FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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jueves, 12 de febrero de 2015

Las ignoradas o silenciadas causas de la elevada deuda pública en España y en Grecia Vicenc Navarro, catedrático de ciencias políticas y sociales

 


Entrevista realizada por estudiantes de la Universidad Pompeu Fabra al Profesor Navarro, publicada en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 6 de febrero de 2015.
En esta entrevista el Profesor Navarro intenta explicar, de manera didáctica, qué es la deuda pública y por qué España y Grecia, así como Portugal e Irlanda, tienen una deuda pública que les está obstaculizando salir de la crisis tremenda en la que se encuentran. Intenta también aclarar muchísimas confusiones y tocar las raíces del problema que claramente aparece en los medios de mayor difusión.··· Ver noticia 

El diezmo de Cañizares José Manuel Vidal

 Religión Digital


Agradable sorpresa la que lanzó la pasada desde Valencia el cardenal Cañizares. El púrpurado pone a su archidiocesis en estado de diezmo. Pide un diezmo, pero no para la Iglesia, como se hacía siempre, sino para los pobres. Más aún, quiere que su diócesis dé ejemplo y encabece la manifestación del diezmo para los preferidos de Cristo.
Un bello gesto del cardenal valenciano. Que predica y da trigo. Y se compromete a entregar a los más desfavorecidos el 10% del presupuesto de la diócesis (13 millones): 1,3 millones de euros. Una cantidad que puede crecer sensiblemente, si se unen a la ola del diezmo todos los curas, frailes, monjas y fieles cristianos. Con su arzobispo a la cabeza.··· Ver noticia 

El agua en el mundo y su escasez en Brasil Leonardo Boff


La situación actual de grave escasez de agua potable, que afecta a buena parte del sudeste brasilero donde se sitúan las grandes ciudades como São Paulo, Río de Janeiro y Belo Horizonte, nos obliga como nunca antes a repensar la cuestión del agua y a desarrollar una cultura del cuidado de la mano de sus famosas erres (r): reducir, reusar, reciclar, respetar y reforestar.
Ninguna cuestión es hoy día más importante que la del agua. De ella depende la supervivencia de toda la cadena de la vida y, consecuentemente, nuestro propio futuro. Ella puede ser motivo tanto de guerra como de solidaridad social y cooperación entre los pueblos. Especialistas y grupos humanistas ya han sugerido un pacto social mundial en torno a aquello que es vital para todos: el agua. En torno al agua se crearía un consenso mínimo entre todos, pueblos y gobiernos, con vistas a un bien común, nuestro y del sistema-vida.
Independientemente de las discusiones que rodean el tema del agua, podemos hacer una afirmación segura e indiscutible: el agua es un bien natural, vital, insustituible y común. Ningún ser vivo, humano o no, puede vivir sin agua. El 21 de julio de 2010, la ONU aprobó esta resolución: el agua potable y segura y el saneamiento básico constituyen un derecho humano esencial.
Consideremos rápidamente los datos básicos sobre el agua en el planeta Tierra: el agua existe desde hace ya 500 millones de años; el 97,5% de las aguas de los mares y de los océanos son saladas. Solamente el 2,5% son dulces. Pero 2/3 de esas aguas dulces se encuentra en los casquetes polares y glaciares y en la cumbre de las montañas (68,9%); casi todo lo restante (29,9%) son aguas subterráneas. Queda un 0,9% en los pantanos y apenas un 0,3% en los ríos y lagos. De este 0,3%, el 70% se destina a la irrigación en la agricultura, el 20% a la industria y queda apenas el 10% de este 0,3% para uso humano y para dar de beber a los animales.
Existen en el planeta cerca de 1.360 millones de km cúbicos de agua. Si tomásemos toda el agua de los océanos, lagos, ríos, acuíferos y casquetes polares y la distribuyésemos equitativamente sobre la superficie terrestre, la Tierra quedaría sumergida debajo de una capa de agua de tres km de profundidad.
La renovación de las aguas es del orden de 43 mil km cúbicos por año, mientras que el consumo total se estima en 6 mil km cúbicos por año. Por lo tanto no hay falta de agua.
El problema es que se encuentra desigualmente distribuida: el 60% en solamente 9 países, mientras otros 80 se enfrentan a la escasez. Poco menos de mil millones de personas consumen el 86% del agua existente mientras que para 1,4 miles de millones es insuficiente (en 2020 serán tres mil millones) y para dos mil millones no está tratada, lo que genera el 85% de las enfermedades según la OMS. Se presume que en el 2032 cerca de 5 mil millones de personas estarán afectadas por la escasez de agua.
Brasil es la potencia natural de las aguas, con el 12% de toda el agua dulce del planeta, que suma 5,4 billones de metros cúbicos. Pero está desigualmente distribuida: el 72% en la región amazónica, el 16% en el Centro-Oeste, el 8% en el Sur y en el Sureste y el 4% en el Nordeste. A pesar de la abundancia, no sabemos usar el agua, pues el 37% de la tratada es desperdiciada, lo que daría para abastecer a toda Francia, Bélgica, Suiza y norte de Italia. Es urgente, por tanto, un nuevo patrón cultural en relación a ese bien tan esencial (cf. el estudio más minucioso organizado por el recordado Aldo Rabouças, Aguas doces no Brasil: Escrituras, SP 2002).
Una gran especialista del agua que trabaja en los organismos de la ONU sobre el tema, la canadiense Maude Barlow, afirma en su libro Agua: pacto azul (2009): «La población global se triplicó en el siglo XX pero el consumo de agua aumentó siete veces. En 2050, cuando tengamos 3 mil millones más de personas, necesitaremos un 80% más de agua solamente para uso humano; y no sabemos de dónde vendrá» (17). Ese escenario es dramático, pues pone claramente en jaque la supervivencia de la especie humana.
Hay una carrera mundial para privatizar el agua. En ella surgen grandes empresas multinacionales como las francesas Vivendi y Suez-Lyonnaise, la alemana RWE, la inglesa Thames Water y la estadounidense Bechtel. Se ha creado un mercado de las aguas que supone más de 100 mil millones de dólares. En la comercialización de agua mineral, la Nestlé y la Coca-Cola que están buscando comprar fuentes de agua por todas partes del mundo, inclusive en Brasil.
Pero hay también fuertes reacciones de las poblaciones como ocurrió en el año no 2000 en Cochabamba (Bolivia). La empresa Bechtel compró las aguas y elevó los precios un 35%. La reacción organizada de la población hizo que la compañía saliese a marchas forzadas el país.
El grande debate hoy plantea en estos términos: ¿el agua es fuente de vida o fuente de lucro? ¿El agua es un bien natural, vital, común e insustituible o un bien económico para ser tratado como recurso hídrico y cotizado en las bolsas de mercado?
Ambas dimensiones no se excluyen pero debemos relacionarlas rectamente. Fundamentalmente el agua pertenece al derecho a la vida, como insiste el gran especialista en aguas Ricardo Petrella (O Manifesto da Agua, Vozes 2002). En este sentido, el agua de beber, para uso en la alimentación, para la higiene personal y para saciar la sed de los animales debe ser gratuita.
Como por otra parte es escasa y demanda una compleja estructura de captación, conservación, tratamiento y distribución, implica una innegable dimensión económica. Esta, sin embargo, no debe prevalecer sobre la otra; al contrario, debe hacerla accesible a todas las personas. Incluso los altos costes económicos deben ser cubiertos por el Poder Publico. No haya aquí espacio para discutir las causas de la actual sequía. Recomiendo el libro el científico Antonio D. Nobre (iNPE), publicado en enero: El futuro climático de la Amazonia, donde discute las causas principales.
El Hambre Cero Mundial prevista por las Metas del Milenio de la ONU, debe incluir la Sed Cero, pues no hay alimento que pueda existir y pueda ser consumido sin agua.
El agua es vida, generadora de vida y uno de los símbolos más poderosos de la naturaleza de la Última Realidad. Sin ella no viviríamos.
Leonardo Boff es columnista de JBonline y escribió Del iceberg al arca de Noé, Mar de Idéias, Río 2010.

