FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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viernes, 4 de julio de 2014

¿Quienes son los violentos? Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

No es nada buena mi relación con la policía. Algunas, ¡pocas!, veces me he encontrado con algún agente que demostraba con su actuación conocer su trabajo, estar consciente de la autoridad que las leyes le otorgan, y también, e cuales son los límites de esa autoridad. Pero estas situaciones han sido en la tranquilidad de la oficina, o en la placidez de una instalación como estación de tren, o aeropuerto, cuando han sido solicitados para una información. Pero en la calle, incluso en la tranquilidad de un tráfico fluido y normal, las dos últimas veces que recuerdo de la actuación de la policía municipal, esa actuación fue penosa. Me sentí, sin ningún tipo de actuación ni mala, ni sospechosa, ni molesta, ni “estorbante”, -permítaseme el neologismo-, por mi parte, me sentí, digo, molesto, tratado sin ninguna delicadeza, y hasta amenazado, en una de las ocasiones, de denuncia por agresión a la autoridad. Lo que era, además de delirante, falso, exagerado, y abusivo, por supuesto.
Esto con la policía municipal, en situación de pacífica circulación, o parada, sin molestias ni peligros. Lo malo viene cuando se trata de la policía nacional, sobre todo su cuerpo de “Anti disturbios”. (Dejo de lado, por supuesto, la vez que, volviendo a casa de mi curso de Teología Pastoral en el departamento que la Universidad Pontificia de Salamanca tiene en Madrid al final de la calle Isaac Peral, junto con otros compañeros, tuvimos, si comerlo ni beberlo, que huir por pies de unas enormes porras que los grises esgrimían desde los caballos. Era el mes de febrero de 1970). No me refiero a eso, no. Pero sí a la vez que, por imprudencia, o impericia, me da lo mismo, a la salida de un partido de futbol en el Bernabéu, con la calle Concha Espina abarrotada de todo tipo de gente, familias enteras, personas mayores, jóvenes, y niños, cargó, o hizo como que tal, para asustar, supongo, con toda la parafernalia de los caballos, y los guardias armados hasta los dientes. Todo porque unos aficionados, de esos más alborotadores que violentos, les estaban sacando de quicio con sus burlas y su habilidad para escabullirse a los agentes, que todos suponemos maravillosamente preparados para cumplir su, a veces, ¡no siempre”, delicada misión. Y eso pasó en plena democracia, por los años noventa. Tuve que saltar por encima de un coche, e intenté proteger a una señora con sus dos niños pequeños. En aquel tiempo era ágil, y tenía buenas piernas.
Eso que me ha pasado a mí. Pero estamos viendo, con demasiada frecuencia, por la televisión, actuaciones insoportables, desmesuradas, además de poco profesionales e ineficaces por parte de la policía “Anti disturbios”. Generalmente estos, los disturbios, no se han producido todavía, Se trata, pues, de actuaciones preventivas, contra delitos que no se han cometido. Cualquier novato de Derecho sabe que eso es ilegal, y no digamos antidemocrático. Pero las fuerzas del orden actúan a veces como si la Constitución fuera de ellos, el espacio, la calle, y hasta los adornos de las chicas madrileñas. Me resultó indignante, y personalmente un atropello, como si me lo hicieran a mí, que no dejaran pasar a una joven, (deambular por la calle es un Derecho constitucional) y de alguna manera la vejaran. La policía se ha defendido diciendo que cumplían órdenes. Pero hay que recordar a los agentes policiales que hay órdenes nulas, aunque emanen de un juez, o, todavía más, de un/a delegado del Gobierno. Ni éste, ni aquel pueden, por su cuenta, suspender un derecho constitucional. Estamos hartos de que los que más invocan la Constitución sean los que más la conculcan.
Quiero recordar, para acabar, ciertos puntos que considero fundamentales:

