FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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jueves, 11 de febrero de 2016

La Cuaresma de la Palabra Gabriel Mª Otalora


CuaresmaLa Palabra tiene que ocupar un lugar central en la vida de la comunidad cristiana como fuente directa de nuestra conversión personal y transformación evangélica. Según un estudio de opinión, el porcentaje de familias españolas que tienen una Biblia en casa apenas llega al 50%, pero el dato preocupante es que apenas un 2% la utilizan para una lectura asidua. La Palabra vino al mundo, y los suyos no la recibieron…

La primera reflexión para este tiempo que llega de Cuaresma es que no somos lo suficientemente conscientes de, hasta qué punto, estamos abducidos por la cultura del consumismo y laminados por su consecuencia más letal: la crisis espiritual junto a la indiferencia hacia todo lo solidario y lo que suene a religioso. El ser humano está en una nube de soberbia por los logros increíbles que la ciencia le otorga cada vez con mayor tendencia al consumo y la comodidad. Por tanto, cualquier mensaje de salvación y conversión, al menos en esta cultura hedonista, tiene muchas papeletas de no tener respuesta.
Nos decía el cardenal Martini: “Una espiritualidad cristiana no basada en la Escritura, difícilmente podrá sobrevivir en un mundo complejo, difícil fragmentado y desorientado como el moderno”. Curiosamente, en otras latitudes como la India, América latina o el Extremo Oriente crece el interés de la Palabra bíblica, atraídos por su mensaje de amor, fraternidad y liberación gestado en el rabioso día a día aunque se trate de un Reino que no es de este mundo.
La lectura de la Biblia apunta directamente a cada persona y a cada comunidad eclesial para entender los signos de los tiempos: qué nos dice Dios a cada uno, aquí y ahora, para escucharle y orientar la vida desde la voluntad del Padre. No se trata de una lectura plana de la Palabra, rutinaria e individualista, como hemos socializado en muchas de nuestras celebraciones eucarísticas. Se trata, de acceder al texto sagrado desde la vida y para vida, desde la escucha. Una lectura y relectura del texto elegido, una sencilla meditación en escucha activa para discernir qué me dice Dios. Con esta actitud propiciamos el descanso en Dios y nos fortalecemos en Él sacando conclusiones en forma de compromiso práctico para nuestra vida entre hermanos.
Por tanto, la Palabra nos lleva a la acción como bellamente lo resumió la madre Teresa de Calcuta mostrando un sencillo y profundo camino de conversión liberadora de manera admirable: “El fruto del silencio es la oración; el fruto de la oración es la fe; el fruto de la fe es el amor; el fruto del amor es el servicio; el fruto del servicio es la paz”.
Necesitamos con urgencia, la Iglesia toda, especialmente la de los países más ricos y poderosos, proclamar la Palabra con nuestras obras. Primero, recuperando su lectura y escucha; y en segundo lugar, llenos del Espíritu, dar ejemplo con nuestras obras. A la visa de nuestro entorno, quizá lo veamos imposible, pero no lo es para Dios. Depende de nuestra voluntad de conversión. Y la Cuaresma ya nos interpela.

Adictos al sexo Carlos Miguélez Monroy,Periodista y editor en el Centro de Colaboraciones Solidarias


La adicción a la pornografía supone sólo una forma de adicción sexual que acompaña otro tipo de comportamientos sociales de mayor gravedad para la salud y para la vida social y familiar.
La adicción al sexo de figuras públicas como Dominique Strauss-Khan, Charlie Sheen, Tiger Woods y Michael Douglas ha dado visibilidad a un tema ocultado por la vergüenza y por la ignorancia. Sólo en Estados Unidos, se calcula que más de 9 millones de personas están atrapadas en comportamientos que conforman este tipo de adicción, considerada una “epidemia nacional”, con la apertura de centenares de clínicas de tratamiento en los últimos cinco años.
Este tipo de adicción está provocada por la necesidad de un pico emocional similar a la que tienen los drogodependientes o alcohólicos y que satisfacen de diferentes maneras: pornografía, recurso a la prostitución o experiencias sexuales con personas desconocidas. Luego llega el bajón, como ocurre con el alcohol y con las drogas. De esta manera, el estado emocional puede convertirse en una montaña rusa.


