FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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lunes, 29 de julio de 2013

En la misa de clausura el papa anuncia que la tierra del beato Juan Pablo II acogerá la próxima JMJ

El papa Francisco en la misa de clausura de la JMJ de RíoPapa Francisco: “Nos vemos en el 2016 en Cracovia”.

El papa Francisco en la misa de clausura de la JMJ de Río
Ayer por la mañana la playa de Copacabana se convirtió en “papacabana” como ya muchos la están llamando. El santo padre presidió la misa de clausura de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, en la que concelebraron con el papa 60 cardenales, 1.500 obispos y 11.000 sacerdotes. Se calcula que unos 3 millones de personas asistieron a la misa de clausura.  También estuvieron presentes la presidente de Brasil, Dilma Russeff, Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina, y Evo Morales, presidente de Bolivia, y otros mandatarios.
Zenit
En su última homilía en Río de Janeiro, a los casi tres millones de personas presentes, el santo padre dio tres claves sobre lo que hoy “nos dice el Señor”: vayan, sin miedo, para servir.
Sobre la experiencia vivida estos días el papa Francisco les aconsejó que “no puede quedar encerrada en su vida o en el pequeño grupo de la parroquia, del movimiento o de su comunidad. Sería como quitarle el oxígeno a una llama que arde. La fe es una llama que se hace más viva cuanto más se comparte, se transmite, para que todos conozcan, amen y profesen a Jesucristo, que es el Señor de la vida y de la historia”. Explicó además que compartir esta experiencia de fe es el mandato que el Señor confía a toda la Iglesia, “es un mandato que no nace de la voluntad de dominio o de poder, sino de la fuerza del amor”. Y en este envío, añadió el papa, “nos acompaña, está siempre a nuestro lado en esta misión de amor”. Así mismo recordó que este mandado es para todos, “no es sólo para los que nos parecen más cercanos, más receptivos, más acogedores” y hay que llevar a Cristo a “cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales”.  Y hablando en particular a la Iglesia de América Latina les exhortó: “ahora este anuncio se os ha confiado también a ustedes, para que resuene con renovada fuerza. La Iglesia necesita de ustedes, del entusiasmo, la creatividad y la alegría que les caracteriza”.
Pasó así al segundo punto de su homilía “sin miedo”.  Como el joven Jeremías, recordó el papa, “Dios dice: «No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte» Él está con nosotros”. Por eso, insistió, en la misión del anuncio “Jesús no nos deja solos, nunca les deja solos. Les acompaña siempre”. Otra de las claves sobre el envío que dio el papa: “Jesús no ha dicho: «Ve», sino «Vayan»: somos enviados juntos”,  e invitó a los jóvenes a “sentir la compañía de toda la Iglesia, y también la comunión de los santos”.  Por su parte a los sacerdotes les exhortó a seguir acompañando a los jóvenes “con generosidad y alegría, ayúdenlos a comprometerse activamente en la Iglesia; que nunca se sientan solos”.
En el último punto de la reflexión en la homilía del santo padre señaló que “la vida de Jesús es una vida para los demás. Es una vida de servicio”. Y añadió: “evangelizar es dar testimonio en primera persona del amor de Dios, es superar nuestros egoísmos, es servir inclinándose a lavar los pies de nuestros hermanos como hizo Jesús.
Para finalizar, Francisco animó a los jóvenes a que “cuando vuelvan a sus casas, no tengan miedo de ser generosos con Cristo, de dar testimonio del evangelio”. Recordando que no están solos en esta misión, les dijo que “Jesucristo cuenta con ustedes. La Iglesia cuenta con ustedes. El Papa cuenta con ustedes”.
Durante el ofertorio el papa acogió a una niña muy pequeña que nació sin cerebro y que aún vive, cuando normalmente estos niños fallecen inmediatamente. El portavoz del Vaticano informó que los padres de la niña asistieron a la misa que el sábado el papa celebró en la catedral de Río y se la presentaron al papa y éste pidió que la llevaran al ofertorio, en señal de ofrenda a Dios por su vida.
Después de la comunión el papa entregó a cinco parejas de jóvenes, una de cada continente, una cruz misionera con la forma del Cristo del Corcovado con el símbolo de la JMJ.
A continuación unas últimas palabras del papa para introducir la oración mariana del Ángelus y para anunciar el destino de la próxima JMJ: “nos vemos en el 2016, en Cracovia, Polonia”.
Tras la bendición final las canciones, los bailes, los coros de “esta es la juventud del papa” siguieron  sonando y las banderas siguieron ondeando en la playa de Copacabana. La gran multitud de jóvenes siguió celebrando en el último acto de la JMJ Río 2013.  Y un grupo de peregrinos polacos subió al escenario para celebrar que la Cruz de los jóvenes se dirige ahora a la tierra natal del beato papa Juan Pablo II.