Los que usan armas, esos son los más violentos.
Los que son entrenados para mantener el orden público deben de ser profesionales que sepan mantenerlo por medios pacíficos, usando las armas solo en última instancia, y como una emergencia, y nunca de primera instancia.
La obediencia debida es un fraude.
Como dijo San Pedro al Sumo Sacerdote, el Papa de entonces: “hay que obedecer a Dios, antes que a los hombres”. (Hech 4,19-20)
Es decir, hay que obedecer a la conciencia.
Un policía, o un soldado, no tiene ninguna obligación de cumplir una orden injusta. Es más, tiene el deber de no cumplirla.
La Constitución española no prohíbe ser republicano, como tampoco portar un símbolo de la república.
Si hay un riesgo “real y cierto” de que los que portan en el atuendo algún símbolo no prohibido sean causa de disturbios, es decir, “sean agredidos” por otros ciudadanos, el deber de la policía es protegerlos de esa agresión; y no prohibirles circular, o quitarles los símbolos no prohibidos.
No hay nada más violento, en todos los países, que el Estado. (Una cosa es que por el Contrato Social el Estado tenga el monopolio del uso de la fuerza, y otra que abuse de ese peligroso monopolio).

Y quiero terminar reivindicando mi sentido común, no soy un chalado: no acepto pensamientos como “sé realista, no seas soñador, las cosas son como son”, u otros semejantes. Las cosas, muchas veces, son como son, y están como están, por la dejación y la cobardía de la ciudadanía, que con más frecuencia de la debida da la razón a Erich Fromm, en la idea central desarrollada en uno de sus mejores obras, titulada, muy significativamente,“El miedo a la libertad”.
Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara
Lo legal y lo inmoral
Mucho se está hablando estos días de las ventajas de que disfrutan, los eurodiputados que lo desean, con la SICAV (sociedad de inversión de capital variable) organizada por la Eurocámara. De tal modo que uno de los eurodiputados de IU, Willy Meyer, no solo se ha borrado de la participación en la misma, sino que ha dimitido como eurodiputado. Su decisión ha provocado división de opiniones, como las faenas controvertidas de los toreros. Para unos ha sido una actuación digna, coherente y ética, para otros, pura hipocresía electoral, a la que lo ha empujado una trampa que le ha preparado la demagogia de su partido.
En estos términos se ha pronunciado un ¿periodista? de “El Mundo”, Vicente Lozano, que ha arremetido contra el eurodiputado de izquierdas. La propia Rosa Díez, también beneficiaria de esos fundos “legales”, ha defendido su uso, en una intervención que, para mí, le ha hechos perder una cierta aura de integridad y coherencia. Porque, señores periodistas, o lo que sean y señores políticos, -si lo son buenos merecen toda mi aprobación, y admiración, pero político bueno, ¡rara avis!-, hay muchas cosas legales que son terriblemente inmorales. Por ejemplo, las legislaciones nazis o franquistas producían legalidad, pero no salvaban la irremediable inmoralidad que las aquejaba.
Porque, díganme, ¿quién puede, en la España actual, donde uno de cada cuatro niños sufre desnutrición o mal nutrición, donde más de dos millones de hogares viven con menos de setecientos euros, donde las ONGs, como Caritas, estamos repartiendo millones de toneladas de alimentos, donde no hay un duro ni para calentar la casa, ni para cuidar a los dependientes, quién, pregunto, puede tener un fondo de pensiones? Y, sobre todo, ¿quién lo pude tener tan favorable como los eurodiputados, tan mal pagados, los pobres, y con un futuro de jubilación tan sórdido?
Así que a la mayoría de los ciudadanos españoles, que en el mejor de los casos somos mileuristas, nos parece muy bien las actitudes de los que han abandonado la seguridad de esos fondos, y hasta han llegado más lejos, abandonando el escaño. Y no sean, algunos, espero que no todos, no sean tan hipócritas de acusar de electoralismo a quien quiera que sea, ya que todos los políticos, o por los menos sus agrupaciones, los partidos, son electoralistas en casi todas sus disposiciones. Y estas contradicciones todavía se entienden en los políticos, aunque no se compartan. Pero, ¿por qué hay periodistas que solo ven esas incoherencias en unos partidos, y en otros, sobre todo del Gobierno, no? He ahí otra inmoralidad, bastante común en comunicadores demasiado comprometidos. No se sabe si con las ideas, o con la logística.
Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

•Recrear el Banco Vaticano: 13 propuestas Xavier Pikaza, teólogo



















Me escandaliza un tipo IOR o Banco Vaticano, que sigue ocupando las portadas de la prensa "religiosa", como aparece hoy mismo en RD 
(cf. El "G8" se convierte en "G9": Parolín pasa a ser miembro permanente:  

