Una palabra sobre los castigos
Qué poco caso hemos hecho, en algunas ocasiones, a las recomendaciones de Don Bosco.Él que decía que "EDUCAR ES CUESTIÓN DE CORAZÓN" y que dejó muy claro, en estas sencillas pero sabias reglas, el camino que había que andar para llegar a ese corazón.
¡Cuántos recordamos a algunos profesores porque se olvidaron de ellas! Lo curioso, y lo verdaderamente admirable, es que lo que dijo don Bosco en su tiempo,cuando se decía aquello de que " la letra con sangre entra", está admitido hoy como una verdad incuestionable.Quizás él se adelantó y algunos nos atrasamos...
Esto es lo que decía Don Bosco y que es necesario practicar:
¿Qué regla seguir al imponer castigos? Si es posible, no se empleen nunca castigos. Pero, si la necesidad exigiese castigo, téngase en cuenta cuanto sigue:
1. El educador procure hacerse amar por los alumnos, si quiere hacerse temer. En este caso, la sustracción de benevolencia es un castigo, pero un castigo que despierta la emulación, anima y nunca deprime.
2. Para los jóvenes es castigo lo que se hace pasar por castigo. Se ha observado que una mirada no cariñosa produce en algunos mayor efecto del que haría una bofetada. La alabanza cuando una cosa está bien hecha, la reprensión cuando hay descuido, es ya un premio o un castigo.
3. Exceptuados rarísimos casos, las correcciones, los castigos no deben darse nunca en público, sino en privado, lejos de los compañeros, y debe usarse máxima prudencia y paciencia, para lograr que el alumno comprenda su fallo, por medio de la razón y de la religión.
4. Pegar, de cualquier modo que sea, poner de rodillas en posición dolorosa, tirar de las orejas y otros castigos semejantes, deben evitarse de manera absoluta, porque están prohibidos por las leyes civiles, irritan mucho a los jóvenes y rebajan al educador.
5. El director dé a conocer bien las reglas, los premios y los castigos establecidos por las leyes disciplinarias, para que el alumno, no pueda excusarse diciendo: No sabía que esto estaba mandado o prohibido.13
Si se pone en práctica este sistema en nuestras casas, creo que podremos obtener buenos resultados sin acudir ni al palo ni a castigos violentos. Hace cerca de cuarenta años que trato juventud y no recuerdo haber impuesto castigos de ninguna clase y, con la ayuda de Dios, he obtenido siempre no sólo cuanto era obligatorio, sino también lo que sencillamente yo deseaba, y esto de aquellos mismos alumnos sobre quienes parecía perdida esperanza de buen resultado.
Pues eso...que esto sirve para padres y educadores.
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