FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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ATALAYA ENERO 2025

miércoles, 9 de abril de 2025

Los llamamientos del Papa por la paz mundial: Que callen las armas -- Antonella Palermo – Ciudad del Vaticano

 


Vatican News

En la catequesis del Ángelus preparada por el Pontífice, continúa la invocación por el cese de la violencia, especialmente en las zonas más críticas del planeta: el pensamiento de Ucrania y sus niños, de Gaza en “condiciones inimaginables”, de Sudán del Sur, Sudán y RD Congo, de Myanmar devastado por el terremoto y de Haití donde dos religiosas fueron víctimas de emboscadas criminales. Ver noticia 

La sociedad podrida que nos recetan (entre la militarización global y la decadencia del capitalismo)

 


El mundo atraviesa una transformación geopolítica profunda, marcada por un reordenamiento de las alianzas tradicionales y el resurgimiento de viejas tensiones. En este contexto, la figura del presidente estadounidense Donald Trump representa un punto de inflexión en la política exterior de Estados Unidos. Su acercamiento a Rusia y el progresivo desinterés por el destino de Ucrania no sólo desafían décadas de diplomacia occidental, sino que reconfiguran el tablero internacional. Europa, sorprendida por esta actitud, ha reaccionado con premura: rearme, aumento del gasto militar, y discursos que evocan un nuevo período de confrontación global.

Este viraje no surge de la nada. Desde la caída del Muro de Berlín en 1989, el mundo ha vivido una transición incierta. El desmoronamiento del bloque del Este dejó al bloque occidental sin su enemigo ideológico, Rusia, lo que planteó preguntas incómodas sobre la razón de ser de instituciones como la OTAN. Lejos de fomentar un mundo más estable, Estados Unidos ha buscado nuevos enemigos para justificar su hegemonía, enfocándose en contener a China y en intervenir militarmente en distintas regiones del mundo, desde Oriente Medio hasta Europa del Este.

Sin embargo, la guerra en Ucrania ha evidenciado las fisuras de este sistema. Lejos de consolidar su poder, Estados Unidos ha mostrado una notable incapacidad para liderar una salida diplomática al conflicto. Trump, en particular, ha dinamitado lo poco que quedaba de la confianza internacional en la palabra estadounidense. Con una política exterior errática y centrada en intereses inmediatos, ha roto la tradición de alianzas duraderas que caracterizaba a Washington desde la Segunda Guerra Mundial. No obstante, su visión no es un accidente ni un error: es la expresión desnuda del imperialismo contemporáneo, que prioriza la dominación económica y militar sin importar el costo humano o político.

Mientras tanto, las consecuencias recaen con brutalidad sobre las clases populares. La militarización avanza a pasos acelerados: más presupuesto para defensa, más propaganda bélica, más normalización de la guerra como horizonte inevitable. En nombre de la seguridad, se exige a los trabajadores que acepten recortes, inflación, y precarización. El capitalismo se muestra incapaz de ofrecer una salida real a los conflictos que él mismo genera. Al contrario, cada crisis es una nueva excusa para reforzar su carácter depredador y autoritario.

Frente a esta deriva, es urgente articular una respuesta desde abajo. La organización, la solidaridad internacionalista y la lucha contra el militarismo deben ser las herramientas de los pueblos para resistir la lógica del “sálvese quien pueda” que nos impone el sistema. La historia ha demostrado que cuando los trabajadores se unen más allá de las fronteras, pueden frenar incluso a las potencias más poderosas. La crítica al capitalismo no puede quedarse en la denuncia; debe transformarse en acción colectiva, en alternativa concreta, en horizonte de cambio.

La sociedad que nos recetan está podrida no por azar, sino por diseño. La salida no vendrá de los mismos que han cultivado esta podredumbre, sino de quienes sufren sus consecuencias. Es hora de volver a imaginar un mundo sin guerras ni explotación. Y para eso, hace falta más que indignación: hace falta organización, lucha y esperanza.

Faustino Castaño (Cristianos de base de Gijón y Foro Gaspar García Laviana)

10 millones de cristianos en EE.UU. en riesgo de deportación masiva

 


Redes Cristianas

Fuente: Observatorio eclesial
Washington. Un informe conjunto entre organizaciones afiliadas a diferentes iglesias cristianas encontró que una parte significativa de las personas impactadas por la administración Trump en su búsqueda de lo que ha llamado ?la mayor deportación en la historia de EE.UU.?, son cristianos.

El informe, un proyecto conjunto de la Asociación Nacional de Evangélicos, los Servicios de Migración y Refugiados de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, el Centro para el Estudio del Cristianismo Global del Seminario Teológico Gordon-Conwell y World Relief, encontró que muchos de los que son vulnerables a la deportación son ellos mismos — o los que tienen un familiar vulnerable a la deportación — son cristianos.

?Uno no puede dejar de preguntarse cómo serían nues-
tro país y nuestras vidas si el mismo tipo de restriccio-
nes y medidas coercitivas que se contemplan hoy en
día se impusieran a los que vienen en barco desde lu-
gares como Irlanda, Alemania, Polonia, Italia y otros lu-
gares?, dijo el obispo Mark J. Seitz de El Paso, Texas, a
los periodistas en una conferencia de
prensa sobre el informe.

?Es increíble cómo se repite la historia de Estados Uni-
dos, y no creo que muchos de nosotros sugiramos que
la forma en que nuestros antepasados inmigrantes fue-
ron tratados en muchos casos sea un modelo a seguir
hoy en día?, dijo.

La doctrina social católica sobre inmigración equilibra
tres principios interrelacionados: el derecho de las per-
sonas a emigrar para mantener sus vidas y las de sus
familias, el derecho de un país a regular sus fronteras y
controlar la inmigración, y el deber de una nación de
regular sus fronteras con justicia y misericordia.

Los participantes explicaron que, si bien las organiza-
ciones cristianas que respaldan el informe pueden apo-
yar u oponerse a determinadas políticas en función de
sus creencias, comparten el objetivo común de intentar
comprender no sólo cómo afectarían las deportaciones
masivas a Estados Unidos, sino también a sus comuni-
dades religiosas y a los cristianos en su conjunto.
Millones de cristianos serían vulnerables a la deportación

De acuerdo con los datos demográficos a finales de
2024, según el informe, más de 10 millones de cristia-
nos que viven en los EE.UU. serían vulnerables a la
deportación bajo las políticas de la administración
Trump implementadas en 2025.

