Küng ha hecho pública una carta en la que explica los motivos de su no asistencia a un acto que, más que una celebración, dice que debería ser una misa funeral.
El teólogo suizo acusa en ella al Papa de rechazar “cualquier reforma estructural” de la Iglesia y oponerse al entendimiento ecuménico, como demostró, dice, en su viaje a Alemania el año pasado, y de ser la causa principal de que “en todo el mundo muchos católicos sientan gran pesadumbre por el modo en que ha evolucionado la Iglesia católica en los treinta últimos añoos” y de que “muchos de ellos le hayan vuelto la espalda”.
“Este Papa osa incluso oponerse reiteradamente a lo decidido en el
Concilio Ecuménico, que es, de acuerdo con el derecho eclesiástico, la
máxima autoridad de la Iglesia”, escribe Küng, quien acusa al Pontífice
de poner en peligro la unidad de la Iglesia por admitir sin
precondiciones a los obispos “ilegalmente ordenados” de la
ultraconservadora Hermandad de San Pío X, “aunque rechazan puntos
fundamentales del Concilio”.
“¿Y qué hay de los obispos, que, según aquel concilio, deben tener
una relación colegial con el Papa? Tal vez se sientan frustrados, pero
todos transigen de hecho. En cualquier caso no hay apenas uno de los en
torno a 5.000 dignatarios que se atreva a encararse al sucesor de Pedro
como hizo en su día Pablo con Pedro porque éste no estaba actuando
conforme a la verdad del Evangelio, como se dice en la epístola a los
gálatas”.El teólogo se pregunta por los motivos de “tanta conformidad” y cree haberlos encontrado. Son sobre todo un “método de selección perfeccionado”, la prestación de juramento de cada obispo al “líder espiritual” en Roma y “la continua supervisión de los obispos por parte de nuncios y denunciantes”. Gracias a todo ello “unos gremios que en tiempos del Concilio se prestaban a tan vivas discusiones se han convertido en un aparato dócil”.
Y, continúa el suizo, éste “recuerda por su estructura de poder a los mandos de los sistemas totalitarios y dictatoriales, en los que nadie se atreve a expresar una opinión discrepante”.
Tras sus durísimas críticas, Küng elogia la “valiente” iniciativa iniciada por un grupo de párrocos austríacos bajo el lema de Llamamiento a la desobediencia, que sólo expresa lo que “muchos párrocos llevan a la práctica diariamente”. Esa iniciativa, dice el famoso teólogo, deja claro que “no se debe obediencia a los obispos si éstos a su vez han desobedecido exigencias básicas del Evangelio o cuando anteponen las leyes de la Iglesia al bien de la comunidad y de los pastores de almas.”.
“De acuerdo con Pedro, se debe mayor obediencia a Dios que a los hombres. Pero el actual sucesor de Pedro confunde la obediencia a Dios con la obediencia a él mismo”, concluye la carta del teólogo rebelde Hans Küng.
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