FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA

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jueves, 27 de febrero de 2014

¿Qué se entiende por terrorismo? Leonardo Boff, teólogo




   Las manifestaciones pacíficas de junio y julio de 2013 en Brasil y otras en lo que va del año 2014 mostraron también paralelamente la actuación violenta de los Black Blocks que, enmascarados, cometían actos vandálicos, atacaban a policías, culminando con la muerte del camarógrafo Santiago de Andrade. Se planteó entonces el tema del terrorismo.
Es arriesgado empezar calificando de terrorismo los actos violentos practicados. Estos se produjeron en el seno de grupos insatisfechos con ciertas alianzas del PT con políticos altamente desacreditados o como reacción a la violencia policial. Puede estar presente un rasgo ideológico como oposición radical al sistema macroeconómico neoliberal, dentro del cual se sitúa Brasil. Embisten contra sus símbolos, como los bancos, dañándolos. Piensan ilusamente que rompiendo sus fachadas alcanzan el corazón del sistema. Éste no cambia por la “violencia simbólica” sino por un proceso histórico-social, generalmente prolongado. Tales grupos están cargados de decepción y amargura y dan rienda suelta a su estado de ánimo a través de acciones destructivas.
¿Se pueden calificar tales actos como expresión de terrorismo? Pienso que no sería exacto. El terrorismo tiene por detrás un radicalismo excluyente sea de naturaleza religiosa o política. Lleva a los militantes a sacrificar la vida para sus propósitos. Fue paradigmático el terrorismo islámico que llevó al atentado del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos. A partir de entonces el miedo se instaló en todo el país. Y el miedo produce fantasmas que desestabilizan a las personas y el orden vigente. Así, por ejemplo, un árabe en Nueva York pide información a un policía y éste lo detiene, imaginando que se trata de un terrorista. Después se comprueba que era un simple ciudadano inocente.
Esta fenomenología muestra la singularidad del terrorismo: la ocupación de las mentes. En las guerras y en las guerrillas se necesita ocupar el espacio físico para imponerse efectivamente. Así fue en Afganistán y en Irak. En el terror, no. Basta ocupar las mentes con amenazas que producen miedo, internalizado en la población y en el gobierno. Los norteamericanos ocuparon físicamente el Afganistán de los talibanes y el Irak de Saddam Hussein, pero Al Qaeda ocupó psicológicamente las mentes de los norteamericanos. La profecía que hizo el 8 de octubre de 2001 el autor intelectual de los atentados del 11 de septiembre, el todavía vivo Osama Bin Laden, se realizó: “Estados Unidos no tendrá seguridad, nunca más, nunca más tendrá paz”.
Para dominar las mentes por el miedo, el terrorismo sigue la siguiente estrategia: (1) los actos tienen que ser espectaculares, en caso contrario, no causan una conmoción generalizada; (2) a pesar de ser odiados, deben provocar admiración por la sagacidad empleada; (3) deben sugerir que han sido minuciosamente preparados; (4) deben ser imprevistos para dar la impresión de ser incontrolables; (5) sus autores deben quedar en el anonimato (usar máscaras) porque cuantos más sospechosos, mayor miedo; (6) deben provocar miedo permanente; (7) deben alterar la percepción de la realidad: cualquier cosa diferente puede configurar el terror.
De modo formal: terrorismo es toda violencia espectacular, practicada con el propósito de ocupar las mentes con miedo y pavor. Lo importante no es la violencia en sí sino su carácter espectacular, capaz de dominar las mentes de todos.
Está en debate en el Ministerio de Justicia, en los órganos de seguridad del Estado y en el Parlamento una legislación que trata de tipificar los actos destructivos de los Black Blocks como terrorismo. Pero cuidado, no se trata de terrorismo como el que he descrito. Los actos, por su carácter destructivo, tienen rasgos de terrorismo sin ser terrorismo propiamente dicho. Si lo tratamos como terrorismo, como ya lo advirtió el Ministro de Justicia Eduardo Cardoso, corremos el riesgo de instaurar el miedo en la sociedad, miedo que acaba inhibiendo las manifestaciones populares. Con medidas de carácter anti-terrorista podemos estar llevando agua al molino de los Black-Blocks: ocupar, por el miedo, las mentes de la población. Basta aplicar las leyes existentes con las sanciones en ellas previstas.
Más importante que saber quien cometió y comete actos de violencia es saber por qué se recurre a ellos. El analista político Wanderley Guilherme dos Santos que se dio a conocer por preanunciar el golpe civil-militar de 1964 con el texto “Quién va a dar el golpe en Brasil” en el Boletín Carta Maior de febrero nos alerta sobre los Whitetblocks: los dueños del capital, nacional e internacional, que no quieren ningún cambio por temor a perder su nivel de acumulación. No es imposible que puedan estar detrás de los Black blocks. De ahí la importancia del seguimiento por parte de los órganos de información del Estado, pues el golpe civil-militar de 1964 nos dejó serios indicios respecto a estas fuerzas. Fue un golpe de clase con uso de la fuerza militar. Nuestra sociedad altamente desigual y discriminatoria ofrece siempre razones para la indignación violenta. Cumplir la Constitución posibilitando educación, garantizando lo mínimo para todos, mostrando amor a las personas como lo ha hecho, ejemplarmente, la esposa del camarógrafo Santiago de Andrade y la ministra Maria do Rosário, de la Secretaría Nacional de Derechos Humanos, son caminos de otro tipo de estrategia política, ciertamente más eficaces que la pura y simple represión policial, que ataca los efectos pero no llega al corazón de esta violencia, que, si no se contrarresta puede transformarse en eventual terrorismo organizado.



