FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA

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jueves, 24 de octubre de 2013

El papa aparta al obispo de Limburgo y abren una investigación



Los medios de comunicación y los fieles de su diócesis, en Alemania, denunciaron el lujoso estilo de vida del obispo y que las obras de su nueva residencia ascendían a 40 millones de euros.
El papa Francisco ha apartado momentáneamente al obispo de Limburgo (Alemania), Franz-Peter Tebartz-van Elst, de 53 años, mientras se ha abierto una investigación para esclarecer las críticas contra el prelado por gastar cerca de 40 millones de euros en la construcción de su residencia, inicialmente presupuestada en 5,5 millones.

En un comunicado difundido hoy por la oficina de prensa del Vaticano, se explica que el papa ha sido informado “ampliamente y objetivamente de la situación en la diócesis de Limburgo, en la que se ha creado una situación en la cual el obispo Franz-Peter Tebartz-van Elst en el momento actual no puede ejercitar su ministerio episcopal”.
La nota añade que se ha creado una comisión para realizar “un profundo examen sobre la construcción de la sede episcopal” y que “en espera de resultados sobre esta investigación y las posibles responsabilidades” el vicario general Wolfgang Rösch administrará la diócesis de Limburgo.
“La Santa Sede considera oportuno autorizar a Franz-Peter Tebartz-van Elst un periodo de permanencia fuera de la diócesis”, es la fórmula utilizada para apartar al obispo.
El pasado 21 de octubre, el papa Francisco recibió en el Vaticano al obispo de Limburg, quien llevaba varios días en Roma para poder hablar con el papa y explicarle su versión de los hechos.
El escándalo estalló después de que los medios de comunicación alemanes denunciaran el lujoso estilo de vida del prelado y que las obras de su nueva residencia episcopal ascendían a 40 millones de euros, frente a los 5,5 millones inicialmente anunciados.
Algunos días antes, el presidente saliente de la Conferencia Episcopal alemana, el arzobispo Robert Zollitsch, había informado personalmente a Francisco durante una audiencia de la situación en la diócesis 

Los estudiantes claman contra los recortes educativos y la ‘ley Wert’ Elisa Silió


Las protestas estudiantiles continúan el día antes de la huelga general de educación
La policía entra en la Universidad Autónoma de Madrid
A los cientos de alumnos que esta mañana se han manifestado en Madrid (y en muchos otros puntos de España), convocados por el Sindicato de Estudiantes, el fin de la recesión que pregona el Banco de España les deja atónitos. Argumentan los de secundaria que se han quedado sin becas de libros y los de Universidad -menos numerosos, aunque sí activos en sus facultades- que podrían perderla con los nuevos requisitos.

Ello, y la reforma educativa que entrará en vigor el próximo curso, les ha llevado a las calles. Otros compañeros lo han hecho en Barcelona y muchos más se sumarán mañana como colofón a la huelga general (de educación infantil a la Universidad) a la que han llamado todos los sindicatos, padres y estudiantes. En paralelo, la policía entraba en la Universidad Autónoma de Madrid para quitar una barricada, como ayer hizo en el campus de Somosaguas de la Complutense sin el conocimiento del rectorado. Los convocantes dicen haber convocado a 60.000 manifestantes mientras la policía reduce el número a 1.200.
Las pancartas y gritos de los manifestantes -previsiblemente los mismos que se escucharán mañana- se dirigían a la Iglesia, beneficiada con la reforma tras incluirse una asignatura alternativa a la Religión: “¿Catequesis? en su parroquia”, “Recortes a los banqueros y al clero”, “Mis impuestos solo a la escuela aconfesional”. Contra los efectos del derrumbe económico: “Educar es invertir, no gastar”, “Su botín es mi crisis”, “Sin buena educación siempre estaremos en crisis”. Contra el pensamiento único: “Pienso luego no sirvo”, “Educar no amaestrar. Esa es la cuestión”. Y contra el ministro José Ignacio Wert y la reforma: “Unos roban con pistolas y otros con leyes” o “Wert habla y el PP baja. ¡Sigue, sigue camarada!”.
Respecto al seguimiento de la huelga de alumnos -solo convocada por el Sindicato de Estudiantes-. en su segundo día el ministerio la habla de un 18,8%, tras recabar los datos de seis Comunidades Autónomas, que representan el 49,4 por ciento del total de estudiantes. Por contra, la Junta de Andalucía baraja la cifra del 71% en su región.
A la manifestación han acudido representantes de los sindicatos pese a que no convocaban. Y han aprovechado la ocasión para contestar a la secretaria de Estado de Educación, Monserrat Gomendio, que ayer en un vídeo acusó a las organizaciones sindicales de ir a la huelga no por “razones relacionadas con la reforma educativa” sino con las “mejoras salariales, reducción de carga lectiva y de número de alumnos por clase”. En un documento posterior el Ministerio de Educación puso en duda las cifras de afectados por la crisis que han dado las agrupaciones. “La señora Gomendio solo tiene que mirar el anuario de Hacienda que compara enero de 2012 y el de 2013. Se han perdido 24.000 docentes en la pública no universitaria, 4.600 en la Universidad y 1.600 de administración. Dicen esto porque no les quedan argumentos tras quedarse solos en el Parlamento. En esta ocasión hasta salen a la calle los sindicatos más conservadores, los que están más cerca de la órbita de su partido”.

