Teologías en entredicho
Juan Masiá Clavel, teólogo
(Reproduzco en estos 8 posts extractos del epílogo de TEOLOGÍAS EN ENTREDICHO, publicación que recoge las ponencias de la Escuela de Teología K. Rhaner-H.U. Von Balthasar, organizada por la UIMP, sede de Santander, en agosto 2011)
Teologías en la encrucijada, teólogos y teólogas en entredicho
Teologías en la encrucijada, teólogos y teólogas en entredicho
Un rasgo común en la mayoría de autores de la presente recopilación es su conciencia de encontrarse en una encrucijada difícil al confrontar desde la teología los desafíos de la situación actual de pluralismo y secularización de la sociedad. La encrucijada conlleva, a la vez, el riesgo de los atascos y la oportunidad de los intercambios. En la encrucijada de la situación actual se lleva a cabo un intercambio fecundo y transformador entre diversas teologías.
Esa encrucijada es un espacio o locus theologicus, para cultivar la fe hoy, desde ayer y para mañana: desde las tradiciones heredadas del ayer de la historia por “comunidades de interpretación” y transmisión de la fe -como diría Paul Ricoeur-, y de cara al mañana incierto de los nuevos desarrollos de esa fe mediante el intercambio fecundo con otras vivencias y expresiones diversas del modo de creer.
Roger Haight se situaba ante la realidad de un cristianismo occidental “en período de declive”, que no se debe al sentido interno del mensaje cristiano, sino “al modo como es presentado en esta cultura”. Concluía que “el cristianismo puede considerarse construído en torno a dos narraciones: la de Jesús, conservada en los evangelios, y la meta-narración cristiana que se fue construyendo gradualmente en torno a una espiritualidad de seguir a Jesús, que las personas en actitud de búsqueda espiritual representativas de nuestra cultura encontrarán viable”.
José María Castillo nos indicaba, con las tres palabras del título de su ponencia -Cristo, cristianismo y cristiandad-, “el proceso de una desviación, que ha llevado al movimiento original de Jesús a la situación de ambigüedad en la que se ha desarrollado y llegado hasta nosotros”.
Kotaró Suzuki y Enrique Martínez Lozano, con sus respectivos enfoques transpersonales, se ven acosados desde el doble frente de los monismos impersonales orientales y los teísmos antropomórficos occidentales.
Juan José Tamayo afronta y asume la radicalidad de Jesús, sin miedo a reconocer la paradoja de un cristianismo definible como religiosidad laica.
Y Diego Gracia, en la encrucijada de ética laica y morales religiosas, pone de relieve la difícil secularización de la ética y la necesidad de dilucidar las áreas respectivas de la experiencia religiosa del sentido y la experiencia ética de la obligación.
Las reflexiones de estos autores, aducidos como muestra, se verán, sin duda, puestas en entredicho por parte de recensiones de su pensamiento desde los dos extremos del espectro teológico: el conservadurismo anclado en la tradición y el progresismo a ultranza que prescinde de ella. Sin pretensiones de añadir con originalidad nuevos planteamientos a los de éstas y las demás ponencias, me limito a recoger en este ensayo final su relevo; para pasar el testigo al público que prolongue la marcha hacia la meta dejaré, a continuación, la sugerencia de las siete propuestas siguientes.
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