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ATALAYA

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viernes, 24 de enero de 2014

El Papa asegura que Internet es un «don de Dios»



El Pontífice también ensalza el poder de “proximidad” de los medios de comunicación
El Papa Francisco asegura que las posibilidades de encuentro que brinda Internet son “un don de Dios” y ensalza el poder de “proximidad” de los medios de comunicación, en su mensaje por la XLVIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que se ha hecho público este jueves. “Los medios de comunicación pueden ayudarnos en esta tarea, especialmente hoy, cuando las redes de la comunicación humana han alcanzado niveles de desarrollo inauditos. En particular, Internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos; y esto es algo bueno, es un don de Dios”, precisa.

Además, afirma que los medios de comunicación “pueden ayudar” a las personas a sentirse “más cercanas”, en un mundo en el que, a pesar del desarrollo de los transportes y las tecnologías, “aún quedan divisiones, a veces muy marcadas” como la “escandalosa distancia entre el lujo de los más ricos y la miseria de los más pobres”.
“A menudo basta caminar por una ciudad para ver el contraste entre la gente que vive en las aceras y la luz resplandeciente de las tiendas. Nos hemos acostumbrado tanto a ello que ya no nos llama la atención”, alerta el Pontífice. En este sentido, Francisco denuncia que “el mundo sufre numerosas formas de exclusión, marginación y pobreza” así como de “conflictos en los que se mezclan causas económicas, políticas, ideológicas y también, desgraciadamente, religiosas”.
En este mundo, según precisa, los medios de comunicación pueden contribuir a impulsar “la solidaridad y el compromiso serio por una vida más digna para todos”. “Comunicar bien nos ayuda a conocernos mejor entre nosotros, a estar más unidos. Los muros que nos dividen solamente se pueden superar si estamos dispuestos a escuchar y a aprender los unos de los otros”, añade.
“Aspectos problemáticos”
Sin embargo, también advierte de los “aspectos problemáticos” como “la velocidad con la que se suceden las informaciones” que “supera la capacidad de reflexión y de juicio”. Y es que, según indica, la variedad de opiniones puede ser percibida como “una riqueza”, pero también puede provocar que la persona “se encierre en una esfera hecha de informaciones que sólo correspondan a sus expectativas e ideas, o incluso a determinados intereses políticos y económicos”.
Por ello, alerta de que, “el mundo de la comunicación puede ayudar a crecer o, por el contrario, a desorientarse” y de que, al igual que el “deseo de conexión digital” puede terminar por “aislar del prójimo”, también pone en “riesgo de quedar excluidos” a quienes no tienen acceso a estos medios de comunicación social.
En cualquier caso, el Pontífice asegura que, si bien “estos límites son reales, no justifican un rechazo de los medios de comunicación social”. Así, invita a “recuperar un cierto sentido de lentitud y de calma” y ensalza el “poder” de la comunicación, que define como “proximidad”. Concretamente, se refiere a la parábola del buen samaritano -que se hace cargo del hombre medio muerto que encuentra al borde del camino- para asegurar que esta también es “una parábola del comunicador” pues “quien comunica se hace prójimo, cercano”. “Comunicar -añade- significa tomar conciencia de que somos humanos, hijos de Dios”.
El “riesgo” del consumo y la manipulación
No obstante, el Papa puntualiza que cuando la comunicación tiene como objetivo preponderante “inducir al consumo o a la manipulación de las personas” se convierte en “una agresión violenta como la que sufrió el hombre apaleado por los bandidos y abandonado al borde del camino” y, entonces, se corre el “riesgo” de que algunos medios “condicionen hasta el punto de hacer ignorar al prójimo real”.
Frente a este peligro, Francisco apunta que “la neutralidad” de los medios de comunicación es “aparente” pues “sólo quien comunica poniéndose en juego a sí mismo puede representar un punto de referencia”, de forma que “el compromiso personal” se transforma en “la raíz misma de la fiabilidad de un comunicador”.
“El mundo de los medios de comunicación no puede ser ajeno de la preocupación por la humanidad, sino que está llamado a expresar también ternura”, puntualiza. Concretamente, sobre la religión en los medios, Francisco insta a “abrir las puertas de las iglesias” también “en el mundo digital, tanto para que la gente entre, en cualquier condición de vida en la que se encuentre, como para que el Evangelio pueda cruzar el umbral del templo”. Y es que, a su juicio, “no se ofrece un testimonio cristiano bombardeando mensajes religiosos, sino con la voluntad de donarse a los demás”.

Un papa tan frágil como tú y como yo Pedro MIguel Lamet


La sacralización de los hombres de Iglesia ha sido siempre más perjudicial que beneficiosa. Recuerdo que de niño jugando al fútbol en el patio del colegio a uno de los hermanos de La Salle que participaba en el juego se le levantó la sotana y se le vieron los pantalones. Un chaval gritó: “¡Ay va, mira, si lleva un hombre debajo!”
Aquella frase me hizo reflexionar porque entonces casi creíamos que por debajo los curas eran sólidos como las figuras del belén. Con la proliferación de noticias sobre debilidades de hombres y mujeres de Iglesia no creo que esa sacralización tenga hoy mucho éxito. Aunque hay colectivos que parecen querer resucitarla con una absurda vuelta al cura segregado, protegido por su rol, el oro de los ornamentos y su sotana, más cercano al gurú de la tribu que a un hermano, un miembro de la comunidad que los congrega ante el Señor.

Ciertamente no es esta la actitud del papa Francisco. Desde el primer momento se ha esforzado en hablar el lenguaje de la calle, evitar exceso de capisayos y protecciones de todo tipo y aparecer como un hombre normal que ríe, se cansa, se emociona.

Por ejemplo el papa Francisco acaba de afirmar tener “sufrimientos” como un “hombre cualquiera”, con una vida con “tantas cosas buenas como malas”.
Lo dijo durante un encuentro privado mantenido este fin de semana en Roma con cien refugiados en la parroquia salesiana del Sagrado Corazón de Jesús en Roma, afirmación que ha transcendido a los medios de comunicación italianos.

