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El abad Martin Werlen de Einsiedeln, importante e influyente figura de la Iglesia suiza ha exhortado vigorosamente a una reforma de la iglesia, con una serie de propuestas para atribuir mayores responsabilidades a los laicos. Sus propuestas son apoyadas por el nuevo presidente de la conferencia episcopal.
Las ideas, presentadas en un folleto, incluyen el designar mujeres y jóvenes como cardenales y organizar reuniones periódicas para ellos con el Papa. También propone dar a los laicos mayor responsabilidad en la elección de los obispos, debatir sobre el celibato sacerdotal y sobre la comunión de los divorciados vueltos a casar.
El abad benedictino, que es miembro de la Conferencia Episcopal Suiza, dice que su objetivo es poner fin a los conflictos entre conservadores y progresistas, que a su parecer está causando que el accionar de la Iglesia resulte en un esfuerzo fútil.
Su mensaje ha sido respaldado por el futuro presidente de la conferencia episcopal suiza Obispo Markus Büchel de St. Gallen, que asumirá la presidencia el 1 de enero, y agradeció al Abad Werlen su intervención que calificó como un estímulo para el debate necesario en la Iglesia.
Su mensaje ha sido respaldado por el futuro presidente de la conferencia episcopal suiza Obispo Markus Büchel de St. Gallen, que asumirá la presidencia el 1 de enero, y agradeció al Abad Werlen su intervención que calificó como un estímulo para el debate necesario en la Iglesia.
Los comentarios del abad Werlen parecen haber tocado una fibra sensible en toda la Iglesia. Dice que ha recibido más de 1.000 correos electrónicos y 100 cartas, mientras que su panfleto se agotó en tres días y está en proceso de reimpresión.
El folleto, “Descubriendo las brasas bajo las cenizas”, hace eco de las observaciones formuladas por el difunto cardenal Carlo Maria Martini en su última entrevista publicada tras su muerte el pasado mes de septiembre. Refiriéndose a la situación de la Iglesia hoy en día, el cardenal arzobispo de Milán habló de su sensación de impotencia por “la abundante ceniza encima de las brasas”.
En su metafórico reavivar del fuego, el Abad Werlen lamenta la falta de coraje, visión y creatividad en la Iglesia. En particular, dice que demasiados problemas se barren debajo de la alfombra y la discusión de demasiados temas está prohibida.
A propósito del “Llamado a la desobediencia” de los sacerdotes austriacos rebeldes señala que es el resultado de no tomar en serio a las personas y sus realidades. “Cuando los que tienen autoridad en la Iglesia no cumplen con su deber y, por tanto, son desobedientes, se ponen en marcha iniciativas como medidas de emergencia y gritos de socorro. Esto es entendible pero puede llevar a un cisma o a que las personas abandonen la Iglesia”, escribe, agregando que su comunidad quiere tener un enfoque diferente: descubrir juntos las brasas bajo la ceniza.
Señala que su Abadía de Einsiedeln se encuentra en diálogo tanto con la Sociedad lefebvrista de San Pío X y el radical teólogo católico Hans Küng.
Señala que su Abadía de Einsiedeln se encuentra en diálogo tanto con la Sociedad lefebvrista de San Pío X y el radical teólogo católico Hans Küng.
Sobre la prohibición de recibir la Comunión para los divorciados vueltos a casar, señala que no existe tal impedimento en las Iglesias ortodoxas y la Iglesia Católica nunca ha condenado este enfoque.
Sugiere que hombres y mujeres de todas las edades en todo el mundo podrían ser nombrados cardenales por períodos de cinco años y encontrarse con el Papa cada tres meses. “Dichas reuniones ofrecerían una nueva dinámica al liderazgo en la Iglesia”, dijo.
Para apoyar la idea de terminar con el celibato clerical obligatorio, el abad cita los comentarios del Papa Juan Pablo II en 1992, cuando afirmó que tenía a los clérigos casados -de la Iglesia antigua y las Iglesias orientales- en “estima igualmente elevada” que a los sacerdotes célibes.
Martin Werlen, de 50 años, fue elegido autoridad de la Abadía de Einsiedeln en 2004. En ese momento la comunidad contaba con 90 sacerdotes y 40 hermanos laicos. Tiene autoridad casi episcopal sobre las 10 parroquias de la abadía, que sirven a 20.000 personas. Fue uno de los pocos clérigos que emitió una disculpa oficial por la crisis de abuso sexual y estuvo del lado de las víctimas. Presentó por primera vez sus ideas en un sermón durante la ceremonia de conmemoración del quincuagésimo aniversario del Concilio Vaticano II en octubre.
(RD/Agencias)
(RD/Agencias)
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