FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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lunes, 29 de agosto de 2016

El golpe de estado parlamentario en Brasil, 1


BoffEn que se narra la condena de una gobernanta digna e inocente por una banda de corruptos de la mente y de las finanzas
Había una vez una nación grande por su extensión y por su pueblo alegre y, sin embargo, injustamente tratado. Mayoritariamente sufría la miseria en las grandes periferias de las ciudades y en el interior profundo. Durante siglos había sido gobernado por la pequeña élite del dinero que nunca se interesó por el destino del pueblo pobre. Al decir de un historiador mulato, el pueblo fue socialmente «capado y recapado, sangrado y resangrado».
Pero lentamente esos pobres se fueron organizando en movimientos de todo tipo, acumulando poder social y alimentando un sueño de otro Brasil. Consiguieron transformar el poder social en poder político. Ayudaron a fundar el Partido de los Trabajadores. Uno de sus miembros, superviviente de la gran tribulación y tornero mecánico, llegó a ser presidente. A pesar de las presiones y concesiones que sufrió por parte de los adinerados nacionales y transnacionales, consiguió abrir una brecha significativa en el sistema de dominación que le permitió hacer políticas sociales humanizadoras. Una parte de la población equivalente a Argentina entera salió de la miseria y del hambre. Miles de personas consiguieron su casita, con luz y energía. Negros y pobres tuvieron acceso, imposible antes, a la enseñanza técnica y superior. Pero sobre todo, sintieron recuperada su dignidad, siempre negada. Se vieron parte de la sociedad. Hasta podían comprar a plazos un utilitario o ir en avión a ver a sus parientes distantes. Esto irritó a la clase media, pues veía sus espacios ocupados. De ahí nació discriminación y odio contra ellos.
Y sucedió que el año 13 del gobierno Lula-Dilma Brasil ganó respetabilidad mundial. Pero la crisis de la economía y de las finanzas, por ser sistémica, nos alcanzó, provocando dificultades económicas y desempleo que obligó al gobierno a tomar fuertes medidas. La corrupción endémica en el país se densificó en Petrobras, implicando a altos estratos del PT, pero también de los principales partidos políticos. Un juez parcial, con rasgos de justiciero, enfocó prácticamente solo al PT. Especialmente los medios de comunicación conservadores consiguieron crear el estereotipo del PT como sinónimo de corrupción. Lo cual no es verdad, pues confunde la pequeña parcela con el todo correcto. Pero la corrupción condenable sirvió de pretexto a las élites adineradas, sus aliados históricos, para tramar un golpe parlamentario, ya que mediante las elecciones jamás triunfarían. Temiendo que ese curso vuelto hacia los más pobres se consolidase, decidieron liquidarlo. El método usado antes con Vargas y Jango, fue retomado ahora con el mismo pretexto «de combatir la corrupción», en realidad para ocultar su propia corrupción. Los golpistas usaron el Parlamento el 60% del cual está bajo acusación de delitos e irrespetaron a los 54 millones de votantes que eligieron a Dilma Rousseff.
Es importante dejar claro que detrás de este golpe parlamentario se anidan los intereses mezquinos y antisociales de los dueños del poder, mancomunados con la prensa que deforma los hechos y se hizo siempre socia de todos los golpes, juntamente con los partidos conservadores, con parte del Ministerio Público y de la Policía Militar (que sustituye a los tanques) y una parcela de la Corte Suprema que, indignamente, no guarda imparcialidad. El golpe no es sólo contra la gobernanta, sino contra la democracia de carácter participativo y social. Se trata de volver al neoliberalismo más descarado, atribuyendo casi todo al mercado que es siempre competitivo y nada cooperativo (por eso es conflictivo y anti-social). Para eso decidió demoler las políticas sociales, privatizar la sanidad, la educación y el petróleo y atacar las conquistas sociales de los trabajadores.
Contra la Presidenta no se identificó ningún crimen. De errores administrativos tolerables, hechos también por los gobiernos anteriores, se derivó la irresponsabilidad gubernamental contra la cual se aplicó un impeachment. Por un pequeño accidente de bicicleta, se condena a la Presidenta a muerte, castigo totalmente desproporcionado. De los 81 senadores que van a juzgarla más de 40 están imputados o investigados por otros delitos. La obligan a sentarse en al banco de los reos, donde deberían estar los que la condenan. Entre ellos se encuentran 5 ex-ministros.
La corrupción no es sólo monetaria. La peor es la corrupción de las mentes y los corazones, llenos de odio. Los senadores pro impeachment tienen la mente corrompida, pues saben que están condenando a una inocente. Pero la ceguera y los intereses corporativos prevalecen sobre los intereses de todo un pueblo.
Aquí es apropiada la dura sentencia del Apóstol Pablo: “ellos aprisionan la verdad con la injusticia. Es lo que atrae la ira de Dios” (Romanos 1,18). Los golpistas llevarán en la cabeza durante toda su vida la señal de Caín que asesinó a su hermano Abel. Ellos asesinaron la democracia. Su memoria será maldita por el crimen que cometieron. Y la ira divina pesará sobre ellos.
*Leonardo Boff es ex-profesor de Ética de la UERJ y escritor.
Traducción de Mª José Gavito Milano

