Gloria Torrijos
Cientos de sacerdotes austriacos han desafiado a la Iglesia católica en demanda de reformas reunidas en un manifiesto, publicado en Internet, que ha ido ganando en popularidad y que han denominado Llamada a la desobediencia. En él se pide, entre otras medidas, “la ordenación de las mujeres y de las personas casadas”, el que hombres y mujeres laicos preparados, solteros o casados, puedan oficiar misa y dirigir iglesias carentes de párroco, permitir que los divorciados puedan volver a contraer un segundo matrimonio religioso y que los protestantes puedan recibir la comunión. Impulsan el texto 329 religiosos y lo respalda un número de adhesiones equivalente a dos tercios de los 2.000 sacerdotes austriacos.
Respecto al celibato se dice textualmente: “Nos sentimos solidarios con aquellos que a causa de su casamiento no pueden seguir ejerciendo sus funciones y también con quienes, a pesar de mantener una relación, continúan prestando su servicio como sacerdotes”.
Respaldo amplio
Una encuesta publicada la semana pasada reveló que tres de cada cuatro de los 2,6 millones de creyentes de Austria, un país en el que en cada aula y sala de hospital público y privado cuenta con un crucifijo, apoya esta iniciativa. Ello a pesar de que contradice la línea oficial de la Iglesia y de que el texto podría llevar a la expulsión de los religiosos, según varios teólogos. Para el obispo de la ciudad austriaca de Graz, Egon Kapellari, “la llamada es un peligro para la unidad de la Iglesia”. El manifiesto recopila firmas desde junio y aparece antes de la visita del Papa a Austria, prevista del 22 al 25 de septiembre.
Una encuesta publicada la semana pasada reveló que tres de cada cuatro de los 2,6 millones de creyentes de Austria, un país en el que en cada aula y sala de hospital público y privado cuenta con un crucifijo, apoya esta iniciativa. Ello a pesar de que contradice la línea oficial de la Iglesia y de que el texto podría llevar a la expulsión de los religiosos, según varios teólogos. Para el obispo de la ciudad austriaca de Graz, Egon Kapellari, “la llamada es un peligro para la unidad de la Iglesia”. El manifiesto recopila firmas desde junio y aparece antes de la visita del Papa a Austria, prevista del 22 al 25 de septiembre.
El presidente de la Conferencia Episcopal Austriaca y arzobispo de Viena, el cardenal Christoph Schönborn, ha indicado que “no comparte la iniciativa” y que “no la defendería ante Roma”, según el líder de los disidentes, Helmut Schüller, quien, como vicario general de Viena, fue el número dos de Schönborn entre 1995 y 1999. “Esto no puede continuar. Si alguien ha decidido seguir el camino de la disidencia, ello tiene consecuencias”, declaró Schönborn al diario Der Standard. El cardenal ha expresado su sorpresa por la iniciativa y ha recordado a los sacerdotes rebeldes que han hecho libremente voto de obediencia a su obispo cuando fueron ordenados, “por lo que quien rompa este principio disuelve la unidad”.
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