Gomendio se dirigió en especial a las familias con dos ideas. La primera: “El colectivo de docentes tiene un puesto de trabajo asegurado y, sin embargo, los padres se están enfrentando a unas tasas de desempleo muy elevadas”. Y una segunda, referida a la preocupación por las ratios profesor-alumno que siguen estando “por debajo de los de la OCDE”. Miguel Latorre, de Enseñanza Pública de Fete-UGT, replica a la secretaria de Estado: “El mayor ere que se ha hecho en este país ha sido a la enseñanza pública. Miles de interinos se han quedado sin trabajo y otros se han visto desplazados de centro después de 20 años. Nos están intentando enfrentar a los padres cuando hay afectados entre nosotros. Que no nos hablen de ratios bajas. Hay trampa, porque se dividen los niños sobre el total cuando hay aulas rurales abiertas con cinco alumnos”.

El Sistema de Dependencia pierde 116 beneficiarios al día y 800 trabajadores en el último mes


El Sistema de Atención a la Dependencia (SAAD) pierde 116 beneficiarios al día y 800 trabajadores en el último mes, según denuncia la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, en base a los últimos datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. En septiembre, se han reducido en 3.475 los dependientes y en 7.163 los que han perdido su derecho a ser atendidos.
Esta organización explica que la reducción de beneficiarios en espera de una prestación se ha conseguido “cercenando” el acceso al sistema y “abandonando” a los que ya son titulares del derecho y advierte de que los recortes se relacionan con el fallecimiento de los dependientes.
Asimismo, señalan que el retroceso en el sistema es “notorio” con respecto al mes anterior, pues todas las cifras son negativas: 3.475 beneficiarios, 3.899 dictámenes menos, 2.910 solicitudes menos, 3.504 grandes dependientes menos, 2.273 dependientes severos menos.
En cuanto a prestaciones y servicios, esta organización señala que hay 1.700 servicios de teleasistencia menos, 1.095 servicios de ayuda a domicilio menos, 158 plazas de centros de día menos, 717 plazas residenciales menos, 2.680 prestaciones de cuidadores familiares menos. La reducción de estos servicios, ha generado, según esta entidad, el despido de 800 trabajadores.
La Asociación de Directores y Gerentes asegura que se están forzando las valoraciones y revaloraciones para que den un menor grado de dependencia y por tanto reducir el coste. También duda de que se estén atendiendo a quienes más lo necesitan y asegura que “decenas de miles” de personas con derecho ya reconocido o que pudieran tenerlo “morirán sin ser atendidas”.
La reducción del “limbo” de la dependencia o lista de espera se ha obtenido, según esta organización, impidiendo que nuevos dependientes accedan al sistema, y, por otro lado, abandonando a su suerte a los cientos de miles de personas que tenían dependencia severa o gran dependencia y que están falleciendo sin ser atendidos o a los que se les revisa el grado para bajarlos al Grado I. Durante este último mes 7.163 personas con derecho menos figuran en el Sistema.

