FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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miércoles, 10 de febrero de 2016

La misericordia Rodolfo Cardenal

 

Voces.[Noticias UCA] Hay quienes invocan la misericordia como subterfugio para justificar la impunidad. Pero esos tales tienen un concepto equivocado de la misericordia. La misericordia no es permisiva. Eso sería banalizarla. Y eso es, precisamente, lo que hacen los oficiales militares salvadoreños señalados por crímenes de lesa humanidad al reclamar el perdón cristiano. Quizás porque sospechan que la ley de amnistía que los protege puede desaparecer por una sentencia judicial. El perdón que reclaman es un perdón sin la verdad que aporta la justicia. Pero el perdón sin verdad no sana. Tampoco la amnistía reconcilia. Por eso, El Salvador aún tiene abiertas aquellas antiguas heridas que, en la actualidad, sangran literalmente. ··· Ver noticia ···

Varoufakis: “La UE ya no sirve al pueblo, la democracia exige un nuevo comienzo”

 


A continuación se muestra un extracto del artículo “La UE ya no sirve al pueblo – la democracia exige un nuevo comienzo”, de Yanis Varoufakis publicado en The Guardian. Varoufakis aboga por una Europa al servicio de las personas frente a esa otra vigente al servicio de los grandes intereses económicos.
Varoufakis principalmente promueve un nuevo movimiento paneuropeo. Sin embargo, en el hilo de sus argumentos, da también un buen resumen al desarrollo de la UE en las últimas décadas y los cambios que la institución en Bruselas necesita desesperadamente, ya que ha estado a la deriva cada vez más lejos de formar sus objetivos. ··· Ver noticia ···

Misericordia (I) Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

Pienso escribir bastante sobre este tema, pero sin plan preconcebido. Lo pienso hacer según me vayan viniendo los asuntos, y, después, los matices. Este artículo de hoy se debe a que ayer, 3 de febrero, tuvimos reunión de arciprestazgo, donde hablamos largo y tendido sobre este tema, planteado, como es lógico, desde una perspectiva pastoral, es decir, viniendo de los que venía, con una impronta indudable de profesionalidad, o de carácter administrativo. Se trataba, sobre todo, de organizar los encuentros, los turnos de confesores, y los diferentes medios para animar, informar, y realizar este año del jubileo de la Misericordia.

Mi primera observación es que no es éste el mejor camino para implantar en la Iglesia una práctica “oficial” de la Misericordia, cuando venimos de unos usos y una praxis más bien de signo y de dirección contrarios: jurisdiccionales, canónicos, más moralistas que morales y éticos, y una dirección autoritaria, distante y poco evangélica. Por todo ello, poco misericordiosa, aunque sea quedándonos en la corteza y en la casca de esa actitud tan propia de Dios y de su poder creador, y recreador.
A favor tenemos que sumar, sobre todo y principalmente, el cambio copernicano que la Iglesia ha dado en su cúpula, es decir, en su máximo y primer jerarca: el Papa. Desgraciadamente, como escribió un teólogo que cité en uno de mis artículos de esta blog, “el problema no es el papa, sino el Papado”. Es decir, la solución no vendrá por la voluntad, el empeño, el empuje y la energía desprendidos en la tarea por un papa, sino cuando podamos decir que esas nuevas actitudes y esa voluntad esperanzadora ha cuajado, y se ha solidificado en el Papado, después de haber resuelto, y sobrepasado satisfactoriamente, la inercia, y hasta la positiva disposición de enfrentamiento y obstaculización, de las instancias inmediatamente más cercanas, pero por debajo del papa, cuya máxima concreción es la Curia Vaticana, y el colegio de cardenales. Y ni una ni otro dan especiales signos misericordiosos.
En el mismo concepto de misericordia se encuentra también el germen de debilitamiento del mismo, sobre todo si se considera como una especie de compasión sensiblera, una mirada tierna y benévola sobre el necesitado de esa especial consideración, por su estado transitorio o permanente de pobreza y necesidad. El diccionario de la RAE la define así: 1.Inclinación a sentir compasión por los que sufren y ofrecerles ayuda. Y en una segunda acepción, 2. Cualidad de Dios, en cuanto ser perfecto, por la cual perdona los pecados de las personas. El término hebreo está estrechamente relacionado con la raíz de la palabra “matriz”, útero, y en este sentido se emparenta con las “entrañas”, las cuales se ven afectadas cuando se siente de manera afectuosa y tierna la compasión o piedad , como cuando se afirma tantas veces en la Biblia que “Dios tiene entrañas de misericordia”. Este sentido se ve corroborado en dos textos proféticos emblemáticos: Is 63, 15-16; Jer 31, 20).
Son pocas las veces que, en la Biblia, se invoca o se cita este sentimiento del hombre hacia Dios, solo tres veces. En la dirección contraria, de Dios hacia los hombres, son innumerables los textos que la resaltan e invocan. De ahí que en ciertos comentarios del Talmud, que es una sabrosa colección de comentarios a la ley, elaborados en la Historia por célebres rabinos, se aproveche este parentesco filológico de “Misericordia” con matriz o útero para explicar que, aplicado a la inclinación misericordiosa de Dios hacia los hombres, significa que ÉL tiene poder de recriar, de volver a poner a un ser en su seno, y “hacerle nacer de nuevo”, en el sentido que usa Jesús en el diálogo con Nicodemo, en el bello texto de Jo 3, 3-10. En un cierto momento, dice Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios.» Dícele Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?» Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu. No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de lo alto. … Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?» Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas?
Muy probablemente, la alusión del Maestro a nacer de nuevo era un recuerdo del sentido bíblico más profundo de Misericordia, por el que Dios puede volver a poner alguien en el seno y hacerle nacer de nuevo. Por eso la extrañeza de Jesús, Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas?

