Asunción de María
LOPE JESÚS SÁNCHEZ
“Acompañar a vivir”
Si alguna lección podríamos sacar en limpio de la fiesta de la Asunción sería: “Acompañar a vivir”
Saber acudir junto a quien puede estar necesitado. María no hizo otra cosa en cuanto se enteró de que Isabel iba a ser madre hasta olvidarse de ella misma. Se puso en camino, a toda prisa, en busca de su prima que, en aquellos momentos, la necesitaba más, dada su edad y embarazo.
No vamos a caer ahora en la trampa de cantar la glorias de María recordando su Asunción, de la cual, por cierto , bien poco sabemos por el Evangelio y algo más por las tradiciones y la literatura . Desde el famoso “Misterio de Elche”, todo un fasto acontecimiento que poco o nada tiene o tuvo que ver con la realidad pura y dura. ¡Cuánto se ha escrito , pintado y esculpido y representado desde entonces!.
Y todo ¿Para qué, si no lo traducimos en vida y hechos?
Una manera de traducir a la vida aquel final de su historia, merecido y justo, creemos que, entre tantos, fue aquel acontecimiento que hoy nos recuerda la liturgia, y no es porque sí; sino por algo…
En este “Saber acompañar a vivir” de María, tiene sentido,y es todo un regalo, el tener que asistir a su prima durante una larga temporada.
Personalmente, como Capellán en el Santo Hospital de Basurto,la semana pasada, he tenido la oportunidad, durante 3 o 4 días, de acompañar a morir a algunos enfermos. ¿Qué os voy a contar?
Aquello era un mundo nuevo donde recibí montón de mensajes, donde relativicé montón de problemas personales y sociales.
No hay mejor cosa que asistir o visitar un hospital para percatarse de lo que significa “acompañar a vivir”. Dos flases o botones de muestra:
Atención a una madre de gitanos. Toda una mujerona que se iba rodeada de todo el clan, una piña de familiares y amigos… y un muchacho de 55 años, en coma, que se iba de sida, rodeado de sus padres, sus mujer y sus hijos, con todo el cariño, a pesar de las trágicas circunstancias que le rodeaban.
¿Y por qué digo esto? Porque María lo primero que hizo fue “Acompañar” a la débil, a la más necesitada…y no como en un mundo como el nuestro, en el que parece que todo está hecho sólo para los fuertes, los agraciados, para los jóvenes y consumistas… sólo para los que pueden gozar de la vida.
Y por otra parte, parece que aparcamos a los ancianos en guarderías, a los enfermos en hospitales, a los delincuentes en las cárceles y a los drogadictos en centros de recuperación, como a los locos.
Y el resto nos ponemos en el sitio de los privilegiados, en el grupo de los “satisfechos”.
No se trata de hacer grandes gestas, sino llanamente de ofrecer nuestra amistad al vecino, al familiar hundido en la soledad y en el silencio… o qué sé yo qué cosas…
Quizás, y sin quizás, hayamos idealizado demasiado a María, con el gesto sublime de la Asunción, y se nos ido al cielo y de las manos…
Me acuerdo de “Alexandra”, la monja, “Sierva de Jesús”, que recorre todos los días los pabellones del Santo Hospital y con su sonrisa, con su sencillez y amabilidad femenina ,habla, sonríe, anima: “Acompaña a vivir”
• La Virgen no supo hacer otra cosa…
• “Haced lo que El os diga”… Una buena lección en lugar de quedarnos abobados mirando cómo fue ascendida a los cielos.
• Mirar más a la tierra y hacer todos como Ella.
• Y así,” acompañando a vivir” haremos un poco más cielo en la tierra.
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