Traducción de Mª José Gavito Milano

•Domingo 15 de Febrero, 6 Tiempo Ordinario – B (Marcos 1,40-45): Dios acoge a los impuros José Antonio Pagola

DIOS ACOGE A LOS «IMPUROS»

De forma inesperada, un leproso «se acerca a Jesús». Según la ley, no puede entrar en contacto con nadie. Es un «impuro» y ha de vivir aislado. Tampoco puede entrar en el templo. ¿Cómo va a acoger Dios en su presencia a un ser tan repugnante? Su destino es vivir excluido. Así lo establece la ley.
A pesar de todo, este leproso desesperado se atreve a desafiar todas las normas. Sabe que está obrando mal. Por eso se pone de rodillas. No se arriesga a hablar con Jesús de frente. Desde el suelo, le hace esta súplica: «Si quieres, puedes limpiarme». Sabe que Jesús lo puede curar, pero ¿querrá limpiarlo?, ¿se atreverá a sacarlo de la exclusión a la que está sometido en nombre de Dios?
Sorprende la emoción que le produce a Jesús la cercanía del leproso. No se horroriza ni se echa atrás. Ante la situación de aquel pobre hombre, «se conmueve hasta las entrañas». La ternura lo desborda. ¿Cómo no va a querer limpiarlo él, que solo vive movido por la compasión de Dios hacia sus hijos e hijas más indefensos y despreciados?
Sin dudarlo, «extiende la mano» hacia aquel hombre y «toca» su piel despreciada por los puros. Sabe que está prohibido por la ley y que, con este gesto, está reafirmando la trasgresión iniciada por el leproso. Solo lo mueve la compasión: «Quiero: queda limpio».
Esto es lo que quiere el Dios encarnado en Jesús: limpiar el mundo de exclusiones que van contra su compasión de Padre. No es Dios quien excluye, sino nuestras leyes e instituciones. No es Dios quien margina, sino nosotros. En adelante, todos han de tener claro que a nadie se ha de excluir en nombre de Jesús.
Seguirle a él significa no horrorizarnos ante ningún impuro ni impura. No retirar a ningún «excluido» nuestra acogida. Para Jesús, lo primero es la persona que sufre y no la norma. Poner siempre por delante la norma es la mejor manera de ir perdiendo la sensibilidad de Jesús ante los despreciados y rechazados. La mejor manera de vivir sin compasión.
En pocos lugares es más reconocible el Espíritu de Jesús que en esas personas que ofrecen apoyo y amistad gratuita a prostitutas indefensas, que acompañan a enfermos de sida olvidados por todos, que defienden a homosexuales que no pueden vivir dignamente su condición… Ellos nos recuerdan que en el corazón de Dios caben todos.

