FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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lunes, 30 de abril de 2012

IGLESIA IMPERIAL


RUFINO VELASCO EN R.C.
Hay aquí una suerte de imperialismo que le da derecho al Papa, y a los demás obispos como legados suyos a decir cosas…(P. Rufino Velasco).
Al principio no fue así. La Iglesia nació de unas experiencias profundas sobre Jesús que tenían poco que ver con los caminos que luego recorrería en su historia.
Lo primero que va a proclamar Jesús es una Buena Noticia para los pobres: «Dichosos vosotros los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios»; los pobres, que no tenían nada que decir dentro del pueblo de Israel, tendrán mucho que decir dentro del Reino de Dios que está a punto de inaugurar en medio de su pueblo. Y a la vez tendrá una mala noticia para los ricos y poderosos del pueblo de Israel: «¡Ay de vosotros los ricos, porque ya tenéis vuestro consuelo»; los ricos no necesitan el Reino de Dios, ya se consuelan con su riqueza y con el dominio que tienen sobre los pobres.
A medida que transcurre la vida de Jesús, tiene que enfrentarse con los dirigentes de Israel, y, al fin, con los dirigentes del imperio, que son los que le condenan a muerte. Las primeras comunidades cristianas permanecen enfrentadas con los dirigentes tanto de Israel como del imperio porque siguen siendo fieles a lo que les enseñó Jesús por su preferencia por los más débiles y a su re-chazo a los más ricos y poderosos de su tiempo.
Pero en el siglo IV se produjo un giro espectacular en la Iglesia de Jesús, por el que empezó a ser religión oficial del imperio romano, el mismo que mató a Jesús. El artífice de esta nueva actitud fue Constantino, y el «constantinismo» es el nombre que se da a este giro insospechado que se produce entre Iglesia e imperio.

1. El constantinismo

Constantino es el primer emperador romano que se hizo cargo de que la actitud de enfrentamiento con la Iglesia cristiana no era buena ante todo para el imperio romano. El imperio necesitaba la energía incontenible de la Iglesia para mantenerse en pie ante los peligros que se cernían sobre un imperio decadente. Fruto de esto fue el «edicto de Milán», en que se promulgaba la tolerancia religiosa que Constantino declaraba a la Iglesia cristiana.
Pronto se vio el favoritismo en que cayó el emperador frente a la Iglesia, y la postración en que se hundió la Iglesia frente al emperador, hasta el punto de no saberse si el imperio se eclesiastizó o la Iglesia se imperializó con la nueva situación.
Por de pronto, lo primero que aparece es la injerencia del emperador en los asuntos internos de la Iglesia, hasta que él mismo convoca el Concilio de Nicea para arreglar los problemas eclesiásticos.
El concilio de Nicea fue el primer concilio de la Iglesia que es convocado por el emperador, sin que contaran para nada los obispos ni siquiera el obispo de Roma.
Los obispos se sienten muy a gusto en el palacio imperial, presididos por Constantino en el sillón dorado que estaba reservado para él, pudiendo usar para sus viajes las postas del imperio, de tal manera que los carruajes episcopales les convertían en funcionarios del Estado que habían llegado a ser por el mero hecho de participar en el concilio. En esas circunstancias, la Iglesia «recibía cartas, honores y donaciones de dinero por parte del Emperador».
Durante el siglo IV la Iglesia se «imperializa» en muchas de sus pretensiones, sobre todo de sus clases dirigentes.
- Los obispos se convierten en grandes señores dentro de la Iglesia cristiana, hasta el punto de que ha podido hablarse de una cierta «faraonización» del ministerio episcopal, de modo que se han vuelto irreconocibles para muchos cristianos de a pie: vestidos con un ropaje espléndido, con el palio y la estola, con el anillo, báculo y mitra, como propias «insignias» que han llega-do hasta nosotros, son el testimonio de los personajes «insignes» en que se han convertido.
Así, la Iglesia de Jesús, contra su misma esencia, comienza a funcionar con aires imperiales a lo largo de toda la Edad Media.
- El clero pasa a ser el protagonista en la Iglesia, y dejan de serlo las comunidades locales, como lo habían sido hasta entonces. La «jerarquía» comienza a ser una realidad consistente en sí misma, con todos los privilegios que le vienen del imperio cristiano. Como en el imperio, surgen las órdenes «clericales» y comienza la separación entre el «clero» y los «laicos», que son ya el pueblo cristiano en general. El clero se concentra cada vez más en torno al altar, y en las «basílicas», que eran hasta entonces los palacios de los emperadores, se reserva un espacio para los laicos que empiezan a ser los «asistentes» a un espectáculo en que los «celebrantes» son clérigos.

