas temperaturas y la radiación en la difícil tarea de desmantelar la central que se calcula durará entre 30 y 40 años. Como decía mi madre, que Dios nos ampare
No hay comentarios:
Publicar un comentario