FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA

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viernes, 19 de junio de 2015

Concejales y alcaldesas José Arregui



José Arregui1No me importa de qué partidos sois, y ojalá que tampoco os importe a vosotros en vuestra práctica de gobierno. No quisimos escoger –aunque el sistema nos obligó a hacerlo– una papeleta con una lista entera, cerrada, elaborada no sabemos dónde ni por quién. No quisimos escoger militantes de un partido, sino hombres y mujeres del pueblo, gente de la calle, vecinos y vecinas de barrio.

Os elegimos como pudimos, pero ahí estáis, concejales y concejalas de nuestros pueblos y ciudades. A pesar de todo, y de nosotros mismos, representáis lo más generoso y lo mejor de la política: el compromiso a favor de los ciudadanos, no de los partidos convertidos en fin. Representáis la política a pie de calle, al servicio de la gente Ojalá en vuestra labor seáis libres de los altas directivas, aun cuando en muchos casos sean ellas las que os han designado. Ojalá hagáis caso omiso de las encuestas de voto, y os mantengáis ajenas, ajenos a los turbios engranajes del poder. Ojalá practiquéis una política digna de ese nombre: una política humana, con alma y sensibilidad, con espíritu y entrañas, con inteligencia y compasión, que no son dos cosas, sino una y la misma.
Sois sin duda la abrumadora mayoría de los políticos, si podemos llamaros así. En la gran mayoría de los casos, hacéis política sin pertenecer a la clase política, sin someteros a sus servidumbres y sin enzarzaros en sus querellas sin fin. A pesar de ello –justamente por ello, habría que decir más bien–, no ocupáis las primeras planas ni los titulares de los grandes medios, a no ser allí donde los grandes partidos y los medios poderosos os utilizan para sus propios intereses, que no son los nuestros, tampoco los vuestros. ¿Pero de qué nos hablan entonces las primeras planas y los titulares? ¿Y a quién sirven los que hicieron de la política su oficio?
No hagáis de la política vuestro oficio, cuánto menos medio de ascenso y de lucro personal. Seguid siendo lo que sois, lo que vuestro nombre indica. “Concejal” viene del latín concilium, que en su origen significaba una asamblea ciudadana encargada de administrar los asuntos de todos. Tiene, como veis, la misma raíz que “conciliar” y “reconciliar”. ¡Cuánto nos enseñan las palabras, si dejamos que nos hablen con su intención originaria, la que tuvieron antes de que las hayamos prostituido y manipulado, como sucede tanto en los foros políticos, que así corrompen a la vez el lenguaje y la política. Os llamáis también “ediles”, que viene del latín aedes, “casa”. Así se llamaban en la antigua Roma los encargados de cuidar los templos y las casas públicas. Pues eso: cuidad de nuestras casas, cuidad de nuestra casa común, y de que todos tengan una casa. Cuidad de hacer de nuestros pueblos y ciudades templos llenos de aliento vital, de calma y bienestar para todos.
Ateneos a vuestro nombre, a vuestro ser verdadero. Sed conciliadores allí donde haya divergencias, que siempre las habrá. Sed reconciliadores allí donde haya conflictos, que serán inevitables. No obedezcáis a las consignas de las cúpulas, no sirváis a los intereses de los grandes. No caigáis en la tentación de la política como profesión y como carrera, que sabemos a dónde conduce, ante quién acaba postrándose, a quién acaba sirviendo, cómo acaban ignorándonos y despreciándonos a la inmensa mayoría.
A vosotros, alcaldes y alcaldesas recién nombradas, os damos la enhorabuena y os expresamos nuestra gratitud, sobre todo a quienes vais a regir los municipios más pequeños, ignorados de todos, y a quienes, gobernando las grandes ciudades, vais a rebajaros el sueldo. También vosotras, vosotros, atended a la palabra, al nombre que lleváis. “Alcalde”, como sabéis, viene del árabe alqadí: “juez”. Juez es el que hace justicia. Haced justicia en todo aquello que esté en vuestra mano. ¿Que es poco lo que podéis? ¿Que no os queda sino administra las migajas según unas leyes que otros os imponen? Aunque así fuera, sed fieles en eso poco y todo será distinto. Ya hemos visto a una alcaldesa impedir el primer desahucio. No miréis a las cúpulas que os nombraron para la lista, sino a los ciudadanos que os eligieron para su servicio. No miréis arriba, mirad abajo, a los de más abajo. Sed justos y haced justicia.