2. El «poder espiritual» y el «poder temporal»

Pero hay más todavía. La reforma de Gregorio VII en el siglo XI es un paso adelante en la Iglesia «imperial»: el poder espiritual de la Iglesia está muy por encima del poder temporal de que gozan los emperadores. Toda la intención de Gregorio VII va dirigida a entender el poder espiritual de la Iglesia totalmente centrado en el papa, o, más exactamente en la «monarquía papal» a la que debe subordinarse enteramente el poder temporal.
De aquí nacieron los «dictatus papae» que en sus 27 proposiciones, resumen todos poderes fundamentales del papa: la Iglesia romana, fundada por Cristo, es infalible, y, por tanto, es necesario estar de acuerdo con ella para ser considerado católico; el papa es santo automática-mente, una vez ordenado canónicamente; él es el único legislador, fuente y norma de todo derecho, juez supremo y universal que no puede ser juzgado por nada ni por nadie; al papa le es permitido destituir a los emperadores; sólo él puede usar insignias imperiales; es el hombre al cual todos los príncipes besan los pies.
Así pues, se trata aquí de una sublimación del papa, en virtud de su «poder espiritual», que le convierte en el mayor soberano de Occidente. No sólo tiene un poder «imperial» sobre todos los emperadores de la tierra, sino que todo el poder temporal de los mismos debe someter-se a su poder espiritual. No sólo puede utilizar «insignias imperiales», sino que utiliza la tiara, que usaban los persas y que consta de tres coronas por las que el papa desempeña una autoridad que, como papa y obispo, tiene sobre reyes y emperadores que le da el ser representante de Dios y de Cristo en toda la tierra.
Por todo ello, el papa tiene «las llaves» del Reino, tanto la llave espiritual como la llave temporal, por las que puede imponerse al poder de todos los potentados de la tierra. La «plenitud de potestad» del papa alude a un poder absoluto, al cual todo está sometido en el cielo y en la tierra por la que puede considerarse como «señor de todos los bienes temporales».
De este modo, el papa se convierte en el gran señor de Occidente, y llegará a cumbres insospechadas, tanto en el siglo XIII como en la época del Renacimiento. Cuando, por ejemplo, Inocencio XIII, en el siglo XIII, decía que el papa «está a medio camino entre Dios y el hombre, es menos que Dios pero más que un hombre», está expresando la conciencia de ser, sin comparación, el mayor poder de la tierra, al que debe someterse cualquier otro poder. Así, este tipo de «monarquía papal» que comienza con Gregorio VII se prolonga a través del segundo milenio de la Iglesia hasta el siglo XX, en el cual sucede esa gran aventura eclesial: el Vaticano II.
3. Juan XXIII: «sacudirse el polvo imperial»
No hay remedio mejor para huir del imperialismo en la Iglesia que acudir al Evangelio, que se convierte en «principio evangélico» contra todo el engrandecimiento por el que han pasado los jerarcas en la iglesia. Hay que bajar a ese punto en que todos coincidimos, ser «cristianos» sin más, por debajo de todo lo que nos diferencia. Ésta será, sin duda, la gran sacudida del polvo imperial que se ha depositado a lo largo de los siglos en la jerarquía eclesiástica. Lo que hace la Iglesia en el Concilio fue «adquirir una nueva conciencia de sí misma, la conciencia de formar parte de la historia humana como Pueblo de Dios».
A pocos extrañará ya que, después se haya producido en la Iglesia una situación de «involución» y «restauración» que volvió prácticamente sospechoso todo lo que había ocurrido en el Vaticano II. En sectores muy influyentes de la Iglesia, principalmente de la curia romana, surge muy pronto la necesidad de frenar todo lo que viniera del concilio si no se quiere asistir en poco tiempo a una completa destrucción de la Iglesia.
¿Qué es lo que molestaba especialmente de esta gran asamblea? Molestaba muy concretamente la postura del concilio de poner en primer plano al «Pueblo de Dios» presentando a la «jerarquía» como enteramente «al servicio» del Pueblo de Dios.
¿Cómo no ver aquí esa pretensión de mantener la «monarquía papal» como centro hegemónico de la primacía sobre el mundo y sobre el poder de los gobiernos que la minoría conciliar pensaba poder ejercer como Iglesia tal como se había pensado desde siempre, que era como decir desde el constantinismo y desde la época postridentina?
Está ya de moda en la actualidad exigir para la Iglesia un protagonismo en los problemas morales y religiosos que nadie puede ocupar en lugar suyo. Es decir, la jerarquía eclesiástica y más particularmente el Vaticano, se siente llamada a ocupar en la actualidad un puesto central en la historia de la humanidad que le otorga la hegemonía en asuntos importantes, como representante que es de la hegemonía de Dios en el mundo.
Hay aquí una suerte de imperialismo que le da derecho al papa, y a los demás obispos como legados suyos, a decir cosas sobre el divorcio, el aborto, o los modelos de familia que concuerdan con lo que ha enseñado siempre la Iglesia, que sólo ellos pueden decir «en nombre de Dios».
Estoy convencido de que, tal como van las cosas, la visión imperial de la Iglesia tiene todavía mucho futuro por delante.