Francisco pide al CELAM “renovación interna y diálogo con el mundo actual” Jesús Bastante

“Hacen falta obispos que amen la pobreza y que no tengan psicología de príncipes”
Arremete contra los que quieren una Iglesia basada “sólo en la disciplina y la seguridad doctrinal”

Una Iglesia inclusiva, coordinada, menos preocupada en condenar y más en proponer actitudes de conversión. Sin más ideología que la del mensaje del Evangelio. Y con obispos “que amen la pobreza, y que no tengan psicología de príncipes”. Este es el núcleo del discurso, uno de los más largos de este viaje, que Francisco acaba de dar a la cúpula del CELAM.
Ante los obispos latinoamericanos, Francisco ha vuelto a arremeter contra las “tentaciones” de la Iglesia actual, que van desde la autorreferencialidad hasta el carrerismo, pasando por las dinámicas de ideologización la excesiva doctrina y el clericalismo. Una tentación de la que no se libran los pastores, bromeó el Papa. “Desde el obispo para abajo, todos van a ser tentados… ¡Sí, sí, aquí no se salva nadie!”, apuntó el Papa, quien reclamó que “los obispos deben ser pastores”.
Francisco ha declarado dos “objetivos urgentes” para la Iglesia, en Latinoamérica y en todo el mundo: “renovación interna de la Iglesia y el diálogo con el mundo actual”. En el primer punto, el Papa ha denunciado las “estructuras caducas”, para que el trabajo de evangelización “sea más pastoral que administrativo”.
Tomando como base el Documento de Aparecida, el Papa ha reclamado una mayor relevancia de los consejos pastorales, diocesanos y parroquiales, así como de las comunidades de base. “Es un problema de actitudes y de reforma de vida”.
Seguidamente, y tras instar a los obispos a no cansarse de dialogar con el mundo, Francisco alertó de las “tentaciones” por las que pasa la Iglesia. Señaló varias: “la ideologización del mensaje evangélico”, a través de “el reduccionismo socializante”, “la ideologización psicológica”, la “propuesta gnóstica” comandada por los “católicos ilustrados” y la “propuesta pelagiana”, de aquellos que “buscan una solución sólo en la disciplina, en la restauración de conductas, en la seguridad doctrinal o disciplinaria”.
También arremetió Francisco contra el “clericalismo”, que explica, “en gran parte, la falta de adultez y de cristiana libertad en buena parte del laicado latinoamericano”. Frente a ello, la experiencia de “el católico como pueblo”, los grupos bíblicos, las comunidades eclesiales de base y los Consejos pastorales.
Francisco reflexionó sobre el papel de los obispos. “Han de ser pastores, cercanos a la gente, padres, hermanos, pacientes y misericordiosos. Hombres que amen la pobreza, tanto interior como exterior”, afirmó.
“Deben ser hombres que no tengan psicología de príncipes, que no sean ambiciosos, que sean esposos de una iglesia sin estar a la expectativa de otra, esperando la promoción. Deben velar por la esperanza de su pueblo”, añadió.

La justicia, al servicio de los poderosos Jaime Richart, Jurista y Antropólogo

Enviado a la página web de Redes Cristianas
De políticos, banqueros y grandes empresarios…
Después de años de considerable alboroto y mucho escándalo de los que los medios de comunicación extraen inmensas fortunas medidas en anuncios gráficos, spot publicitarios y millones de horas de cháchara con la excusa del deber de informar, las terribles amenazas de la justicia que se ciernen sobre los corruptos siempre quedan en aguas de borrajas: prácticamente en nada.
Al final, el globo aerostático donde se encuentran los delincuentes institucionales, hinchado además por el interés mediático, siempre, como la famosa burbuja inmobiliaria, acaba pinchado. En todo caso ¿qué ciudadano honrado de este país no estaría dispuesto a cambiar en el peor de los casos cuatro o cinco años de cárcel por un puñado de millones a buen recaudo, escondidos bajo un ladrillo o en un paraíso fiscal perdido en el Pacífico? Pues a eso muchos juegan con notable ventaja.
Es notoria la elasticidad de la retórica y la ductilidad de la retórica jurídica en concreto. Un ordenamiento jurídico prolijo como pocos y una constitución viciada en origen y con lagunas deliberadas como ninguna otra; una ley hipotecaria mostrenca; una ley de indulto bochornosa y una ley electoral a medida de dos ideologías que comparten intereses, necesariamente han de brindar a los delincuentes económicos de cohecho, de prevaricación, de evasión, de fraude fiscal, de tráfico de influencias y de tantas otras figuras delictivas casi de adorno, las suficientes salidas de escape como para arriesgarse sin apenas peligro frente a la Justicia. Circula el tópico de que la suerte de los corruptos depende de “buenos” abogados. No es verdad. La reputación de “buen” abogado es artificial, pues su renombre sólo depende de su cercanía al poder y de sus escasos escrúpulos. Pues recursos y técnica están al mismo alcance del “buen” abogado como para el abogado del montón.
La Justicia -la justicia no de los jueces instructores sino de los tribunales- está al servicio de los poderosos. Y si, por descuido, no contribuye a la impunidad de los políticos, de los banqueros y de los grandes empresarios, al final ahí está el indulto de los gobiernos a los ladrones, los defraudadores y los rufianes de postín; es proverbial su magnanimidad hacia los colegas del oficio y sus cómplices…
Esto no ocurre en todas las democracias burguesas. Esto sucede en esta parodia de democracia donde hasta el presidente de gobierno es tan perversamente ingenuo, que se cree y propaga el cuento de que en España hay un Estado de Derecho….

