JUBILACION PARA EL ÚLTIMO HIELERO DEL CHIMBORAZO
La niebla arropa el blanco vestido del Taita Chimborazo, mientras junto a él, duermen los duendes del encanto y renacen las chukirawas.
Baltazar Ushca, con sus 65 años y un raído poncho rojo encima,
madruga en la humilde casa de barro y paja, y sale a recorrer
su mundo andino, seguido por tres mulas y a veces, de su hija.
El frío muerde y el viento azota; sin embargo, él,
aprieta el paso en pleno páramo, levantando el polvo
del camino que a costa de ir y venir, se ha formado
con sus huellas. Y es que, mientras unos van a la oficina
o a cualquier trabajo urbano, otros aran la tierra y
siembran y cosechan…. Baltazar camina hacia su benefactor,
el Taita Chimborazo, que es quien le prodiga alimento desde
hace 50 años. De su padre heredó la profesión, que antes la
compartía con varios grupos de campesinos.
Y dicen que las nieves de la montaña se terminan,
que el calentamiento global extermina los glaciares,
pero él, parte como es del Apu, desmiente cada teoría,
y asegura que el hielo nace día a día desde su interior.
Y a él, dioselopague, le debe su vida, la de su warmi,
de sus hijos y su nieto; su educación, salud y la felicidad
de respirar aire puro.
Sin otro sonido que el del silencio, y de cuando en cuando
el aleteo de los gavilanes, Baltazar sube hasta los
5.220 metros de altura, cargado de su pico y pala.
A una temperatura de 7 grados bajo cero, comienza
a roer sobre la piel arenosa del Taita Chimborazo,
hasta encontrar en sus entrañas la blancura guardada
por cientos de años.
La paja de páramo, guardiana del agua, también provee
su ofrenda de existencia al hielero, quien con sus diestras
manos teje cordones para amarrar el traje nuevo de los bloques
de hielo, de 40 kilos de peso.
Y el regreso espera; el mismo trayecto pero al revés,
y alejándose de la mina de hielo, Baltazar con sus mulas
llegan a los mercados de Riobamba, a vender el fruto
de su titánico trabajo, a 2,50 dólares los 20 kilogramos.
Pero a Baltazar Ushca, como a una estrella, lo vemos de lejos,
inalcanzable, intangible y esfumándose entre la bruma del olvido;
y es que hoy es solamente un atractivo turístico, un personaje
de muestreo entre las vivencias inverosímiles alrededor
de la tierra, es una sombra entre las luces de las cámaras ….
Y quienes hemos vivido en Riobamba, y lo hemos saboreado
en los jugos del mercado de San Francisco y de la Merced,
sentimos que este hombre, esencia de volcán, merece
mucho más que sonreír con sus grandes dientes amarillos
y sus ojos luminosos, ante las cámaras de los extranjeros
que se sorprenden al compartir su faena. Este ser humano
infinito, necesita vivir con dignidad, no entre propagandas
“culturales”, turísticas, ni políticas, sino más bien con
la seguridad integral necesaria para rescatar el derecho
de un ciudadano de la tercera edad que ha cumplido con
creces su período de trabajo. Y no se trata de pedir
para él un bono de la indignidad, sino la jubilación que le
corresponde por su duro trabajo durante 50 años.
…Y Baltazar Ushca no se alejará de su Taita Chimborazo,
lo sabemos; seguirá caminando por su piel de seda, pero
ya no escarbará en su vientre….sólo subirá a cantarle
en kichwa y en cristiano una y otra vez, por la generosidad
de haberle permitido vivir con armonía.
JUBILACION PARA BALTAZAR USHCA, AUNQUE NO SEA LICENCIADO!
Sylvia García |
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