A Bartolomé, preso José Arregui, teólogo


Querido Bartolomé: Hace unos días recibí tu carta, un folio de hermosa letra en mayúsculas. Más hermoso es lo que escribes. Así de hermoso debe de ser tu corazón, a pesar de todo lo pasado. A pesar de esos 24 años que me dices que llevas en esa cárcel. ¡24 años en la cárcel, Dios mío! 24 años sin pasear por la playa tomados de la mano, sin jugar con los hijos, sin subir a Bellver, sin mirar las rocas, el mar y el pla desde la sierra de la Tramuntana. Pero el cielo sí que lo miras sobre el estrecho patio y hasta en el fondo de tu lúgubre celda de preso común. El cielo lo llevas dentro y eres libre en medio de los barrotes. Tener la mirada pura y el alma sana, y ninguna palabra de queja, después de 24 años de cárcel es tu Milagro, el milagro de la Vida. ¡Gracias, Bartolomé! ¡Gracias a la Vida!
¡Qué bueno sería que tu carta llegara a los diez millones de presos como tú que hay en la Tierra, la cuarta parte de ellos en EEUU! Diez millones de presos en la cárcel, y miles de millones de presos en la calle, que nos creemos libres y justos y condenamos a otros para limpiar nuestra conciencia. ¡Qué bueno sería que te conociéramos todos, para que entre todos pudiéramos romper las cadenas de dentro y de fuera! Déjame, pues, que evoque, cite y glose algunos de tus bellos párrafos.
Cuentas que el sacerdote Mariano, en una de sus visitas habituales a la prisión, puso en tus manos un libro, que “me ha marcado y ha originado un proceso de cambio personal y espiritual”. Pues bendito sea el libro, pero el libro fue lo de menos. Las manos de quien te lo llevaron hicieron el milagro. Las manos de Mariano en tus hombros, su bondadosa naturalidad, su risueña cordialidad, te devolvieron la confianza, el sentimiento de tu dignidad. Te devolvieron a Dios, te sentiste querido, pudiste quererte. ¡Gracias, Mariano! ¡Y gracias a ti, hermana Sagrario!
Y sigues: “Durante un largo tiempo aparté a Dios de mi vida, culpándole de mi situación. Estaba lleno de ira, dolor, vacío y un sinfín de emociones negativas. Creía que Dios me había abandonado. Lo culpaba de todo”. ¡Cómo no ibas a apartarlo, si te lo habían apartado, te habían robado a Dios! ¿Quién? No lo sé… todos un poco. Te habían puesto en su lugar a un Soberano omnipotente y arbitrario. ¡Cómo no ibas a culparlo de todo, si todos los jueces y justos del mundo te culpaban, y tú no podías cargar con tanto peso! Tu rebeldía era, en el fondo de tu corazón, la propia rebeldía del Dios de la Vida contra el “Dios” de la justicia y de la culpa, del perdón y del castigo. Dios es inmensos ojos dulces, llenos de misericordia, que nunca vieron en ti al culpable, sino al herido. Dios es inmensa Ternura sanadora que nunca te abandonó, nunca jamás nos abandona. Es Presencia buena, eterno Ángel Bueno que nos acompaña y restaura.
“Cuando comencé a leer (…), me llené de lágrimas. Entendí lo equivocado que estaba. Dios siempre estuvo a mi lado. Necesitaba reconciliarme con Él y así lo he hecho”. Lo más profundo de ti era el Espíritu de Dios o de la Vida y no estaba equivocado dentro de ti. Dios no necesitaba reconciliarse contigo; tú necesitabas reconciliarte contigo, o con el Misterio Bueno de la Vida en el fondo de ti. Te dejaste iluminar por su luz, por tu Luz, llena de consuelo. Luz que enjuga las lágrimas, llena de gozo.
“También pedí perdón a los que hice daño. He llorado de emoción y tengo un sentimiento de paz que no conocía”. ¡Oh, el daño! A ti también te hicieron daño, pero hoy no sabrías a quién culpar por ello. La culpa no es la cuestión, sino el daño y su alivio. No sé cuál fue tu delito, ni me importa. No conozco tu historia, pero sé de antemano que si tú hiciste daño es porque tú mismo estabas herido, que no eras en verdad tú mismo, y que yo en tu lugar hubiera hecho lo mismo que tú o incluso peor. Pero eso tampoco importa mucho. Aquel daño en tu ser que te llevó a hacer daño ya está curado en ti. Ése es el milagro de la Vida. La paz es su ungüento y su testigo. ¡Ojalá esté curado también, en cuanto sea posible, el daño que hiciste a otros, ojalá que el Milagro se haya dado también en ellos! Pero una cosa es cierta: su daño no se curará porque tú sigas en la cárcel. Que todas las heridas se curen: he ahí lo que importa. ¿Cómo es posible que no lo entendamos aún?
Es una casualidad que te esté escribiendo estas líneas hoy, el día en que muchas víctimas de terribles daños se manifiestan en las calles con inmensa ira porque decenas de presos vayan a salir a la calle, al haber sido derogada por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo la doctrina Parot, que prolongaba injusta y retroactivamente la pena de los presos. Alguien ha llegado a decir que su único consuelo era ver a sus victimarios en la cárcel. Otros han gritado “Ni olvido ni perdón”.
Solo una herida todavía sangrante puede explicar que hablen así. Pero así no se curarán. Solo nos queda acompañarlos con gran pena. Y también, aunque no sé cómo, nos toca ayudarles a ver que una injusticia no se puede reparar con otra, que una herida no se puede curar con otra, y que su dolor solo se aliviará en la medida en que vayan abriendo su corazón al bálsamo de la Paz, la Paz que los habita a pesar de todo.
A todos ellos y a todos nosotros, y a ti, amigo Bartolomé, de todo corazón: Paz y Bien.