Por lo que se puede saber hay diversidad de opiniones, y quizá el mismo Papa Francisco se encuentra dividido :
a. Algunos quieren que las cosas sigan como estaban, con un banco confidencial (y paternalista) que sirva para canalizar las operaciones económicas de la Iglesia católica, desde el Vaticano. Pero en este caso es imposible evitar las críticas que se vienen sucediendo desde el caso del Banco Ambrosiano, con personajes como Marcinkus y muertes como la de Calvi (¡estaba yo en Roma por entonces!).
b. Otros desean que se suprima radicalmente el Banco Vaticano, de manera que los asuntos monetarios de la Iglesia Romana se realizaran a través de los bancos normales de Italia o de cada país. Pero esta solución tiene dos claras dificultades. (a) El Vaticano es un Estado, hoy por hoy, y es difícil que un estado sin Banco… (b) Por otra parte, los bancos normales de Italia y de Europa (del mundo) están en entredicho, pues se han convertido en máquinas financieras al servicio de su propio interés (un capital), en contra de las directrices esenciales del evangelio.
c. Otros quieran crear un banco distinto, y entre ellos parece estar el mismo Papa…, un banco no financiero (separado por tanto de los grandes bancos actuales), que no “crea” dinero, ni presta a interés (¡sin ningún tipo de usura!) sino que simplemente recoge un dinero que algunos cristianos le “prestan” para administrarlo al servicio inmediato (¡o casi inmediato!) de grupos más pobres o de obras de tipo asistencial.
Trece proposiciones sobre el Banco Vaticano:
En línea de principio, yo quisiera situarme en la última línea anterior, que he venido desarrollando en muchas ocasiones en este mismo blog, a partir de mis trabajos sobre el Nuevo Testamento y la Historia de la Iglesia, que en alguna ocasión podré exponer con más detalle. Éstos son los puntos del programa que hoy quiero esbozar:

1. Debemos influir para que la Iglesia en cuanto tal, sea lo que ha de ser, conforme, conforme al evangelio y a sus tradiciones más antiguas: Espacio de comunión de unos creyentes que se abren, en línea de principio, a todos los hombres y mujeres de la tierra. Siendo “espiritual”, su tarea resulta inseparable de un testimonio social de caridad y justicia.

2. En el principio de toda solución ha de ponerse la palabra de Jesús, cuando contrapone a Dios y a Mamón, que no es la simple codicia interior, sino un Capital que quiere Capital, haciéndose centro de la vida de los hombres (Mt 6, 24). En esa línea, el posible Banco Vaticano ha de ser, por tanto, un banco anti-capital.

