“Preparar
el camino al Señor”
Juan grita en el desierto, parece que
quiere despertar al pueblo judío que está un tanto apagado. Quiere encender su
fe.
¿Cómo hacer un hueco, un sitio al Señor
en nuestra vida tan ajetreada algunas veces y anodina otras?
En nuestro mundo en ebullición y en
convulsión; metido en este embrollo de la crisis, Dios está oculto y
encubierto.
Hablar del
“Salvador” es tema tabú, casi prohibido en las tertulias y en nuestras
conversaciones…Aparece tema “non grato”.
Los curas y los creyentes algo hemos hecho
o estamos haciendo mal que esto no funciona. Nos cuesta hablar del tema. Es más
fácil hablar del tiempo, de mujeres y de fútbol
a los hombres y de modas, de trapos
y modelos a las mujeres y de vez
en cuando de política, pero poco, para poner, eso sí, a parir a los partidos en
el poder y quedarnos así tranquilos.
Y Dios se deja encontrar sólo en los que le
buscan. Siempre me acuerdo en
este tiempo de búsqueda y espera en nuestro filósofo bilbaíno “Unamuno” y “El Profesor” como se le llamaba a Tierno
Galván, alcalde que fue de Madrid que si
lo buscaron y que tarde más que temprano
lo encontrarían a su modo y manera.
Quien no lo busca en su interior es difícil que lo encuentre fuera en el
exterior.
Fuera encontraremos ruido, miedos,
vacío qué se yo… pero difícilmente a Dios…
No importa porque Dios esta allí. Nos
lo recuerda San Agustín y no nos cansamos de repetirlo: “Señor, nos has hecho
para ti y no descansará nuestro corazón hasta que no repose en ti”
Si le buscamos con un corazón sincero “no
nos separará de El ni le miedo, ni
enfermedad, ni la muerte”, nos dice San
Pablo.
Si Dios es amor a ¿qué nos vienen esos miedos, esos complejos, al
castigo y al juicio en el que sólo el amor cuenta?
Este es tiempo de gracia, de bendición
para sonreír no para llorar, para vivir y sentir la vida de otra manera ; pero no sólo unos días de Navidad y Año Nuevo cuando todos nos
deseamos lo mejor; sino continuamente y casi todos los días al amanecer o al
atardecer…
El que busca ya cree. Lo importante es
no dejar de buscarle, aunque sea por caminos diferentes y tan distintos que
hemos recorrido cada uno…
Cada uno podía contar el suyo.
Son bastantes las personas que no aciertan creer en Dios. No es que lo
rechacen, es se han en el perdido en el camino y no saben cómo acertar para encontrarse con El.
Y sin embargo, Dios no esta lejos. No
puede estar lejos. Lo importantes es no
dejar de buscarle por caminos diversos, tan distintos como es distinto y
diferente cada uno.
Dios, repito, no puede estar lejos, si
nos creemos que “Acampó entre nosotros”. Tan cercano está que “con nosotros está”. Como dice un conocido canto.
Y no lo vemos, pero lo sentimos en lo
bello, en lo humano, en los enfermos y los
hermanos y hermanas que les cuidan; en los presos y en los que los visitan, en
los comedores de caritas y las que les sirven
también está. Ya lo había advertido El. “Todo lo hicisteis con uno de
estos más pequeños, conmigo lo hicisteis”…
Entre tanto ruidos y tanta prisa no le
podemos ni ver, ni distinguir; aunque
entre nosotros esté.
Todos tenemos que pasar de una creencia muy sutil, muy vaga a una fe concreta que salga de lo más hondo del
corazón.
No vale estar a la defensiva. “A mí
que no me líen”, “A mí que me dejen en paz”, “Bastante tengo yo con lo mío”…
Pasar de ese tono pasivo y a veces un
tanto arrogante, a un tono activo y positivo, en actitud de búsqueda.
Aquí nadie es más que nadie. Aquí todos necesitamos de
todos.
Pasar de una postura del miedo y del complejo de
culpabilidad, una postura humilde, de confianza, de la acogida y del perdón.
Aquí todos tenemos un sitio, hueco.
Recordad,
y sino os lo recuerdo yo, aquel canto del
musical de Jaime Camet “Diluvio que viene”:
Cuando
al fin de la obra entona “Un
nuevo sitio disponed” cuya letra
dice más o menos:
·
Un nuevo sitio
disponed para un amigo más
·
Con un poquito
que os estrechéis se podrá sentar
· La puerta siempre
abierta, la luz siempre encendida
·
El fuego
encendido, la manos siempre abierta
·
Cuando
llegue el huésped no le preguntéis quién
es y el por qué.
Lo demás son palabras, literatura…