“Cada uno de nosotros tiene su propia historia. Cuando yo pienso en la mía, veo muchas cosas buenas y muchas cosas malas”, comentó el domingo, Día Internacional del Migrante. El papa Bergoglio confesó a cinco personas en la iglesia, entre ellas a un refugiado y a un mendigo de entre los más de cien con los que mantuvo un encuentro privado en una sala de oración contigua a la basílica. Francisco instó a estas personas a “compartir las cosas buenas” cuando se encuentren “en familia” y a contar además cómo han “salido de las cosas malas”. “Compartid también la fe que habéis recibido de vuestros padres, que siempre os ayudará a seguir adelante. Los que son cristianos, con la Biblia, y los que son musulmanes, con el Corán”, dijo. Francisco finalizó la visita a los refugiados agradeciéndoles la acogida, tras afirmar que entre ellos se sintió “como en casa”. “Puedo hacer visitas educadas y de protocolo, pero no hay este calor”, dijo a los refugiados.


¡Qué maravilla oír de los labios de un papa que sufre, que en su vida, como en la de cualquier hombre de la calle, hay de todo, bueno, malo y regular!
Supongo que los que quieren engañarse a sí mismo parapetándose en la mitificación pensará que eso devalúa la figura del papa, como si lo externo fuera más importante que la actitud interior. Hay incluso a los que aparecer como un ser humano les resulta “cutre”, que resta magnificencia y dignidad al pontífice de Roma- Como si la parafernalia estuviera más cerca del evangelio que la humildad. En el fondo seguirían prefiriendo al papa-rey al que se parece al Jesús de Nazaret que pisa el polvo del camino y se identifica con los pobres y pequeños de las bienaventuranzas.
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España tiene 622.700 parados más desde que Rajoy gobierna


Público
En el cuarto trimestre de 2013 el número de parados bajó en 8.400 personas y la tasa de paro se sitúa en el 26,03%.
Pero el año pasado también se destruyó empleo: se perdieron 198.900 puestos de trabajo.
El número de hogares con todos sus miembros en paro sube un 1,36%, hasta 1,832.300.
En los dos últimos años la población ocupada ha bajado en algo más de un millón y la activa ha descendido en 427.200 personas. La mayoría han emigrado al extranjero y otras han desistido de buscar trabajo.

La botella, como siempre en estos casos, se puede ver medio vacía o medio llena. La Encuesta de Población Activa (EPA) del último trimestre de 2013 señala que el número de parados bajó en 8.400 personas con respecto al trimestre anterior. Deja también otro dato positivo: el paro se redujo en 69.000 personas en 2013. Ahora la botella medio vacía: el paro baja no porque haya trabajo, sino porque miles de personas salen del país para buscarse la vida en otro lado. 2013 fue otro año de destrucción de empleo: el número de ocupados bajó en 267.900 personas —65.000 sólo entre octubre y diciembre— y se perdieron 198.000 empleos. La prueba: 2013 registró una tasa media de paro del 26,35%; en 2012 la tasa media fue del 25,03%.
Siguen siendo casi seis millones las personas que no tienen trabajo —en concreto, 5.896.300— y la tasa de paro se sitúa en un inquietante 26,03%. La pregunta es: ¿Cómo ha aumentado la tasa de paro, como se ha destruido empleo, si el paro se ha reducido aunque sea levemente? Ello se debe, como ya se ha dicho, a que la población activa —población en edad de trabajar que tiene o busca un empleo— se ha reducido en 267.900 personas a lo largo de 2013 —73.400 en el cuarto trimestre, hasta situarse en en 22.654.500 personas—. El paro sólo bajó en 69.000 personas en 2013, lo que quiere decir que 198.000 han sido expulsadas del mercado laboral español en los últimos 12 meses.
Desde que el PP llegó al poder se han perdido 1.049.900 empleos y la población activa se ha reducido en 427.200 personas . ¿Dónde ha ido a parar esas personas? En su mayoría han emigrado al extranjero: inmigrantes retornados a su país y también muchos españoles, en su mayoría jóvenes, que han tenido que irse a buscarse la vida a otro país. Otros, simplemente, han desistido de seguir buscando un empleo. El paro se reduce porque la gente se está yendo del país, no por que haya trabajo. Un dato corrobora esta realidad: la tasa de actividad está el 59,43%, la más baja desde el primer trimestre de 2008.
El sindicato C-SIF denuncia desde diciembre de 2011 se han perdido 424.800 empleos en el sector público
En una perspectiva global de los dos años de gobierno del PP, el paro sigue siendo muy superior al que había en diciembre de 2011. Entonces la tasa de paro era del 22,85% y hoy es del 26,03%; entonces había 5.273.600 parados y hoy son 5.896.300 los que no tienen trabajo. Echen cuentas: 622.700 parados, más los 427.200 personas que han dejado el mercado laboral: la suma da 1.049.900 puestos de trabajo que se han ido al garete.
la botella medio llena: aunque en 2013 España volvió a destruir empleo por sexto año consecutivo, el número de empleos perdidos es el menor desde 2008. Así, en 2013 se destruyeron 198.900 puestos de trabajo (-1,17%), frente a los 600.600 de 2012. El año 2009 fue el que registró la mayor caída de la ocupación, con más de 1,2 millones de puestos de trabajo perdidos. Estos datos apuntan a una estabilización del mercado laboral, pero en ningún caso mejora.
Pese a todo, la tasa de actividad, el 59,43%, es la más baja desde el primer trimestre de 2008
De los 198.900 empleos destruidos el año pasado, 77.500 pertenecían al sector privado (-0,55%) y 121.400 al sector público (-4,1%). Es el tercer año consecutivo en el que el sector público destruye puestos de trabajo. El sindicato C-SIF denuncia en una nota que desde diciembre de 2011 se han perdido 424.800 empleos en el sector público.
Poniendo el foco en los detalles, en términos cuantitativos la destrucción de empleo afectó el año pasado más a los extranjeros que a los españoles. En concreto, los extranjeros redujeron su ocupación en 109.000 personas (-5,1%), frente a los 89.900 empleos que perdieron los trabajadores nacionales (-0,6%) el año pasado. Desagregando los datos por nacionalidades, el paro de los españoles descendió en 2013 en 9.600 personas (-0,2%), en tanto que los extranjeros en situación de desempleo bajaron en 59.500 personas (-4,9%), concentrando este colectivo el 86% del descenso anual del desempleo.
Todo el descenso del paro, para los hombres

