FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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jueves, 23 de enero de 2014

La sexualidad como presunta deficiencia Jaime Richart


Enviado a la página web de Redes Cristianas
¿De dónde se sacan estos prelados tan rotundas afirmaciones desprovistas de todo rigor cuando afirman que la homosexualidad es una deficiencia? Porque si se fundan en pasajes evangélicos o bíblicos o en ocurrencias de santos, todo el mundo sabe a estas alturas que en esos textos hay de todo y para todo, y que sirven tanto para apoyar un principio o su contrario…
Cuando se habla de normalidad, se parte de una referencia que es el número de cantidad que sirve de modelo. Por el contrario, deficiencia es privación congénita o mutilación posterior de un atributo presente en el ser “normal” o completo, medida su completitud por el número mayor conocido de “normales”. De modo que o todos los seres son incompletos o todos son completos. Si no fuese así, podríamos llegar a decir, por ejemplo, que el macho padece de incomplentitud, de una deficiencia respecto a la hembra habida cuenta la incapacidad o “deficiencia” del macho para alumbrar seres a la vida.
Por ello la aportación del semen a la fabricación de vida no es suficiente como para arrogarse el macho el derecho a pronunciarse sobre el asunto, y menos para coaccionar a la hembra a hacer o a no hacer lo que no quiera hacer con “su” embrión. A fin de cuentas el semen es prácticamente impersonal, puede ser de cualquiera, mientras que el vientre que aloja al ser por venir sólo puede ser “ése”. De aquí el aserto irrefutable latino “mater certa est”, la madre siempre es cierta, el padre no. De lo que no hay es razón suficiente para negar que, como muchos pensamos, todos somos ónticamente perfectos en nuestra precisa mismidad, y que los defectos o deficiencias que se predican son sólo sociales, de costumbres o doctrinarios…
Pues en la naturaleza hay de todo. Sentenciar como normalidad o anormalidad lo que existe, sólo puede explicarse por el número de los seres iguales y el número de los seres desiguales a ellos. Y no hay datos fiables del número de los homosexuales en cada sociedad y en el mundo. Cualquier cuantificación o módulo de valoración está abocado a ser falso o cuanto menos lo suficientemente impreciso como para no permitir pronunciamientos que equivalgan a preferencias personales. Porque aun la heterosexualidad muta a menudo en la naturaleza según condiciones y coyunturas.
Otra cosa es la perversión: lo que abandona su ser para convertirse en otro “ser” que no es conforme a su “natural” naturaleza. Pues bien la perversión abunda tanto o más que la supuesta anormalidad de los desiguales. Y en este sentido, una suerte de perversión es, por ejemplo, el celibato. La decisión de abstenerse de relación sexual por una idea previa pretendidamente “superior”, sublimada y sin revocación, es una deficiencia mental. Celibato es consagrar la vida a una hipótesis: la de la existencia de un dios antropomórfico, haciendo caso omiso de paso y en último término de su consejo de que “no es bueno que el hombre esté solo”. Y más deficiencia todavía, si el sacrificio de la sexualidad natural lo fuese a otra hipótesis: la de un dios que pueda ser simplemente una ecuación aritmética o un principio dinámico o en reposo pero en cualquier caso filosófico de la existencia toda de este mundo y del universo… 

Comunicado de la Asamblea Popular de San Mateo del 15M de Cádiz sobre Gamonal


La Asamblea Popular San Mateo de Cádiz, envía su apoyo incondicional al barrio de Gamonal. Felicitamos de todo corazón a sus vecinos por lograr que la voz de un pueblo unido haya sido escuchada, frente a la de los intereses especulativos urbanísticos
Los vecinos de Gamonal, han demostrado que los principios mantenidos por nuestra Asamblea Popular, son válidos para transformar nuestra realidad social. Principios de participación ciudadana, de unidad popular y de movilización en las calles.