Educación, ¿derecho o privilegio? Esther Vivas

Mi abuelo casi no estudió. Empezó a trabajar a los 12 años de pastor. Siempre me dijo: “Los jóvenes tenéis que estudiar. Qué suerte que tu sí hayas podido”. Yo pude porque un sistema de becas me lo permitió. Hoy no todo el mundo tiene la misma suerte. El año pasado, 30 mil universitarios no pudieron pagar sus matrículas, y se quedaron fuera. Quieren que la educación vuelva a ser un privilegio, accesible sólo a los que se lo puedan pagar.
La Ley Wert, a pesar de su pomposa nomenclatura: Ley Orgánica para la Mejora Educativa (LOMCE), no va a mejorar nuestra educación, al contrario la va a convertir en una “educación low cost”, asistencial y de segunda. Deteriorar el sistema de educación público es la mejor garantía para asegurar el éxito de la educación privada. La LOMCE, asimismo, significa gestión piramidal y antidemocrática de los centros, criterios pedagógicos productivistas al servicio de las empresas, claudicación frente a las presiones de la jerarquía eclesiástica.
En Catalunya, la Ley Wert relega el catalán a lengua de “cuarta categoría”, por detrás del castellano y de la primera y segunda lengua extranjera. Será considerada “lengua de especialidad”. De este modo, se podrá obtener el título de ESO o Bachillerato sin acreditar su conocimiento, ya que no será necesario examinarse de todas estas asignaturas. El objetivo de Wert and co. es, ni más ni menos, que acabar con un modelo de inmersión lingüística y de cohesión social exitoso. Ya lo decía el ministro. Se trata de “españolizar a los niños catalanes”. Ni más ni menos.
Y frente a la escasez de recursos económicos, los centros educativos abren la puerta, de par en par, al mecenazgo privado. Algunas universidades incluso llaman a “apadrinar” a sus estudiantes. Pero la educación no puede ser ni un privilegio ni estar supeditada a un acto de beneficencia, con sus consiguientes contrapartidas. ¿Qué va a ser de nuestra educación en manos de Unión Fenosa, Repsol, Telefónica y BBVA? Todas ellas, por cierto, ya cuentan con sus correspondientes cátedras universitarias… y quieren más.
Ante la imposición de una educación privada, clasista, españolista, autoritaria y sexista, este jueves, 24, se convoca una huelga en todos los ciclos formativos. Defender un modelo educativo público y de calidad nos incumbe a todos. Nos quieren pobres e ignorantes. No lo podemos permitir. La ofensiva contra la educación pública se suma a los recortes en sanidad, prestaciones sociales… y es un nuevo ataque a derechos fundamentales.