Desconcertad el corazón por Salomé

SOPORTAR CON PACIENCIA A LAS PERSONAS MOLESTAS... O A LOS BRASAS DE TURNO


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Es la típica persona a la que rehuyes cuando la ves de lejos. A veces es alguien que te cansa porque habla y habla y habla, sin dejar que nadie meta baza. También pasa que, aunque no tengas nada en su contra, solamente su presencia te pone nervioso y no puedes soportarla… Cuando nada más te la cruzas de vez en cuando, es relativamente fácil aguantarla. El problema viene cuando te toca compartir un espacio diariamente con ella, sea en el trabajo, en los estudios, en un rato de ocio (donde en vez de desconectar te pones más nervioso todavía…). El caso es que las personas molestas están por todos lados. Además parece que estuvieran dispuestas a fastidiarte la vida en cualquier ocasión o lugar.
Ante esta realidad, la reacción que tenemos todos es casi siempre la misma. Imaginamos que nuestra clase sería perfecta si Fulanito no estuviera en ella, o que la oficina funcionaría mucho mejor si echaran a Menganito, que no hace más que tener líos con todo el mundo y tiene harto al personal. Pero este pensamiento tiene dos trampas muy grandes. La primera es que normalmente no es cierto, puesto que al desaparecer la persona molesta del grupo, siempre hay alguien que con el paso del tiempo ocupa su papel. No sabemos qué pasa, pero las personas molestas tienden a reaparecer, como si en todo grupo humano hubiera la necesidad de un “punching ball” que focalice los cabreos de la mayoría. Y la segunda trampa es que con este pensamiento siempre ponemos el foco del problema fuera de nosotros. Pensamos que el problema lo tiene la otra persona (que para eso es molesta), sin que ni siquiera nos pase por la cabeza la idea de que a lo mejor nosotros también somos molestos para otros, y quizá algunos piensen que todo iría mucho mejor si no estuviéramos en el grupo.
Si a todo esto le añadimos el factor cristiano, la cosa se complica. Porque ya no se trata solo de convivir pacíficamente, sino de saber ver que el pesado de turno es mi hermano (cosa que a veces parece mucho más difícil que amar a los enemigos…). Pero creo que como cristianos nos jugamos mucho precisamente en las pequeñas luchas del día a día, como la de soportar con paciencia a los pesados. La cosa está en cómo hacerlo, y a mí personalmente me ayuda (que no quiere decir que me solucione el tema), pensar que si Jesús ocupó el último lugar en todo, también ocupó el del pesado. Sí, es mucho más fácil imaginar a Jesús como un pobre mendigo al que no conocemos que como esa persona que nos saca de quicio todos los días, pero es cierto que Él está también en el que nos da la paliza cada día. Y pensarlo de vez en cuando, cuando tratamos con ella y nos pone nerviosos, rezar por ella en algún momento, puede hacernos más fácil la relación e incluso puede ayudarnos a quererla un poco más.

Pastoral sj

¿CUÁL ES EL SENTIDO DE TU VIDA?