¿RENOVAR LA IGLESIA O ROMPERLA?


En el año 95, los escándalos de pederastia que afligieron a Austria, acompañados de una insatisfacción creciente con algunas cuestiones disciplinares en la Iglesia llevaron a un importante sector de la Iglesia austriaca a suscribir masivamente una agenda de reformas. En Alemania, Somos Iglesia recogió casi dos millones de firmas en torno a las mismas peticiones. A finales de 1996 se constituyó en Roma el Movimiento internacional Somos Iglesia, con la participación de 10 países, la mayoría europeos, pero también los Estados Unidos y Canadá.
En España, la Corriente Somos Iglesia, que agrupaba en 1997 a 150 colectivos y a una red activa de 20.000 personas, trabajó durante dos trienios, hasta convocar en 2002, en Madrid, un encuentro internacional con 500 delegados de 30 países y de cuatro continentes, bajo el lema Otra Iglesia es posible.
Desde entonces hasta ahora, foros de curas como los de Girona, Madrid, Bizkaia.., colectivos de religiosos/as, Redes Cristianas, Iglesia de Base, colectivos de teólogos, publicaciones religiosas… han seguido manifestando preocupación y disgusto por la falta de abordaje y diálogo efectivo sobre temas que afectan a la eficacia de la Misión de la Iglesia y a su credibilidad.
Preocupaciones antes minoritarias adquieren ya centralidad, como se revela en la desesperada llamada de los párrocos y diáconos austriacos, y también en los ecos mediáticos de las protestas.
Legítimas son, tanto la preocupación por la renovación de la Iglesia para ser más eficaz al servicio de su misión evangelizadora por la paz, la justicia y la vida, cuanto la inquietud por su gobernabilidad e identidad. El obstáculo para el diálogo conciliar es que ambas preocupaciones queden divididas y enfrentadas, en vez de ser compartidas por una mayoría eclesial, incluyendo a su jerarquía.
Tan preocupante puede llegar a ser un lobby proponiendo salidas rupturistas, cuanto una pasividad defensiva que se limitara a poner cortapisas sin abordar los problemas. Muchos sienten hoy vacía la afirmación de que “la Iglesia se hace en la Eucaristía y que la Eucaristía hace a la Iglesia”, cuando tantas comunidades en el mundo no pueden celebrarla.
Voces de la jerarquía a favor de un debate conciliar sobre algunas de estas cuestiones, como la de los cardenales Martini y Lehman, o la del fallecido cardenal Hamao, han sido desestimadas.
En este Jueves Santo hemos escuchado del Papa la convicción de que la desobediencia no es un camino para renovar la Iglesia.
Habrá, sin duda, que encontrar vías más adecuadas, de manera corresponsable, para algo que nos compete y urge a todos; la acción del Espíritu necesita también de nuestro concurso. Hay cismas que llevan tiempo fraguándose: el más visible: el que podría capitalizar ahora esta “llamada a la desobediencia” aunque, probablemente, no sea su intención; el menos visible, pero no por ello menos preocupante: la desafección y la rebeldía creciente de muchos creyentes ante una institución que cada vez les resulta más ajena y menos creíble.
Es importante que sigan emergiendo con credibilidad nuevos liderazgos que apunten caminos conciliares de participación, diálogo y búsqueda de amplios consensos, para que una gran mayoría eclesial pueda aportar corresponsablemente sobre cuestiones que conciernen a toda la Iglesia.
De fondo está el tema pendiente de democratización de las relaciones en la Iglesia. El autoritarismo cierra las puertas a la mediación, imprescindible y demandada ante la crispación y la fractura, avivadas por fundamentalismos de diversos signos y, en ocasiones, por intereses que se alejan de la misión evangelizadora.
En el nº 2.797 de Vida Nueva.