Durante el pasado año, el desempleo aumentó entre las mujeres y bajó entre los hombres. De esta forma, el paro femenino creció en 18.200 personas (+0,6%), mientras que el masculino descendió en 87.300 personas (-2,7%). En cuanto a la ocupación, mientras que las mujeres perdieron 74.400 puestos de trabajo el año pasado (-0,96%), los varones perdieron 124.500 empleos, con un descenso porcentual del 1,3%. También la caída de la actividad se dejó sentir principalmente entre los hombres. Al finalizar 2013, había 56.100 mujeres menos que en 2012 en disposición de trabajar (-0,5%), con lo que la tasa de actividad femenina se situó en el 53,31%, una décima menos que en 2012. Entre los hombres, la actividad bajó en 211.800 personas durante el pasado ejercicio, un 1,7%, hasta situarse su tasa en el 65,90%, seis décimas menos que a cierre de 2012.
Con estos datos, la tasa de paro masculina se situó en el 25,31% y la femenina en el 26,87%, dos décimas menos en el caso de los hombres que en el tercer trimestre de 2013, y tres décimas más en el caso de las mujeres. La tasa de paro de los españoles se situó así en el 24,3%, una décima más que en el tercer trimestre, mientras que la de los extranjeros bajó dos décimas, hasta el 36,60%.
La destrucción de empleo en 2013 afectó a todos los sectores, menos a la agricultura
Por sectores, el desempleo aumentó en 2013 en dos de los seis sectores recogidos en la EPA. Donde más se incrementó el paro en valores absolutos fue en el colectivo de parados de larga duración (más de un año en desempleo), con 163.700 parados más el pasado año (+5,9%), seguido de los que buscan su primer empleo, con 88.700 parados más (+18,2%). Entre los descensos, el más significativo en términos absolutos lo registró el sector servicios, con 163.000 parados menos en 2013 (-9,4%), seguido de la construcción, donde el paro bajó en 86.400 personas (-22,3%); la industria, con 53.100 desempleados menos (-18%), y la agricultura, donde el paro cayó en 19.000 personas (-7,1%).
Sin embargo, la destrucción de empleo en 2013 afectó a todos los sectores, menos a la agricultura, que creó 6.800 puestos de trabajo, un 0,9% más que en 2012.
Todo el empleo destruido el pasado año fue a tiempo completo (-339.300), un 2,3% menos, frente a la creación de 140.400 empleos a tiempo parcial (+5,4%). Por su parte, los trabajadores por cuenta propia descendieron el pasado año en 9.000 personas (-0,3%), lo que situó el número total de empleados por cuenta propia en 3.013.000 personas.

Colegas denuncia a Fernando Sebastián ante la Fiscalía de Málaga


Sus declaraciones pueden suponer “un delito penal”
La Confederación Española de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales Colegas ha presentado ante la Fiscalía en Málaga una denuncia contra el cardenal Fernando Sebastián Aguilar por unas declaraciones en las que aseguraba que la homosexualidad “es una deficiencia sexual que se pude normalizar con tratamiento”.

El presidente de Colegas en Málaga, Antonio Ferre, ha explicado que han presentado “la denuncia contra el futuro cardenal o cardenal en funciones” porque creen que con esas declaraciones “se esta cometiendo un delito penal”.
“El cardenal asocia la homosexualidad a una enfermedad o una carencia sexual tratable dentro de la sexualidad y hace más de 24 años que el Organismo Mundial de Salud (OMS) lo descatalogó como enfermedad”, ha señalado.
Ferre ha explicado que creen que se está vulnerando el artículo 510 del Código Penal y quieren que el fiscal abra diligencias porque no pueden “permitir que determinadas instituciones o personas de ciertas instituciones queden impunes”.
Ha apuntado que siempre han defendido que ante cualquier ataque homofóbico, ya sea agresión o insultos se ponga una denuncia, ya que “no se pueden lanzar esos mensajes al público donde se menosprecia al colectivo homosexual” donde los “llama enfermos”.
Ferre ha aclarado que les “choca mucho” que a pesar de los mensajes “muy positivos” del Papa en contra de la persecución de esta moral sexual, dentro de su curia se “hagan ese tipo de comentarios”.
“España es un país avanzado y aconfesional y se tienen que castigar estas declaraciones por parte de la Iglesia porque ellos son los menos indicados para hablar de carencias sexuales, sobre todo cuando esconden abusos de menores o casos de pederastia”, ha agregado.
Del mismo modo, y a través de Change.org, casi 20.000 personas han firmado un escrito solicitando al Papa Francisco que “suspenda la designación del nuevo cardenal español por su incurable homofobia”.