Los cristianos representan aproximadamente el 80% de
todas las personas en riesgo de deportación. Los cris-
tianos con mayor riesgo de deportación son los católi-
cos, el 61% del total.

Al mismo tiempo, alrededor de 7 millones de cristianos
que son ciudadanos estadounidenses viven en el mis-
mo hogar que alguien en riesgo de deportación.
En general, según el informe, aproximadamente uno de
cada 12 cristianos en Estados Unidos –incluidos uno de
cada 18 evangélicos y uno de cada cinco católicos —
es vulnerable a la deportación o podría ver cómo depor-
tan a un miembro de su familia, salvo que se produzcan
cambios legislativos o políticos.

Evangélicos apoyan la deportación de condenados
por crímenes

Walter Kim, presidente de la Asociación Nacional de
Evangélicos, señaló un reciente estudio de Lifeway Re-
search que muestra que, si bien los evangélicos han
sido un bloque de votantes consistente que apoyó a
Trump durante sus tres campañas presidenciales, la
mayoría apoya la deportación de individuos que han si-
do condenados por crímenes violentos, pero también
apoya programas para ayudar a los refugiados y políti-
cas destinadas a mantener unidas a las familias.

?Ahora, a veces se piensa que muchos evangélicos
apoyan esto, pero de hecho, la mayoría de los cristia-
nos evangélicos no quieren ver deportaciones a esta
escala, de inmigrantes que no han sido condenados por
crímenes violentos, que son miembros de nuestras
iglesias cuyas deportaciones resultarían en familias se-
paradas?, dijo Kim.

Stephanie González, profesora de una escuela cristiana
en el sur de California, cuyos padres, Gladys de 55
años y Nelson González de 59, que no tienen antece-
dentes penales, fueron deportados recientemente a Co-
lombia después de más de 35 años en EE.UU.
González dijo que cuando llegaron a EE.UU., trataron
de seguir la ley, pero ?mis padres se convirtieron en víc-
timas de fraude migratorio y trataron con varios aboga-
dos fraudulentos que se aprovecharon de ellos?.

?Esto fue sólo el comienzo de la pesadilla a la que se
enfrentaron mis padres cuando se trataba de abogados
y de un sistema migratorio defectuoso?, dijo González.
Proteger unidades familiares

Tanto el obispo Seitz como González plantearon que
separar a las familias contradice el interés de los cris-
tianos por proteger unidades familiares fuertes.
?La separación de las familias es desgarradora, y creo
que la separación rompe el corazón del Señor?, dijo
González.

El informe, titulado ?Una parte del cuerpo?, es una refe-
rencia a la enseñanza bíblica de que los cristianos for-
man un solo cuerpo, compuesto de partes distintas pero
interdependientes, dijo Matthew Soerens, vicepresiden-
te de defensa y política de World Relief, uno de los ma-
yores ministerios evangélicos que sirven a refugiados y
otros inmigrantes.

?Cuando una parte del cuerpo sufre, todos debemos su-
frir juntos, del mismo modo que una mano no puede
seguir con sus quehaceres sin verse afectada si un pie
sufre un dolor debilitante y atroz?, afirmó.

?Con ese principio bíblico en mente, nos propusimos
entender y cuantificar con este informe cómo las pro-
puestas de la administración Trump para la mayor de-
portación en la historia de Estados Unidos podrían im-
pactar a la iglesia en Estados Unidos. Los inmigrantes
de diversos países forman parte integral del cuerpo de
Cristo en Estados Unidos.?

El obispo Munilla insta a los ultras a manifestarse contra Sánchez por resignificar Cuelgamuros -- Danilo Albin

 


Público

El máximo responsable de la diócesis de Orihuela-Alicante acusa al Ejecutivo de filtrar información sobre las negociaciones en torno a la resignificación de ese espacio para «dividir a los católicos».
José Ignacio Munilla ha vuelto a situarse este lunes al frente de las voces más duras de la Iglesia española. El Obispo de Orihuela-Alicante, conocido por sus posiciones afines a la ultraderecha, ha aprovechado su audición en Radio María para acusar al Gobierno de haber filtrado datos sobre la negociación con el Vaticano en torno al futuro de Cuelgamuros y, de paso, ha enviado un aviso: la Conferencia Episcopal hará todo lo que esté a su alcance para vigilar la «resignificación» de ese espacio. Ver noticia original en …

Una religiosa desde Myanmar: «Aquí sólo hay muerte y destrucción» Mandalay

 


Redes Cristianas

Fuente: Observatorio eclesial
Dramático testimonio de la hermana Benedetta, superiora de un convento en Mandalay, la zona más afectada por el terremoto, donde lugares de culto, edificios y casas han quedado completamente destruidos mientras el número de muertos sigue aumentando.
«Nuestro convento, que se derrumbó en parte, es ahora inhabitable. Aquí hace falta de todo, pero todavía no hay ayuda».

«Ahora nuestro futuro es incierto, no sabemos cómo podremos reanudar nuestra misión. Vivimos cada día que pasa con total dolor y parece que hemos perdido la esperanza». Es el terror de las secuelas del terremoto que asoló Myanmar, golpeando también el convento del Buen Pastor de Mandalay, a las 12.50 horas del 28 de marzo.

«Acabábamos de terminar de comer -explica sor Bene-detta, superiora de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor- cuando mis hermanas y yo sentimos un fuerte temblor, largo e intenso, que de-bió durar más de dos minutos. Todas gritamos y nos refugiamos bajo las mesas. Poco después, todo volvió a temblar, más fuerte y terriblemente que antes».

Dolor y susto

La religiosa relata asustada a los medios vaticanos que su mayor temor en ese momento era que el edificio se hubiera derrumbado por completo y que bajo los escombros pudieran estar no sólo sus queridas herma-nas, sino también las niñas que son acogidas en el marco de algunos programas de ayuda social. «Afortunadamente, nadie perdió la vida ni resultó herido. Pero
nuestros corazones estaban llenos de angustia y sentíamos que nos moríamos por dentro».

