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miércoles, 21 de agosto de 2013

La salud de los trabajadores en manos de las mutuas Pedro Serrano Martínez


Enviado a la página web de Redes Cristianas
El rodillo del PP sigue empeñado en destruir derechos y bienestar por doquier. Al paso que va este Gobierno, dejará España como un campo de batalla después de la contienda. El último dislate lo podemos prever en el proyecto de real decreto, fechado el 17 de julio pasado, que regula la gestión y el control de los procesos de incapacidad temporal.
Las mutuas, que son asociaciones de empresarios, gestionan tanto las contingencias profesionales como las comunes. En los últimos años, la mayoría de las empresas han confiado la gestión de sus bajas comunes a las mutuas, en lugar de hacerlo al Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), que ya solo se ocupa del 20%. De seguir adelante, este borrador de texto legal las facultaría para dar altas en caso de enfermedad común.
Es decir, más o menos, es como si a partir de ahora la empresa donde trabajamos se encargara de decidir cuando un trabajador está ya curado y, por tanto, dejar de percibir el subsidio que le corresponde por derecho. A nadie se le escapa la canallada que supone para los trabajadores dejar su salud en manos de quien será juez y parte, pues, al fin y al cabo, las mutuas, como financiadoras de la prestación, tienen demasiados intereses en reducir el tiempo de baja.
Está claro que son insaciables y que no respetan nada ni a nadie: ya no se conforman con rebajarnos los sueldos, ahora, nos quieren menguar la salud. Como decía mi madre, esto es el acabose.
/ Valladolid

Misas de domingo, comulgar con ruedas de molino Cadarso

Recordemos que Juan Luis Herrero del Pozo empezó su nueva etapa de teología madura a partir de una reflexión realista sobre cómo se celebra hoy la cena del Señor.
La sencilla reflexión de Honorio tiene mucha metralla dentro.

Pido perdón por este desahogo, pero me parece oportuno contaros mis vivencias en torno a las misas dominicales a las que asisto regularmente, más que nada porque me siento parte del pueblo de Dios, y porque pienso que las personas nos tenemos que salvar como comunidad y actuar y vivir en la misma comunión en que vivieron y actuaron los israelitas cuando salieron de Egipto y en los cuarenta años de errar por el desierto.
Y voy por el escenario y los personajes. El cura viste a lo medieval o renacentista, no sé. Le asisten como “fámulas” o “sirvientas” dos o tres mujeres que le suplen en los trabajos de trabajar: servir vinajeras, encender las velas, leer comentarios, dirigir cantares, leer los avisos. Vestidas de calle, normales, de esta época…
Y va el cura y habla, suelta su discurso mientras los de abajo oímos, o dormitamos, o cuchicheamos. Y hace su lectura de evangelios y otros libros santos el 90% de los casos, con una interpretación de lo leído en clave de salvación individual, en clave de que caminamos hacia lo que nos espera más allá de la muerte, nada de reflexiones sobre los quehaceres de construcción del Reino de Dios aquí y ahora; de nuestra alma, nada del cuerpo; de caridad y limosna (ah! ese Día del Amor fraterna que se ha rebajado hasta hacerlo Día de Cáritas, de esa Cáritas de la que habla Dri en otro lugar…).
Y van las oraciones que marca la liturgia del domingo y se mantienen inalterables en la misma clave: salvación individual, salvación del alma, el más allá de la muerte como esperanza y objetivo y destino absoluto, El Pueblo de Dios como ausente de honor, eterno ausente de honor, mero espectador, rebaño en silencio, incapaz hasta de balar…Y luego pedimos por el Papa, los obispos, el clero, los y las religiosas…y por los gobernantes, por esos gobernantes que han alcanzado el poder mediante un sistema electoral viciado, y gobiernan al dictado de los mercados…
En estas estamos. El casi cien por cien de los creyentes se alimenta exclusivamente de ese encuentro con Jesús y con la comunidad de creyentes que se produce cada domingo, y contempla casi inmutable y en clave de cine mudo los mismos gestos, se le da la misma teología-filosofía de la vida y del evangelio, la misma versión del rol de la mujer, la misma obsesión del más allá y el pasar olímpicamente del más acá…
Digo mal, ha habido pequeños retoques desde el Vaticano II: otros textos con otra música, sustitución del latín por lenguas actuales.
Debo reconocer también que se nos exhorta a practicar las virtudes cristianas: caridad, ayuda mutua, castidad, todos los diez mandamientos. Y doctrina social de la iglesia un poco con cuentagotas. Pero desde luego de moral cívica, de respeto y defensa de la convivencia ciudadana, de participación en la vida política, sindical, en todo lo comunitario, casi cero. Al parecer eso no forma parte del decálogo de la Iglesia católica actualmente en vigor, o es totalmente accesorio y aleatorio.
Y luego como telón de fondo altares-retablos cargados de oro de la época de los conquistadores, los Pizarro, Hernán Cortés y demás…iba a decir carroñeros. Todo el oro de racimos, angelotes, columnas barrocas y demás adornos iluminada con potentes focos, para que todos nos demos cuenta de que “dios” se merece eso y mucho más.
Y por supuesto el lenguaje del predicador de lo más “fisno”, selecto y literario que uno podría echarse a la cara.
Bueno, hay sus matices y variantes. Si voy a la parroquia, el párroco se expresa en unos términos más o menos a tono con el lenguaje del Vaticano II, nos nutre con músicas y textos musicales de los salmos y modernos, nos sirve algunas frases intercaladas en euskera y casi todo en castellano, habida cuenta de que unos somos castellano-parlantes y otros euskaldunes. Pero si voy a la misa de un convento de frailes, es como retroceder dos siglos atrás: música de antes de Franco, todo en euskera, o casi todo, órgano con organista profesional, vozarrones de aldeanos atronadores, teología preconciliar y…
Y yo voy aquí y allá cantando para mis adentros: Pueblo de reyes, asamblea santa, pueblo sacerdotal… A lo mejor va a resultar que el verdadero sacerdote de estas misas es el pueblo, y que el cura que se arroga el poder de presidir, hablar y hacer, ha usurpado el papel sacerdotal del pueblo silencioso.
Las mujeres harían bien en replantearse si vale la pena reivindicar el acceso a “este” sacerdocio que disfrutamos o padecemos en estos momentos.
Y que Dios me perdone las posibles herejías de este texto.
Y luego, para remate, cuando vuelvo a casa y me encuentro con mi compañera que no practica, matemática, la misma pregunta-indirecta- sorna: “¿Qué ya vienes santo del todo?”