(Rd/Agencias)

Víctimas y presos José Arregui, teólogo

Da miedo escribir sobre víctimas o presos, y más aun escribir sobre víctimas y presos, ambos a la vez. La verdad y la justicia exigen distinguirlos. La reparación y la reconciliación exigen atenderlos juntos, a cada uno de acuerdo a lo que necesita para curar su memoria y sus heridas. De modo bien distinto, forman parte de la misma historia, son sujetos del mismo drama: agentes unos y pacientes otros. Pacientes todos.
Y a todos sin excepción nos toca ser agentes de paz, cada uno desde su propio dolor y responsabilidad. Vivimos el mejor tiempo desde la fundación de ETA en 1958 en plena época franquista: dos años y tres meses sin asesinatos, secuestros, atentados. Vivimos la mejor oportunidad para asegurar la paz y construir la convivencia. ¡Bendita oportunidad, imperiosa exigencia!
Que se acabe cuanto antes ETA y el sufrimiento unido a ella, empezando por el sufrimiento de las víctimas. De todas las víctimas. No viviremos en paz sino en la medida en que ensanchemos la mirada y nos pongamos cada uno en el lugar del otro.
El informe objetivo sobre “vulneraciones de derechos humanos” ocurridas desde 1960, elaborado por cuatro expertos por encargo del Gobierno Vasco, cifra en 1.004 el número de personas asesinadas –además de otras muchas vulneraciones de derechos humanos– en relación con la “violencia de motivación política” ligada al conflicto vasco.
De las 1.004 personas asesinadas, 837 corresponden a ETA y grupos derivados (811 fueron asesinadas en atentados, 15 en secuestros, dos por “kale borroka”, cuatro en otras circunstancias, y tres han sido dadas por fallecidas y aún no han aparecido). El resto son también víctimas, diferentes en la motivación, pero iguales en el sufrimiento injusto: 94 asesinados en manos de las Fuerzas de Seguridad del Estado (9 lo fueron bajo custodia policial, 20 en controles policiales o similares, 17 debido a “errores, abusos u otros”, 16 en altercados de policías fuera de servicio, 30 en manifestaciones y dos por pena capital), y 73 asesinados por grupos parapoliciales y de extrema derecha (61 en atentados y agresiones, tres en movilizaciones, cuatro tras sufrir un secuestro y dos mujeres tras ser violadas).
Las cifras son frías, pero la historia es dramática: 1004 historias dramáticas. Y muchas más. No son víctimas de dos lados, “nuestras víctimas contra las vuestras”. Cada historia de dolor es única y sagrada, y cada una merece reconocimiento y atención como si fuera única.
Reconozcamos con pesar que no hemos estado a la altura: o hemos sido insensibles o hemos sido sensibles solamente al dolor de unos. Que ningún dolor nos sea ajeno.
Que tampoco nos sea ajeno el sufrimiento de los presos y de sus familias, más allá de la legalidad vigente, incluso más allá de que consideremos justa o injusta su condena.
Es hora de dar un paso decisivo en la civilización. No me refiero solamente a unos cambios en la política penitenciaria, deseables e incluso indispensables para asegurar la paz y construir la convivencia. Voy más allá: al modo de considerar al delincuente y de concebir la cárcel.
En cuanto a los “otros victimarios” (Fuerzas del Estado, grupos parapoliciales, extrema derecha), ninguno de ellos está en la cárcel, ni hemos de pedir que lo estén: no es el castigo del victimario lo que cura la herida de la víctima, sino el reconocimiento de la verdad y la reparación social (y económica, si hiciere falta). Basta con eso.
Arranquemos de nosotros el deseo de venganza. Es hora de pasar de la justicia punitiva a la justicia restaurativa. Que la cárcel deje de ser lugar de castigo. Si hay garantías de que un preso de ETA o cualquier preso ya no atentará contra nadie ha de salir de la cárcel. Lo exige la Constitución española, lo enseña la filosofía del Derecho, lo dicta la humanidad.
No humilla a los presos el reconocimiento del daño causado e incluso la petición de perdón, no impuesta, sino voluntaria; no exigible, pero sí deseable. No niega la dignidad de las víctimas la excarcelación de los presos, una vez que hayan renunciado a la violencia. La petición de perdón engrandece al victimario. La generosidad con el victimario engrandece a la víctima. Que los presos no se vuelvan prisioneros de su pasado. Que las víctimas no se vuelvan prisioneras de su dolor.
Es hora de ser generosos, para reparar mejor todos los daños. De lo contrario, pierden las víctimas, pierden los derechos humanos, pierde la paz. Dejemos de dividir el mundo en buenos y malos, vencedores y vencidos, los nuestros y los vuestros. Que cada uno de nosotros, como el buen samaritano del evangelio, se baje de su cabalgadura, de su ideología e incluso de su proyecto político, por legítimo que sea. Lo primero es lo primero. Que miremos al herido y nos acerquemos, sin dar un rodeo como el sacerdote y el levita. Que se ablanden los ojos y se conmuevan las entrañas.
No podremos convivir en paz los unos sin los otros. No curaremos nuestras heridas mientras no se curen las de todos.
José Arregi

(Publicado en DEIA y en los Diarios del Grupo NOTICIAS)

Acogida responsable de la vida Juan Masiá, teólogo y bioeticista



-Situaciones excepcionales de Interrupción responsable de una gestación-.
Según información publicada en el diario El País (Madrid, 27 diciembre, 2013), el Tribunal Superior de Salta permitió abortar a una niña argentina de 14 años violada por su padrastro el pasado 9 de noviembre y agredida por él con consecuencias de hospitalización. Según el corresponsal, que escribe desde Buenos Aires, la muchacha permaneció más de un mes hospitalizada en espera de que se practicase el aborto, solicitado de inmediato tras la violación, pero al que se oponía un recurso de amparo ante el juez en defensa de la vida no nacida. El máximo tribunal lo revocó, permitió el aborto e inició el proceso de remoción del juez que lo impedía.