¿Qué es justicia? Es que todos –¡todos!– tengan una casa y vivan con dignidad. Que todos coman. Que nadie robe y tenga demasiado. Que nadie deba rebuscar de noche en el contenedor de la basura. Que los derechos humanos no dependan del color de la piel ni de unos papeles ni de unas fronteras, siembre impuestas a la fuerza La justicia requiere resistir a los dictados de los grandes poderes, a los que tan sometidos están los grandes partidos. Justicia es el máximo bien común posible, el máximo estado de paz o bienestar posible de todos los seres.
No habrá justicia sin paz ni paz sin justicia. No habrá justicia y paz si no creéis que puede haberlas en este mundo en peligro. Pero solo las habrá empezando desde abajo, y aportando cada día un granito.

José Arregi

“De ecclesia lascatorum”: La Iglesia de los “lascados” Leonardo Boff, teólogo


Leonardo Boff2Talvez algunos se sorprendan ante semejante título: “De Ecclesia Lascatorum”, la Iglesia de los “lascados”, la Iglesia de los invisibles de la sociedad. Al final de mi libro Iglesia: carisma y poder (1982) prometía una continuación con el título De severina Ecclesia: “la Iglesia severina”, es decir, la Iglesia de los humildes y pobres, llamados «severinos» en el Nordeste de Brasil. Nunca pude escribir tal libro, si bien el Card. Joseph Ratzinger, entonces Presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que juzgó aquel libro mío, cada cierto tiempo pedía información sobre si el libro anunciado había sido publicado o no. Temía por la ortodoxia del texto, pues el tema de los pobres siempre da miedo a los portadores de poder.

Pero hete aquí que ahora aparece un libro que concreta aquel propósito mío de antaño. Ha sido elaborado de una forma profundamente espiritual, conmovedora y convincente por mi querido y recordado cofrade fray Lency Frederico Smaniotto, llamado en el seminario cariñosamente «Bambio» o «Cascudo», fallecido recientemente.
Quien quiera conocer la radicalidad de un franciscano que tomó en serio el mensaje innovador del Concilio Vaticano II, los documentos del episcopado latinoamericano de Medellín y de Puebla, la opción radical por los pobres y olvidados y la teología de la liberación, que lea este libro. Que contenga las lágrimas porque su saga provoca tal conmoción, por la coherencia, afectuosidad, humildad, coraje y espiritualidad franciscana que sólo encuentra paralelo en el padre Alfredinho, en fray Damián, en el obispo de Barra de Bahía don Luiz Fernando Cappio, en el obispo de São Felix del Araguaia, don Pedro Casaldáliga, y me atrevo a decir que en el Papa Francisco, entre otros.
Fray Lency realizó literalmente lo que el Papa Francisco pidió el 28 de mayo de 2015 a los franciscanos del mundo entero: que viviesen la minoridad. Decía el Papa: “minoridad significa salir de nosotros mismos, de nuestros esquemas y puntos de vista personales; significa ir más allá de las estructuras –que también son útiles cuando se utilizan sabiamente–, más allá de los hábitos y de las certezas, para testimoniar una proximidad concreta con los pobres, necesitados y marginados, en una actitud auténtica de compartir y de servicio”. Fray Lency fue concretamente un fraile menor que se abajaba hasta la altura de los ojos del otro para mirarlo con el corazón.
Escribió el libro De Ecclesia lascatorum sobre una bombona de gas. En él no trata de hacer teología, sino de testimoniar una mística junto a los más humillados de este mundo, los siervos sufridores e invisibles de la sociedad. No ha sido solo escribir sino mucho más vivir, sufrir junto, recibir golpes junto, ser preso junto, arriesgar la vida junto y alegrarse junto con ellos. Mil luchas y cientos de derrotas. Pero, como el Maestro, nunca abandonó a los suyos. Siempre se volvió a levantar y retomó el viacrucis de los humillados, dondequiera que estuviesen.
Pasó por las principales estaciones de la pasión popular en los distintos Estados de Brasil. Efectivamente, Jesús sigue colgado de la cruz, goteando sudor y sangre y gritando oraciones a Dios. Fray Lency se asoció a quienes escuchan las lamentaciones del Maestro. Unido a tantos desgraciados procuró bajarlos de la cruz.
Estimo que este libro es uno de los testimonios más vivos, más fieles y más persuasivos de la Iglesia de los pobres, honra de nuestra Iglesia brasilera y faro que ilumina los caminos de tantos que, compasivos y solidarios, quieren y no siempre pueden seguir esa misma opción.
Pero esta opción está ahí para mostrar que el Evangelio de los olvidados está vivo y puede ser vivido con la radicalidad con que lo vivió Francisco de Asís, actualizada por Francisco de Roma. Su mensaje es tan desafiante que ninguna editorial tuvo el coraje evangélico de publicarlo. Pero habent sua fata libelli decían los antiguos: «los libros, los verdaderos, tienen su destino».
El libro se completa con escritos de otro fraile, fray David Raimundo Santos, que se identificó con la población afrodescendiente, abriendo escuelas y preparando estudiantes para la universidad.
Fray Lency, aunque siempre presente, ya no está visible entre nosotros. Está con sus “lascados”, los que le precedieron en la gloria. Está finalmente junto al Resucitado que no escondió sus llagas de maltratado. Después de tanta lucha, fray Lency no murió, fue a atender una llamada de Dios que le susurró:
“Mi querido hijo, Lency, ¡cómo te esperaba! Vienes cansado, con el cuerpo muy gastado. Ahora estás conmigo y te llevaré a la fuente de la eterna juventud donde todos tus hermanos y hermanas “lascados” te están esperando. Y cual águila que renueva todo su cuerpo, revivirás. Y más aún, resucitarás para estar eternamente con nosotros, con esos ‘hermanos y hermanas mías menores’ en los cuales yo estaba presente y en los que tú me serviste. Ahora ya no padecen, ya no lloran ni se lamentan pues todo eso pasó”.
“Ven, mi querido hijo Lency, ven, te esperaba desde siempre. Cumpliste tu misión como la mía cuando peregrinaba entre los pobres y necesitados de Palestina. Ven, quédate con nosotros para siempre, tiempo que no tendrá fin, en un nuevo Cielo y una nueva Tierra donde ya no habrá más humillados porque serán todos hermanos y hermanas, mis hijos e hijas queridos”.