¡Libertad a los tirititeros! Juan Cejudo


  • tirititeros
    No entiendo que el juez haya mandado a prisión sin fianza los dos tirititeros que, en fiestas de Carnaval, montaban un teatrillo con fuerte crítica a los poderes establecidos y a la represión contra los movimientos sociales, concretamente al movimiento libertario en España. ··· Ver noticia ···
  • Corrupción y deshumanización José M. Castillo, teólogo



    Castillo1Fuente: Teología sin censura
    Como es bien sabido, la corrupción es uno de los problemas que más preocupan ahora mismo a los españoles. ¿Por qué hay tantos corruptos? ¿Qué podemos y debemos hacer para resolver este problema? Sea cual sea la respuesta que cada cual les dé a estas preguntas, en una cosa – al menos – deberíamos ponernos de acuerdo. La corrupción nos deshumaniza. Quiero decir, por tanto, que antes que los problemas legales, jurídicos, políticos, sociales, económicos, éticos y religiosos, que plantea la corrupción, hay algo previo a todo eso. Algo que tendría que ser lo primero en que nos debemos poner de acuerdo: hay una relación “causa – efecto”, que es inevitable y directa, entre la corrupción y la deshumanización.


    La corrupción es una regresión a lo inhumano. Y el corrupto es un ser que se comporta como un “pre-humano”, por más listo, culto, digno, poderoso o importante que pueda aparecer ante la opinión pública. Daremos un paso decisivo, para remediar la corrupción, el día que en el tejido social se imponga el convencimiento de que el corrupto no es un humano, sino un ser que se quedó anclado en un estado previo a lo que caracteriza lo propiamente humano. Una cosa es “el ser humano”. Y otra muy distinta es “ser humano”. El corrupto se comporta como un animal, en el sentido más peyorativo de esa expresión.
    Porque ¿qué es lo que nos hace propiamente humanos? Los descubrimientos que se han hecho en paleontología demuestran que la evolución humana estuvo determinada por el crecimiento del cerebro, que pasó de 800 cms. cúbicos en el “homo ergaster” a 1.200 cms. cúbicos en el “homo heidelbergensis”. Pero, sobre todo, se ha demostrado que este enorme crecimiento del cerebro se produjo cuando aquellas personas, con sus grades cerebros, cuidaban de las personas discapacitadas y eran capaces de comunicarse mediante el lenguaje. La comunicación y la ayuda mutua en las relaciones personales fomentó la “simpatía”, que, como ya opinaba Darwin, distingue a los actuales seres humanos del resto de los primates.
    Los derechos, las leyes, la libertad, las creencias religiosas, la dignidad de las personas, todo esto es fundamental, por supuesto. Pero hay algo previo a todo lo dicho: que nos comportemos como seres humanos los unos con los otros. Cuando no hacemos eso, por más que lo hagamos motivados por la ideología más sublime, cuando actuamos de forma que no somos humanos para nuestros semejantes, sino auténticas fieras que buscan su propio provecho o interés, por más cargos o títulos que tengan, por más sublimes que sean sus creencias o su ideología, en realidad son seres inhumanos disfrazados de mera apariencia humana. A esto hemos llegado. Y lo peor es que, además de eso, a quien se comporta así, le ponemos una medalla o le hacemos un monumento. Estamos destrozando nuestra propia humanidad. Esto es lo más grave que está ocurriendo ahora mismo. 

    10 de febrero de 2016, Miércoles de ceniza

     

    Ceniza
    Escolástica, virgen (547)
    Hoy, miércoles de ceniza, se inaugura la práctica cuaresmal. La liturgia invita a hacer un “alto” en el camino para mirar por el espejo retrovisor y repasar el camino recorrido. Se trata de examinar la praxis cotidiana a la luz de la Palabra revelada: el Evangelio. Es tiempo de penitencia y conversión de corazón. Pero la penitencia no puede ser solo una cuestión de ritos exteriores. Tiene que ser, como dice el profeta Joel, una “transformación radical” de corazón, sincera, verás, convincente. De nada nos sirve realizar tantas acciones penitenciales externas como ayunos, vigilias, romerías si la mentalidad, los sentimientos, pensamientos, gestos y actitudes no los revisamos y transformamos desde dentro, desde las convicciones del corazón. No se trata de hacer una cantidad de gestos externos, aparentes para que todo el mundo nos vea y nos felicite sino de sentir a fondo el profundo deseo de conversión. Iniciamos este itinerario con la alegría de quien está seguro que Jesús acompaña el caminar para vivirlo con el gozo de quien experimenta el amor misericordioso de Dios ¿cómo te preparas para vivir esta cuaresma con autenticidad?