3. Desde el comienzo de la Iglesia ha sido importante el tema de reunir y administrar bien el dinero al servicio de los pobres, como aparece de forma impresionante en la Colecta de Pablo a favor de los Pobres de Jerusalén. Él quiere que las iglesias gentiles reúnan desde su pobreza una buena cantidad de dinero, pero no para ponerlo en un banco, sino para llevarlo directamente a Jerusalén, para alivio de los pobres, con gran profesionalidad y trasparencia.
4. Me parece esencial la tarea de los “diáconos eclesiales”, que en Roma y en otras comunidades, tenían la tarea esencial de recoger y administrar el dinero comunitario al servicio de los pobres de la comunidad y del entorno (incluso los “no cristianos”). El Archi-Diácono no tenía un banco donde ponía el dinero para “hacerlo crecer”, sino que lo ponía directamente a disposición de los pobres. No eran pequeñas, sino grandes cantidades, de forma que incluso el Estado Romano quiso requisarlas varias veces, cuando su fisco andaba más vacío.
5. El mal empezó cuando ese dinero de la Iglesia (es decir, de la comunidad) empezó a ponerse al servicio de la Iglesia en sí y de sus obras (edificios…palacios), al servicio de laIglesia-Jerarquía, y no de la iglesia de los pobres, de la humanidad necesitada. En ese momento pudo incluso nacer un gran arte (con templos como Santa Sofía o San Pedro Vaticano), pero se perdió el sentido evangélico del dinero.
6. El mal aumentó cuando, en el signo XIV, tras haber condenado siempre la “usura” (el préstamo con intereses, es decir, el “dinero que crea dinero”), la Iglesia de Roma empezó a reconocerla, de tal forma que incluso el Vaticano se convirtió en gran Banco (siglo XV). En ese momento, la Iglesia “oficial” perdió, en este campo, su base evangélica, y se pudo (de forma directa o indirecta) al servicio del Capitalismo que, en sentido estricto, nacerá un poco más tarde.
7. De esa forma, el dinero que ante era “dinero real” (con un fondo de bienes “materiales”: tierras, metales preciosos…) empezó a convertirse en Capital Virtual, signo y principio de un mercado financiero que ha venido a culminar en estos últimos decenios en la situación de gran crisis que todos conocemos. Ahora sabemos ya, con toda claridad, que ese Capital Virtual, al servicio de sí mismo (de su mercado interno…) es el gran Mamón, el Anti-Dios, el poder que maneja todo y todo puede destruirlo.
8. En esta situación el Banco Vaticano, en cuanto signo de autoridad evangélica (¡si es que puede ser, si es que cree en el evangelio!) tiene que desvincularse totalmente del capital financiero (dinero que crea dinero, a costa de la vida de los hombres). Tiene que hacerlo hoy, no mañana, dejando todas sus cuentas absolutamente claras, trasparentes (como sabía san Pablo, organizando la colecta ¿o es que los monseñores del Vaticano no leen a Pablo).
9. El Banco Vaticano tiene que ser una institución puramente “crediticia”, donde algunos “invierten” dinero, no para ganar (¡ni siquiera para cobrar intereses!), sino para agilizar y expresar la exigencia evangélica de la comunicación de bienes entre los cristianos. La Iglesia sabe desde el principio (¡testigo el evangelio de Lucas!), que la fe en Dios (credere-pisteuein) es inseparable del “crédito” en el campo económico. En esa línea, el Banco Vaticano sólo tiene sentido si deja de ser máquina de hacer dinero (o de camuflarlo, en manos de algunos “patronos”) y se convierte en signo de transparencia económica, no para crear-aumentar dinero, sino para compartirlo.
10. Es muy posible que esa “conversión” del Banco Vaticano exija el abandono del Estado Vaticano (nacido con las armas, crecido con dinero…). Sólo si desaparece el Estado Vaticano, y si las cuentas de su Banco se vuelven transparentes al cien por cien, sin excepción ninguna (¡sin dinero financiero!), podremos “creer” que el Vaticano puede ser cristiano. Por ahora nos cuesta muchísimo.
11. Es también muy posible que el Banco Vaticano tenga que desvincularse de (casi) todas las obras vaticanas (nunciaturas, personal administrativo, guardia suiza, edificios…), adelgazándose hasta el límite, para que sea aquello, que ha de ser: Signo y mediación de la “bolsa común”. Según los evangelios, al mismo Jesús le resultó difícil ese tema de la “bolsa común”, que Judas habría puesto a su servicio, traicionando a su “maestro”. Es normal que los intereses que están en el fondo del G8 o G9 de la transformación del Banco Vaticano terminen llevando a la tumba al Papa Francisco, si “Dios” no lo remedia (¡y Dios quiera remediarlo!).
12. Una vez que el Banco Vaticano sea lo que ha de ser, en línea de evangelio, una vez que lo sea y lo muestre (¡que lo veamos, que lo vean los no cristianos…!), podremos hablar de una “conversión del dinero” (tema de fondo del evangelio de Lucas). No harán ya falta documentos como muchos de aquellos que han escrito los papas en los últimos siglos, hablando de una cosa y haciendo otras. No, no les condeno. Muchos han hecho lo que han podido… pero en general han podido poco (¡quizá no han creído!).
13. Por eso he dicho que me escandaliza la cuestión del Banco Vaticano. ¿Es que los monseñores del G8 o G9 no creen en el evangelio? Quizá creen, pero en un sentido sobre todo espiritual…; quizá no acaban de saber que el evangelio es espiritual y material, tiene mucho que ver con el dinero de los pobres. ¿Será demasiado ilusorio el pensar que Banco Vaticano puede convertirse en Banco no sólo para los pobres, sino de los pobres?
Seguiré pensando en esto. Buen día a todos, buen trabajo a los hermanos del G8 o G9, con el Hermano Francisco.