Hijas e hijos de tres Joxe Arregi




El Parlamento británico ha dado luz verde a la utilización de una novedosa técnica de reproducción asistida que permitirá que los hijos no hereden enfermedades mitocondriales graves de sus madres (ceguera, sordera, fallos cardíacos, daños cerebrales…). La mitocondria –¡qué sé yo de esto, pero es un milagro que exista!– es una especie de minúscula central energética de la célula viviente, todo un mundo infinito invisible a la vista, como el infinito grande y pequeño.

La técnica consiste en sustituir la mitocondria enferma del óvulo materno por la mitocondria sana del óvulo de una tercera persona, la mujer donante, para fecundarlo luego con el espermatozoide del padre e introducirlo en el útero de la madre. La misma operación puede realizarse con los óvulos recién fecundados de madre y donante. La ciencia prolonga el milagro de la naturaleza. En realidad, también la ciencia, como todo lo que somos y hacemos, forma parte de la naturaleza. Y del milagro de la Vida de la que somos hijos.
Pero no todos lo ven así, ni aprueban la nueva terapia. Entre otros, se han opuesto –como es normal, o cuando menos habitual– los altos dirigentes de la Iglesia anglicana y de la Iglesia católica de Gran Bretaña. Arguyen la inexistencia de suficientes garantías médicas y la posible destrucción de embriones. Advierten contra la injerencia en el orden de la naturaleza querida por Dios, y contra la tentación de crear seres humanos a nuestra conveniencia, o contra la disolución de la estructura misma filial-parental en una paternidad-maternidad de tres. Incluso el autor de la primera fecundación in vitro ha protestado, calificando la técnica como “bricolaje de la vida” y preguntando: “¿Es que vamos a crear todos los trozos del ser humano?”. ¿Y por qué no, si es para bien?
Comprendo las objeciones, pero creo que ninguna es suficiente para negarnos a este nuevo paso de la medicina. ¡Ojalá se den pronto muchos más! A condición, eso sí, de no sucumbir a la obsesión de la salud perfecta y de no someternos a los intereses desmedidos de las grandes multinacionales, farmacéuticas u otras, dos de los más graves trastornos de nuestro tiempo, cuyo remedio es mucho más urgente y difícil que el de las enfermedades mitocondriales. Pero eso excede la responsabilidad de los médicos. La vocación de la medicina –sublime profesión– es prevenir, curar, cuidar las heridas de la vida, y a ello contribuye la terapia mitocondrial. La humanidad se lo agradece.
¿Seguridad absoluta? Nunca la hay. El riesgo cero no existe. Hay que considerar cada vez los pros y los contras, medir la proporción entre los resultados y los medios, y decidirse no pocas veces por el bien mayor o el mal menor. No hay ningún principio absoluto, ninguno, aparte de hacer el mayor bien posible. Y la certeza absoluta no existe. ¿Destrucción de embriones? Es deseable evitar la destrucción de embriones o incluso pre-embriones humanos, aunque sean de unas horas, pero la terapia mitocondrial no la conlleva necesariamente, y en cualquier caso me parece abusivo identificar el cigoto inicial con un embrión desarrollado y no digamos con un feto. ¿Injerencia en el misterioso orden de la naturaleza? Toda medicina lo es, desde la aspirina a la nanomedicina. Cultivar la tierra es injerencia. Vivir es injerencia. La cuestión es si cuidamos la salud de la vida, de la vida universal, no solo de la humana.
¿Hijos de tres? Sí, y de muchas, de muchos más. De hecho, nunca somos solamente hijos de dos, ni somos solo los genes que nos dieron. Somos hijos e hijas de la Santa Trinidad, metáfora de la Comunidad de todos los vivientes y de todos los seres. Somos interser, polvo de estrellas extintas, partículas de estrellas aún por nacer.
Bendigo la comunión de la Vida que somos, y a la mujer que dona su óvulo fecundo, y la asombrosa mitocondria que guarda la memoria de nuestra ascendencia universal. Bendigo el Misterio que nos engendra y nutre, transformándonos sin cesar. Creatividad sagrada en el corazón infinito del átomo y del universo. Fondo Bueno de la realidad, Espíritu, Dios. Salud, Salvación, Cuidado. Y está en nuestras manos.