Misionero del Espíritu Santo
Antonio Kuri Breña, mexicano, Misionero del Espíritu Santo, soy parte del equipo pastoral que acompaña la parroquia de Guadalupe de Madrid (Puerto Rico 1).
1ª ¿Te identificas (te sientes a gusto) con las posturas que está tomando actualmente la iglesia jerárquica española (hacia dentro y hacia fuera de sí misma) o, por el contrario, tienes dificultades? Si fuera esto último, ¿por qué?
Difiero de algunas posturas de la Iglesia Jerárquica española porque:
La sociedad española está marcada por un amplio pluralismo, fuerte indiferencia religiosa y aguda crisis institucional. Los cristianos hemos pasado a ser una minoría. No podemos optar por ser un círculo cerrado de “elegidos”, ni pretender volver a la época de las abultadas convocatorias en las que prácticamente “todos” éramos católicos practicantes. Tampoco podemos sucumbir a la tentación del desaliento y la disolución. Más bien tenemos, hoy más que nunca, que acoger la invitación de Jesús a ser fermento en la masa, sal de la tierra y luz del mundo.
La sociedad española está marcada por un amplio pluralismo, fuerte indiferencia religiosa y aguda crisis institucional. Los cristianos hemos pasado a ser una minoría. No podemos optar por ser un círculo cerrado de “elegidos”, ni pretender volver a la época de las abultadas convocatorias en las que prácticamente “todos” éramos católicos practicantes. Tampoco podemos sucumbir a la tentación del desaliento y la disolución. Más bien tenemos, hoy más que nunca, que acoger la invitación de Jesús a ser fermento en la masa, sal de la tierra y luz del mundo.
En la Iglesia hay una gran diversidad. No se trata de que todos pensemos igual. El “pensamiento único” y la “uniformidad” son los mayores enemigos de la comunión. Se trata, eso sí, de ir aceptándonos en nuestra diversidad, reconciliándonos para ir sintiendo con “un solo corazón”, el corazón de Dios Amor.
2ª ¿Cómo crees que podría ser y te gustaría que de hecho fuera la Iglesia en España?.
Me gustaría que juntos, cada cual desde sus opciones y convicciones, en mutuo respeto a nuestras diferencias, aportáramos en España a la edificación de una Iglesia fresca, nueva, compasiva. Construir -entre todos- una Iglesia cada vez más participativa y corresponsable, profética y evangélica, comunitaria y servicial, a la vez dialogante y crítica con nuestro mundo. Una Iglesia que sea signo y servidora del Reino de Dios. Una Iglesia que sea reflejo de Dios Trinidad, Dios-familia, Dios comunidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo).
Para que la sal no pierda su sabor, para que el rescoldo de la brasa -escondida en la ceniza- no termine por extinguirse, es indispensable el espacio de la pequeña comunidad cristiana. El descubrimiento, la personalización, la experimentación y la difusión de la fe requieren el espacio propio del pequeño grupo, de la comunidad, porque éste es un ámbito que facilita la capacidad de interpelar, de comunicar vivencias, de experimentar el cariño y el apoyo mutuos, de discernir los signos del Reino, de inventar respuestas para mejorar nuestro mundo, de apoyar y sostener las iniciativas personales de compromiso.
Pequeñas comunidades que son pequeñas células del cuerpo mayor de la Iglesia, comunidad de comunidades, lugar en el que se respeta y valora la función de cada uno.
El alma y el corazón de la Iglesia es el Espíritu Santo. Pues Jesús nos infundirá su Espíritu para que Él actúe a través de nosotros. Nos enseñará el modo y la manera, nos dará la fuerza y la capacidad. Él se prolongará en nosotros. Nosotros seremos su sacramento. Los dos seremos, juntos, sacramento de Dios para el mundo.
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