Gil Tamayo, portavoz de la Conferencia Episcopal Española: “El Papa nos ha dicho que tenemos que dialogar con todo el mundo” Juan Cejudo, miembro del MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares



Al leer esta frase que el Papa ha dicho a los obispos españoles, no he podido menos que pensar de inmediato: ¿También deben dialogar nuestros obispos con los grupos cristianos críticos?
Pienso en los teólogos progresistas, la mayoría sancionados y represaliados por la Inquisición vaticana de los papas anteriores, ignorados y criticados por los obispos.

Pienso en las comunidades cristianas de base, totalmente ignoradas por ser consideradas poco ortodoxas con las normas eclesiásticas. Pienso en el Movimiento por el Celibato Opcional ( colectivo en gran mayoría formado por curas casados, que representan un total del 25-30% del total de los curas de España), pienso en el movimiento de mujeres católicas progresistas- muchas de ellas teólogas- que los obispos silencian e ignoran… Pienso en parroquias populares “mal vistas” por los jerarcas….En religiosos y religiosas secularizadas
Pienso en los movimientos obreros cristianos, en grupos de religiosos y religiosas de tendencia renovadora…
Tantos y tantos grupos y colectivos cristianos ( perdonad porque se me habrán pasado muchos por nombrar) que hasta ahora parece que no cuentan para nuestros obispos….
Ahora el Papa Francisco les dice que tienen que dialogar con todo el mundo…, no sólo con los poderes del Estado y con las autoridades. No sólo con los grupos fieles a la jerarquía…

¿También deben dialogar con estos sectores críticos?
¿O preferirán hacerlo con todos menos con ellos?

Ahí dejo mi pregunta….

La teología de la liberación, ¿una anciana moribunda? Juan José Tamayo, teólogo


“Efectivamente, las figuras relevantes de la Teología de la Liberación (TL) son personas ancianas y, como tal, como la expresión de lo que fue, está muy está anciana, si no es que ya está muerta… Hoy en día no está más el tema de la teología de la liberación, que había sido planteada con una base sociológica que no cuadraba con la base teológica”.
No, no son afirmaciones estas de sectores lefebvristas, neoconservadores o integristas, ni de la Congregación para la Doctrina de la Fe, tan propensa a desacreditar las tendencias teológicas que no coinciden con la teología romana. Han sido pronunciadas por monseñor Carlos Aguiar Retes, todopoderoso presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), y difundidas por la Agencia Católica de Información ZENIT. Las ha hecho en un momento tan significativo como el encuentro del CELAM con el papa Francisco, cuando el Vaticano está dando muestras de acercamiento a dicha teología.