domingo, 29 de abril de 2012

La inquisición actual y las religiosas norteamericanas


Una vez más hemos visto horrorizadas “la evaluación doctrinal” o llamada de atención o castigo dirigido por la Congregación de la Doctrina de la Fe a quien, según ella, sale fuera de la observancia de la correcta doctrina católica. Solo que en esta ocasión el dedo acusador no señala solo a una sola persona, sino a una institución que agrupa y representa a más de 55.000 religiosas de Estados Unidos.
Se trata de la Conferencia Nacional de las Religiosas, conocida por su sigla LRWC – Conferencia de Liderazgo Religioso Femenino. Estas religiosas a lo largo de su historia desarrollaron y aún desarrollan una amplia misión educativa por la dignidad de muchas personas y grupos, dentro y fuera de los Estados Unidos.
La mayoría de estas mujeres pertenecientes a diferentes congregaciones nacionales e internacionales, además de su formación humanista cristiana, son intelectuales y profesionales en diferentes campos del conocimiento. Son escritoras, filósofas, biólogas, teólogas y sociólogas, abogadas; tienen un amplio curriculum y competencia reconocida nacional e internacionalmente. También son educadoras, catequistas y promueven la práctica de los derechos humanos. LEER MÁS EN ADITAL

ISLANDIA, LA REBELDÍA SILENCIADA


La “revolución pacífica” en Islandia tiene lugar desde el 2008, y es un proceso que, con sus particularidades, por la profundidad de su crisis podría haber sido presentada a la par de los cambios radicales sucedidos en Túnez o Egipto. Sin embargo, fue silenciada por los medios hegemónicos de Europa.
Ocurrió en una de las democracias más antiguas del mundo, cuyos orígenes se remontan al año 930, y que ocupó el primer lugar en el informe de la ONU del Índice de Desarrollo Humano de 2007/2008. En el país nórdico se hizo dimitir a un gobierno, se nacionalizaron los principales bancos, se decidió no pagar la deuda que estos habían creado con Gran Bretaña y Holanda y se acaba de crear una asamblea popular para reescribir su constitución. Y todo ello de forma pacífica: a simples golpes de cacerolas, gritos y algunos huevazos.
El periodista Modesto E. Guerrero reafirma que se trató de una revolución silenciada. “Islandia es el caso que muestra dónde los medios de comunicación dominantes, el FMI, el Banco Mundial, el sistema mundial de estados y el imperialismo han sido derrotados. Y han sido derrotados con menos fuerza numérica, menos potencia política que en Grecia, España o Francia pero con una potencia organizativa que solo los islandeses podían demostrar”, declaró al programa radial La Retaguardia, de FM La Colectiva.
El país entró en bancarrota en el año 2008 afectado por la crisis financiera a partir de la quiebra de Lehman Brothers. La moneda se desplomó, el principal banco del país se nacionalizó y la Bolsa quedó suspendida. Estos hechos sacaron a la población a la calle en unas protestas pacíficas pero con resultados inmediatos, pues obligaron a renunciar al gobierno y a convocar una asamblea compuesta por 25 ciudadanos que desde febrero del año 2009 trabajó en un proyecto de Constitución.
Uno de los referentes de las asambleas populares fue Hörður Torfason, quien en 1975 fue una de las primeras personas en Islandia en declararse gay, por lo que se vio obligado a dejar el país, volviendo años después. En 1978 fundó la asociación gay “Samtökin ’78” para participar en la defensa de los Derechos Humanos más allá del activismo homosexual. El mismo Torfason reflexiona en una reciente visita a los indignados españoles:
Debe ser que a los Estados de Europa no les parece suficientemente importante que un pueblo tome la dirección de su soberanía y ponga freno al virus neoliberal. O quizás teman que quede una vez más en evidencia que han convertido la democracia en un sistema republicano donde nada ha cambiado con la crisis, excepto el inicio de un proceso de socialización de las pérdidas con recortes sociales y precarización de las condiciones de trabajo. Aunque lo más seguro es que esta calculada invisibilidad informativa, cuando no silencio clamoroso, se deba a todas estas causas juntas…”.
Torfason y un puñado de militantes sociales, punks, rockeros, artistas, un equipo de audio, una mesa para juntar firmas y un par de micrófonos fueron los primeros en ponerse de pie frente al Parlamento de Reykjavik y dar inicio en 2008 a esta asonada civil pacífica.
El 22 de enero de 2009 más de 2000 personas lanzaron pintura, huevos y zapatos a la policía, que no supo cómo manejar la situación. En decenas de años no habían tenido ninguna situación parecida (en aquella última oportunidad, una manifestación contra la OTAN).
Las manifestaciones crecían día a día hasta que un joven anarquista trepó al tejado del Parlamento y sustituyó la bandera nacional por la enseña de la cadena de supermercados Bónus: un trapo amarillo con un cerdo sonriente en el centro. Pasó más de un día hasta que los políticos se percataron de este hecho e intentaron criminalizar a los manifestantes como “terroristas”.
El movimiento llamado Voces del Pueblo fue sumando demandas de cambios; las protestas provocaron cinco meses después la caída del gobierno y se convocaron elecciones. Su activismo político ha sido inspiración de otros movimientos, en especial del Movimiento 15-M en España, por lo que Torfason visitó el país dando conferencias en diferentes ciudades españolas.
La situación económica, política e institucional en Islandia puso en crisis, una vez más en el actual contexto internacional, al conjunto de las relaciones sociales capitalistas. El pueblo islandés mostró reflejos de solidaridad, optimismo, valentía, imprescindibles para poner freno al suicidio neoliberal, haciendo frente a la debacle del sistema y dando esta lección de democracia.
Al igual que en Islandia, las ansias libertarias de los pueblos árabes, europeos (“Islandia es el camino”, podía leerse en pancartas de los Indignados españoles) y hasta en los EEUU siguen latentes.