Temblores continuos

Desde entonces, nada ha sido igual: las hermanas tuvieron que abandonar la estructura, que había sufrido varios derrumbes y numerosas grietas profundas que ponían en peligro su estabilidad, y se vieron obligadas a trasladarse al local del primer piso de un antiguo salón de belleza situado a pocas manzanas de su convento.

«Todavía estamos todos muy conmocionados, ya no podemos dormir por las noches. Las réplicas se suceden sin interrupción, incluso cinco o seis veces al día, y no saber cuánto durará nos mantiene en pánico».

Daños ingentes

Esta desesperación también se vio alimentada por el hecho de que en todo Mandalay, epicentro del seísmo, la mayoría de las iglesias y lugares de culto cristianos sufrieron grandes daños. «No sólo
eso -explica la monja- el monasterio budista U HlaThein también se derrumbó, al igual que la mezquita y otros numerosos edificios, carreteras y puentes. El número de muertos es trágicamente alto, mientras la gente duerme en la calle sin que le quede nada».

Necesidad de todo

Mientras la Iglesia local, a través de Cáritas y otras organizaciones solidarias, intenta ayudar alojando a los desplazados en sus propias estructuras que han quedado en pie, la Hermana Benedetta hace un llamamiento a la comunidad internacional para que envíe alimentos, agua, medicinas, kits de higiene y ropa lo antes posible: «Pero, hasta ahora, aquí no ha llegado absolutamente nada».

Cuelgamuros: entre la memoria, la fe y la justicia histórica -- F. Castaño


 Redes Cristianas

En los últimos tiempos, España se encuentra inmersa en un profundo debate social y político en torno a lo que se ha dado en llamar la “resignificación del Valle de Cuelgamuros”. Este lugar, conocido durante décadas como el Valle de los Caídos, ha sido un símbolo cargado de historia, controversia y dolor.

Su transformación plantea interrogantes complejos sobre cómo una sociedad democrática debe enfrentarse al legado del franquismo, a la memoria de la Guerra Civil, y al papel de la religión en los espacios públicos de significado político.

El Valle de los Caídos fue concebido durante la dictadura de Francisco Franco como un monumento conmemorativo de los “caídos por Dios y por España”. Sin embargo, su carga simbólica y su uso político lo convirtieron en un emblema de la victoria fascista en la Guerra Civil Española (1936-1939).

A pesar de su apariencia religiosa, su verdadero trasfondo fue profundamente ideológico: un espacio que glorificaba el triunfo de un bando sobre otro, ignorando deliberadamente el dolor
de las víctimas del franquismo y la pluralidad de memorias que coexistían en la sociedad española.

Este contubernio entre poder político y religioso, donde el catolicismo institucional se alió abiertamente con la dictadura, representó para muchos cristianos un escándalo y una traición al mensaje evangélico. Durante más de sesenta años, el Valle de los Caídos fue, para los vencidos, un ultraje a su memoria, y para los creyentes comprometidos con la justicia, una grave distorsión de la fe cristiana.

Con la muerte del dictador en 1975 y el inicio de la Transición, España comenzó un proceso democratizador que, sin embargo, evitó afrontar de forma decidida algunos de los elementos más simbólicos del pasado franquista. El Valle de los Caídos fue uno de esos elementos. Mientras se consolidaban las instituciones democráticas, este enclave permanecía prácticamente inalterado, con su carga ideológica intacta, lo que muchos interpretaron como una muestra de la insuficiencia del proceso de reconciliación nacional.

Sólo en fechas recientes, el debate sobre la resignificación del lugar ha tomado un cariz más concreto. El traslado de los restos de Franco en 2019 marcó un punto de inflexión. Sin embargo, la transformación profunda del significado del monumento aún está por completarse, y el camino para lograrlo no está exento de resistencias.

En esta nueva etapa, el Gobierno español ha alcanzado un acuerdo con la Iglesia católica que implica que la Basílica no será desacralizada y que la comunidad benedictina podrá continuar en el lugar. A cambio, se respetará la dimensión religiosa del complejo, pero se abrirá la puerta a su transformación simbólica y educativa.

Se ha anunciado la convocatoria de un concurso internacional para recibir propuestas que permitan reinterpretar el monumento. El objetivo es convertir el Valle en un centro de interpretación histórica, que informe sobre el contexto de su construcción y promueva valores democráticos, en línea con las políticas de memoria desarrolladas en otras democracias europeas.

Este enfoque intenta compatibilizar el respeto a la fe con una necesaria revisión crítica del pasado. No se trata de borrar la historia, sino de resignificarla: de transformar un espacio de exaltación autoritaria en un lugar de reflexión, educación y reconciliación.

Como era de esperarse, este proceso ha suscitado fuertes reacciones desde los sectores más conservadores de la sociedad española. Partidos como Vox y círculos de la derecha católica, incluyendo algunos prelados, han criticado duramente el acuerdo, acusando al Gobierno de actuar contra la fe cristiana y señalando a la jerarquía eclesiástica de debilidad frente a la presión política.

Estos sectores temen que la resignificación del Valle altere su carácter religioso, aunque desde el propio Arzobispado de Madrid, en voz de José Cobo, se ha expresado una disposición al diálogo, subrayando la necesidad de preservar la Basílica y la comunidad monástica como elementos esenciales, pero sin cerrar la puerta a una reinterpretación del lugar. Cobo ha abogado por un proceso “sin ideologizaciones” y realizado “con sosiego”, reconociendo el peso simbólico del
Valle en la historia de España.

A pesar del lenguaje conciliador de algunos prelados, lo cierto es que la polémica en torno al Valle de Cuelgamuros revela tensiones más profundas: la pugna entre una memoria democrática y una visión que aún justifica, celebra y hace apología de la victoria y el dominio de unos españoles sobre otros, entre quienes defienden una Iglesia al servicio del poder y quienes buscan una fe comprometida, a la luz del
Evangelio, con la justicia y la verdad.