Francisco critica la “incoherencia” de la Iglesia Pablo Ordaz

El Papa acelera la beatificación de monseñor Romero, asesinado en 1980
El papa Francisco sigue tirando a dar. Delante de cientos de miles de jóvenes reunidos en la playa de Copacabana para la celebración del Vía Crucis, Jorge Mario Bergoglio ha dicho que Jesús entiende a aquellos que, hartos de la corrupción de los gobernantes y del caminar errático de la Iglesia, han perdido la confianza en la política y hasta la fe en Dios.
Tanto los discursos del papa argentino como su participación en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) –al mediodía se reunió con un grupo de muchachos presos— siguen teniendo un marcado carácter social, que concuerda con la noticia conocida hoy: desde que se sentó en la silla de Pedro, Bergoglio está haciendo todo lo posible por acelerar la canonización de “la voz de los sin voz”, el arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 en San Salvador mientras oficiaba misa en la capilla del hospital oncológico de la Divina Providencia.
“Con la cruz”, ha explicado el Papa a los jóvenes, “Jesús se une al silencio de las víctimas de la violencia, que no pueden ya gritar, sobre todo los inocentes y los indefensos; con ella, Jesús se une a las familias que se encuentran en dificultad, que lloran la pérdida de sus hijos, o que sufren al verlos víctimas de paraísos artificiales como la droga; con ella, Jesús se une a todas las personas que sufren hambre en un mundo que cada día tira toneladas de alimentos; con ella, Jesús se une a quien es perseguido por su religión, por sus ideas, o simplemente por el color de su piel; en ella, Jesús se une a tantos jóvenes que han perdido su confianza en las instituciones políticas porque ven egoísmo y corrupción, o que han perdido su fe en la Iglesia, e incluso en Dios, por la incoherencia de los cristianos y de los ministros del Evangelio”.
La otra noticia llega de Roma, pero encuentra su razón de ser aquí, escuchando al papa Francisco pedir justicia social para los jóvenes y los viejos, para los detenidos y las víctimas de la droga, para los desheredados de las favelas de Río de Janeiro. Jorge Mario Bergoglio está decidido a beatificar lo antes posible a monseñor Romero. Las últimas palabras del arzobispo salvadoreño –san Romero de América para quienes han mantenido encendidas las brasas de su memoria— todavía ponen los pelos de punta en el pequeño país centroamericano: “Los militares están matando a sus mismos hermanos campesinos. Ningún soldado tiene que obedecer la orden de matar. En nombre de Dios y en nombre de este sufrido pueblo, les suplico, les ruego, les ordeno que cese la represión”. Un certero disparo –atribuido a los escuadrones de la muerte que dirigía el mayor Roberto D’Aubuisson- le destrozó el corazón justo en el momento de alzar el cáliz.
Ya existían indicios bien fundados de que, nada más llegar a la silla de Pedro, el papa Francisco se había interesado por acelerar la causa de beatificación de monseñor Romero, presentada en 1990 por la Iglesia salvadoreña y aceptada por la Congregación para la Causa de los Santos en 1997. Pero ahora ha sido nada más y nada menos que el arzobispo Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe –la antigua Santa Inquisición-, quien ha anunciado que “el proceso va mucho más rápido” por el impulso de Jorge Mario Bergoglio. En una entrevista con el diario italiano La Stampa, el arzobispo Müller dice que “el semáforo verde” para la beatificación de monseñor Romero se encendió durante el papado de Benedicto XVI, pero que ha sido el papa Francisco quien ha dado un gran espaldarazo a la causa: “Considero a Óscar Arnulfo Romero un gran testigo de la fe y de la sed de justicia social. Su testimonio se expresaba en las homilías en las que hablaba de las trágicas condiciones de vida que entonces sufría su pueblo”.
Tras una de aquellas homilías, su voz fue silenciada de un disparo. Todo lo que él temía y denunciaba se cumplió sobradamente. Tras su muerte, llegaron los largos años de la sangrienta guerra civil (1980-1992) y más tarde los gobiernos hegemónicos del derechista partido Arena -fundado precisamente por el mayor D’Aubuisson-. Hasta 2009, ya con la izquierda del presidente Mauricio Funes en el poder, el Gobierno salvadoreño no empezó a honrar su memoria. La misma noche de la victoria, Funes levantó en volandas el recuerdo de quien fue llamado “la voz de los sin voz” diciendo: “Él dijo que la Iglesia tenía una opción preferencial para los pobres”. Unas semanas después, el Gobierno salvadoreño reconoció oficialmente la responsabilidad del Estado en el asesinato del arzobispo, nacido en 1917, y se comprometió ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a iniciar una investigación completa para “identificar, juzgar y sancionar” a los autores.
Nada más ser elegido Papa, Jorge Mario Bergoglio dijo: “Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres”. Hace más de tres décadas, monseñor Romero ya decía: “La misión de la Iglesia es identificarse con los pobres”. Su decisión no hace más que darle coherencia a su papado y esperanza a quienes todavía siguen luchando por la justicia social en América Latina.