Ellos han luchado por modificar la priorización de los escasos recursos municipales; han mostrado su voluntad de destinar el dinero público en el mantenimiento de servicios que redundan en beneficio del barrio, y no en el bolsillo de los especuladores. Esta reivindicación, la posibilidad de decidir en qué se deben gastar los recursos públicos, se encuentra muy relacionada con las exigencias de nuestra asamblea sobre la apertura del Centro Integral del Mayor. Reclamábamos, y seguimos reclamando, que las Administraciones que tienen algo que decir sobre esta cuestión, prioricen sus recursos y destinen las partidas presupuestarias necesarias para la admisión con criterios estrictamente socio-económicos (Las plazas para quienes las necesitan), y no, como sucede en la actualidad, para quienes puedan costearlas.
La casta política está obligada a admitir y promocionar, mecanismos de participación del pueblo en la toma de decisiones “políticas”. Decisiones, dicen ellos, políticas y que, como de sobra sabemos, solo responden a los intereses del dinero y de los poderosos. Decisiones que nos traen, a la gran mayoría de ciudadanos, graves consecuencias económicas y sociales. Económicas porque acaban enriqueciendo a unos pocos, a costa del empobrecimiento de la gran mayoría de ciudadanos. Sociales porque empeoran nuestras condiciones de vida a costa de mejorar las de las clase “empresarial” y de la casta política.
La existencia de colectivos vecinales, asociaciones populares, y movimientos como el 15-M, la Primavera Arabe o Occupy Wall Street, están demostrando, a nivel mundial, la necesidad de que se reconozcan vías de participación ciudadana en el gobierno de cada país. La lección es bien clara: Si ellos no lo consideran, nosotros podemos crearlo.
De Gamonal hemos aprendido que esa participación ciudadana es posible. Que también es posible tomar decisiones que tengan en cuenta los intereses del pueblo y no solo el de los poderosos.
De Gamonal hemos aprendido que la movilización popular es un procedimiento tan válido para que se escuche la voz del pueblo, como una votación cada 4 años para ver cómo se reparten el pastel los mismos de siempre. De Gamonal hemos aprendido que la unidad de los individuos, “corrientes y molientes”, tiene más fuerza que una simple casta por mucha policía que pongan para defenderse del pueblo .
Y como todos hemos podido ver, Gamonal ha actuado con la movilización en la calle. Porque por mucho que intenten impedirlo, la calle es de los ciudadanos, de los trabajadores, de los jubilados, de los parados, de los estudiantes. La calle es nuestra ciudad y como propietarios legítimos queremos que se nos tenga en cuenta a la hora de gobernarla. La unidad del pueblo lo ha conseguido en Gamonal. Lo puede conseguir en todos los sitios.
No podemos consentir que el Estado criminalice, como lo ha hecho, la acción reivindicativa del pueblo enviando las fuerzas de represión a agredir a los ciudadanos. Denunciamos que se haya pretendido manipular a la opinión pública diciendo que los que luchaban por sus derechos eran personas extrañas al pueblo. De esa manera, se pretende criminalizar a todos los movimientos sociales, que, hastiados de la incompetencia y corrupción de nuestros políticos, se rebelan y luchan por sus derechos.
La situación de crisis profunda a que nos han llevado y nos siguen llevando banqueros y políticos, está provocando que surjan este tipo de conflictos sociales que pueden surgir en muchos otros sitios.
Denunciamos las detenciones habidas y pedimos la libertad de todos los detenidos.
¡ENHORABUENA GAMONAL! ¡TODOS CON GAMONAL! ¡LUCHEMOS EN TODOS SITIOS COMO LO HA HECHO GAMONAL!

Asamblea Popular San Mateo del 15M de Cádiz

Francisco, el estupor, las resistencias Alver Metalli


Un año (casi) del Papa que vino de lejos. Entre entusiasmo popular y algunos vientos contrarios…
Va a ser un febrero caliente, como se decía antes hablando del otoño sindical, y un marzo que hierve, por supuesto no desde el punto de vista atmosférico, sino editorial. A Bergoglio-Francisco, a punto de cerrar su año de pontificado, se le dedicarán libros –por lo menos seis, hasta donde nosotros sabemos- y producciones cinematográficas y televisivas –cuatro ya están en marcha. ¿Cuáles son las novedades que trajo el Papa que vino de lejos? ¿Dónde y cómo incidió con mayor fuerza? Lucio Brunelli, vaticanista de la RAI desde hace veinta años y muchos más dedicados a la información religiosa, responde con palabras pensadas y pasadas por el filtro de un seguimiento casi cotidiano de la actividad del Papa. Él considera que éste es un Papa especial, y no lo esconde…