Quienes se alinean con las enseñanzas de Jesús de Nazaret no pueden sino rechazar que un monumento religioso sea utilizado para legitimar un régimen basado en la represión y la desigualdad. Aspiramos a un mundo diferente, y a una religión que esté al servicio de los humildes, no del poder económico o militar.

La resignificación del Valle de Cuelgamuros es, en este sentido, una oportunidad histórica: no sólo para saldar una deuda con las víctimas del franquismo, sino también para redefinir el papel del cristianismo en la vida pública.

KIT DE SUPERVIVENCIA


col martell

 

Celebramos que las autoridades europeas nos inviten a ir conformando un kit de supervivencia, por más que los vegetarianos lo tenemos más “crudo” para almacenar provisiones bajo el entarimado.

Ni Putin, ni el tornado despistado, ni las inclemencias y cambios climáticos deberían amenazar la continuidad de la aventura humana sobre la Tierra. Ahora bien, puestos a elaborar estos “kits”, convendría consensuar contenido, colocarlo lo más al alcance de la ciudadanía.

Aplaudimos la iniciativa y entendemos que puede ser objeto de interesante y necesario debate público. El kit puede ser conformado por contenidos o por su falta. Puede ser más un abandono que un complemento, más una ausencia que una presencia, una retirada por ejemplo de todo el acero afilado, hiriente, mortal. Quizás la supervivencia era sencillamente el recuerdo escurridizo, la memoria volátil de que estábamos destinados a vivir como hermanos; traer en definitiva al presente el mensaje de los Grandes Seres que nos empujaron en nuestro desafío evolutivo, que nos invitaron a salir al paso del semejante, no a combatirlo.

El futuro no se garantiza con bunkeres bajo tierra, sino a la luz del día, con el sentir y el hacer por el otro. No sobreviviremos acumulando temores, sino “valores” que no cotizan en ningún parket. Nos prolongaremos haciendo acopio de intangibles como la confianza y la fe. Incluso las latas un día también acaban caducando, no por el contrario las “conservas” de espíritu y voluntad para transformar esta realidad demasiadas veces severa. En efecto, esto de los kits de supervivencia y sus manuales no son invención de la Unión Europea y sus actuales y voluntariosos mandatarios. Es preciso apuntar que ya pasaron por la tierra Nobles Almas que pregonaron elementales pautas de ese manual. Invitaron al humano no sólo a sobrevivir, sino a hacer de la Tierra un jardín de belleza, armonía, mutuo apoyo y colaboración. Fundamentalmente nos ilustraron en el sentido de que para poder perdurar, hemos de dejar a un lado el otro kit del combate, ya militar, político o financiero; hemos de trascender, de una vez por todas, el paradigma de la confrontación.

La Tierra no era sólo un espacio para sobrevivir, sino un edén para gozar de la dicha de vivir como una gran familia planetaria. Por muchos misiles que aún sobrevuelen cabezas, no deberíamos renunciar a nuestro superior destino humano. Según las escrituras hindúes ya en el 3228 a. C. Krishna encarnaba para la protección de “los virtuosos” y el restablecimiento de la rectitud, tal como reza el Bhagavad-gītā. Quizás un buen aderezo de virtud habría que incluir en el kit. Más tarde, hace 2500 años el Buda, (el despierto, el iluminado, el que no necesita “kits” porque siempre sobrevive) por nombre Shakyamuni, nos indicó que para sobrevivir era preciso liberarnos de la ignorancia y del apego.

Después vino el Hijo del humilde carpintero de Nazaret que nos invitó a querernos, apoyarnos, sostenernos los unos a los otros. Quizás la supervivencia humana no requería acumulación de latas de sardinas y de carne, sino de reunión de reservas de amor y entrega en nuestros corazones. Las Grandes Almas no instituyeron religiones, querían vernos crecer como humanidad. Desearon protegernos de nosotros mismos, de nuestras propias sombras que sólo comportan mutua autodestrucción. Más recientemente llegó el Evangelio verde a nuestros oídos, ya de boca de profetas, ya de legos, todos coincidiendo en que la Tierra es nuestra Madre y que debemos cuidarla; todos concluyendo que el futuro y por lo tanto la sobrevivencia pasa por una vida menos consumista, más sencilla y austera.

Atenderemos por lo tanto Sus Mensajes y el de otros Excelsos Mensajeros que derrocharon Clara Luz. No iremos a por latas al “súper”, sino al encuentro de quien apartamos, de quien proscribimos de nuestra esfera. Si finalmente quiere sorprendernos el último día, que nos coja, no tanto con la despensa llena de provisiones, sino con la paz colmando nuestra interior alacena.

 

UNA LECTURA COMPRENSIBLE


col martell

 

Hay toda una serie de pasajes evangélicos que nunca se leen en la liturgia, Cada tres años se lee un evangelio, pero no entero, seguido, sino algunos pasajes de acuerdo con el tiempo litúrgico que estemos.

Me pregunto: los cristianos que participamos en las liturgias, conocemos “de memoria” ese evangelio pero desconocemos esos otros pasajes. Así encuentro a muchos cristianos de los de misa, que no conocen muchos textos importantes.

¿Sería posible y bueno el leer un evangelio seguido, exceptuando tres o cuatro fechas en las que se leyese, si es preciso, el evangelio que corresponde a esa fiesta?

También ocurre que, cuando se lee un pasaje, se coge siempre del mismo evangelio.

¿No sería positivo en orden a la iniciación y conocimiento el ir leyendo un evangelio todo seguido?

Referidos a la primera y segunda lectura, aún es la cosa más complicada, Son textos sueltos que van poniéndose y que no siguen un orden. Resulta muy difícil interiorizarlos y acogerlos. Primero por ser algunos textos difíciles de entender. Y en segundo lugar porque muchos van aislados, sobre todo, en las segundas lecturas sin referencia a los textos del evangelio y de la primera lectura.

Se ve que año tras año seguimos este mismo estilo. Y así, entre los micrófonos que no suenan bien, la sordera de muchos feligreses por su edad y condiciones auditivas, salimos del templo sin que la Palabra cale en nosotros y nos empuje al seguimiento de Jesús, que es lo que se pretende.

Es urgente una renovación de la selección de las lecturas, buscando un posible entendimiento claro de la Palabra y un seguimiento domingo tras domingo.