Me restriego los ojos ante este Papa Pedro Miguel Lamet

Me restriego los ojos y me pregunto: “¿Esto está pasando?” El papa Francisco en la apariencia no ha cambiado nada: los divorciados y vueltos a casar siguen sin poder comulgar, las monaguillas están prohibidas en la Iglesia, la ley del celibato obligatorio permanece vigente, de la ordenación de las mujeres no se puede hablar porque lo prohibió Juan Pablo II. que va a ser canonizado a pesar de haber cerrado los ojos a las barbaridades de Maciel, todavía hay sectores en la Iglesia que prohiben a sus seguidores comulgar en la mano, el Vaticano sigue siendo un Estado independiente con cárcel, jueces, banco y hasta embajadores en todo el mundo, los homosexuales son teóricamente unos enfermos que tienen que curarse y si no no pueden acceder a los sacramentos…
¿Ha cambiado algo en la Iglesia realmente con la llegada del papa Francisco? Todo y nada. He visto a un papa hacer su viaje trasantlántico en un vuelo regular, subir la escalerilla del avión cargando con su propio maletín, moverse en un Fiat bastante normalito por las calles brasileñas y sin papamóvil blindado, darle un beso a una presidenta guapetona, reír, tocar, pararse, romper todos los protocolos y sobre todo hablar con naturalidad, como si fuera un hombre normal, con palabras de la calle, metáforas de andar por casa y, oh maravilla, ¡se entiende!
Està haciendo cosas que hicieron sus predecerores Wojtyla y Ratzinger, como es bañarse en multtudes y recibir los vivas de jóvenes ululantes en medio de un país que al mismo tiempo se lleva levantando masivamente estos días contra las injusticia. ¿Dónde está la diferencia? En el cómo. ¿Es un formalista, un populista de peronismo neocatólico, un comunicador sin precedentes en la Iglesia, algo que arranca titulares y planos de telediario o algo más?
En primer lugar lo que está diciendo, además de dar una bendición con la imagen de la Virgen y apoyarse en la piedad popular, es revolucionario. Ha pedido a los jóvenes argentinos en un encuentro que armen “líos” en sus diócesis, que salgan a la calle porque la encarnación de Cristo, su palabra y su cruz siguen desestabilizando. Ha cumplido su palabra de ir a la periferia, y en las fabelas de un Brasil prohíbido y delincuente ha denunciado las injusticias de un mundo opulento que les mantiene en la marginación, como lo hizo en Lampedusa con los inmigrantes. No tiene miedo de acusar a la propia Iglesia, de dar pasos contra su corrupción interna y de pedir una metanoia, una conversión, un cambio desde dentro.
Por eso me restriego los ojos. Yo, que he recibido codazos por acercarme y ver de cerca a un papa; que he sido censurado, destituido y silenciado por publicar que un papa estaba enfermo y por contar en los papeles hechos objetivos y vergonzosos que ocurrian en la Iglesia real, me restriego los ojos y digo: Las formas ya son un contenido. El medio es el mensaje y masaje que diría MacLuhan. Digo que lo que está pasando es evangélico sencillamente porque, después de siglos, lo que veo me acerca a Jesús más que el oro de las casullas y estolas y la turística guardia suiza. Y porque todo lo hace sencillamente y con sabor auténtico.
¿Que lo de Brasil sigue teniendo mucho de folklore, fiesta popular, farolillos de feria y contagio de multitudes? Si, porque en esta vida todo es ambíguo y hay mucha gente que se queda en la superficie, los fuegos artificiales; que “se queda con la música y no con la letra”, como le dijo el padre Tucci una vez a Juan Pablo II después de uno de sus viajes. Pero aquí la letra es explosiva y sé de muchos instalados en el neoliberalismo económico que empiezan a estar cabreados.
Una religiosa amiga me decía: “Tengo miedo. Le va a pasar algo. A este se lo cargan”. Le respondí: “Pues mira, él no tiene ningún miedo. Se le ve por encima, seguro de lo que hace, como si caminara más allá del propio “yo”, como si estuviera centrado en Algo y Alguien que le da fuerzas y lo demás le diera igual“. Es más, me atrevería a decir que si le mataran -Dios no lo permita- le harían un favor, porque desde su punto de vista se parecería más a Cristo.
¿Y no aseguran algunos que de fondo es conservador y que esos otros cambios reales nunca llegarán? Mi respuesta es que si consigue una Iglesia más pobre, más humilde, más servicial, más libre, menos emporifollada, más unida intenamente y sobre todo menos centrada en sí y de vuelta al Evangelio de Jesús, me doy con un canto en los dientes. Por todo eso, ne restriego los ojos.
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El papa Francisco defiende la “laicidad del Estado” Pablo Ordaz

Bergoglio recuerda ante la clase dirigente de Brasil que su objetivo es “erradicar la pobreza”
No hay intervención del papa Francisco en Río de Janeiro que no esconda una carga de profundidad, un aviso para navegantes propios y ajenos. Durante un encuentro con la clase dirigente de Brasil, Jorge Mario Bergoglio reivindicó el “sentido ético” y el “diálogo constructivo” como herramientas principales de la política: “Entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: diálogo, diálogo y diálogo”.
Después de insistir en la “responsabilidad social” de los gobernantes, el jefe de la Iglesia católica sorprendió al defender con nitidez el Estado laico: “La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad”.
Solo unas horas antes, durante el Vía Crucis celebrado la noche del viernes en la playa de Copacabana, el papa Francisco había hecho solidario a Jesús con los jóvenes que han perdido la confianza en la política por “el egoísmo y la corrupción” de los gobernantes y hasta la fe en Dios por la “incoherencia” de la Iglesia. Así que, durante la jornada del sábado, aprovechó un encuentro con la clase dirigente de Brasil y un almuerzo con los cardenales y obispos de la región para poner los puntos sobre las íes. A los poderosos les insistió en su responsabilidad social: “El futuro nos exige una visión humanista de la economía y una política que logre cada vez más y mejor la participación de las personas, evite el elitismo y erradique la pobreza. Que a nadie le falte lo necesario y que se asegure a todos dignidad, fraternidad y solidaridad”.
Dijo Jorge Mario Bergoglio que “el sentido ético aparece hoy como un desafío histórico sin precedentes” y, para alcanzarlo, insistió en el que consejo que, según dijo, siempre da a los líderes que se lo piden: “Diálogo, diálogo, diálogo. El único modo que una persona, una familia o una sociedad crezca es la cultura del encuentro, una cultura en la que todo el mundo tiene algo bueno que aportar y todos pueden recibir algo a cambio. El otro siempre tiene algo que darme cuando sabemos acercarnos a él con actitud abierta y disponible, sin prejuicios. Solo así puede prosperar un buen entendimiento entre las culturas y las religiones, la estima de unas por las otras sin opiniones previas gratuitas. Hoy, o se apuesta por la cultura del encuentro, o todos pierden”.
Ya frente a los altos representantes de la curia brasileña, el papa Francisco se refirió, sin citarla expresamente, a la sangría de fieles que, desilusionados con la Iglesia católica, buscaron el refugio de las iglesias evangelistas. “A veces perdemos a quienes no nos entienden porque hemos olvidado la sencillez. La lección que la Iglesia ha de recordar siempre es que no puede alejarse de la sencillez (…). Tal vez la Iglesia se ha mostrado demasiado lejana de sus necesidades, demasiado fría para con ellos, demasiado autorreferencial, prisionera de su propio lenguaje rígido; tal vez el mundo parece haber convertido a la Iglesia en una reliquia del pasado, insuficiente para las nuevas cuestiones; quizás la Iglesia tenía respuestas para la infancia del hombre, pero no para su edad adulta. El hecho es que actualmente hay muchos como los discípulos de Emaús: no solo los que buscan respuestas en los nuevos y difusos grupos religiosos, sino también aquellos que parecen vivir ya sin Dios, tanto en la teoría como en la práctica”.
Después de pintar un paisaje ciertamente desolador de la Iglesia, Jorge Mario Bergoglio se preguntó: “¿Qué podemos hacer?”. Y ahí Francisco vuelve a la idea que brindó a los muchachos argentinos hace un par de días: “Salgan a la calle y hagan lío. Que me perdonen los obispos y los curas, pero la Iglesia tiene que cambiar”. Y el cambio que propone es un regreso radical a los orígenes: “¿Somos aún una Iglesia capaz de inflamar el corazón? Hace falta una Iglesia que no tenga miedo a entrar en la noche de los que se han marchado, de escucharlos, de participar en su conversación”. El papa Francisco también advirtió a los obispos de la importancia de las mujeres en la vida religiosa: “No reduzcamos el compromiso de las mujeres en la Iglesia, sino que promovamos su participación activa en la comunidad eclesial. Si pierde a las mujeres, la Iglesia se expone a la esterilidad”

