Enviado a la página web de Redes Cristianas
Asombra la falta de interés en las elecciones para el Parlamento
Europeo, como si no tuviera consecuencias para los más de 400 millones
de ciudadanos europeos.
Ante las elecciones para el Parlamento Europeo, muchísimos ciudadanos no
son conscientes de que los elegidos no van a representar a los estados,
que no serán parlamentarios franceses, españoles, alemanes, hasta 27,
pero que tomarán asiento por sus adscripciones políticas dentro del arco
parlamentario. No importará que sean oriundos de tal o de cual país
sino que actuarán como socialistas, como demócratas cristianos, o como
liberales, como ecologistas o como auténticos infiltrados contra la
Unión Europea (UE).
Actuarán como ciudadanos de la UE que es
como debemos acudir a votar ese día quienes conformamos esa entidad
supranacional en busca de sus señas de identidad y del imprescindible
poder soberano. Con un auténtico y fuerte gobierno no sometido a los
dictados ni intereses de los 27 jefes de estado y con un poder judicial
dotado de los medios necesarios para actuar por encima de intereses
nacionales, económicos, religiosos, financieros sino al servicio de la
justicia, la solidaridad, la libertad y la convivencia en armonía entre
todos. Una auténtica koinonía, una comunidad en una tierra y en un medio
ambiente del que formamos parte responsable y que no podemos explotar
como hasta ahora.
Hoy gracias a la revolución de la información y a la expansión de las
comunicaciones es técnicamente posible la relación entre personas,
sociedades, culturas, anhelos y logros de los más diversos pueblos y
comunidades en tiempo real. No vayamos a apretar el acelerador de un
bólido descomunal pero con la minada puesta en el retrovisor. Los
políticos nacionales han dejado de tener poder decisorio porque son los
intereses financieros, económicos y estratégicos de los grupos de poder
quienes se sirven de los políticos como instrumentos de sus decisiones;
cada vez más arbitrarias, más inhumanas y cada vez más catastróficas
para el medio ambiente. Basta ya. Tenemos a nuestro alcance la
posibilidad de participar en el gobierno de una democracia de ciudadanos
educados, libres y responsables. En la Constitución de Atenas al que no
participaba en la cosa pública lo denominaban idiotés.
Exijamos que se hagan públicos los programas de los candidatos de
los diversos grupos políticos, que haya debates y transparencia para
poder exigirles que cumplan con sus promesas. ¿Alguien recuerda haber
recibido en su demarcación la visita de algún parlamentario elegido hace
5 años? ¿Acaso no han sido elegidos parlamentarios gracias a nuestro
voto? ¿Ante quienes han rendido cuentas?
En lo militar, dependemos de la OTAN y ésta de lo que decida el
gobierno de Estados Unidos sometido al dictado de intereses económico
financieros. En medio ambiente, como en educación y formación superior,
cada país tira por su lado. No existe una auténtica libertad de
circulación de mano de obra, ni de las personas con titulaciones
superiores. Con lo fácil que hubiera sido homologar la educación para
todos como rige en cada uno de los países de la Unión Europea. Han
abolido fronteras que no nos podían proteger de la contaminación, ni de
los peligros de catástrofes nucleares, ni del control indiscriminado de
las comunicaciones personales.
Internet y la revolución de la información han facilitado las
relaciones humanas y comerciales. Pero también han proporcionado un arma
de control a los poderes dominantes sobre correos electrónicos,
conversaciones telefónicas, transacciones comerciales con el cada vez
menos seguro dinero plástico, control de datos personales so pretexto de
defendernos. Eso sí, se han montado agencias policiales de datos con
acceso de diversos países y cuerpos de inteligencia, para protegernos
mejor de los terroristas.
¿Cuándo denunciaremos que los peores terroristas son los que
comercian con nuestras vidas, con nuestro sustento, con nuestra salud y
con nuestro derecho a una vivienda y a un trabajo digno? Son los
responsables de las guerras, del narcotráfico, de la impunidad en los
paraísos fiscales, del blanqueo de dinero del crimen organizado, de las
estafas inmobiliarias y de la destrucción de nuestras costas y de la
contaminación de los mares y de la atmósfera.
No fuimos capaces de atender al grito de los pobres y de los
excluidos. Ni hemos invertido en medios suficientes para proporcionar la
salud general para todos, ni la educación universal obligatoria y
gratuita, ni terminado con el hambre que padecen cuatro quintas partes
de la humanidad.
Es demencial que, a un mes del cierre de presentación de candidatos,
dirigentes del gobierno sostengan que lo tienen todo bajo control, que
ellos conocen su “programa” y que la participación ciudadana es libre;
eso es que nos tratan como a idiotas.