Equipo Atrio
Lola escribía esto hace unos
días indignada por la inmoralidad de las tarjeta opacas y la simultánea estafa
de las preferentes. Hoy se volvería a cabrear al ver cómo España hace el
ridículo tras haber sacado pecho con aquellas repatriaciones de dos misioneros.
Pero ahí el pobre marido de la asistente contagiada, pidiendo por Dios que no sacrifiquen a su perro, que busquen cuidados para él…
¡Tanta gente presentía todo eso y lo advirtió! Lo de las tarjetas, lo de las
preferentes y lo del riesgo del contagio por querer jugar a americanos sin estar
preparados…¡País!. AD.
Me alegro de poder
citar por su nombre a los señores Aldaz, Tejera y Verdú (El País 3-10-14) que
aun pudiendo haberse alegrado la vida con las tarjetas opacas de Bankia no lo
hicieron e incluyo a otro caballero que sacó del cajero 100 euros, más parece
que para averiguar cómo funcionaba, que para ir al estanco. ¡Gracias a los
cuatro!
Qué malos ratos para los que tenemos
vergüenza, abrir el periódico todos los días. Alguien dirá que lo importante es
coger a los sinvergüenzas pero ¿Para qué? ¿Para dudar de si reclamarles o no su
felonía? ¿Para estar años hablando de ellos en todas las TVs? ¿Para profundizar
en sus biografías y enseñar el éxito a los desaprensivos que aún no saben cómo
arañarlo? Antes se censuraba a la justicia porque era lenta, ahora sigue siendo
lenta y además despistada como muchos fiscales. Quizá es comprensible que ante
tanta alarma social como se vive por culpa de las “preferentes” nadie tuviera
tiempo de escudriñar esta otra alarma social: ni la Comunidad de Madrid, ni el
Banco de España, ni la Agencia Tributaria, ni el Ministerio de Hacienda, ni los
controladores del Mercado de Valores, aunque ahora dicen que el FROB sí pero al
cabo de años. Es decir, que si hay que rescatar a una empresa financiera se la
rescata con el dinero de los funcionarios y de los pobres, y listo aunque tenga
unos programas informáticos deleznables que confunden los fraudes con errores
del ordenador. Pediría a los medios de información que no le den más vueltas al
asunto, porque entre si estos cobros son ilegales, ilícitos, o equivocaciones
nos pueden dar las uvas, cuando hay una cosa que es perseguible ipso facto, y es
que estos señores no han tributado a Hacienda y que de eso no se libra nadie.
Ya quisiéramos, p.ej. los funcionarios, esa gente de fu ni fa tan poco
diligente, que el gobierno la tiene que sustituir por empresas privadas que lo
hacen peor. Funcionarios somos muchos y no defraudamos así que no damos ningún
quehacer a Hacienda por lo que ¿qué le costaría al señor Montoro enviar a los
hombres de negro casa por casa a los consejeros de Bankia que tienen cuentas
pendientes si total son 82? Y cuando terminen, que sigan por las otras 20 cajas
que según el ministro De Guindos también andan a malos pelos, sin olvidar ni un
día más a la familia Pujol que total no son más que siete: papa, mamá y 5
vástagos.
No me hace mucha gracia elogiar a la señora Merckel porque a lo mejor se le
suben a la cabeza los comentarios y nos aprieta más todavía, pero no me extraña
nada que nos exigiera que fuera el Estado el que avalara a las entidades
financieras a rescatar, porque no se fiaba un pelo de ellas. Lo que no hizo bien
Merckel fue no decirle sus sospechas a los preferentistas, desahuciados y
pobres, porque de escrache en escrache lo hubieran solucionado de un plumazo. Y
a estas alturas los bancos darían créditos, la deuda del Estado bajaría y hasta
se crearía algún que otro puesto de trabajo, no digo permanente porque hubiera
sido mucho pedir.
Al gobierno no le perdono muchas cosas y siempre que hay motivo lo critico,
es decir todos los días, pero nos deberían contar cómo hablan de España en el
extranjero, con la trastienda que apacientan. Aunque también tengo otras
curiosidades ¿cómo se puede ser tan hortera y robar a manos llenas para
caprichos inconcebibles para cualquier persona inteligente y psicológicamente
normal? Debe ser que para mangonear un banco, no hace falta ni inteligencia, ni
equilibrio mental, ni ser normal.
Lola Cabezudo
“Lanza” Ciudad Real