El llamado al evangelio social del papa Francisco Bernardo Barranco V.

Con suavidad y sutileza, el mensaje social del papa Francisco se va robusteciendo conforme avanza su visita en Brasil. El Papa llegó a un país convulsionado por protestas sociales que reclaman mayor coherencia a una clase política que se ha vuelto torpe para dialogar con los legítimos cuestionamientos de la ciudadanía. Brasil, a decir de muchos expertos, ha vivido una gran expansión económica pero una contracción política en la última década.
El PT en el gobierno se ha engolosinado con sus logros y ahora no sabe cómo dialogar con una “revolución ciudadana” gestada por las redes sociales. Ibope acaba de publicar la caída en la aprobación del gobierno de Dilma Rousseff de 55 por ciento a un dramático 31 por ciento. Sin duda, esta especial circunstancia favorece los mensajes del Papa, pues pueden empatar con los reclamos de justicia social, contra la corrupción, a favor de la renovación de un sistema político gangrenado por el favoritismo y la corrupción.
Así lo expresó Francisco en la favela Varginha, en el complejo de Manguinhos: “A ustedes, queridos jóvenes, que tienen una especial sensibilidad frente a las injusticias, a menudo se sienten decepcionados con la noticia que hablan de la corrupción, con políticos y gente que, en lugar de buscar el bien común, buscan su propio beneficio”, dijo el pontífice ante miles de fieles que acompañaron a su discurso. “A todos ustedes, repito: no se desanimen, no pierdan la esperanza, no dejen que se apague la esperanza”.
Marco Politi, probablemente el vaticanista italiano más respetado, indicó que Francisco en Brasil proseguirá y profundizará su Evangelio social. Desde que fue elegido ha venido denunciando las nuevas formas de esclavitud, la explotación, la desigualdad. Politi precisa: “El papa Francisco es un fruto inesperado de la Teología de la Liberación porque es un representante de la llamada Teología Popular, que no es marxista ni politizada, pero que sí denuncia con fuerza los horrores de la miseria, la desigualdad y sus mecanismos económicos”.
Ayer, Francisco denunció que la actual civilización mundial ha ido más allá, se “pasó de rosca” en el culto al dios del dinero, excluyendo los dos polos de la vida de las personas: las personas mayores y los jóvenes. Ante 40 mil jóvenes argentinos, en la catedral de Río de Janeiro, el Papa denunció una especie de eutanasia cultural con los viejos y de los jóvenes: “El porcentaje de jóvenes que no tienen trabajo, ningún trabajo, es demasiado alto y es una generación que no tiene la experiencia de la dignidad del trabajo. Esta civilización nos está llevando la excluir estas dos puntas que son nuestro futuro”, expresó en un improvisado mensaje.
Para Leonardo Boff, Francisco recupera para la Iglesia la denuncia y los temas sociales olvidados y hasta combatidos por los últimos pontífices. El posicionamiento sobre lo social puede operarse una ruptura con los anteriores pontífices, es el evangelio social de Francisco más que la Teología de la Liberación. Juan Pablo II libró contra una durísima batalla que dejó muchas víctimas, pactos con las dictaduras, corrupción eclesial en la curia que ha venido decantado su decadencia varios años después de su fallecimiento.
En Brasil podemos estar asistiendo al tránsito de un conjunto de gestos y símbolos lanzados desde Roma en los últimos cuatro meses por Francisco a una postura programática de su gobierno pontifical. Si desde el Vaticano, Francisco ha venido anunciando con señales la descosificación de la figura papal y de todo el viejo oropel monárquico y esclerotizado de la Iglesia que la ponía por encima a los pastores de los fieles, ahora, pareciera que desde el evangelio social, Francisco propone una renovación a la Iglesia. Que no es otra cosa que retomar el espíritu del Concilio, relativiza las discusiones “hermenéuticas” de Ratzinger sobre la correcta interpretación y en los hechos está proponiendo dejarse llevar por los clamores y anhelos del pueblo. Palabra teológica que tanto gusta al Papa. Paradójicamente, Mario Bergoglio ha sido el único de los últimos cinco papas que no participó en el Concilio. Cuando éste se inaugura en 1962, el joven Bergoglio tenía 25 años y ni siquiera estaba ordenado sacerdote.
Algunos vaticanistas ha registrado no sólo los gestos de Francisco, sino sus silencios. Ya habíamos señalado que Francisco no ha puesto mucho énfasis en la discusión sobre los homosexuales, las nuevas parejas, el aborto y los temas en los que Benedicto XVI había venido insistiendo de manera recurrente. No creo que el actual Papa se atreva a abandonar dicha agenda pero no absolutizarla. Pero Francisco es un papa del Tercer Mundo, su sensibilidad es muy diferente a la de los clérigos de los países ricos y prospero del área noratlántica. Por ello, sí creo que Francisco introducirá con mayor fuerza la agenda social y la crítica al sistema económico mundial que está produciendo víctimas en todo el planeta, especialmente en las expectativas frustradas de los jóvenes. Si Benedicto XVI priorizó Europa como escenario de sus mayores esfuerzos pastorales y culturales, me parece que Francisco retomará su acento en África, Asia y América Latina como sus mayores prioridades geoeclesiales.
Ante los jóvenes argentinos, les dijo: “Quiero que salgan a las calles para armar lío, quiero lío en las diócesis que también salgan. Quiero que la Iglesia salga también a las calles, quiero que nos defendamos de todo lo que es mundano, comodidad, instalación, clericalismo y de estar cerrados en nosotros mismos. Las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir. Si no salen se convierten en una ONG y la Iglesia no puede ser una ONG.”