En la vigilia del Cónclave eras uno de los pocos periodistas que señalaban a Bergoglio como papable. ¿Por qué? ¿Sólo por el afecto que sentías por un cardenal que conocías bien?
Afecto le tenía y le tengo, sin duda… pero la convicción de que el cardenal de Buenos Aires era papable se fundaba en razones objetivas. Percibía un gran deseo de cambio en los cardenales (sobre todo en los no europeos) después del escándalo del Vatileaks y la dramática renuncia de Benedicto XVI. La barca de Pedro parecía encallada, envuelta en una niebla oscura. Se buscaba un hombre de Dios, con una gran fuerza espiritual, no de la curia y no italiano, porque a los italianos, con razón o sin ella, se los consideraba parte involucrada en las penosas circunstancias de la Curia romana.
Bergoglio respondía a este identikit mejor que cualquier otro. Las únicas dudas se referían a su supuesta no disponibilidad, porque se había difundido la leyenda de que en el cónclave de 2005 había rechazado los votos de quienes buscaban en él una alternativa “pastoral” para el candidato “doctrinal” Ratzinger. Y también estaba el tema de la edad, 76 años. Todas esas dudas se disiparon durante la preparación del cónclave, en las secretísimas congregaciones generales. La intervención de Bergoglio dejó con la boca abierta a todos los cardenales, tanto por los contenidos (una Iglesia que debe salir de sí misma, liberarse de la mundanidad espiritual para dejar que brille mejor la luz de Cristo entre los hombres de nuestro tiempo, hasta las periferias existenciales más lejanas…) como por el espíritu profundamente religioso, creíble, que había animado sus palabras.
Cuando tuve noticias seguras de la acogida que recibió su discurso, llamé por teléfono a mi jefe de redacción para proponerle que incorporáramos un servicio sobre Bergoglio a nuestra reducido ciclo sobre los papables, que ya habíamos empezado a transmitir, uno por día.
“¿Estás seguro de que no ocupa el puesto 65 de la lista?”, me preguntaron en el telediario.
“Sin duda estará mucho más arriba”, les contesté.

El servicio se transmitió esa misma noche, era el 9 de marzo. Recuerdo también la emblemática frase de un influyente hombre de Iglesia a la vigilia del cónclave: “será anciano, pero bastarían cuatro años de un papado Bergoglio para reformar la Iglesia”. En fin, ya no tenía dudas de que el cardenal argentino era un candidato fuerte y leía con ironía los títulos del Corriere della Sera y de Repubblica, que hasta último momento presentaron el cónclave como un partido con dos jugadores y resultado ya previsto, entre el italiano Scola y el brasileño Sherer. Sin embargo después, esa noche del 13 de marzo, cuando transmitía en directa en mi telediario y escuché que el cardenal Tauran pronunciaba en latín el nombre de Jorge Mario Bergoglio, sentí que se me cerraba la garganta por la emoción y la felicidad.

Para llegar a cuatro años de papado de Bergoglio falta mucho, pero cuando está por cerrar el primer año, ¿en qué crees que ha incidido ya?