Preparados para recibir la reliquia de San Juan Bosco


LEIDO EN INSPECTORÍA

Todas las obras de la Inspectoría están preparadas para recibir la reliquia de San Juan Bosco. Con actividades, con buenos días, con celebraciones previas todos y cada uno estamos preparando el corazón para recibirle.
Queremos contárselo a todo el mundo, el día 30 estará en Mozambique y el día 1 por la tarde ya lo recibiremos en Deusto. Hasta  donde se desplazaran miembros de los diferentes grupos de la Familia Salesiana para vivir un día de encuentro, fiesta y celebración.
El programa de la visita a lo largo y ancho de la inspectoría se puede consultar desde aquí y también el texto sobre la indulgencia plenaria.
Recogemos algunos de los carteles preparados para la ocasión que ya llenan las paredes de los diferentes colegios, parroquias, centros y casas.
¡Bienvenido a Casa!

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sábado, 28 de abril de 2012

EL discurso insulso y descafeinado de Rouco en la XCIX Asamblea Plenaria de la CEE


Con la que está cayendo en España en estos últimos tiempos, especialmente después de las últimas elecciones generales, el discurso inaugural del presidente de la Conferencia Episcopal Monseñor Rouco Varela, me parece insulso y descafeinado, especialmente cuando hace alusión a la situación socio-económica que se vive en el país.
Decir que los problemas que tenemos se solucionan con caridad y apartándose de la codicia, es no decir nada.
Él habla de “reformas necesarias, salvaguardando la justicia y la protección de los más débiles”.
Justifica, al parecer, las medidas que se están adoptando ¿cómo no? Pero no señala que los inmigrantes sin papeles se quedarán sin la tarjeta sanitaria, desprotegidos por completo salvo casos de urgencias. Y que la desprotección económica es total para centenares de miles de familias que tienen a todos sus miembros en paro. Paro que se nos anuncia que llegará ser a finales de año de 6000000 de personas.SEGUIR LEYENDO El Blog de Juan Cejudo

