En el próximo agosto el papa viene de nuevo a Madrid, para presidir la solemne y costosa Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). De entrada, digo que comprendo a quienes organizan este evento. Y entiendo a quienes en ello ven un medio eficaz para revitalizar la fe de muchas personas que, en este tipo de actos, se afianzan en sus creencias o las difunden a otros que dudan. ¿Habrá quien pueda llegar a semejantes desvergüenzas? Lo que no veo es que la JMJ se pueda utilizar para hacer turismo o - lo que no me atrevo a pensar - que haya quien utilice al Vicario de Cristo para trepar, tener más fama, ganar dinero o cosas de ésas. ¡Por respeto a Dios, que nadie haga eso, ni dé pie a que se puedan pensar cosas tan deshonestas! LEER MÁS
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