LA PASCUA DE JESÚS EN LA PASCUA DEL UNIVERSO


col koldo

 

1. Celebramos la pascua de Jesús, el profeta de Nazaret condenado y crucificado por su vida fraterna y arriesgada, su vida libre y liberadora, su vida pascual. Celebramos la pascua de Jesús porque reconocemos que su vida solidaria y su muerte violenta fueron pascua, paso liberador de la vida a la Vida para sí mismo y para la entera comunidad de los vivientes.

2. Pero no podemos celebrar la pascua de Jesús sino en el horizonte abierto de la pascua universal: la pascua de todos y todas las profetas, de todos y todas las mártires, de todos y todas las vivientes. No conocemos aún –y los vivientes de hoy moriremos sin conocer– más que un fragmento infinitesimal del universo en lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño, pero podemos decir –con asombro y admiración– que todo lo que conocemos es en permanente pascua: en paso, en movimiento, en transformación sin fin.

3. Así es la vida, este fenómeno prodigioso surgido de la física y de la química, de eso que llamamos “materia”, que mejor podríamos llamar misteriosa “matriz” cargada de inagotable potencialidad y creatividad sin fin, eterna matriz “animada” en incesante y universal dinamismo, relación, transformación. No existe una “materia inanimada” ni existe un “espíritu” o “alma” que pueda subsistir sin “materia”, sin alguna forma corporal, aunque sea invisible a nuestros ojos.

4. Cada forma –un átomo, una molécula o un cristal; una hierba, un pájaro, un perro, un ser humano– es única y es mortal. La transformación conlleva la “muerte” de unas formas y la emergencia de otras nuevas. La “muerte” de una forma es la disgregación de sus elementos “materiales”, condición necesaria para el nacimiento de una nueva forma a partir de la misma “materia”, que ni se crea ni desaparece. Lo vemos en especial en las formas que llamamos “organismos vivientes”. La vida es así una infinita red en comunión de vida y de muerte. Vivimos de organismos vivos que comemos. En último término, la vida y la muerte consisten en comer para vivir y en darse a comer para hacer vivir: “Tomad, comed: esto es mi cuerpo”. El organismo que muere deja disponibles, “ofrece” sus células, moléculas, átomos, partículas, su energía…, para que nazca otro viviente. El universo es en el fondo una infinita comunión de vida en pascua permanente, una comunión de vida a través de la muerte. Cada muerte es un gesto de donación.

5. ¿Y qué pasa con estas formas que somos y que, al morir, ofrecemos cuanto hemos vivido, cuanto somos y tenemos, y todos nuestros átomos y partículas y nuestra energía o aliento vital, para que otros vivan? ¿Desaparece sin más para siempre la forma –o el “yo” individual, único y pasajero– al desagregarse todos los elementos “materiales” que la configuran? No sabemos qué decir, ni es esencial que lo sepamos. Aun en el caso de que nuestro “yo” individual –esta “forma material sintiente y consciente que se recuerda a sí misma– se disipara y aniquilara, no por ello perderíamos el valor y la gracia de haber sido, de haber vivido y de habernos dado –en la vida y en la muerte– para que otros vivan.

6. Nada sabemos del futuro de nuestro futuro tras el paso de la muerte, pero podemos preguntarnos: ¿No será este universo o multiverso infinito y eterno –hecho de “materia”, energía, información, potencialidad sin fin– como una infinita memoria o un corazón palpitante que alberga la información, el “recuerdo” vivo, vivificador, pascual, de todas las formas que han sido? En cualquier caso, es bueno que recordemos –con pena y gratitud– a las muertas y a los muertos que nos hicieron vivir o que hicieron mejor nuestra vida. Recordarlos/as es una forma de reconocer que viven y de hacer que vivan. Y de transformar nuestra vida y la vida de la comunidad de los vivientes.

7. Así recordaron a Jesús crucificado las discípulas y discípulos que le habían seguido. No lo habían seguido porque fuera la única encarnación plena del Hijo único de Dios, de “la misma naturaleza” que el Padre, una “persona divina en dos naturalezas”. Lo habían seguido porque sentían que la vida profética de Jesús les transformaba la vida; sus parábolas, sus bienaventuranzas, su projimidad sanadora, su comensalía abierta, su libertad arriesgada, el Jubileo de la liberación que Jesús anunciaba y encarnaba, les convencieron profundamente, vitalmente, encarnadamente, que otro mundo en este mundo es necesario y posible. Cuando el Sanedrín judío y todo el aparato religioso le condenaron, cuando Pilato y todo el poder imperial lo crucificaron en la víspera de la Pascua judía, todas las esperanzas de sus discípulos y discípulas se vieron sacudidas, pero la llama encendida no se apagó, ni su amor de Jesús murió. Lloraron su muerte, hicieron duelo. Las lágrimas limpiaron su mirada, fortalecieron su ánimo, reavivaron su memoria. Lo recordaron de nuevo, lo reconocieron viviente, celebraron la Pascua. No lo reconocieron viviente porque hubieran encontrado su sepulcro milagrosamente vacío ni porque hubieran sido testigos de apariciones milagrosas, sino porque miraron más a fondo, sanaron la memoria, ensancharon el corazón.

8. La pascua de Jesús es inseparable de la pascua universal. La pascua de la primera luna llena de primavera que tantas culturas han celebrado desde milenios antes de nuestra era cristiana. La pascua de los agricultores y pastores del Neolítico, que vivían al compás de novilunios y plenilunios, solsticios y equinoccios, al ritmo de la madre tierra y del cosmos sin medida, que en la luz del sol y de la luna vislumbraban de noche el irresistible poder de la vida. La pascua del universo que en su memoria o corazón infinito tal vez guarda vivo el “recuerdo” vivificador de todas las formas que fueron.