Mejoras al modelo de sostenibilidad vigente


Para ser sostenible, el desarrollo ha de ser económicamente viable, socialmente justo y ambientalmente correcto. Ya hemos sometido a crítica este modelo estándar. Pero debemos ser justos. Ha habido analistas y pensadores que se han dado cuenta de las insuficiencias de este trípode y le han añadido otros pilares complementarios. Veamos algunos.
Gestión de la mente sostenible. Para que exista un desarrollo sostenible es importante construir previamente un nuevo esquema mental, llamado por su formulador, el profesor Evandro Vieira Ouriques de la Escuela de Comunicación de la Universidad Federal de Río de Janeiro, gestión de la mente sostenible. Intenta rescatar el valor de la razón sensible, por la cual el ser humano se siente parte de la naturaleza, se impone un autocontrol para superar el productivismo y el consumismo, y busca un desarrollo integral y no solo económico, que contiene dimensiones de lo humano. Es un avance innegable. Sería mejor si entendiese la Tierra-Humanidad-Desarrollo como un único y gran sistema interconectado, fundando un nuevo paradigma.
Generosidad: Rogério Ruschel, editor de la revista electrónica \”Business del Bien\”, añadió otro pilar: la categoría ética de la generosidad. Ésta se funda en un dato antropológico básico: el ser humano no es solo egoista y busca su bien particular, es mucho más un ser social que coloca los bienes comunes por encima de los bienes paticulares o los intereses de los otros al mismo nivel que los suyos propios. Generoso es quien comparte , quien distribuye los conocimientos y experiencias sin esperar nada a cambio. Una sociedad es humana cuando más allá de la justicia necesaria incorpora la generosidad y el espíritu de cooperación de sus ciudadanos.
Para Ruschel la generosidad se opone frontalmente al lema básico del capital especulativo greed is good, es decir, la ganancia es buena. No es buena sino perversa, porque casi ha hundido todo el sistema económico mundial. En la generosidad hay algo de verdadero porque es específicamente humano. En la afortunada metáfora del periodista Marcondes de la ONG “Envolverde” hay que distinguir la generosidad de la simple filantropía, de la responsabilidad social y de la sostenibilidad. La primera, da el pez a quien tiene hambre; la responsabilidad social enseña a pescar; la sostenibilidad cuida el río que permite pescar y, con el pez, matar el hambre. Sin embargo, nos parece que la generosidad sola es insuficiente. Reclama otras soluciones como la superación de la desigualdad, la forma de consumo y la atención a la comunidad de vida, que necesita también ser alimentada y conservada.
La cultura: En 2001 el australiano John Hawkes lanzó «el cuarto pilar de la sostenibilidad: la función esencial de la cultura en la planificación pública». En Brasil ha sido mérito de Ana Carla Fonseca Reis, fundadora de la empresa “Búsqueda de Soluciones” y autora del libro Economía de la Cultura y Desarrollo sostenible, haberla asumido, difundiéndola a través de muchos cursos y conferencias. Este aspecto de la cultura es fundamental, porque encierra principios y valores ausentes en el concepto estándar de sostenibilidad. Favorece el cultivo de las dimensiones típicamente humanas como la cohesión social, el arte, la religión, la creatividad y las ciencias. Deja atrás la obsesión por el lucro y armoniza mejor con la lógica de la naturaleza. Sucede que esta dimensión de la cultura ha sido secuestrada por los intereses comerciales. Solo será realmente eficaz cuando, liberada, funde una relación creativa con la naturaleza.
La neuroplasticidad del cerebro: Los científicos se dan cuenta de que la estructura neuronal del cerebro es extremadamente plástica. A través de comportamientos críticos al sistema consumista, se pueden generar hábitos de moderación y respetuosos con los ciclos de la naturaleza. El cerebro coevoluciona según la evolución exterior, dándose así una relación de interdependencia.
Y finalmente, el cuidado esencial: yo mismo he desarrollado la categoría del cuidado como esencial para la sostenibilidad. Entiendo el cuidado, expuesto en dos textos –El cuidado esencial: ética de lo humano-compasión por la Tierra (1999) y El cuidado necesario (2012)–, como una constante cosmológica y biológica. Los detalles pueden leerse en los libros mencionados.
En esta fase de búsqueda de formas más adecuadas que garanticen la sostenibilidad de la Tierra y el futuro de nuestra especie, toda contribución es bienvenida y aporta siempre alguna luz.

