Enviado a la página web de Redes Cristianas
Llegados a este punto insoportable de corrupción, abusos, indecencia, ineptitud y tropelías que a diario salen a la luz, sugiero a los medios de comunicación que, antes de informarnos, nos prevengan con la siguiente advertencia: “Las informaciones que a continuación les vamos a ofrecer pueden herir su sensibilidad”.
Son tantos los asuntos trágicos, tristes, feos y desagradables que están ocurriendo en nuestro maltrecho país, que ya están poniendo en riesgo la salud mental de la ciudadanía y colmando su paciencia.
Son tantos los asuntos trágicos, tristes, feos y desagradables que están ocurriendo en nuestro maltrecho país, que ya están poniendo en riesgo la salud mental de la ciudadanía y colmando su paciencia.
A no ser que seas un indolente, apático o indiferente, es difícil no sentir indignación, impotencia y estrés al ver, leer o escuchar los tejemanejes, artimañas, engaños y abusos de esta legión de cínicos, impúdicos y sinvergüenzas que estamos manteniendo o enriqueciendo entre toda la gente de bien.
“¡Me lo habéis quitado todo!”, decía en su lamento una mujer de 47 años que se ha prendido fuego en una sucursal bancaria en Almassora, Castellón. Separada, con tres hijos a su cargo y con posibles dificultades económicas relacionadas con un proceso de desahucio. ¡Cuántas penas! ¡Cuánta tragedia! ¡Significa tanto para las personas tener un cobijo! La vivienda es una necesidad básica, un derecho que proclama nuestra Constitución, pero que, para desgracia de muchos, no garantiza. ¿Por qué? Habrá que preguntárselo a nuestros banqueros y a nuestros políticos.
Valladolid
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