9. ¿El corazón del universo albergará también la memoria viviente de todas las formas personales de mentira y crueldad, de poder opresor y asfixiante de la vida que existieron en el pasado, como tantas otras que existen también hoy y que nos amenazan y aterran? Si el universo fuera una memoria infinita, deberían caber en ella –más allá de todo espacio y tiempo– no solo las formas que vuelven la vida más feliz, sino también aquellas que la vuelven más desdichada. Al celebrar la pascua, no podemos quedarnos solo con las primeras y olvidar las segundas. Pero no las recordamos de la misma manera: recordamos las historias, las vidas, las personas liberadoras para agradecerlas y dejarnos acompañar, instruir, inspirar; recordamos las historias, las vidas, las personas opresoras para observar el daño que hicieron y sanarlo, en la esperanza activa de que el aliento del universo, por la acción de todos los seres y también por nuestra acción, siga abriendo camino hacia la plena realización de su mejor posibilidad: la liberación de todos los seres.

10. Para quienes hoy todavía somos o queremos ser seguidores de Jesús, el profeta libre y bueno de Nazaret es la figura y el referente más íntimo de la esperanza universal que también hoy nos sigue inspirando. Por eso celebramos su pascua, su paso por la vida, su resurrección en la vida dada y en la terrible cruz padecida. Reconocemos y celebramos su presencia, y queremos realizarla y resucitarla hoy. En nuestras Galileas de hoy, él camina con nosotros, comulga con nuestro pan y nuestro vino, acompaña nuestros duelos y fiestas, comparte nuestros alientos y desalientos. Y a pesar de todo cantamos aleluya, porque en el corazón del universo, más allá del tiempo, la pascua futura es presente. Y seguimos caminando.

 

José Arregi, Aizarna, 9 de abril de 2025

www.josearregi.com

(Próxima publicación en francés en: Odile Ponton, La résurrection, lecture critique et plurielle. Un message pour notre temps, Éditions Karthala)

EL PADRENUESTRO Y LA ORACIÓN


col kowalski

 

No es fácil orar. La prueba es que los amigos de Jesús pidieron que les enseñara a orar (Lc 11, 1). Y de sus enseñanzas, ha quedado lo que llamamos el Padrenuestro, una llamada a sentirnos hermanados invocando al Padre sintiéndonos comunidad universal. Existen dos versiones parecidas (Matero y Lucas), y en ambas se manifiesta la certeza de ser escuchados por el Padre. Mucho se ha escrito sobre el Padrenuestro, hasta el punto de considerarlo la síntesis del Evangelio (Tertuliano). Pero de tanto repetirlo, corremos el riesgo de desvalorizar su contenido. Propongo leer estas líneas despacio, como lo que es, unos minutos de Cuaresma que nos abra por dentro:

Padre nuestro que estás en los cielos. Comienza como una oración de adoración, de reconocimiento humilde y agradecido a Dios, al que Jesús llama Padre de manera cariñosa, y nos pide que nosotros hagamos lo mismo. Con esta invocación creamos el clima de intimidad y confianza que ha de impregnar toda la oración que sigue.

Santificado sea tu nombre. Lo santo entendido como una realidad poderosa y salvadora diferenciada de lo profano, del “del único santo” al que pedimos que se nos manifieste en su bondad y en su misericordia, en su santidad. Él da a conocer su gloria, y sus hijos dan testimonio y alabanza de ella.

Venga tu reino. Jesús nos invita a entender el reino de Dios -amor, misericordia, gratuidad, compasión, alegría…- como un regalo, y a la vez como invitación a anhelar el Reino en nuestras vidas, a abrirnos a su presencia sanadora. Es una petición y a la vez una actitud de poner de nuestra parte para que el Reino se haga presente por nosotros que somos las manos de Dios; se llama también evangelizar.

Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Aceptamos que nuestros planes son menos importantes que los de Dios. Por tanto, le pedimos que se haga entre nosotros sólo su voluntad. Que confiamos en Él y en su infinita sabiduría. Esto implica la humildad de poner en práctica sus enseñanzas, preferentemente con los más necesitados, aunque nuestros planes no coincidan con ello.

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Para evitar la tentación de acaparar, de tener el pan material y espiritual asegurado siempre, al tiempo que hemos de pedir y preocuparnos por el pan de cada día de los demás, el suficiente para vivir dignamente. La oración confiada al Padre es la única manera de superar la ansiedad.

Perdónanos nuestras ofensas. Es importante que reconozcamos nuestras faltas y las pongamos delante de Dios, y pidamos perdón de corazón a la persona ofendida “antes de presentar nuestras ofrendas en el Templo”. Es una parte esencial en el camino de la conversión… Perdonar siempre, no hasta 3 veces, como se acostumbraba en el judaísmo.

Nosotros también perdonamos a todos los que nos ofenden. El perdón de Dios no es la respuesta al perdón del ser humano, sino la condición que lo hace posible (Matteo Crimella): del perdón gratuito de Dios a nuestra responsabilidad de perdonar a los hermanos. Porque si Dios nos ha perdonado a nosotros todas nuestras ofensas, quienes somos nosotros para no hacer lo mismo con los demás.

Y ayúdanos a no caer en la tentación. Que la tentación no sea más fuerte que nosotros, no nos abandones en ella. Dios no tienta, al contrario, Jesús también fue tentado, es parte de la fragilidad humana. No confundamos que Dios nos tienta con que Dios aprovecha las dificultades para que nos reconozcamos en nuestras verdaderas y más profundas intenciones.

Más líbranos del mal. Dios es todo poderoso y le pedimos su abrigo y su socorro para evitar que el mal se apodere de nuestras vidas. El mal como pauta de vida en el sentido más amplio posible que nos aleja del bien, y por lo tanto de ser imagen y semejanza de Dios.

PADRE NUESTRO QUE ESTÁ EN NUESTROS CORAZONES

Grande entre nosotros sea tu nombre

Hazte próximo a nosotros y a nuestras vidas

Que seamos a tu imagen y semejanza

Ante los avatares de la vida.

Procúranos el alimento necesario cada día

No tengas en cuenta nuestros olvidos y malas acciones

Y haz que tratemos por igual a nuestros semejantes.

No permitas que seamos soberbios y altaneros

Y ayúdanos a levantarnos cada vez que caigamos. Amén.