Esta noticia se ha difundido coincidiendo con el enfrentamiento de posturas extremas en torno a la legislación sobre aborto: la que impone incondicionalmente la obligación de llevar a término todo embarazo frente a la que aboga por un derecho a abortar sin limitaciones. No voy a entrar aquí en las discusiones legales, ni en las de mi país ni en las del mencionado caso argentino. Solamente propondré, independientemente de las circunstancias legales de diversos países, el criterio general de distinción entre la interrupción responsable de un proceso de gestación embrional en sus primeras fases previas a la constitución de una nueva individualidad y el aborto como atentado contra la vida de un feto.
Evitaré plantear la cuestión como un enfrentamiento entre dos derechos –derecho de la vida nascitura frente a un presunto derecho a suprimirla-. En vez de ese enfoque de la cuestión, propongo el planteamiento como una pregunta y búsqueda: 1) sobre cómo acoger responsablemente la vida nascitura, y 2) cómo, cuando y con qué condiciones asumir la interrupción justificada del proceso de engendrar una nueva vida en aquellos casos en que sería irrresponsable no detener el proceso antes de su compleción, es decir, antes de que esa interrupción sea un aborto -en el sentido estrictamente ético o moral de “supresión injusta de la vida del feto” (independientemente de que esa supresión sea o no sea considerada por las leyes como delito).
No es lo mismo aborto que interrupción de gestación. Tampoco es lo mismo, decía santo Tomás, la mentira y el falsiloquium, ya que mentira sería por definición falsear injustamente la verdad cuando se está obligado a decirla ante quien tiene derecho a preguntarla. Puede haber ocasiones en las que sea irresponsable no interrumpir una gestación en sus fases primeras previas a la constitución de la individualidad, es decir, antes de que sea demasiado tarde para hacerlo sin que sea injusto contra el feto.
Si aborto es la interrupción injusta e irresponsable de un embarazo, no toda interrupción voluntaria del proceso iniciado de gestación constituye un aborto en el sentido moralemente negativo de este término. Pueden darse casos en que la decisión de interrumpir un embarazo se adopte precisamente para evitar un aborto. En el citado caso argentino, un embarazo como consecuencia de una violación, las fechas aducidas para `proceder a su interrupcón no pasaban del primer mes de gestación, por lo que esa interrupción temprana habría evitado evitaría el recurso al aborto estrictamente dicho en una fase mas avanzada.
Otro ejemplo sería el de una pareja que reconoce, por serias razones, que no se puede responsabilizar de dar a luz y criar una criatura (por ejemplo, en casos de malformaciones muy graves y en el contexto de una sociedad que no ayuda con leyes eficaces a proteger la dependencia ); en vez de decir que tiene derecho a abortarla, debería decirse que tiene responsabilidad de interrumpir en sus primeras fases el proceso de gestación antes de que su interrupción se convierta en un aborto. Interrumpirían, en ese caso, responsablemente un embarazo precisamente para impedir un aborto. Interrumpirían el proceso emergente del embrión durante las primeras fases antes de completarse la constitución del feto.
No se trata de una confrontacion entre dos realidades en el mismo plano, una con derecho a vivir y otra con supuesto derecho y libertad para matar, sino se trata de plantear cómo acoger responsablemente la vida nascitura (más exactamente, nascibilis –que puede llegar a nacer-, en vez de decir, sin más, nascenda-que debe nacer-) y cómo acompañar responsablemente ese proceso biológico y humano camino del nacimiento. Se trata también de cuándo y cómo podría darse una obligación de interrumpirlo responsablemente antes de que sea demasiado tarde, es decir, antes de que se haya constituído plenamente una nueva realidad viva individual nascitura (ahora ya en el sentido de nascenda)
Este enfoque general que propongo para todos los debates en torno a los procesos de concepción, gestación y alumbramiento de una nueva vida humana o de las intervenciones humanas en esos procesos para favorecerlos y ayudarlos o, cuando se presentase el caso d eplantear lo conflictivo de su interrupción, se sitúa en el marco de una ética de la responsabilidad: a) responsabilidad de adoptar una actitud de acogida ante el valor de toda vida, b) responsabilidad ante las normas –escritas o no escritas- que protegen ese valor, y 3) responsabilidad ante las circunstancias que plantearían en su caso posibles excepciones, debidamente justificadas y asumidas en conciencia, de esas normas.
En dicho marco encuadro las reflexiones siguientes sobre cinco aspectos de la responsabilidad que pueden interpelar a la conciencia de cada participante en los debates sobre estas cuestiones.
Responsabilidad lingüística de dialogar
Ante todo, la responsabilidad lingüística: responsabilidad de usar el lenguaje para finalidades apropiadas como, por ejemplo, informar, dialogar, buscar algo en común y expresarlo. Por tanto, responsabilidad de debatir correcta y serenamente, sin crispación y sin manipular el lenguaje por motivaciones ideológicas, ya sean pseudopolíticas, pseudo-científicas o pseudo-religiosas.

Responsabilidad, por tanto, de mantener conversación sobre estos temas desde una preocupación común por fomentar un debate sereno sobre cuestiones éticas en la sociedad plural y democrática.