Por primera vez en 400 años, el pontífice no veranea en la residencia estival. Castel Gandolfo, sin el Papa

La ausencia de Francisco penaliza los ingresos y la afluencia de turistas
La decisión del papa Francisco de permanecer en el Vaticano trabajando y no veranear como es habitual entre los pontífices en la residencia estival de Castel Gandolfo, no ha sido bien acogida por los vecinos de esa localidad acostumbrados a acoger a los sucesores de Pedro desde 400 años.
La alcaldesa de la localidad, Milvia Monachesi, reconoció que para los paisanos es un problema el hecho de que Francisco haya decidido quedarse en el Vaticano todo el verano.
“La ausencia del papa ha hecho disminuir la afluencia de los turistas a Castel Gandolfo, y ésta ha penalizado sobre todo a la actividad del centro histórico, en particular, bares, restaurantes y tiendas de recuerdos”, explicó a Efe la alcaldesa.
Los alrededor de 9.000 habitantes de la localidad “ven al papa con admiración, solidaridad y cercanía pero naturalmente están disgustados”, añadió Monachesi quien recordó que son 400 años que el pueblo recibe a los pontífices. “Es una tradición secular”, sostiene.
El papa argentino, de 76 años, ha desertado de la tradición que tanto complacía a su antecesor, Benedicto XVI, quien escribió parte de la trilogía “Jesús de Nazaret” en la Villa Apostólica, mandada erigir en 1626 por Urbano VIII como residencia de verano papal.
Castel Gandolfo bañado por el lago Albano, se encuentra a 18 de kilómetros al sur de Roma y albergó durante dos meses a Benedicto XVI tras presentar el 28 de febrero su renuncia como papa.
El papa emérito ocupó un dormitorio en la que nacieron 50 niños durante la II Guerra mundial y durante su estadía acostumbraba a pasear por los bellísimos jardines y a leer, escribir y a escuchar música clásica en sus estancias acompañado, siempre que podía, de su hermano Georg Ratzinger.
“Aquí tengo todo, el lago, la montaña y veo el mar”, afirmó Joseph Ratzinger nada más tomar posesión del palacio, una frase que el alcalde de la localidad grabó en una placa y colocó en la plaza de la Libertad.
Un temperamento el de Ratzinger completamente opuesto al de Jorge Mario Bergoglio, quien ha argumentado para no pisar este verano Castel Gandolfo que no ha hecho jamás vacaciones y prefiere no hacerlas ahora.
De hecho, durante este mes el papa argentino ha dictado medidas de reformas sobre la economía y las finanzas vaticanas, muy cuestionadas, sobre todo, por el papel de su banco, el Instituto para las Obras de Religión (IOR).
Pero el papa argentino tiene también una razón añadida para no trasladarse a la Villa Pontificia que ha albergado a quince papas.
Cuando fue preguntado recientemente por una niña por qué en Vaticano no vivía en los apartamentos del Palacio Apostólico y prefería hacerlo en el convento de Santa Marta, el pontífice respondió que no le gusta estar solo y prefiere departir con cardenales y personal de la curia con los que convive.
Y es que el veraneo en el Palacio de Castel Gandolfo con los jardines ocupan 55 hectáreas de terreno, un territorio más grande que el Vaticano, según fuentes vaticanas, supone un plan que no se adecúa a la personalidad extravertida del Francisco más proclive a darse baños de multitud y a charlar con quien le parezca que a permanecer solo en el más idílico de los paisajes.
El día de la Asunción sí acudió a la localidad para celebrar la Eucaristía y rezar el Ángelus, además de visitar a una monjas de clausura, pero la estancia duró poco menos de seis horas.
Aprovechando la breve visita de Francisco, la alcaldesa le regaló un cuadro de una Virgen con niño pintado por un argentina que se ha instalado a vivir en la pueblo y le expresó su deseo de que el próximo año repose en Castel Gandolfo.
“Confiamos en que el año próximo venga a estar entre nosotros”, dijo la alcaldesa aunque reconoció que “este papa es imprevisible, no podemos hacer proyectos”.
El propio Francisco desveló el día que recibió en audiencia a las selecciones italiana y argentina que de vez en cuando en el Vaticano le recriminan que es “indisciplinado” y él responde con un “¿Pero no os habéis dado cuenta de qué pueblo vengo?”.
Ante la ausencia del papa, la alcaldía de Castel Gandolfo está organizando un programa cultural alternativo, un festival de música de jazz y rock los fines de semana, además de cursos de percusión y música africana y recorridos enogastronómicos.
(RD/Agencias)