Iñaki Herrero Lekue

STEINER: ANTE LOS ABUSOS, “SER UNA IGLESIA QUE SE PREOCUPA, QUE SABE CONSOLAR”


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El Regional Norte 1 de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB Norte 1), uno de los 19 en que está dividida la Iglesia católica en Brasil, tiene una causa permanente en sus Directrices para la Acción Evangelizadora: enfrentar el abuso y la explotación sexual de niños y adolescentes. Es una urgencia que ha avanzado con pasos concretos que ayudan a ir adelante en el camino recorrido por el Regional y las nueve iglesias locales que lo integran.

Formación para actuar con eficacia

En este camino, la reunión de la Comisión Ampliada para la Protección de Niños, Adolescentes y Adultos Vulnerables del Regional Norte1, que tiene lugar en Manaos del 4 al 6 de abril de 2025, es un momento de gran importancia. Es un espacio de formación, pero también es un momento para compartir los pasos que se están dando como Regional y como iglesias locales. Se busca proporcionar los conocimientos y habilidades necesarios para actuar con eficacia y sensibilidad en la prevención del abuso y la explotación sexual de niños, adolescentes y adultos vulnerables.

En esa perspectiva se encuadran las palabras del Papa Francisco, que insiste en que "cuidar significa compartir la pasión y las competencias eclesiales con el compromiso de formar al mayor número posible de agentes pastorales. De este modo, se promueve un verdadero cambio cultural que pone a los más pequeños y vulnerables en el centro de la Iglesia y de la sociedad".

Se trata de cuidar

Es un trabajo común, que ante las dificultades que son enfrentadas en la región amazónica, también por la Iglesia, es una forma de que “nosotros como Iglesia ayudemos”, según el arzobispo de Manaos y presidente del Regional Norte 1, cardenal Leonardo Ulrich Steiner. En su opinión, se trata de “un verdadero trabajo pastoral, porque se trata de cuidar”, mostrando el gran esfuerzo de los obispos de las nueve iglesias locales, dado que “queremos como Iglesia trabajar juntos”.

Un encuentro para “aprender para ser una Iglesia que se preocupa, una Iglesia que está presente, una Iglesia que sabe consolar”, en palabras de Steiner. Por eso “todos queremos aprender cómo podemos servir mejor. Un servicio que es evangelizador, porque es un servicio de escucha, es un servicio de curación”, que poco a poco va entrando en la vida de las comunidades, mostrando que estamos ante “una iniciativa de la Iglesia Regional para el cuidado”, para poder servir mejor.

Reconocer la gravedad de los abusos

Es un camino que está tomando forma de diferentes maneras en las iglesias locales, con formaciones a diferentes niveles, algo que ayuda a darse cuenta de la gravedad de esta cuestión y de esta práctica del enfrentamiento al abuso y la explotación de niños, adolescentes y adultos vulnerables. Se ayuda a aprender nuevos conceptos, de ahí la importancia del “Decreto, Reglamento y Manual para la Protección de Niños, Adolescentes y Adultos Vulnerables”, elaborado por el Regional Norte 1, una guía, no sólo para la Iglesia Católica, sino también para que la sociedad trabaje en la línea de la prevención.

En las iglesias locales se está ayudando a que la gente lo conozca, haciendo con que se tenga esperanza de que la Iglesia se preocupa y se interesa por la prevención, de que la Iglesia aprende a avanzar en una cultura de protección, algo que implica una toma de conciencia, una conversión, que lleve a promover los derechos de los niños y adolescentes. Un trabajo que en este año jubilar es visto por el obispo auxiliar de Manaos, Mons. Hudson Ribeiro, como un mosaico de esperanza, que se manifiesta en el hecho de encontrar personas disponibles para asumir esta causa y de hacer con que la cultura del cuidado pase del deseo y del sueño a la realización.

Optimizar las acciones

En esta comisión, en palabras del obispo auxiliar de Manaos, “nuestra mirada tiene que ser de gran sensibilidad para ayudar a identificar quién ya lo está haciendo, quién ya está cuidando, para poder optimizar estas acciones, para ayudar a darles una forma más organizada”. De ahí la importancia de que todas las iglesias locales ya tengan instalado esa comisión, lo que está ayudando en el análisis de los casos de abuso, pero sobre todo está haciendo que sean analizados, se estudien los casos y se dé una respuesta a las personas.

Un trabajo a muchas manos, con la participación de los obispos del Regional y de muchas otras personas, siguiendo la metodología sinodal de escuchar, participar, construir, revisar, situarse humildemente en un proceso que no está terminado, pero que ya está dando sus frutos, permitiendo avanzar en esta dinámica de cuidar la vida, de cuidar a los más vulnerables, según el auxiliar de Manaos. Todo con vistas a que “ningún caso denunciado o de presunto abuso caiga en el vacío, que no haya respuesta, que no haya espacio de escucha”, concluyó Mons. Hudson Ribeiro.

 

Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe

PEPA TORRES: "VIVO EN LAVAPIÉS PORQUE AQUÍ SE PUEDE ENCONTRAR LA HUMANIDAD MÁS PROFUNDA"


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A tan solo un kilómetro del centro de Madrid se encuentra el barrio de Lavapiés, históricamente conocido por sus luchas sociales, integración multicultural y resistencia a la gentrificación. En este barrio, la Hna. María José Torres Pérez, o Pepa Torres como la conocen, ejerce su ministerio entre mujeres, personas de bajos recursos y migrantes.

"Vivo en Lavapiés porque aquí se puede encontrar la humanidad más profunda", dijo Pepa a Global Sisters Report mientras caminaba por el barrio y saludaba a los vecinos. "Djeredieuf " (gracias en wólof senegalés) decía al final de cada conversación.

«Este barrio es un mundo donde caben muchos mundos diferentes», dijo Pepa a Global Sisters Report. «Aquí también conocemos la resiliencia de quienes se niegan a ser devorados por sistemas sociales injustos».

Además de ser una reconocida teóloga feminista españolaprofesora de teología y activista social, Pepa es miembro de las Hermanas Apostólicas del Corazón de Jesús. «En el corazón de mi ministerio están quienes no se resignan a perder la esperanza... quienes creen que otro mundo es posible», dijo Pepa.

Debido al aumento de la inmigración en España, Lavapiés es uno de los barrios más multiculturales y estigmatizados de la capital. «Aquí está el corazón migrante de Madrid», afirmó. 