El Gobierno confirma el hachazo a los servicios sociales que prestan los ayuntamientos Ana Pardo de Vera

Con la reforma local, estas competencias pasan a las Comunidades sin que puedan aumentar el gasto. Montoro anuncia un ahorro de 8.024 millones entre 2013 y 2019
El anteproyecto de reforma local del Gobierno ha sido finalmente aprobado por el Consejo de Ministros de hoy tras varios retrasos desde hace un año y sin el consenso que aquél dijo siempre haber procurado.
Confirma así los peores augurios de quienes temen por la potente red de servicios sociales que ejecutan los ayuntamientos -la administración que está más cerca de los ciudadanos-, cuyas competencias pasan a depender de las Comunidades Autónomas. Estas administraciones, sin embargo y según recoge el último borrador del texto de la reforma local, tendrán la “posibilidad de delegar dichas competencias en los municipios de conformidad con el artículo 27 de la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases de Régimen Local”, siempre suministrando los recursos para ejercerlas.
Los servicios sociales que prestan los municipios incluyen asistencia a dependientes o a mujeres víctimas de violencia de género, entre otros, tal y como informó Público el pasado lunes y que, aparte del servicio en sí, tienen en la proximidad del asistente al ciudadano un valor añadido que no pueden darles las autonomías: a mayor descentralización, mejor servicio social, insisten los responsables de esta labor.
El Gobierno de Mariano Rajoy confirma así las sospechas de los gerentes de la prestación de estas competencias, que llevan varios meses advirtiendo en todo el país de lo negativo de estos recortes para la asistencia social de todo tipo. Además, alertan de la precaria situación de las Comunidades Autónomas frente a los ayuntamientos, los cuales, tal y como aseguró el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros “no son los que están desequilibrando el déficit del Estado”. Unos 4.000 ayuntamientos “están en superávit o equilibrio” en sus cuentas, ha señalado Cristóbal Montoro, lo que supone cerca del 50% de los más de 8.000 ayuntamientos españoles.
Incentivos a la fusión de ayuntamientos
El Ejecutivo ha asegurado que incentivará la fusión voluntaria de municipios, siguiendo otra de las recomendaciones del Consejo de Estado, aunque ignora las que se refieren al excesivo poder de las diputaciones provinciales, que se ven reforzadas con esta norma. Los incentivos contemplados por el Gobierno van desde una “mayor financiación per capita” hasta “una preferencia temporal en planes de cooperación local de infraestructuras, obras, servicios o subvenciones”, explica la referencia del Consejo de Ministros de hoy 26 de julio.
Montoro reconoció que los ayuntamientos “no son los que están desequilibrando el déficit del Estado”
En este sentido, cabe incluir asimismo las trabas que se imponen a la creación de municipios, por ejemplo, con la prohibición de que éstos se constituyan con menos de 5.000 habitantes. O a la obligación de presentar sus cuentas de las entidades menores al municipio que, de no hacerlo en un plazo de tres meses, serán integradas en éste como “organización desconcertada”.
Las diputaciones provinciales son las ganadoras de esta reforma local del Gobierno, si, tras su tramitación parlamentaria, se mantiene en los términos expuestos hoy desde la mesa del Consejo de Ministros. Las diputaciones podrán coordinar determinados servicios mínimos obligatorios de los municipios de menos de 20.000 habitantes o implantar fórmulas de gestión compartida a través de consorcios, a menos que los municipios pudieran demostrar que pueden prestar esos servicios con un coste inferior.
PSOE: “Los ciudadanos son los grandes perdedores de esta reforma” El Gobierno sí ha aplicado la recomendación del Consejo de Estado -que censuraba el riesgo de violar la autonomía municipal y vulnerar la Constitución- y ha suprimido el concepto de “coste estándar” del anteproyecto del ley de reforma local, que pasa ahora a su trámite en las Cortes Generales. Según dicho coste estándar, si los ayuntamientos no se acogían a él para la prestación de los servicios, perdían la competencia en favor de las diputaciones.
El “coste efectivo” por el que ha sido sustituido supone ahora la publicación, en un máximo de tres meses, del coste de todos sus servicios municipales, de forma que, según Montoro, los ciudadanos tendrán la posibilidad de conocer el importe de todos los servicios que se prestan y hacer comparaciones con otros municipios, por ejemplo. Para el ministro de Hacienda, “será un ejercicio democrático muy sano” y una garantía más de “estabilidad presupuestaria”, la cual, además, permitirá disponer de “un instrumento legal mayor” en caso de que la Hacienda estatal deba corregir la situación financiera de un municipio y “delegarla [una prestación] , si fuere el caso, en una diputación”.
Un “bodrio” inútil
El PSOE ha respondido inmediatamente a la luz verde del Gobierno al texto de la reforma local. El secretario de Ciudades y Política Municipal socialista, Gaspar Zarrías, ha explicado que ésta es una ley que “despoja directamente de competencias a ayuntamientos de menos de 20.000 habitantes”, que son el 95% de los españoles. Todo ello, en favor de la gestión de sus servicios por parte de las diputaciones, lo cual, según Zarrías, “abre la puerta a su privatización” y convierte a los ciudadanos en los “grandes perdedores” de esta reforma.
Esta ley, según el principal partido de la oposición, es un “bodrio” que, encima, “no soluciona nada”. “No clarifica competencias, no evita duplicidades, no simplifica la estructura administrativa de las entidades locales de nuestro país y no solventa en ningún caso los problemas financieros que tienen los ayuntamientos”, ha argumentado el portavoz socialista, que ha pedido la retirada del texto y anunciado una enmienda a la totalidad.