Cuarenta millones de estadounidenses acceden cada día a las más de 4 millones de páginas pornográficas que existen, según Newsweek. La cifra produce vértigo pero no ilustra las consecuencias para quien padece este tipo de adicciones en su vida social y familiar. La poca actividad sexual con la pareja suele ir a menos cuando existe este tipo de adicciones, y una persona puede sufrir un exilio en su propia casa, cargado de incomprensión, de rechazo y de vergüenza. En lugar de ayudar, reproches como ¿por qué pasas tantas horas en la computadora?, ¿qué haces solo? agrandan la grieta. La adicción a la pornografía puede producir escenas vergonzantes con consecuencias para la pareja y para la familia. También interfiere con la vida laboral por los problemas de concentración, por el declive en la productividad, por el cansancio físico y mental.

Newsweek señalaba a la pornografía por Internet como la causa de esta adicción, de la misma manera que señalaron al alcohol como la causa del alcoholismo durante años y las drogas de la drogadicción. La Ley Seca que impusieron no sólo no acabó con el alcoholismo, sino que el problema incrementó y fue acompañado por otros graves problemas de salud como la cirrosis por el contrabando de alcohol sin ningún control de calidad.
Las páginas pornográficas alimentan la dependencia, pero también se realizan estudios sobre el papel que juegan la insatisfacción sexual de muchas personas, la frustración, la ansiedad, los problemas sociales y la soledad, una de las epidemias psicosociales de la vida moderna.


La adicción a la pornografía supone sólo una forma de adicción sexual que acompaña otro tipo de comportamientos sociales de mayor gravedad para la salud y para la vida social y familiar cuando se producen contactos sexuales con desconocidos o que recurren a la prostitución.
Los contactos compulsivos con desconocidos disparan el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual como el VIH, la sífilis, la gonorrea y otras. Muchas veces van acompañados de consumo de alcohol y de otras drogas. Esta montaña rusa acarrea endeudamientos, problemas financieros, la pérdida del trabajo y el distanciamiento de la familia.


Resulta llamativo que se han reportado muchos más casos de adictos varones al sexo que de mujeres. La página de ayuda Psychguides identifica causas genéticas, psicológicas y sociales para las adicciones al sexo. Hay personas con una “predisposición genética” a la inestabilidad emocional, a actitudes impulsivas o a comportamientos que buscan de forma constante sensaciones fuertes. También están la ansiedad y la depresión, algunos desequilibrios hormonales, sobre todo los relacionados con la testosterona y el estrógeno.
Se ha observado que muchas personas adictas al sexo han sufrido abusos sexuales en la infancia. Las adicciones van de la mano con experiencias traumáticas que no recibieron el tratamiento adecuado. En los casos de abusos sexuales, que se producen en su mayoría en el seno familiar, esto ocurre muchas veces por la vergüenza de las víctimas o por lealtades.

También influyen factores como el rechazo constante, las dificultades a la hora de crear y mantener vínculos sociales y afectivos, el aislamiento y la soledad no elegida. La sexualización que se observa en la publicidad, en los contenidos televisivos, en Internet y en las redes sociales coincide con una pérdida del erotismo, con una sensación extendida de soledad y con un aumento en la insatisfacción sexual. Quizá esta paradoja nos dé la llave que necesitamos para abordar y para resolver el problema. 

Misericordia (II) Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

He leído un artículo en Religión Digital (RD), de Fausto Franco, titulado “La Misericordia, ¿una revolución”, en el que pregunta, mucho y bien, a sí mismo, y a sus lectores, si esto del año de la Misericordia es más de lo mismo, -abrir puestas, viajar, (¡perdón!, peregrinar) a Roma o a otros lugares jubilares, confesar, ganar la indulgencia plenaria, etc. Él piensa, como yo, que si es eso, sirve para bien poco. Tal vez mucha gente aprovecharía para hacer una especie de borrón y cuenta nueva, quedarse sosegado por haber dejado atrás un pasado más o menos comprometedor, y enfrentar el inmediato futuro con alegría renovada. Pero me doy cuenta de queme estoy traicionando, porque ese resultado sería ya muy aceptable, si bien fallaría probablemente lo fundamental y esencial.