"Me llaman Pepa porque los migrantes africanos no podían pronunciar mi nombre", explicó. "Me rebautizaron".

Durante los últimos 19 años, este nombre ha representado su misión de vida. Simboliza su lucha social junto a los inmigrantes, especialmente los de África, Bangladesh y Latinoamérica.

"Con Pepa, aprendí a luchar [por la justicia social]", dijo Mohamed Fazle Elahi, fundador de la Asociación Valiente Bangla, una asociación que defiende los derechos de los bangladesíes en España. "Siempre identifica dónde están los problemas y se queda con la gente para ayudar. Es un símbolo [viviente] de Lavapiés".

"Ella es católica y yo musulmana, pero rezamos juntos", dijo Elahi. "Pepa es un regalo que Dios, mi Alá, me ha dado en la vida".

"Junto con otros, luchamos por los derechos de los migrantes", dijo Pepa. "Luchamos contra las redadas migratorias, las deportaciones aceleradas y por el cierre de los centros de detención migratoria".

La cercanía de Pepa a los problemas sociales que afectan a las mujeres y a los inmigrantes la llevó a aliarse con otros y a fundar varias asociaciones civiles, como Senda de Cuidados, Red Interlavapiés y Territorio Doméstico.

"Fundamos Senda de Cuidados para ofrecer trabajo digno a mujeres y hombres inmigrantes en Madrid", dijo Pepa. "En Red Interlavapiés, unimos a personas locales e inmigrantes para luchar contra el racismo y la precariedad social".

"Las trabajadoras domésticas son frecuentemente víctimas de violencia en sus lugares de trabajo", afirmó. "Fundamos Territorio Doméstico para ofrecerles apoyo y asesoría legal profesional".

Para la inmigrante boliviana Nilda Jiménez Vino, su llegada a España no habría sido la misma sin el apoyo de Pepa. "Cuando llegas a otro país, el proceso es complicado", dijo. "Más allá de los trámites legales, Pepa me mostró un rostro cariñoso y atento".

Desde 2016, Jiménez Vino trabaja como coordinadora de Senda de Cuidados. Desde allí, ayuda anualmente a decenas de familias a encontrar un trabajo digno en Madrid. 

«Pepa es una religiosa diferente», declaró a GSR la activista feminista y trabajadora doméstica dominicana Rafaela Pimentel Lara. «Es una religiosa revolucionaria y rebelde».

"El Dios que Pepa muestra me atrae. Es un Dios que permite que todos se acerquen a él. Es un Dios que nadie me había mostrado antes", añadió.

Pepa lleva más de dos décadas fortaleciendo las iniciativas sociales y pastorales que favorecen el desarrollo comunitario de quienes sirve en Madrid.

"Creo firmemente en el poder de las iniciativas comunitarias para impulsar el cambio social", dijo Pepa. "Tenemos que alzar la voz y  gritar para denunciar las injusticias".

-GSR : ¿Cómo vivís vuestro compromiso con las mujeres, los empobrecidos y los inmigrantes que viven en Lavapiés?

-Pepa : Vivo mi compromiso compartiendo mi vida con ellos. Esto significa compartir sus luchas y sueños. Es una forma de aprender a cuidarnos y apoyarnos mutuamente para crear una comunidad humana y multicultural.

Por ejemplo, si es necesario salir a la calle para exigir respeto, justicia y trabajo digno para las mujeres, saldremos. Pero saldremos con ellas. Gracias al liderazgo y la organización de las trabajadoras del hogar, han logrado un éxito histórico en sus derechos como trabajadoras. 

Otro ejemplo es la Red Interlavapiés, donde creamos una Escuela de Derechos. Con el asesoramiento de abogados, esta iniciativa ofrece perspectivas y recursos legales a mujeres y hombres inmigrantes. Este conocimiento les ayuda a conocer sus derechos y a defenderse de las injusticias que amenazan sus vidas.

Junto con los inmigrantes, alzamos la voz para denunciar que las políticas fronterizas son políticas de muerte. Luchamos para dejar claro que ningún ser humano es ilegal.

-¿Por qué es necesario alzar la voz o  gritar para buscar justicia?

-Hay muchas maneras de alzar la voz. Creo y vivo la  teología del grito. Esta teología nace de la contemplación de Dios encarnado en la vida de los más pobres. Desde los pobres y con los pobres, Dios nos insta a proclamar y denunciar la injusticia. El Evangelio exige justicia. 

Estoy convencida de que el clamor de quienes viven en los barrios marginales debe ser la brújula de la Iglesia. Cuando dejamos de escuchar y servir a los pobres, la teología pierde su función profética.

No todos los llantos y gritos de la gente provienen de la opresión y el sufrimiento; también hay llantos de alegría y agradecimiento. Paradójicamente, el mundo de los pobres no es solo un mundo de privaciones. Su mundo es también un mundo de creatividad, celebración, generosidad y solidaridad. 

-¿Cuál es la motivación más profunda en tu vida?

-Me hice religiosa por amor. El amor sigue sosteniendo y guiando mi vida. El amor no es romántico ni superficial, y no es meramente individual.

El amor también es social y político, como dice el Papa Francisco. Creo que el amor es político porque busca el bien común: el bien de todas las personas, incluidos los más necesitados.

El amor hace que la fe sea inseparable de nuestro compromiso con la justicia. El amor puede crear otro mundo, uno en el que todas las vidas importen.

-¿Por qué los religiosos y religiosas deben permanecer con los pobres?

-Los miembros de la vida religiosa deben vivir con los pobres porque fue entre ellos y con ellos que Jesús de Nazaret anunció su proyecto de vida y su utopía. 

Los religiosos debemos trabajar en la iglesia para expandirla. Es decir, extenderla hasta donde no llega. Allí, en los barrios marginales, la tradición cristiana nos recuerda que Dios se revela con mayor fuerza. Los pobres son los vicarios de Cristo.

Estar con los pobres nos hace familia con los más invisibles. Es una forma de cuidar y vivir nuestras relaciones humanas. Es una forma de compartir nuestros afectos, lo que somos y lo que tenemos. Es una forma comprometida de acompañar a quienes se sienten excluidos.

 

Religión Digital / Global Sisters Report