Responsabilidad científica de aprender

La segunda responsabilidad es la de reconocer la necesidad de aprender. La ciencia baja la cabeza ante la realidad y modifica sus afirmaciones anteriores cuando nuevos datos las contradicen.
Al estudiar el proceso biológico de diferenciación del embrión pre-implantado (dos primeras semanas), de constitución del embrión implantado (tercera a octava semana) y de desarrollo y crecimiento del feto (de la novena semana en adelante), no preguntamos por el comienzo de la vida en general, sino de la realidad que llamamos una nueva vida individual y personal. La concepción no es un momento mecánico (conectar un echufe), sino un proceso vital (formarse y crecer un viviente): la interacción embrio-materna de la tercera a la octava semana, decisiva para la constitución de la vida naciente; a medida que se aproxima el tercer mes del embarazo aumenta la exigencia de ayudarle para llegar a término. Las circunstancias excepcionales deberán ser sopesadas seriamente; tendrán menos peso al aproximarse el umbral de la novena semana de gestación.
Responsabilidad moral de decidir
La responsabilidad moral de decidir ante la propia de conciencia no la ahorra nadie que pretenda sustituir a la persona embarazada (o a la pareja) en su toma de decisión: ni una instancia jurídica, ni una instancia médica, ni una instancia política, ni una instancia religiosa.
Pero sí hay una responsabilidad compartida en la implicación de diversas personas –madre, padre, entorno familiar y social- en la acogida responsable de la nueva vida. Hay también una responsabilidad en la consulta, que puede ser una consulta amistosa, o una consulta en el marco de una relación terapéutica de ayuda o “counseling”, o, a veces, en el marco de una relación de ayuda espiritual en contexto religioso. En todos estos casos habría una responsabilidad de sinceridad, por parte de quien comparte su propio problema con otra persona, y una responsabilidad, por parte de la persona consultada, para acompañar, sin imponer; ayudar, sin interferir dominantemente; y, finalmente, respetar la decisión personal intransferible.
Responsabilidad democrática de legislar
Hay una responsabilidad democrática de legislar o de modificar, mejorar o abolir las leyes para garantizar la protección de los bienes jurídicos en cuestión y el bien común de la sociedad. Pero en el ejercicio de esta responsabilidad hay que distinguir la perspectiva jurídica y la moral. Que no se exija una responsabilidad penal no significa que no haya una responsabilidad moral ante el tribunal de la conciencia. Ni todo lo moralmente reprobable conviene que sea penalizado, ni el hecho de que algo no esté penalizado lo convierte en moralmente aceptable. La legislación tiene en cuenta garantizar la protección de todos los bienes jurídidicos en cuestión, favorecer el bien posible, y reducir el mal menor inevitable; todo esto teniendo en cuenta las exigencias de una ética de mínimos de convergencia de valoraciones morales en el contexto de una sociedad plural y democrática. Ni las leyes penalizan cuanto está mal, ni la despenalización de algo lo sanciona como bueno. No constituir delito no significa estar moralmente justificado. Ni que algo esté moralmente mal justifica tipificarlo como delito.
Responsabilidad religiosa desde la fe
La postura religiosa de acogida de la vida motiva una opción valorativa y decisoria de máximos, que va más allá de los mínimos, tanto morales como legales, y promueve la opción en favor de toda vida, no como obligación impuesta por la pertenencia a un grupo creyente, sino como respuesta responsable a una llamada desde la fe en la Vida de la vida, para posicionarse en favor de la acogida favotable, a la vez que responsable, de cada nueva vida.
Pero esta responsabilidad religiosa como actitud, decisión y actuación personal no es incompatible con la aprobación de ordenamientos jurídicos de consenso social razonable y ética de mínimos compartible en una sociedad plural. Por eso es posible que un diputado/a creyente mantenga su convicción en favor de la vida naciente y, a la vez, apoye una legislación que despenalice en determinados supuestos las opciones autónomas de la gestante acerca de la interrupción de su embarazo.
Resumiendo
Para concluir, no se trata de pensar dilemática o disyuntivamente sobre la acogida de la vida frente a su supresión; tampoco se trata de confrontar una obligación incondicional de maternidad contra un presunto derecho -¡impensable!- a suprimir vidas. Optamos por la acogida responsable del proceso de vida emergente y nascente, que implica la exigencia de que, si y cuando se plantee su interrupción excepcional sea de modo responsable, justo, justificado, y en conciencia.
Por tanto, deberíamos presuponer, ante todo, una actitud básica de respetar el proceso de concebir iniciado en la fecundación; acoger la vida naciente desde el comienzo del proceso; favorecer el desarrollo saludable del proceso de gestación de cara al nacimiento; y protegerlo, haciendo todo lo posible para que no se malogre y para que no se interrumpa el proceso, ni accidentadamente, ni intencionadamente de modo injustificado. Esta acogida y protección debe llevarse a cabo de modo responsable.
Pero esta postura en favor de la acogida de la vida no significa que esa vida sea absolutamente intocable. La acogida ha de ser responsable y podrán presentarse casos conflictivos que justifiquen moralmente la interrupción de ese proceso. Si no se va a poder asumir la responsabilidad de acoger, dar a luz y criar esa nueva vida, hay que prevenirlo a tiempo mediante los oportunos recursos anticonceptivos (antes del inicio de la fertilización) o interceptivos (antes de la implantación).
Habrá casos límite en los que pueda darse incluso la obligación (no el derecho) de interrumpir en sus primeras fases el proceso embrional de constitución de una nueva individualidad antes de que sea demasiado tarde. Ejemplos de estos casos de conflicto de valores serían: cuando la continuación de ese proceso entra en serio y grave conflicto con la salud de la madre o el bien mismo de la futura criatura, todavía no constituída. En estos conflictos, a la hora de sopesar los valores en juego y jerarquizarlos, el criterio del reconocimiento y respeto a la persona deberá presidir la deliberación. Cuando, como consecuencia de esta deliberación, se haya de tomar la decisión de interrumpir el proceso, esta decisión corresponderá a la gestante y deberá realizarse, no arbitrariamente, sino responsablemente y en conciencia.
Finalmente, estas decisiones de interrupción del proceso deberían tener en cuenta el momento de evolución en que se encuentra esa vida en esas fases anteriores al nacimiento. Esa vida sería menos intocable en las primerísimas fases y el umbral de intocabilidad, en principio, no debería estar más allá del paso de embrión a feto en torno a la novena semana. Pasado este umbral, si se presentan razones serias que obliguen a una interrupción del proceso, no debería llevarse a cabo como un pretendido derecho de la gestante, sino por razón de una justificación grave a causa de los conflictos de valores que plantearía la continuación del proceso hacia el nacimiento. Cuanto más avanzado fuera el estado de ese proceso, se exigirían razones más serias para que fuera responsable moralmente la decisión de interrumpirlo.