Una encíclica para una conversión del corazón Grupo de Sostenibilidad y Ética Cristiana de CJ

 

. Hoy, después de mucha expectativa y algunas filtraciones, se ha publicado la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco. Un texto del Papa Francisco de nuevo valiente y vigoroso, que habla con mucha claridad, y que es una magnífica noticia para las personas preocupadas por las cuestiones medioambientales y ecológicas.··· Ver noticia ···

Francisco, el nuevo teólogo de la Tierra Juan Arias

 

Papa Francisco I
La primera encíclica confirma que la Iglesia tiene un Papa alejado de esquemas pasados
La primera encíclica de Francisco, Laudato si’, dedicada a la “deuda ecológica” contraída con nuestro planeta, ha confirmado, si es que era necesario, que la Iglesia tiene hoy a su frente a un Papa que se escapa a todos los esquemas del pasado. Nos hallamos, en efecto, ante el obispo de Roma más diferente desde los tiempos del apóstol Pedro.··· Ver noticia ···

•Francisco desconcierta a la derecha católica de Estados Unidos Marc Bassets

Marc Bassets

el país
Papa Francisco ILa encíclica se suma a intervenciones pasadas sobre los homosexuales y la desigualdad
El Papa augura en la encíclica “nuevas guerras vestidas de nobles reivindicaciones”
Papa Francisco Jorge Mario Bergoglio Jeb Bush Encíclicas Papa Estados Unidos Política exterior Clero Norteamérica Iglesia católica América Cristianismo Relaciones exteriores Religión
Francisco desconcierta en Estados Unidos. Algunos conservadores describen sus ideas como propias de un coetáneo del peronismo y la teología de la liberación. Otros restan valor a sus intervenciones porque no es un político, sostiene: al Papa lo que es del Papa y el Rey lo que es del Rey. Y otros instan a entenderle, más allá del ruido mediático que, dicen, lo retrata como el izquierdista que no es. La encíclica sobre la ecología amplía la brecha entre Jorge Mario Bergoglio y un sector de la derecha católica.··· Ver noticia ···