Papa llama a Iglesia “ir a contracorriente” de la cultura de la exclusión

28 julio
Pidió a los sacerdotes salir del encierro para buscar fieles “desde la periferia, comenzando por los que están más alejados”.
Río de Janeiro. En el penúltimo día de su visita a Brasil, el papa Francisco exhortó hoy sábado a la Iglesia católica a “ir a contracorriente” de la cultura de exclusión que impera actualmente, y a salir del encierro para buscar fieles “desde la periferia, comenzando por los que están más alejados”.
“En este humanismo economicista que se nos impuso en el mundo, se ha abierto paso lamentablemente una cultura de la exclusión, una ‘cultura del descarte’. No hay lugar para el anciano ni para el hijo no deseado; no hay tiempo para detenerse con aquel pobre en la calle”, dijo al celebrar una misa ante obispos, sacerdotes y seminaristas durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
“A veces parece que, para algunos, las relaciones humanas estén reguladas por dos ‘dogmas’: eficiencia y pragmatismo”, agregó Francisco, quien exhortó los representantes de la Iglesia a “ir a contracorriente”.
“Tengan el valor ir a contracorriente de esa cultura eficientista y de esa cultura del descarte”, exhortó el Papa, al llamar los miembros de la Iglesia a defender la solidaridad, “la palabra que están escondiendo en esta cultura, que es casi una mala palabra”, aunque sin ser “presuntuosos, imponiendo ‘nuestra verdad’”.
El Papa advirtió que esa tarea requiere que los representantes de la Iglesia abandonen el aislamiento: “No podemos quedarnos enclaustrados en la parroquia, en nuestra comunidad, cuando tantas personas están esperando el Evangelio”, destacó durante la homilía pronunciada en la Catedral Metropolitana de Río de Janeiro.
“No es un simple abrir la puerta para acoger, sino salir por ella para buscar y encontrar. Pensemos con decisión en la pastoral desde la periferia, comenzando por los que están más alejados, los que no suelen frecuentar la parroquia”, afirmó, al destacar que el papel de la Iglesia es el de “abrazar las personas más necesitadas”.
Al hablar ante los religiosos que se dieron cita en Río para la JMJ, Francisco dijo que el objetivo de la cita es ayudar a los jóvenes a que deseen ser “discípulos misioneros de Jesús”, y enfatizó que ello no significa “necesariamente” que tengan que abandonar “el país, la familia y los amigos”: “Dios quiere que seamos misioneros donde estamos”.
Según Francisco, para atraer a los jóvenes los miembros de la Iglesia deben, en primer lugar, “perder tiempo con ellos” para “escucharlos” y, luego, ayudarlos “a salir, a ponerse en marcha, a ser callejeros de la fe”.
“Que salgan a la calle, dejémoslos que salgan. Van a hacer macanas (errores), sí, las van a hacer. Los apóstoles las hicieron antes que nosotros”, expresó, usando una expresión argentina en una frase agregada de improviso al texto original.
Francisco llegó a la Catedral Metropolitana a bordo del papamóvil no blindado que usa en gran parte de sus desplazamientos en Río, y una vez más fue festejado por miles de personas pese a la lluvia que volvió a caer anoche en la ciudad, tras unas breves horas de tregua.
La misa en la Catedral Metropolitana abrió el programa del sexto día de la visita de Francisco a Río, que incluye además un encuentro en el Teatro Municipal con intelectuales, artistas y políticos, ante los cuales pronunciará un discurso antes de volver a la residencia de Sumaré, donde está alojado, para almorzar con cardenales y con integrantes de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB).
La jornada terminará por la noche, cuando Francisco volverá a Copacabana para abrir la vigilia de los estimados 1.5 millones de fieles que intervienen en la JMJ, muchos de los cuales realizaron hoy un peregrinaje de 9.5 kilómetros que inició frente a la estación de ferrocarril Central do Brasil y terminó sobre la famosa playa carioca.
La vigilia terminará este domingo, con la “Misa del Envío” que celebrará el papa Francisco y que clausurará la Jornada Mundial de la Juventud.