Ada Colau: “Sólo nos queda la movilización y la organización social”

Insurgente
Ada Colau es la cara más visible del movimiento social que ha conseguido transformar el drama individual de miles de familias en una cuestión política de la agenda nacional. En la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), que acaba de cumplir cinco años, es la voz de quienes no pueden afrontar el pago de la deuda con los bancos por su vivienda y que se han unido para buscar soluciones colectivas a un drama que antes se vivía, tristemente, en silencio. Su crítica profunda a la política de vivienda en España y su defensa de la desobediencia civil la han convertido en objeto de animadversión de dirigentes políticos, así como una líder social aclamada por millones de ciudadanos.••• Ver noticia ••

Domingo 2 de Marzo, 8º del tiempo ordinario: No a la idolatría del dinero José Antonio Pagola




EL Dinero, convertido en ídolo absoluto, es para Jesús el mayor enemigo de ese mundo más digno, justo y solidario que quiere Dios. Hace ya veinte siglos que el Profeta de Galilea denunció de manera rotunda que el culto al Dinero será siempre el mayor obstáculo que encontrará la Humanidad para progresar hacia una convivencia más humana.

La lógica de Jesús es aplastante: “No podéis servir a Dios y al Dinero”. Dios no puede reinar en el mundo y ser Padre de todos, sin reclamar justicia para los que son excluidos de una vida digna. Por eso, no pueden trabajar por ese mundo más humano querido por Dios los que, dominados por el ansia de acumular riqueza, promueven una economía que excluye a los más débiles y los abandona en el hambre y la miseria.

Es sorprendente lo que está sucediendo con el Papa Francisco. Mientras los medios de comunicación y las redes sociales que circulan por internet nos informan, con toda clase de detalles, de los gestos más pequeños de su personalidad admirable, se oculta de modo vergonzoso su grito más urgente a toda la Humanidad: “No a una economía de la exclusión y la iniquidad. Esa economía mata”.
Sin embargo, Francisco no necesita largas argumentaciones ni profundos análisis para exponer su pensamiento. Sabe resumir su indignación en palabras claras y expresivas que podrían abrir el informativo de cualquier telediario, o ser titular de la prensa en cualquier país. Solo algunos ejemplos.

“No puede ser que no sea noticia que muera de frío un anciano en situación de la calle y que sí lo sea la caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es iniquidad”.
Vivimos “en la dictadura de una economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano”. Como consecuencia, “mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz”.

“La cultura del bienestar nos anestesia, y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esa vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un espectáculo que de ninguna manera nos altera”.
Como ha dicho él mismo: “este mensaje no es marxismo sino Evangelio puro”. Un mensaje que tiene que tener eco permanente en nuestras comunidades cristianas. Lo contrario podría ser signo de lo que dice el Papa: “Nos estamos volviendo incapaces de compadecernos de los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás”.