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Una pregunta muy grande, lo sé. De hecho, muchas personas se pasan la vida sin siquiera preguntarse algo tan profundo. O tienen esos momentos de inspiración pasajeros que dejan pasar por miedo a enfrentarse a ellos.
Aunque en la mayoría de los casos las grandes preguntas nos acechan en momentos de crisis personal, cuando empezamos a cuestionarnos qué es lo que hacemos y sobre todo, para qué hacemos lo que hacemos.
La vida está llena de esos momentos. Solo es cuestión de saber prestarles atención. Momentos de dudas, de preguntas sin responder, de temores ocultos que salen a la luz.
¿Y si no estoy llevando la vida que quiero? ¿Y si esto no es lo que me corresponde en realidad? ¿Y si puedo hacer algo mejor con mi vida?
A muchos nos dan miedo momentos como éste, cuando todo se pone en duda. O cuando se rompen nuestros esquemas habituales a causa de algo externo como un despido, una separación o el fallecimiento de un ser querido.
Pero también puede suceder que estemos viviendo durante años con una constante insatisfacción vital, preguntándonos qué es lo que nos pasa realmente.
Puede pasar incluso que aparentemente lo tengamos todo: pareja, familia, un buen trabajo, sueldo decente... y aún así nos sintamos vacíos por dentro, como si algo faltara, como si no estuviéramos completos, como si hubiera algo más.
A mis clientes de coaching y los lectores de mi blog les digo siempre lo mismo: “si te encuentras perdido, ¡enhorabuena!, es tu gran oportunidad para crecer.”
Y es que, como lo contaba en mi post anterior, la gente llega al coaching con un objetivo en el mejor de los casos (o más comúnmente con un problema a resolver), pero lo que realmente sucede es que la meta a conseguir se convierte en mera excusa para que la persona crezca y expanda su psicología, pudiendo abarcar nuevos retos y desarrollar su potencial.
Cuando nos visitan las crisis, sobre a todo a mitad de nuestra vida, alrededor de los 40 o 50 años, pensemos que este puede ser el momento idóneo para iniciar la búsqueda interior.
Al principio no es fácil. Porque nuestras viejas creencias y miedos tratarán de mantenernos en nuestra zona segura y encontrarán mil excusas para que no hagamos nada.
¿Cómo reconocer estos momentos?
Puede que nos preguntemos si realmente queremos realizar ese trabajo en el que llevamos toda una vida. Tal vez recordemos antiguos sueños y añoranzas de viajar a otros lugares, de aprender a tocar ese instrumento, de apuntarnos a una actividad deportiva o artística que nos llama la atención.
En realidad son pequeñas-grandes señales que no debemos dejar pasar sólo por el hecho de lo que puedan pensar los demás. O por miedo a decepcionar a nuestra familia o a nuestros amigos.
En Europa es bastante habitual que trabajadores por cuenta ajena se tomen un año sabático y den una vuelta al mundo, o lo hagan con su familia, o simplemente disfruten un año libre buscándose a sí mismos, probando una nueva actividad que tal vez pueda convertirse en su profesión.
El mundo es cada vez más cambiante, todo se acelera, las distancias de acortan, los trabajos ya no son como antes, el contrato fijo es cada vez más raro en la sociedad de hoy. En España estamos viviendo incertidumbre económica, laboral, política, social...
Y no sólo en España. Con leer un diario o ver las noticias en la TV es más que suficiente para entender cómo está el panorama actual.
Y, como todo en la vida, hay muchas maneras de enfrentar esa situación tan nueva. Pero básicamente hay dos posturas: la del miedo o la de la fe.
El miedo es la salida más fácil, porque no se trata de crear nada nuevo, sino quedarnos como estamos y agarrarnos a lo antiguo. El miedo tiene que ver con nuestra necesidad de seguridad y de control.
Pero la vida es cambio y pretender un control absoluto de algo que no está en nuestras manos es bastante utópico.
Por otro lado, está la fe o el amor. Confiar, creer en nosotros, pensar que si actuamos a pesar del miedo, el resultado llegará, incluso cuando nadie puede garantizarnos ese resultado, ésa es la clave. No actuar a lo loco, por supuesto, sino con un plan, pero sin detenernos por nuestros miedos, guardianes feroces de nuestra zona de confort.
Encontrarle un sentido a la vida requiere coraje, valentía y una dosis muy alta de fe y confianza. Sin esos ingredientes, a pesar de estar insatisfechos, seguiremos llevando una vida insípida y cada año que pase será un año perdido.
Encontrarle un sentido a nuestra vida, un propósito, una misión, es el fin último y más elevado del ser humano. Y no lo digo yo, sino los grandes sabios de todos los tiempos, las grandes religiones y autores de referencia como Víctor Frankl, psiquiatra y autor del famoso libro “El hombre en busca de sentido” que sobrevivió al Holocausto, encontrando en el más profundo dolor un sentido a su propia vida.
Y es que encontrar nuestra misión es vital para que cuando toque el momento de abandonar este mundo no lamentemos que no hemos vivido de verdad, sino sólo a medias.

María Mikhailova
La Razón

“El Burkini”



Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara


Viva la libertad y la variedad
Desde que se levantó la polémica sobre el uso, su admisión o su rechazo, hasta llegar a la prohibición administrativa de su uso, la polémica del “burkini” en Francia me ha parecido, en el mejor de los casos, de un ridículo subido. ¿Qué lesión de los valores constitucionales, o de las costumbres morales, o del peligro de un mal contra terceros, o qué otro tipo de criterios podrían esgrimir las autoridades municipales para prohibir esa inocente, ingenua y hasta infantil prenda para el uso de las mujeres en las piscinas públicas, playas , ríos, parques o arenales de la dulce Francia? Desde que me enteré de las primeras trabas administrativas ya me pareció mala cosa, como una medida disparatada. Y cuando algunos municipios franceses de la costa de oro llegaron hasta la prohibición yo pensé que algo andaba muy mal.