JOSÉ ANTONIO PAGOLA cuarto Pascua 2012


Cuando entre los primeros cristianos comenzaron los conflictos y disensiones entre grupos y líderes diferentes, alguien sintió la necesidad de recordar que, en la comunidad de Jesús, sólo él es el Pastor bueno. No un pastor más, sino el auténtico, el verdadero, el modelo a seguir por todos.
Esta bella imagen de Jesús, Pastor bueno, es una llamada a la conversión, dirigida a quienes pueden reivindicar el título de «pastores» en la comunidad cristiana. El pastor que se parece a Jesús, sólo piensa en sus ovejas, no «huye» ante los problemas, no las «abandona». Al contrario, está junto a ellas, las defiende, se desvive por ellas, «expone su vida» buscando su bien.(LEER EL EVANGELIO)
Al mismo tiempo, esta imagen es una llamada a la comunión fraterna entre todos. El Buen Pastor «conoce» a sus ovejas y las ovejas le «conocen» a él. Sólo desde esta cercanía estrecha, desde este conocimiento mutuo y esta comunión de corazón, el Buen Pastor comparte su vida con las ovejas. Hacia esta comunión y mutuo conocimiento hemos de caminar también hoy en la Iglesia.
En estos momentos no fáciles para la fe, necesitamos como nunca aunar fuerzas, buscar juntos criterios evangélicos y líneas maestras de actuación para saber en qué dirección hemos de caminar de manera creativa hacia el futuro.
Sin embargo, no es esto lo que está sucediendo. Se hacen algunas llamadas convencionales a vivir en comunión, pero no estamos dando pasos para crear un clima de escucha mutua y diálogo. Al contrario, crecen las descalificaciones y disensiones entre obispos y teólogos; entre teólogos de diferentes tendencias; entre movimientos y comunidades de diverso signo; entre grupos y «blogs» de todo género…
Pero, tal vez, lo más triste es ver cómo sigue creciendo el distanciamiento entre la jerarquía y el pueblo cristiano. Se diría que viven dos mundos diferentes. En muchos lugares los «pastores» y las «ovejas» apenas se conocen. A muchos obispos no les resulta fácil sintonizar con las necesidades reales de los creyentes, para ofrecerles la orientación y el aliento que necesitan. A muchos fieles les resulta difícil sentir afecto e interés hacia unos pastores a los que ven alejados de sus problemas.
Sólo creyentes, llenos del Espíritu del Buen Pastor, pueden ayudarnos a crear el clima de acercamiento, mutua escucha, respeto recíproco y diálogo humilde que tanto necesitamos.
 
 
Creer en el Dios de la vida
En estos tiempos de profunda crisis religiosa no basta creer en cualquier Dios; necesitamos discernir cuál es el verdadero. No es suficiente afirmar que Jesús es Dios; es decisivo saber qué Dios se encarna y se revela en Jesús. Me parece muy importante reivindicar hoy, dentro de la Iglesia y en la sociedad contemporánea, el auténtico Dios de Jesús, sin confundirlo con cualquier «dios» elaborado por nosotros desde miedos, ambiciones y fantasmas que tienen poco que ver con la experiencia de Dios que vivió y comunicó Jesús. ¿No ha llegado la hora de promover esa tarea apasionante de «aprender», a partir de Jesús, quién es Dios, cómo es, cómo nos siente, cómo nos busca, qué quiere para los humanos?
Qué alegría se despertaría en muchos si pudieran intuir en Jesús los rasgos del verdadero Dios. Cómo se encendería su fe si captaran con ojos nuevos el rostro de Dios encarnado en Jesús. Si Dios existe, se parece a Jesús. Su manera de ser, sus palabras, sus gestos y reacciones son detalles de la revelación de Dios. En más de una ocasión, al estudiar cómo era Jesús, me he sorprendido a mí mismo con este pensamiento: así se preocupa Dios de las personas, así mira a los que sufren, así busca a los perdidos, así bendice a los pequeños, así acoge, así comprende, así perdona, así ama.
Me resulta difícil imaginar otro camino más seguro para acercarnos a ese misterio que llamamos Dios. Se me ha grabado muy dentro cómo le vive Jesús. Se ve enseguida que, para él, Dios no es un concepto, sino una presencia amistosa y cercana que hace vivir y amar la vida de manera diferente. Jesús le vive como el mejor amigo del ser humano: el «Amigo de la vida». No es alguien extraño que, desde lejos, controla el mundo y presiona nuestras pobres vidas; es el Amigo que, desde dentro, comparte nuestra existencia y se convierte en la luz más clara y la fuerza más segura para enfrentarnos a la dureza de la vida y al misterio de la muerte.
Lo que más le interesa a Dios no es la religión, sino un mundo más humano y amable. Lo que busca es una vida más digna, sana y dichosa para todos, empezando por los últimos. Lo dijo Jesús de muchas maneras: una religión que va contra la vida, o es falsa, o ha sido entendida de manera errónea. Lo que hace feliz a Dios es vernos felices, desde ahora y para siempre. Esta es la Buena Noticia que se nos revela en Jesucristo: Dios se nos da a sí mismo como lo que es: Amor.