Ha incidido sobre todo en la percepción que la gente tiene de la iglesia. Es casi milagrosa la velocidad con que se ha producido el cambio. El Papa y su predicación, en todo el mundo, se mira con sorpresa, con interés y simpatía. Y las personas más impresionadas por Francisco parecen precisamente las que hasta ayer estaban más alejadas o más desconfiaban de la Iglesia. En segundo lugar, Francisco ha sentado las bases de una renovación profunda de la curia romana, para liberarla de un excesivo centralismo burocrático y de la enfermedad del carrerismo eclesiástico. Los primeros nombramientos cardenalicios fueron una señal muy concreta en esa dirección.
Se ha terminado el automatismo con que algunas reparticiones vaticanas o algunas diócesis podían reivindicar la púrpura cardenalicia casi por derecho divino. Otras medidas muy incisivas se refieren a la composición de la cogregación de los obispos, uno de los dicasterios más influyentes de la curia, porque allí se decide la fisonomía que debe tener la “clase dirigente” de la Iglesia católica. Francisco quiere obispos “con olor a oveja”, no funcionarios; los quiere cercanos a la gente, capaces de predicar con la vida el evangelio de esa misericordia que es el proprium de Cristo.
Con respecto al Bergoglio que conocías de antes, qué aspectos del Papa Francisco te impresionan más y por qué.
Me impresiona la fuerza, la determinación tranquila, la obstinación gozosa con la que lleva adelante sus decisiones. Desde vivir en Santa Marta hasta la negativa a dejar que una corte le administre la vida… o las intervenciones que están produciendo un terremoto en la Conferencia episcopal italiana. Lo veo más fuerte, más sereno. No se deja estresar por la mole de la empresa reformadora y por el peso de las resistencias. Se ve que reposa en Dios, siente que está haciendo aquello a lo que Dios lo llama, y por eso avanza con decisión por su camino, sobrellevando un enorme esfuerzo pero sin perder la serenidad en ningún momento.
Y además me encanta lo que veo, como reflejo en los fieles, cuando estoy en San Pedro como periodista: estupor, conmoción, gratitud. Como ocurría con los discípulos en Palestina hace dos mil años, cuando asistían azorados y conmovidos a la predicación y a los gestos de Jesús. Porque la verdadera reforma es volver precisamente a ese origen. Y eso no es algo que se puede programar en un escritorio, como nos enseñaba el gran Benedicto XVI: es la gracia que Dios concede en algunos períodos a algunas personas. Para que a todos nos resulte más fácil seguir el bien, la verdad y la belleza.
Están surgiendo resistencias, tanto cerca del Papa, en el ambiente más cercano a él, como en otros ambientes eclesiales. ¿Sabes algo acerca de eso? ¿Y qué extensión tienen?
Hay resistencias llamémosle ideológicas, y resistencias psicológicas y de poder. Una parte del establishment eclesiástico le reprocha al Papa que habla demasiado poco contra esos males morales sobre los que la jerarquía católica en las últimas décadas ha concentrado tantas energías y batallas políticas: aborto, eutanasia, matrimonio gay… Obviamene el Papa Francisco comparte los mismos principios y ha definido como un “horror” el drama de los niños no nacidos, víctimas del aborto. Pero él quiere conquistar almas, le interesa la salvación, o lo que es lo mismo, la felicidad de las almas, también y sobre todo de las personas que están alejadas.
Y comprende, porque es un hombre de Dios y un pastor con muchísima experiencia en el campo, que el cristianismo no entra en los corazones repitiendo de manera obsesiva los “no”, sino sólo por una atracción. Por una “belleza que nos precede y nos pone en camino”, como dijo hablando de los Reyes Magos, en el ángelus de la Epifanía. Estoy completamente convencido que simplemente mirando con ojos puros la ternura con la que el Papa Francisco se relaciona con los ancianos, con los discapacitados, con los niños que sufren graves enfermedades, tiene una eficacia educativa mil veces más concreta y persuasiva que todos los pronunciamientos fulminantes contra la eutanasia o el aborto. Solamente la obtusidad a la que ha llevado cierto tipo de militancia católica, cierto “cristianismo” ideológico sin Jesús, puede dejar de ver y de alegrarse.
¿Y las resistencias psicológicas y de poder…?