Quieren que volvamos a la época de nuestras abuelas y abuelos, donde únicamente estudiaban quienes se lo podían permitir. Los otros al campo y a la fábrica. En nuestro mundo moderno, apuestan por una educación de primera (privada) y otra de segunda (pública). Segregando desde pequeños a la sociedad del futuro. Frente al dilema que nos imponen, educación ¿derecho o privilegio?, su apuesta es clara, pero la nuestra también.
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Se está reavivando el odio José M. Castillo, teólogo


Me da miedo. Se está reactivando el odio en nuestra sociedad, en España y entre españoles. Algunos – seguramente con bastante ingenuidad – nos imaginábamos que el paso del tiempo iba extinguiendo las ascuas acumuladas durante tantos años de violencia y víctimas que han marcado este país con heridas de resentimiento cruel. Heridas que, por lo que estamos viendo, no cicatrizan. Ahora bien, un país marcado así, y que sangra con tanto dolor, es un volcán que en cualquier momento puede entrar en erupción. Por eso me da tanto miedo lo que estamos viviendo en estos días.
El hecho es que, desde el momento en que la Corte de Derechos Humanos del Tribunal de Estrasburgo ha anulado la aplicación retroactiva de la “doctrina Parot”, desde ese momento han saltado todas las alarmas. Y las personas o grupos más directamente afectados por la decisión de Estrasburgo, están en estos días crispados hasta límites del más alto voltaje.
El peligro, ahora mismo, no está en que se vayan a reactivar los actos de violencia mortal. Eso no le interesa a nadie ahora mismo en este país. Por eso no es probable. Pero lo que sí es un hecho es que se ha reactivado el odio, el resentimiento y, por tanto, la consiguiente confrontación entre víctimas y verdugos. Y esto sí es peligroso. Porque alimenta el miedo. Como bien se ha dicho, “quien ha sido sometido a tortura, ya no puede hallar acomodo en el mundo. El ultraje de la anulación no puede borrarse” (Jean Valery). Esto tiene una consecuencia que estremece: “Quien ha sido martirizado vivirá indefenso en el miedo. El miedo, y no él, será quien lleve en adelante su vida”, aunque el sujeto no sea consciente de ello (W. Sofsky).
Todo esto es duro. Y entraña una buena dosis de barbarie. Pero hay que recordarlo, precisamente en este momento. Porque la consecuencia fundamental que todo esto genera es que reactiva el odio. Ahora bien, el odio es la fuente de una forma de vivir en la que el más perjudicado (y el que más sufre) no es el odiado, sino el que odia. El odio es el peor compañero de camino que podemos llevar con nosotros en la vida.
Pero debo hacer una aclaración importante. Cuando hablo de odio, no me refiero primordialmente a un sentimiento, ya que quien ha recibido el zarpazo canalla de la violencia, nunca podrá quitarse de encima ese sentimiento. Cuando hablamos de “odio”, nos referimos primordialmente a “actos concretos”. Odia, no el que “siente rechazo”, sino que “hace daño”. El daño que esté a su alcance hacer. Con lo cual no estoy haciendo un elogio barato del “buenismo”, que no lleva a ninguna parte. Estoy recordando, en este momento, las palabras exigentes del Evangelio: “Habéis oído que se dijo: amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por vuestros perseguidores, para ser hijos de vuestro Padre del Cielo, que hace salir el sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos y pecadores” (Mt 5, 43-45).
Yo sé que este lenguaje “religioso” produce rechazo en algunas personas. Y en otras, indiferencia. Cuando el Evangelio se lee a través del filtro de la Religión, el Evangelio se nos hace incomprensible y hasta puede ocurrir que a algunas personas les cause repugnancia. No olvidemos que fue la Religión la que mató a Jesús. Hay en todo esto algo muy profundo, que se intuye y que no es fácil definir. Pero que, en todo caso, nos dificulta enormemente para ser capaces de perdonarnos unos a otros, de respetarnos mutuamente y, salvando por supuesto la justicia, acertar a convivir con humanidad.