viernes, 27 de abril de 2012

ESPERANZA ANTE LA CRISIS


[Esperanza] “Eutsi berrituz”, movimiento renovador de cristianas y cristianos de Gipuzkoa, nos convoca a una mañana de reflexión y oración para el próximo sábado 28 de abril en el Colegio Santa Teresa. “La esperanza nos sostiene en la crisis”, reza el lema de la jornada. La crisis.
El panorama es desolador: espantosas cifras de paro, recesión económica, préstamos que solo sirven para pagar intereses de préstamos anteriores, espiral del desastre. Dramas personales, dramas familiares, dramas de pueblos y de estados enteros. Bajan los salarios, pero suben los precios. Se abarata el despido, pero no se crean empleos. Quieren activar la economía empobreciendo a la gente. ¿Se ha vuelto loca esta economía?
Crece la desolación. Crecen el miedo y la incertidumbre. Nadie sabe dónde parará todo esto, o tal vez alguien lo sabe y nos oculta, y esto nos asusta más todavía. Nos asusta y nos indigna. El temor es bueno, si no paraliza. Es buena también la indignación, pero no basta. Hemos de pasar del temor y de la indignación al compromiso inteligente y solidario. Y solo la esperanza lo hará posible.
Cuando, ante esta crisis, el aliento se nos corta y el desánimo cunde, es bueno que nos juntemos para recobrar el aliento, para reanimar la esperanza. Para respirar, inspirar, esperar. Sí, “la esperanza nos sostiene en la crisis”. Sin esperanza, no podremos seguir adelante.
La esperanza nada tiene que ver con “esperar que la situación mejore”: esperar sentados. La esperanza tampoco tiene nada que ver con “esperar que Dios vendrá en nuestra ayuda, cuando Él lo quiera”. Dios es el corazón de todas las criaturas amenazadas por la crisis, y necesita ser ayudado. Dios es el ánimo, el alma, el respiro que alienta en todos los seres, y necesita ser liberado. Esperar es hacer nuestro el aliento divino y espirarlo como una brisa, como un viento que transforma el mundo. Ayudaremos a Dios.
Esperar es abrir los ojos y ver la realidad como es, y exigir que nos digan la verdad de esta crisis. Hablan de “ajustes” –divisa sagrada–, pero tienen muy poco de justo. Son puros y duros “recortes”, y hay que preguntarse: ¿quién los impone y para qué? ¿A quién benefician? Seguro que los que imponen recortes no los padecen.
Esperar es abrir los labios y tomar la palabra, y denunciar cuando hace falta. La vida está cada vez más cara, pero vale cada vez menos. ¿Qué vale la vida de un parado, de un desahuciado o de un trabajador que gana 600 euros para la familia? En Grecia se cuentan por millares los hombres y las mujeres que se han suicidado a causa de la crisis, y pronto serán muchos más, mucho más cerca. La Goldman Sachs, el Morgan Stanley, la Deutsche Bank…, la agencia Moody’s y todos los especuladores ¿no son los responsables de tanta muerte?
Esperar es creer que es posible transformar este sistema perverso, y querer transformarlo, movilizarnos coordinadamente para que la economía deje de ser el oficio siniestro de ganar más, y pase a ser el arte de distribuir con justicia los frutos santos de la tierra de todos.
Estamos dispuestos a que nos bajen los salarios y nos suban los impuestos, pero no para que los grandes bancos ganen más todavía. Estamos dispuestos a dar de lo que tenemos, pero no a los que ya tienen demasiado, sino a los que no tienen para vivir. Hagamos como Jesús. O hagamos como Islandia. O como Argentina. La esperanza nos empuja.