Me refiero a los siguientes puntos, que paso a enumerar con una breve explicación:
No es suficiente que los fieles, individualmente, queden tranquilos descargando su conciencia. Este es un serio handicab que tenemos en la Iglesia desde los siglo IV-V hasta hoy: el sentido del pecado. Os invito a leer el artículo del “Catecismo de la Iglesia Católica” sobre el pecado, y entenderéis lo que quiero decir. En el Antiguo Testamento, como en la Iglesia de los tres primeros siglos, el pecado revestía, para ser así considerado, una dimensión comunitaria, social, de tal manera que los judíos antiguos, como los primeros cristianos, sabían vivir muy bien con su conciencia, pidiendo a Dios el perdón de lo que en su vida consideraban pecado, pero no tenía entidad suficiente, por su privacidad, o por su exclusiva individualidad, para que la comunidad se involucrara en el asunto. Por eso, ni unos ni otros tenían confesión auricular, es decir, a la oreja del confesor, sino que dependía, en su estricta intimidad, de la propia conciencia, de la experiencia de un Dios perdonador y misericordioso, y de un concepto de pecado nada enfermizo, y, mucho menos, torturador.
Hacia el siglo VI los monjes inventan la confesión auricular, como ayuda a los miembros más pobres, sencillos e ignorantes de la comunidad cristiana, que eran incapaces de saber ni la lista ni la naturaleza de cada pecado. Porque gradualmente se fue introduciendo, por desgracia, un sentido moralista y perturbador del pecado, hasta que llegó el momento culminante del concilio de Trento, que exigió informar al confesor, con detalle quirúrgico, de cada pecado, de todos ellos, en número, género y especie. Lo que este mandato, que ni siquiera se puede decir que tanga rango de definición conciliar dogmática al ser una norma de la praxis, lo que esta determinación conciliar ha provocado de dramas, intensificación de senimientos de culpas, y de neurosis compulsivas enfermizas constituye un capítulo negro y aterrador de la historia pastoral de los siglos XVII-XX, y para algunos se ha adentrado en el XXI.
Por eso no me parece bien que el “año de la Misericordia” se reduzca, fundamentalmente, a un programa penitencial, que se presenta de modo muy ambicioso, como una realización del sacramento de la Reconciliación, renovado en las actitudes de penitentes y confesores. No quiero parecer opuesto a los beneficios que una buena charla curativa, de tipo psicológico y humano-ético puede deparar a los que se presenten a nuestros cuidados. Pero tampoco puedo olvidar, ni nadie puede ni debe, la tremenda carga de negatividad, rechazo, y neurosis, que esa práctica produjo en la Iglesia. Recuerdo la clarividencia de Lutero que, en polémica con colegas católicos en el momento crucial de la Reforma, decía: “No tengo nada contra la practica de la confesión, y me parece muy útil y beneficiosa, ¡con tal de que no la consideréis un sacramento”.
El Concilio Vaticano II, sabedor de estos problemas, quiso provocar un cambio radical en la praxis sacramental de la Penitencia, por lo que restauró, haciendo un guiño a la praxis primitiva, la celebración comunitaria de la Penitencio a, que muchos tradicionales en la Iglesia, con el papa Juan Pablo II a la cabeza, ni entendieron, ni la aceptaron de buen grado, considerándola una especie de traición a la práctica “secular” de la confesión auricular, y uno de los tantos, y tan propalados, abusos en la aplicación del Concilio.
Como resumen de esta entrega, que otro día, o en más de una vez, tendré que precisar y matizar bien, diría lo siguiente: la Iglesia institucional y jerárquica puede colaborar, mucho y bien, en que aparezca en sus actitudes pastorales, la cara dulce, maravillosa y fuerte de la misericordia de Dios: antes que ofreciendo una oportunidad de confesión con confesores que “no improvisen”, sino que sean profesionales bien preparados, algo muy difícil de evaluar, mejor cortando de raíz tanta enseñanza desviada, terrorífica y profundamente contagiosa, sobre el pecado y su remedio, la confesión auricular. Mientras continuemos con estas ideas, muchas veces aberrantes, indefensibles, y peligrosas, el acceso a una actitud misericordiosa de la Iglesia y sus ministros solo será una especie de remedio compasivo para un hermano enfermo, que para muchos confesores ilustres y especialistas, es casi un desahuciado.

Centenares de manifestantes denuncian en el centro de Madrid el “montaje” contra los titiriteros Lorena Calle Escribano

 


Los asistentes han coreados lemas como ‘Titiriteros absolución’, ‘Basta ya de Estado policial’ y ‘Los artistas no son terroristas’.
MADRID.- Centenares de personas se han concentrado esta miércoles en la puerta del Ayuntamiento de Madrid a favor de la causa de los titiriteros que fueron arrestados por presunto enaltecimiento del terrorismo tras una representación el pasado miércoles en el barrio madrileño de Tetuán donde se mostró una pancarta de pequeñas dimensiones que decía ‘Gora Alka-Eta’ frente a un público infantil. [VER FOTOGALERÍA] ··· Ver noticia 

El MDeE25 (DiEM25) ya está en el aire: preguntas y respuestas preliminares Yanis Varoufakis

 

El Movimiento Democracia en Europa 25 (MDeE25, DiEM25, Democracy in Europe Movement 25) ya está, desde luego, en el aire. Nuestra página digital (www.diem25.org) ha hecho su primera aparición en las ondas, lo mismo que nuestras páginas de Facebook y Twitter (@diem_25). ··· Ver noticia 

