(Mc. 4, 3-9; Mt. 13, 1-9 y Lc. 8, 4-8)
Se trata de una parábola bien conocida que se encuentra en los tres sinópticos, con diferencias bastante accidentales.
Se trata de una parábola bien conocida que se encuentra en los tres sinópticos, con diferencias bastante accidentales.
Conviene leer la de Mc., ya que Mt. y Lc. no hacen más que seguirlo con algunas diferencias de detalle, incluyendo el texto: vers. 1 y 2.
Después de la parábola hay una explicación de la misma y que está también en Mt. y Lc., pero como veremos más adelante no es de Jesús. Se trata de una explicación elaborada por la comunidad primitiva; es una catequesis dada a partir de la predicación de Jesús, pero no es original de Jesús. Decimos esto porque a la hora de descubrir cual fue el sentido primero de la parábola, tendremos que prescindir de esta explicación.
Después de la parábola hay una explicación de la misma y que está también en Mt. y Lc., pero como veremos más adelante no es de Jesús. Se trata de una explicación elaborada por la comunidad primitiva; es una catequesis dada a partir de la predicación de Jesús, pero no es original de Jesús. Decimos esto porque a la hora de descubrir cual fue el sentido primero de la parábola, tendremos que prescindir de esta explicación.
Para conocer esta escena que es totalmente agrícola, tendríamos que conocer las costumbres agrícolas del tiempo de Jesús. Diremos únicamente, que era costumbre entre los judíos, como aún hoy en Palestina, en algunas zonas, el arar el campo, remover la tierra, y una vez removida y después de las primeras lluvias, sembrarla y removerla de nuevo para enterrar el grano. El sembrador no arroja el grano a cualquier sitio, pero le ocurre que, al sembrarlo, parte puede caer en el camino, en la tierra mala, etc.. No se trata de un sembrador descuidado.
Esta parábola es una invitación de Jesús a tener fe y esperanza en la fuerza del Evangelio. El Evangelio no se perderá; no hay miedo. Hay gente que tiene miedo de que se pierda el Evangelio y es porque no han leído el Evangelio; ya lo han perdido ellos por el hecho mismo.LEER MÁS
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