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El discurso del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de fecha 2 de febrero para desmentir la autenticidad de la supuesta contabilidad interna del ex tesorero Luis Bárcenas, y que los periodistas tuvieron que seguir a través de un monitor de televisión sin posibilidad de preguntas, nos da la medida del distanciamiento del Gobierno actual con los ciudadanos.
El Gobierno de Mariano Rajoy, con sus gestos y medidas antidemocráticas, sigue haciendo cada día más profunda e insalvable la trinchera que separa al pueblo de un Ejecutivo prepotente que todo lo justifica por la mayoría absoluta un día conseguida. Una democracia no goza de buena salud cuando los periodistas no tienen la oportunidad de plantear preguntas incomodas a sus dirigentes. Una democracia no es tal cuando un presidente utiliza como escudo contra los periodistas una pantalla de televisión.
Pero si el comportamiento del presidente del Gobierno con la prensa es condenable, también lo es que los periodistas no hagan frente común de denuncia y plante ante esta conducta intolerable que a veces acatan sin rechistar. He visto ruedas de prensa vergonzosas en las que, el presidente, con su sorna y desprecio habitual, se ha reído de las preguntas incomodas de algún periodista genuino y, en lugar de abandonar la sala de prensa en señal de protesta, todos los periodistas allí reunidos, la mayoría se han puesto a reír como si les acabaran de contar el chiste más gracioso del mundo.
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