Ante las críticas recibidas por tamaño desprecio hacia la TL, el propio arzobispo Aguiar ha querido matizarlas en unas declaraciones a Noticelam, pero, a mi juicio, se ha puesto más en evidencia su rechazo hacia dicha teología. Recuerda la existencia de una corriente basada “en el análisis marxista que llevó a una ideologización del mensaje evangélico” y cree necesario re-direccionarla a través del desarrollo de “una teología de la liberación con una base bíblico espiritual”.
¿Qué revelan las primeras afirmaciones tan irrespetuosas en boca de un dignatario tan cualificado como mal encarado de la Iglesia católica, que se arroga la representación de varios cientos de millones de católicos del continente y las segundas declaraciones tan desenfocadas sobre la teología de la liberación: ignorancia, manipulación o, más sencillo todavía, confundir el deseo con la realidad? Fuere una cosa, otra, la tercera o las tres a la vez, me gustaría informar, siquiera someramente, al presidente del CELAM del estado actual de la Teología de la Liberación (TL), que hoy está muy lejos de la ancianidad y mucho más todavía de la muerte.
La TL, nacida en América Latina a finales de la década de los sesenta del siglo pasado –apenas ha cumplido 45 años- es una de las corrientes más creativas del pensamiento cristiano nacidas en el Sur, lejos de los centros de poder político, económico y religioso, con señas de identidad y estatuto teológico propios. No es, por tanto, una sucursal de la teología elaborada en el Norte. Todo lo contrario: ha quebrado el norte-centrismo teológico, sea el moderno o el postmoderno, el europeo o el norteamericano.
Viene siendo objeto de sospecha desde sus orígenes, y muy especialmente durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto II. Ha recibido acusaciones de lo más gruesas e indemostrables como defender la violencia, ser una sucursal del marxismo, introducir la lucha de clases en la Iglesia, politizar partidistamente el cristianismo… Muchos de sus cultivadores han sido condenados, destituidos de sus cátedras y sus libros sometidos a una férrea censura. La más grave de las condenas -comparable a la del Syllabus del papa Pío IX contra el modernismo-, fue la llevada a cabo por la Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la Liberación, de 1984, redactada por el cardenal Ratzinger cuando era presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe y ratificada por Juan Pablo II.
Mas, a pesar de la persecución de que ha sido objeto, la TL no se ha rendido a la ortodoxia vaticana, ni ha renunciado a sus primeras intuiciones ni al principio-liberación, pero tampoco se ha quedado en la foto fija de sus orígenes, ya que no es una teología perenne, inmune a los cambios, ni de la razón pura, sino una teología de la razón práctica, histórica, in fieri, que se reformula y reconstruye en los nuevos procesos de liberación.
Lo mismo que la TL en sus orígenes intentó responder a los desafíos sociales, económicos, religiosos, espirituales, culturales del continente latinoamericano, hoy sigue haciéndolo y se elabora a partir de los nuevos sujetos que están emergiendo y protagonizan los cambios estructurales en la sociedad y en las religiones: las mujeres doble o triplemente oprimidas por las dictadura del patriarcado, del capitalismo y del colonialismo en alianza, la Tierra, sometida a la depredación del sistema de desarrollo científico-técnico y económico voraz, el campesinado sin tierra, los pueblos indígenas y las comunidades afroamericanas, humilladas durante siglo de dominación imperial, las colectividades, cada vez más numerosas, excluidas por mor de la globalización neoliberal, las religiones otrora destruidas por el cristianismo imperial, las identidades estigmatizadas y perseguidas.
Son todas ellas alteridades negadas que conforman los diferentes rostros de la pobreza y la marginación, a quienes la TL reconoce como sujetos activos, consciente de que se están empoderando y, desde su empoderamiento, contribuyen a la superación del racismo, el sexismo, el clasismo, la homofobia, así lideran la lucha contra los etno-cidios, geno-cidios y bio-cidios causados por el paradigma de desarrollo de la modernidad occidental.
De aquí han surgido nuevas tendencias teológicas de la liberación, todas ellas contra-hegemónicas: teología feminista, indígena, afrodescendiente, campesina, ecológica, queer, teología del pluralismo religioso, de la diversidad sexual. Todo un mosaico de teologías y sabidurías que conforman el plural panorama de la TL, que no es una anciana moribunda, sino que sigue viva y activa intentando responder a los nuevos desafíos del continente latinoamericano.
Hoy está presente en todo el Sur, pero también en los ámbitos de marginación del Norte y se ha hecho visible en el Foro Social Mundial, donde ha creado su propio espacio religioso alter-globalizador, el Foro Mundial de Teología y Liberación, que cuestiona las creencias crédulas, revoluciona las conciencias de los creyentes y no creyentes y pretende transformar sus prácticas alienantes en emancipatorias desde la convicción de que “Otra teología es posible” ¡y necesaria! en plena sintonía con la consigna de los Foros Sociales “Otra epistemología es posible!” y con las epistemologías del Sur que se están desarrollando en las diferentes disciplinas y saberes.
Si monseñor Aguiar Retes quiere enterrar la teología de la liberación, debe saber que lo hará con una realidad viva, y eso es un delito mayor y más grave que el de considerarla anciana o muerta. ¡Qué lejos está el actual presidente del CELAM de los obispos que dijeron adiós al paradigma de la Iglesia conquistadora, colonial y desarrollista de la conquista e iniciaron el paradigma de la Iglesia de la liberación en la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín en 1968! Estos pusieron las bases de la Iglesia de los pobres, que el papa Francisco quiere recuperar. Con sus declaraciones, monseñor Retes lo que hace es dinamitar dichas bases.
Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría” de la Universidad Carlos III. Sus libros más recientes son: La teología de la liberación en el nuevo escenario político y religioso (Tirant lo Blanch, 2010); Otra teología es posible. Pluralismo religioso, interculturalidad y feminismo (Barcelona, 2011); Invitación a la utopía. Ensayo histórico para tiempos de crisis (Trotta, Madrid, 2012); Cincuenta intelectuales para una conciencia crítica (Fragmenta, Barcelona, 2013).