Carlos Luanga, Maximiliano
Situada entre dos mares, con sus dos puertos, la ciudad de Corinto era el centro más importante del archipiélago griego, encrucijada de culturas y razas, a mitad de camino entre Oriente y Occidente.
Su población estaba compuesta por doscientos mil hombres libres y cuatrocientos mil esclavos. Dicen que Corinto tenía ocho kms. de recinto amurallado, veintitrés templos, cinco supermercados, una plaza central y dos teatros, uno de ellos capaz para veintidós mil espectadores. En Corinto se daban cita los vicios típicos de los grandes puertos. La ociosidad de los marineros y la afluencia de turistas, llegados de todas partes, la habían convertido en una especie de capital de «Las Vegas» del Mundo Mediterráneo. “Vivir como un corintio” era sinónimo de depravación; “corintia” era el término universalmente empleado para designar a las prostitutas, y ya puede uno imaginarse lo que significaba “corintizar”.
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