Cuaresma, tiempo de misericordia Carlos Ayala Ramírez

 


Este miércoles inicia la Cuaresma, un tiempo litúrgico en el que el pecado (tanto personal como histórico), el perdón y la conversión se hacen centrales.
La Constitución sobre la Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano II señala enfáticamente que la penitencia del tiempo cuaresmal no debe ser solo interna e individual, sino también externa y social. En su mensaje para la Cuaresma 2016, el papa Francisco expresa que es un tiempo favorable para salir de la indolencia existencial gracias a la escucha de la Palabra y a la acción misericordiosa. La misericordia de Dios, dice el papa, transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y además lo hace capaz de llevar a la práctica las obras de misericordia corporales y espirituales. ··· Ver noticia 

•Domingo 14 de febrero, 1 Cuaresma – C (Lucas 4,1-13): Identificar las tentaciones José Antonio Pagola


IDENTIFICAR LAS TENTACIONES

Según los evangelios, las tentaciones experimentadas por Jesús no son propiamente de orden moral. Son planteamientos en los que se le proponen maneras falsas de entender y vivir su misión. Por eso, su reacción nos sirve de modelo para nuestro comportamiento moral, pero, sobre todo, nos alerta para no desviarnos de la misión que Jesús ha confiado a sus seguidores.
Antes que nada, sus tentaciones nos ayudan a identificar con más lucidez y responsabilidad las que puede experimentar hoy su Iglesia y quienes la formamos. ¿Cómo seremos una Iglesia fiel a Jesús si no somos conscientes de las tentaciones más peligrosas que nos pueden desviar hoy de su proyecto y estilo de vida?
En la primera tentación, Jesús renuncia a utilizar a Dios para «convertir» las piedras en panes y saciar así su hambre. No seguirá ese camino. No vivirá buscando su propio interés. No utilizará al Padre de manera egoísta. Se alimentará de la Palabra viva de Dios, solo «multiplicará» los panes para alimentar el hambre de la gente.
Esta es probablemente la tentación más grave de los cristianos de los países ricos: utilizar la religión para completar nuestro bienestar material, tranquilizar nuestras conciencias y vaciar nuestro cristianismo de compasión, viviendo sordos a la voz de Dios que nos sigue gritando ¿dónde están vuestros hermanos?
En la segunda tentación, Jesús renuncia a obtener «poder y gloria» a condición de someterse como todos los poderosos a los abusos, mentiras e injusticias en que se apoya el poder inspirado por el «diablo». El reino de Dios no se impone, se ofrece con amor, solo adorará al Dios de los pobres, débiles e indefensos.
En estos tiempos de pérdida de poder social es tentador para la Iglesia tratar de recuperar el «poder y la gloria» de otros tiempos pretendiendo incluso un poder absoluto sobre la sociedad. Estamos perdiendo una oportunidad histórica para entrar por un camino nuevo de servicio humilde y de acompañamiento fraterno al hombre y a la mujer de hoy, tan necesitados de amor y de esperanza.
En la tercera tentación, Jesús renuncia a cumplir su misión recurriendo al éxito fácil y la ostentación. No será un Mesías triunfalista. Nunca pondrá a Dios al servicio de su vanagloria. Estará entre los suyos como el que sirve.
Siempre será tentador para algunos utilizar el espacio religioso para buscar reputación, renombre y prestigio. Pocas cosas son más ridículas en el seguimiento a Jesús que la ostentación y la búsqueda de honores. Hacen daño a la Iglesia y la vacían de verdad.

Domingo 14 de febrero, 1º de Cuaresma

 

1 Cuaresma C
Cirilo, monje (869), Metodio, obispo (885)
Análisis
El texto “mi padre era un arameo errante”, fue motivo de arduas discusiones entre los estudiosos hace muchos años. Hoy parece que las aguas se han aquietado. Se afirmó —el gran biblista alemán G. von Rad— que estamos ante un “credo primitivo”, pronunciado en el santuario de Guilgal en la liturgia, y que representa el corazón histórico de Israel. Todo el Hexateuco, sigue diciendo, se formula a partir de este texto. Hoy tenemos muchos elementos para cuestionar su antigüedad, y podemos pensar que otros “credos” (como quizás el de Núm 20,14b-16) son más antiguos. Por otra parte, el esquema opresión-clamor-liberación es muy característico del autor deuteronomista (particularmente del libro de los Jueces) como para pensar en una pura originalidad. ··· Ver noticia