El tiempo de la Gran Transformación y de la Corrupción General Leonardo Boff, teólogo

Enviado a la página web de Redes Cristianas
Normalmente las sociedades se asientan sobre el siguiente trípode: la economía, que garantiza la base material de la vida humana para que sea buena y decente; la política, por la cual se distribuye el poder y se organizan las instituciones que hacen funcionar la convivencia social; y la ética, que establece los valores y normas que rigen los comportamientos humanos para que haya justicia y paz y para que se resuelvan los conflictos sin recurrir a la violencia. Generalmente la ética viene acompañada de un aura espiritual que responde por el sentido último de la vida y del universo, exigencias siempre presentes en la agenda humana.
Estas instancias se entrelazan en una sociedad funcional, pero siempre en este orden: la economía obedece a la política y la política se somete a la ética.
Pero a partir de la revolución industrial en el siglo XIX, más exactamente a partir de 1834en Inglaterra, la economía empezó a despegarse de la política y a soterrar a la ética. Surgió una economía de mercado de forma que todo el sistema económico fuese dirigido y controlado solamente por el mercado libre de cualquier control o de un límite ético.
La marca registrada de este mercado no es la cooperación sino la competición, que va más allá de la economía e impregna todas las relaciones humanas. Pero ahora se creó, al decir Karl Polanyi, «un nuevo credo totalmente materialista que creía que todos los problemas podrían resolverse con una cantidad ilimitada de bienes materiales» (La Gran Transformación, Campus 2000, p. 58). Este credo es asumido todavía hoy con fervor religioso por la mayoría de los economistas del sistema imperante y, en general, por las políticas públicas.
A partir de ese momento, la economía iba a funcionar como el único eje articulador de todas las instancias sociales. Todo iba a pasar por la economía, concretamente, por el PIB. Quien estudió en detalle este proceso fue el filósofo e historiador de la economía antes mencionado, Karl Polanyi (1866-1964), de ascendencia húngara y judía y más tarde convertido al cristianismo de vertiente calvinista. Nacido en Viena, desarrolló su actividad en Inglaterra y después, bajo la presión macarthista, entre Toronto en Canadá y la Universidad de Columbia en Estados Unidos. El demostró que «en vez de estar la economía embutida en las relaciones sociales, son las relaciones sociales las que están embutidas en el sistema económico» (p. 77). Entonces ocurrió lo que él llama La Gran Transformación: de una economía de mercado se pasó a una sociedad de mercado.
Como consecuencia nació un nuevo sistema social, nunca habido antes, donde no existe la sociedad, solo los individuos compitiendo entre sí, cosa que Reagan y Thatcher van a repetir hasta la saciedad. Todo cambió, pues todo, realmente todo, se vuelve mercancía. Cualquier bien será llevado al mercado para ser negociado con vistas al lucro individual: productos naturales, manufacturados, cosas sagradas ligadas directamente a la vida como el agua potable, las semillas, los suelos, los órganos humanos. Polanyi no deja de anotar que todo esto es «contrario a la sustancia humana y natural de las sociedades». Pero fue lo que triunfó, especialmente en la posguerra. El mercado es «un elemento útil, pero subordinado a una comunidad democrática» dice Polanyi. El pensador está en la base de la «democracia económica».
Aquí cabe recordar las palabras proféticas de Karl Marx en La miseria de la filosofía 1847: «Llegó, en fin, un tiempo en que todo lo que los hombres habían considerado inalienable se volvió objeto de cambio, de tráfico y podía venderse. El tiempo en que las propias cosas que hasta entonces eran co-participadas pero jamás cambiadas; dadas, pero jamás vendidas; adquiridas pero jamás compradas –virtud, amor, opinión, ciencia, conciencia etc– en que todo pasó al comercio. El tiempo de la corrupción general, de la venalidad universal, o para hablar en términos de economía política, el tiempo en que cualquier cosa, moral o física, una vez vuelta valor venal es llevada al mercado para recibir un precio, en su más justo valor».
Los efectos socioambientales desastrosos de esa mercantilización de todo, los estamos sintiendo hoy por el caos ecológico de la Tierra. Tenemos que repensar el lugar de la economía en el conjunto de la vida humana, especialmente frente a los límites de la Tierra. El individualismo más feroz, la acumulación obsesiva e ilimitada debilita aquellos valores sin los cuales ninguna sociedad puede considerarse humana: la cooperación, el cuidado de unos a otros, el amor y la veneración por la Madre Tierra y la escucha de la conciencia que nos incita para bien de todos.
Cuando una sociedad como la nuestra, entorpecida por culpa de su craso materialismo, se vuelve incapaz de sentir al otro como otro, solamente como eventual productor y consumidor, está cavando su propio abismo. Lo que dijo Chomsky hace días en Grecia (22/12/2013) vale como llamada de alerta: «quienes lideran la corrida hacia el precipicio son las sociedades más ricas y poderosas, con incomparables ventajas como Estados Unidos y Canadá. Esta es la loca racionalidad de la ‘democracia capitalista’ realmente existente.”
Ahora cabe aplicar el There is no Alternative (TINA): No hay alternativa: o mudamos o pereceremos porque nuestros bienes materiales no nos salvarán. Es el precio letal por haber entregado nuestro destino la dictadura de la economía transformada en un “dios salvador” de todos los problemas.
Con el economista y educador Marcos Arruda escribimos Globalización: desafíos socioeconómicos, éticos y educacionales, Vozes 2001.

Traducción de Mª José Gavito Milano

DOSA – SALESIANOS: Entidad Deportiva del año en Barakaldo


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  DOSA-k, Ikastetxeko kirol Elkarteak, heziketa-kirolaren sustapenaren alorrean denboran zeharreko bere lan eskuzabalagatik eta merituengatik ’2013 urteko Kirol Entitatea’ saria jaso du.
DOSA, la Asociación deportiva del Colegio, ha recibido el galardón como‘Entidad Deportiva del año 2013′.
El reconocimiento le fue entregado por parte del Departamento de Educación, Juventud, Cultura y Deporte del Ayuntamiento de Barakaldo por su trabajo desinteresado y méritos a lo largo del tiempo en el campo del fomento y promoción del deporte educativo.
Recogieron el galardón los salesianos Ricardo Herrero, como Director del colegio, e Isidro Alarcón, como encargado de deportes, junto a otros colaboradores de DOSA.
El premio coincide con la celebración de las bodas de plata de la Asociación. En efecto, hace 25 años que DOSA-SALESIANOS empezó su andadura en el colegio y a lo largo de ellos ha constituido equipos de balonmano, fútbol, fútbol sala y baloncesto, ofreciendo cada año servicio a más de 300 niños y jóvenes integrados en los diferentes equipos y modalidades.