A veces la ideología es solo una máscara. Hay un mundo clerical –no todo, gracias a Dios, sino una parte- que se siente desnudado en su mezquindad espiritual por la predicación y el testimonio de Francisco. Los que tienen cola de paja, como me decía ayer con toda sencillez un honesto colaborador de los últimos tres papas. Es la misma rabia que anidaba en los escribas y fariseos frente a la presencia mansa y verdadera de Jesús, presencia que no lograban encerrar dentro de sus esquemas. Es difícil cuantificar estas resistencias, sobre todo porque no existe un metro para medir el corazón de una persona, pero están, y el Papa es muy consciente de eso. A veces están relacionadas con intereses económicos fuera del Vaticano, que temen perder sus conexiones.
¿Cuál es el secreto de la transversalidad de este Papa, que es capaz de hablar a todos? ¿Tal vez que prefiere reclamar con garbo antes que lanzar un anatema?
El garbo… me gusta esa expresión. Hay una delicadeza y también una discreción que forman parte de la experiencia cristiana, porque la fe es una gracia y el que la vive sabe que nunca se pueden tener pretensiones sobre ella, no se puede forzar a nadie para que crea. Solo ocurre, como la sorpresa de un encuentro. Por eso un cristiano, un verdadero cristiano, hace un culto de la libertad. Permiso, perdón, gracias… las tres palabras que el Papa Francisco señala a todos como el secreto de una buena vida familiar, son palabras profundamente cristianas. Un creyente las usa espontáneamente en su relación con Cristo: perdón, gracias… conciencia de su propio mal y gratitud por un perdón que no se da por descontado.
Eso es lo que me enseña Francisco, siguiendo las huellas del pontificado de Ratzinger: cuanto más vuelve la Iglesia a lo esencial, y por lo tanto al misterio de la misericordia -verdadero corazón del Evangelio- más se vuelve “transversal”, vale decir capaz de llegar a cada hombre y a todo el hombre, hasta sus heridas y hasta su deseo. Un deseo que en su nivel más profundo es universal, que une al esquimal y al indio, al hombre culto europeo y a las multitudes del Cuerno de África que huyen del hambre y de la pobreza.
Garbo, es cierto, pero Francisco también ha lanzado severas críticas contra la corrupción de la política y lo inhumano de una economía que mata…
Lo que me impresiona en estas tomas de posición es sobre todo la fuerza libre del Papa. Dice cosas de una verdad evidente y sacrosanta: que se hace una gran tragedia, por ejemplo, por una pequeña caída de la bolsa, mientras se ha perdido la capacidad de llorar por los refugiados que mueren en el mar, y nos alzamos de hombros si el que muere es un mendigo o un drogadicto: basuras humanas para una sociedad donde manda el dinero. Pero si fueran solo denuncias políticas o un dramático ragarse las vestiduras, no tendrían el mismo efecto.
La gente también percibe, en estas severas palabras de Francisco, que se toma a pecho a las personas, cuyo valor no depende del que les da el poder sino del hecho mismo de existir, de haber sido deseadas por Dios. Entonces lo que él dice se acepta, impacta y educa. En cuanto a la predilección por los pobres, “la carne de Cristo”, ¡nada que ver con populismo peronista o criptomarxista! Francisco dice que es una cuestión teológica: un Dios omnipotente que decide hacerse pobre por amor a los hombres. El compartir la necesidad, el inclinarse hacia la humanidad más herida, es el método mismo de Dios.
Es un Papa que cree en la eficacia, incluso “política” de la oración. Lo dijo hace poco, en el mensaje de Pascua, recordando la vigilia de oración y ayuno que se convocó por la paz en Siria.
En setiembre parecía cuestión de horas la intervención militar norteamericana contra Siria. El Papa consideraba que solo podía empeorar las condiciones de la población siria, ya martirizada por una feroz guerra civil. A la vigilia de oración y a la jornada de ayuno adhirieron millones de fieles en todo el mundo, no solo católicos, e incluso muchísimos no creyentes. Muy probablemente esta simple pero intensa movilización espiritual contribuyó a frenar un ataque que parecía inevitable. Pero el Papa sin duda no considera que ha resuelto el drama sirio, en ningún momento sus palabras reflejaron triunfalismo.