Y no digamos nada desde el momento en que se publicó la noticia que la policía había obligado a una mujer, no sabemos si musulmana o no, a quitarse esa ropa sobrante, no para la mujer, sino para la policía. Así que acabamos de entender que se estaba fraguando una intervención administrativa de las autoridades que, dejando atrás la ridícula insensatez, podrían acabar en el atropello, y en una flagrantes falta de respeto a los derechos humanos, comenzando por la autonomía de los ciudadanos en su vida privada, y en su intimidad. Por eso se entiende de alguna manera la insólita prisa del Consejo de Estado de Francia, anulando, con decisión inapelable, las prohibiciones municipales contra una simple prenda de vestir.
Que una mujer proteja su cuerpo de las miradas, indiscretas o no, limpias o no, claras o turbias, no puede constituir ningún motivo de rechazo, de incomodidad para el resto de la ciudadanía, o mucho menos de peligro para la misma. Solo las mentes tortuosas, obsesionadas o maniáticas pueden pensar que el burkini puede facilitar la ocultación de un mecanismo peligroso o explosivo más que un vestido normal o un chándal, o una prenda respetable del que baja a la playa con cierta elegancia. El mal que habría que desterrar, si tuviéramos medios, y el Estado fuera siempre de fiar, es que se cumpliera la sospecha de que la ciudadana musulmana se viste de esa guisa obligada y vigilada por instancias que de ninguna manera pueden pretender ese poder, o esa autoridad. Sabemos que hay mujeres, y todos conocemos alguna joven musulmana, que viste libremente, y acude a la playa con la libertad que las leyes de nuestra época permiten a varones y hembras. El Estado tiene como uno de sus objetivos, garantizar los derechos y las libertades de todos sus miembros, no de limitarlos. y mucho menos anularlos. Que la autoridad tiene la sospecha, con suficientes indicios, de que una persona viste, de la manera que sea, obligada por alguien, institución, grupo social o religioso, que investigue, y tome las medidas para liberar a esa persona de una injusta y opresiva imposición. Y no que, directamente, quebrantando el más mínimo derecho a la libre circulación y a la libertad de apariencia y vestido, sea molestado en el cumplimento de ese derecho fundamental.
Es una pena que alguien actúe motivado por fuertes presiones, o porque, como decimos castizamente, le hayan comido el coco. Todos sabemos el poder de la publicidad, de las enormes campañas de propaganda, del poder de convicción, hasta llegar a implicar a la intimidad de la conciencia, de grupos, sectas, religiones con ministros obsesivos y nada equilibrados ni objetivos. Pero fundamental y decisivo, algo que siempre hay que salvaguardar, es la igualdad de trato, y no tomar medidas coercitivas mirando previamente la matrícula de los grupos a controlar. Todos recordamos, sin necesitar de dar ningún nombre, las tragedias individuales, familiares y hasta sociales que ciertos desvíos religiosos, o exageraciones, o comeduras de coco, han provocado en ciertos ámbitos, y en épocas no tan remotas, y en algunos casos bien actuales, de nuestra población. Así que “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. 

¿Por qué seguimos votando a partidos corruptos?


Santi Torres

[Revista digital L’Agulla y blog del autor] Los resultados de las elecciones del pasado 26 de junio sorprendieron a muchas personas, que confiaban en un cambio de mayorías y en la posibilidad también de un cambio real de gobierno. Sorprendió especialmente que el Partido Popular recuperase votos (casi 700.000) y diputados (14) en relación a las elecciones del 20D. La sorpresa fue mucho más grande entre aquellos que viven inmersos en el mundo de las redes sociales, y que auguraban por el ambiente de estas redes y de las encuestas que el Partido Popular no recuperaría tanto, y que estábamos mucho más cerca de una mayoría de izquierdas liderada en este caso por el partido de Pablo Iglesias y de Alberto Garzón. Después del recuento, vinieron las lamentaciones, la perplejidad y la decepción. ··· Ver noticia ···

Desclericalizar 2. Surgió el clero, que en sí no es cristiano, pero hizo un servicio…


Xavier Pikaza, teólogo


Pikaza2Retomo el motivo de hace tres días, mi trabajo en la revista Iglesia Viva, sobre el tema de desclericalización, clericalización y nueva desclericalización de la Iglesia.
Traté el día pasado de la desclericalización de Jesús, que no era sacerdote, ni ministro ordenado de ninguna especie, sino un simple hombre, un ser humano, sin más, pero anunciando y preparando la llegada de la nueva humanidad mesiánica.
Traté de la primera iglesia, como movimiento laical de fraternidad, al servicio de los pobres y excluidos, ensayo general de una humanidad igualitaria, abierta a todos los hombres y mujeres, a todos los pueblos. ··· Ver noticia