…Y llévate todo lo demás


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Concluyen en Roma las Jornadas de Espiritualidad de la Familia Salesiana. En ellas han participado Borja Pérez de Santander y vocal de promoción vocacional en la Secretaría Ejecutiva Regional de los Salesianos Cooperadores, Irune López de Barakaldo y responsable de orientación de la Inspectoría y Marian Serrano de Pamplona y delegada de Comunicación, las dos también Salesianas Cooperadoras.

Marian Serrano
Entre el 16 y 19 de enero han tenido lugar las XXXII Jornadas de Espiritualidad de la Familia Salesiana en Roma. Un total de 420 participantes de los que 45 eran españoles, de los diferentes grupos de la Familia Salesiana y de todas las Inspectorías. Cuatro días para conocer como vivir la espiritualidad que Don Bosco vivió, para sentirla, experimentarla y poder contarla.
Todas las ponencias, los testimonios, los vídeos de las jornadas y las fotografías pueden encontrarse en www.sdb.org: Jornadas de Espiritualidad. Algunas imágenes recogen lo vivido, y seguramente los participantes de España lo llevarán hasta sus casas, obras y presencias.
A la pregunta, ¿qué te llevas de estas jornadas? Hay una respuesta común: sentido de familia, dimensión de universalidad, una mochila llena de ideas, de propuestas para la acción, de actitudes para la vida y algunas respuestas más concretas: “Debemos cuidar mucho más la dimensión espiritual de los educadores de nuestras obras y de los miembros de la Familia Salesiana de nuestras casas, para que verdaderamente podamos desarrollar nuestra tarea educativa y estar presentes entre los jóvenes con la conciencia de vivir cada momento en la presencia amorosa de Dios”.
En todo momento han estado presentes los jóvenes, como destinatarios y protagonistas. Las familias como espacios, como comunidades para la evangelización, y la Familia Salesiana como movimiento espiritual apostólico, tal y como ha insistido en varias ocasiones el Rector Mayor y eso ha hado sus frutos ya en las primeras horas y así lo expresaba una Salesiana Cooperadora participante: “Tenemos que fortalecer el sentido de Familia Salesiana y los lazos que nos unen, de cara a poder sacar adelante proyectos sólidos que respondas verdaderamente a las necesidades de nuestros jóvenes, codo con codo, uniendo esfuerzos, con un mismo corazón y compartiendo alegrías y sufrimientos”.
Interesante experiencia, intensa, recomendable… Y se podría seguir.
Tal y como expresaba Don Pascual Chávez, Rector Mayor: Son estas las últimas jornadas en las que don Adriano y yo las viviremos como vicario y rector mayor respectivamente, pero lo bueno es que esto no para y la familia salesiana debe seguir avanzando en su camino,  en su misión y comunión, aumentando y multiplicando su caridad pastoral con el foco puesto en la santidad, la propia y la de los jóvenes.

Domingo 26 de Enero, 3º del tiempo ordinario-A: Algo nuevo y bueno José Antonio Pagola




El primer escritor que recogió la actuación y el mensaje de Jesús lo resumió todo diciendo que Jesús proclamaba la “Buena Noticia de Dios”. Más tarde, los demás evangelistas emplean el mismo término griego (euanggelion) y expresan la misma convicción: en el Dios anunciado por Jesús las gentes encontraban algo “nuevo” y “bueno”.
¿Hay todavía en ese Evangelio algo que pueda ser leído, en medio de nuestra sociedad indiferente y descreída, como algo nuevo y bueno para el hombre y la mujer de nuestros días? ¿Algo que se pueda encontrar en el Dios anunciado por Jesús y que no proporciona fácilmente la ciencia, la técnica o el progreso? ¿Cómo es posible vivir la fe en Dios en nuestros días?
En el Evangelio de Jesús los creyentes nos encontramos con un Dios desde el que podemos sentir y vivir la vida como un regalo que tiene su origen en el misterio último de la realidad que es Amor. Para mí es bueno no sentirme solo y perdido en la existencia, ni en manos del destino o el azar. Tengo a Alguien a quien puedo agradecer la vida.
En el Evangelio de Jesús nos encontramos con un Dios que, a pesar de nuestras torpezas, nos da fuerza para defender nuestra libertad sin terminar esclavos de cualquier ídolo; para no vivir siempre a medias ni ser unos “vividores”; para ir aprendiendo formas nuevas y más humanas de trabajar y de disfrutar, de sufrir y de amar. Para mí es bueno poder contar con la fuerza de mi pequeña fe en ese Dios.
En el Evangelio de Jesús nos encontramos con un Dios que despierta nuestra responsabilidad para no desentendernos de los demás. No podremos hacer grandes cosas, pero sabemos que hemos de contribuir a una vida más digna y más dichosa para todos pensando sobre todo en los más necesitados e indefensos. Para mí es bueno creer en un Dios que me pregunta con frecuencia qué hago por mis hermanos.
En el Evangelio de Jesús nos encontramos con un Dios que nos ayuda a entrever que el mal, la injusticia y la muerte no tienen la última palabra. Un día todo lo que aquí no ha podido ser, lo que ha quedado a medias, nuestros anhelos más grandes y nuestros deseos más íntimos alcanzarán en Dios su plenitud. A mi me hace bien vivir y esperar mi muerte con esta confianza.
Ciertamente, cada uno de nosotros tiene que decidir cómo quiere vivir y cómo quiere morir. Cada uno ha de escuchar su propia verdad. Para mí no es lo mismo creer en Dios que no creer. A mí me hace bien poder hacer mi recorrido por este mundo sintiéndome acogido, fortalecido, perdonado y salvado por el Dios revelado en Jesús.