Sobre todo porque allí la gente sigue muriendo. Francisco seguirá sacudiendo a la comunidad internacional para que busque con convicción una solución política, para poner fin a la guerra. Y al mismo tiempo seguirá rezando y pidiéndonos que recemos por la paz. Él, mucho más que nosotros, cree realmente en la eficacia de la oración. Una vez dijo que no hay que tener miedo de levantar la voz, de luchar contra Dios para que nos mire y finalmente preste atención a nuestro grito.

Traduccion del italiano: Inés Giménez Pecci

Papa pide a Ginebra 2 fin “urgente” de violencia en Siria iglesia catolica




El papa Francisco pidió hoy a los líderes participantes en la conferencia de paz para Siria, conocida como Ginebra 2, que no escatimen esfuerzos para llegar “con urgencia” al cese de la violencia y al fin del conflicto en el país árabe.
Durante la audiencia general de los miércoles en la plaza de San Pedro del Vaticano, el pontífice argentino instó a los sirios a emprender un camino de “reconciliación, de concordia y de reconstrucción”, en el que participen todas las facciones en liza del país.

“Rezo al Señor para que toque el corazón (de los líderes), para que, buscando únicamente el mayor bien del pueblo sirio, tan tocado, no escatimen esfuerzos para alcanzar con urgencia el cese de la violencia y el fin del conflicto, que ha causado ya demasiados sufrimientos”, dijo el papa.
“Deseo a Siria un camino decidido de reconciliación, de concordia y reconstrucción, con la participación de todos los ciudadanos, donde cada uno pueda encontrar en el otro no a un enemigo o un rival, sino a un hermano al que acoger y abrazar”, agregó.
Tras la audiencia general, la Santa Sede informó de que participa como invitada en la conferencia de paz para Siria con una delegación compuesta por su representante ante las oficinas de la ONU e instituciones especializadas en Ginebra, Silvano Tomasi, así como por Alberto Ortega Martín, funcionario de la Secretaría de Estado.
El papa se ha mostrado muy comprometido en los últimos meses con la posibilidad de alcanzar una solución pacífica en Siria, una cuestión que abordó con el presidente de Rusia, Vladímir Putin, el pasado 25 de noviembre en una audiencia privada en el Vaticano, en la que ambos apostaron por la vía de la negociación que incluya a las distintas facciones étnicas y religiosas.
El 28 de diciembre, una delegación del Gobierno sirio entregó a las autoridades del Vaticano un mensaje que su presidente, Bachar Al Asad, envió a Francisco, quien el día de Navidad había dedicado particular atención al conflicto de Siria en la primera bendición “Urbi et Orbi” de su pontificado.
La semana pasada el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, viajó al Vaticano, donde se reunió con el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, para informar a la Santa Sede, entre otras cuestiones, de los preparativos de la conferencia Ginebra 2, que se abrió hoy en Montreux con la participación de ministros de Exteriores de cuarenta países.
En otro orden de cosas, durante su catequesis en la audiencia general de este miércoles, Francisco tildó además de “escándalo” las divisiones que se siguen produciendo entre los cristianos.
“Cristo no ha sido dividido, pero tenemos que reconocer sinceramente con dolor que nuestras comunidades siguen viviendo divisiones, que son de escándalo. Las divisiones entre nosotros cristianos son un escándalo”, afirmó el papa.
“Hace falta mucho rezo, unidad, reflexión y continua conversión. Sigamos adelante por este camino, rezando por la unidad de los cristianos, para que este escándalo desaparezca, no esté ya con nosotros”, agregó.
Ya en castellano, el pontífice dedicó un especial saludo a los fieles de lengua española presentes en una lluviosa plaza de San Pedro, en particular a los venidos de España, Argentina, México y otros países latinoamericanos. EFE

“No es lo mismo aborto que interrupción de gestación” Juan Masiá, teólogo y bioeticista:

No es lo mismo aborto que interrupción de gestación. Tampoco es lo mismo, decía santo Tomás, la mentira y el falsiloquium, ya que mentira sería por definición falsear injustamente la verdad cuando se está obligado a decirla ante quien tiene derecho a preguntarla. Puede haber ocasiones en las que sea irresponsable no interrumpir una gestación antes de que sea demasiado tarde para hacerlo sin que sea injusto contra el feto.
Si aborto es la interrupción injusta e irresponsable de un embarazo, no toda interrupción voluntaria del embarazo constituye un aborto en el sentido moralmente negativo de este término. Hay casos en que la decisión de interrumpir un embarazo es precisamente para evitar un aborto.
Por ejemplo, cuando una pareja reconoce que, por serias razones, no se puede responsabilizar de dar a luz y criar una criatura (por ejemplo, en casos de malformaciones muy graves y en el contexto de una sociedad que no ayuda con leyes eficaces a proteger la dependencia ), en vez de decir que tiene derecho a abortarla, debería decirse que tiene responsabilidad de interrumpir en sus primeras fases el proceso de gestación antes de que su interrupción se convierta en un aborto. Interrumpirían, en ese caso, responsablemente un embarazo precisamente para impedir un aborto. Interrumpirían el proceso emergente del embrión durante las primeras fases antes de completarse la constitución del feto.
(Para entender esto hay que entender en biología lo epigenético y hay que contar con una filosofía emergente y procesual, en vez de mitificar el mal llamado “momento de la concepción”, que no es momento, sino proceso).
Pero, lamentablemente, en los debates sobre el aborto en el estado español, llama la atención la belicosidad de dos posturas extremas: la de quienes pretenden dar muestras de identidad religiosa mediante prohibiciones legales y la reacción contraria por parte de quienes identifican a ultranza la permisividad incondicional con tomas de posición no religiosas. Aún se empeora más la tensión entre ambos extremos cuando se considera a los primeros como únicos abanderados del derecho a la vida, y a los segundos como monopolizadores del derecho a decidir. Veo incorrectos ambos extremos. Ojalá valiese la presunción de que ambos comparten la postura pro-persona, para proteger por igual el bien jurídico de madre y feto.
No ayudan para un debate sereno los planteamientos dilemáticos en términos de sí o no, blanco o negro, como, por ejemplo: “¿por la vida o contra la vida?”, o “¿por la madre o por el feto?”, y otras disyuntivas semejantes que conducen a un callejón sin salida. Esas disyuntivas condicionan el debate desde el principio como si fuera un enfrentamiento entre dos reclamaciones absolutas sin excepciones: los “guerreros del antifaz” contra los “guerreros sin antifaz”.
Pienso que el planteamiento no debe ser disyuntivo en cualquier hipótesis, sino de búsqueda de alternativas en situaciones de conflicto. La pregunta es: ¿Cuándo, con qué condiciones y limitaciones es responsable, justa y justificada la decisión autónoma de la mujer que opta por acoger la vida naciente o que se encuentra en la situación de tener que decidir la interrupción del proceso de su gestación? Cualquier legislación que se adopte deberá siempre garantizar la seguridad jurídica y los límites éticos para que dicha decisión autónoma reúna la triple condición de ser responsable, justa y justificada.
Cuando preguntaban, en 2010, parlamentarios o parlamentarias (de una y otra bancada, de gobierno y oposición) si podían votar en conciencia la ley de salud sexual y reproductiva, había que responderles: “Votar en conciencia significa que ni la afiliación política de partido ni la pertenencia confesional religiosa condicione el estar a favor o en contra. Puede haber en ambos lados del arco parlamentario, tanto quienes estén a favor como quienes estén en contra, por razones ético-legales (también científicas), y no por presiones ideológicas, ya sean político-partidistas, religiosas o irreligiosas”. Lo mismo habrá que responder si nos repiten la pregunta cuando se presente un posible proyecto de modificación de la citada ley.
Una ley de apariencia restrictiva puede, de hecho, favorecer sutilmente su aplicación permisiva, cuando se la interpreta en un contexto social favorable a la hipocresía moral bajo capa de legalidad. Podrá aducirse como ejemplo la práctica ambivalente del recurso al dictamen médico para cerciorarse del riesgo de un embarazo para la salud de la gestante con el fin de acogerse al correspondiente supuesto despenalizador. Pero prefiero citar el caso insólito del recurso al supuesto de motivación económica en la legislación japonesa, porque pone de manifiesto la ambigüedad de algunas despenalizaciones y la hipocresía de algunas penalizaciones.
Una abogada japonesa ha demandado al Estado, solicitando que se dicte sentencia (para condenarla o para absolverla con indemnización) por la interrupción del embarazo que le fue practicada en la 18 semana de gestación. La ecografía había detectado notables anomalías en un feto previsiblemente inviable y esta gestante accedió a la recomendación médica de interrumpir el embarazo. Otra opción que le ofrecían era aguardar el fallecimiento fetal antes del alumbramiento. Sin embargo, tanto retrasar la interrupción como aguardar al alumbramiento de un feto fallecido, conllevaba riesgos graves. Finalmente, ella accedió a la recomendación de interrumpir el embarazo antes de que fuera demasiado tarde, como explica ella misma respondiendo a una entrevista en el semanario Aera (7-I-2013) .
El certificado de “nacimiento sin vida”decía: “Alumbramiento artificial de feto sin vida, a petición de la gestante, por indicación económica, de acuerdo con la ley de protección materna”. La gestante no podía firmarlo, ni justificar su aborto por “indicación económica”. Su motivación se debía a las anomalías fetales. El médico le recordó lo que, como abogada, ya sabía ella: la ley japonesa no admite la indicación por malformaciones. Las clínicas japonesas, para evitar el delito, registran la operación como “aborto por indicación económica”, admitido por la “ley de protección materna”.

Desde que se promulgó (1996), jamás se han condenado abortos por malformaciones, aunque los avances en diagnóstico prenatal los incrementan; pero se salvan las apariencias, certificando “abortos por indicación económica”. “No estoy en penuria, decía la gestante, ni abortaría por ese motivo; lo hice previendo las dificultades de supervivencia del feto. Sería hipócrita aducir la razón económica”. Tal hipocresía favorece el doble estándar: una penalización, en apariencia estricta, condena el aborto por malformaciones; pero el sistema sanitario, de hecho, la infringe, acogiéndose a la indicación económica. La hipocresía social -fomentada en el caso de Japón por una ley que, con apariencia menos permisiva, ampara veladamente su violación-, es un caso paradigmático que nos hace pensar.