El Papa refuerza su figura frente al sector conservador de la Curia Pablo Ordaz

El Papa se hace fuerte en Brasil
Dos millones de personas respaldan en Río el mensaje de cambio de Francisco y refuerzan su figura frente al sector conservador de la Curia
Francisco denuncia ante los cardenales los fallos de la Iglesia latinoamericana
Hasta hace cuatro meses, el mensaje de la Iglesia era despacito y buena letra. Ante los graves problemas que amenazaban con socavar los cimientos de una institución milenaria —las denuncias de pederastia, la corrupción económica—, la respuesta indolente de sus altos mandatarios bloqueaba cualquier cambio: “Ese problema ya lo tuvimos en el siglo XIII”.
Joseph Ratzinger, anciano y solo, fue aislado convenientemente por la Curia romana, que se disputó ferozmente la túnica de su sucesión. Su escandalosa renuncia —el grito de un hombre que jamás había levantado la voz— propició la llegada de Jorge Mario Bergoglio. El papa argentino no solo está decidido a limpiar el Vaticano, sino a utilizar la fuerza que sigue teniendo la Iglesia —representada en los cientos de miles de jóvenes que han participado en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Río de Janeiro— para luchar por un mundo más justo. Su mensaje final a las más de dos millones de personas reunidas en la playa de Copacabana no deja lugar a dudas: “Llevar el evangelio es llevar la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal y la violencia; para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio; para edificar un mundo nuevo”.
Las imágenes, aunque espectaculares, no alcanzan a reflejar el ambiente de fiesta que rodeó la presencia del papa Francisco en Brasil. Durante casi una semana, a pesar de la lluvia y los problemas de organización, cientos de miles de jóvenes llegados de todo el mundo han participado en las catequesis con los obispos y, sobre todo, en los encuentros con un Papa que, lejos de pedirles mesura, los ha animado a armar jaleo. Si hay que elegir un momento clave, tal vez fue en el encuentro con los muchachos argentinos donde Bergoglio trazó su hoja de ruta: “Quiero que salgan a la calle a armar lío, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que la Iglesia abandone la mundanidad, la comodidad y el clericalismo, que dejemos de estar encerrados en nosotros mismos. Que me perdonen los obispos y los curas, pero ese es mi consejo…”. De Brasil, el papa Francisco se lleva a Roma el respaldo total de la infantería de la Iglesia para luchar contra “la incoherencia” del Vaticano.
“Quiero que la iglesia salga a la calle a armar lío, que abandone el clericalismo”, ha dicho el papa Francisco
El sábado por la noche, al principio de la Vigilia que se celebró en la playa de Copacabana, el Papa volvió a alentar a los jóvenes para que tomen las riendas de su futuro. “Por favor”, les dijo, “no dejen que otros sean los protagonistas de los cambios, ustedes son el futuro”. Por momentos, más que el anciano jefe de una iglesia milenaria parecía un líder radical que agitaba a las masas. Su voz sonaba por los altavoces de toda la avenida Atlántica entre aplausos de los muchachos que ya iban preparando sus sacos de dormir para pasar la noche al raso. “No sean cobardes, no balconeen la vida, no se queden mirando en el balcón sin participar, entrad en ella, como hizo Jesús, y construid un mundo mejor y más justo”.
De nuevo, el Papa construyó su discurso en paralelo. Una parte, destinada a fortalecer la fe ya existente de los jóvenes que, desde todas las partes del mundo, han viajado hasta Río de Janeiro para encontrarse con él. La otra —a menudo más extensa— dirigida a todos los públicos, destinada a quienes desde hace cuatro meses observan, entre sorprendidos e incrédulos, la irrupción en el panorama mundial, no solo religioso, de este Papa con ganas de pelea. En este plano, animó a los jóvenes a no tener miedo de “ir a contracorriente”. Les confió que había seguido “atentamente” las noticias sobre los cientos de miles de jóvenes que en muchas partes del mundo, y últimamente en Brasil, se han manifestado en las calles “para expresar el deseo de una civilización más justa y fraterna”. El papa Francisco ofreció un claro espaldarazo a los indignados: “Son jóvenes que quieren ser protagonistas del cambio. Los aliento a que, motivados por los valores del evangelio, sigan superando la apatía y ofreciendo una respuesta cristiana a las inquietudes sociales y políticas presentes en sus países”.
El Papa regresa a Roma más fuerte. Ahora deberá afrontar temas duros, como la reforma del banco del Vaticano
Será muy interesante observar en los próximos meses qué lectura hacen de estos consejos muy claros de Jorge Mario Bergoglio —salir a la calle, armar lío, ser protagonistas del cambio hacia el compromiso social de los gobernantes— los sectores más conservadores de, por ejemplo, la Conferencia Episcopal española, liderada todavía por monseñor Rouco Varela y alineada hasta formar un solo cuerpo con un Gobierno que —por sus obras los conoceréis— camina en la dirección contraria a los postulados y el estilo del nuevo Papa. Rouco y el Gobierno del Partido Popular (PP) siguen poniendo el acento en el infierno —demonizar al contrario, recortar los derechos civiles que la base católica ya había aceptado con tolerancia— mientras que Bergoglio apuesta hasta la saciedad por el encuentro con el distinto y, sobre todo, por el diálogo “sin gratuitas ideas preconcebidas”. Desde Brasil, el Papa regresa a Roma más fuerte. Pero su próximo viaje no será tan placentero. La reforma de la Curia y, sobre todo, del banco del Vaticano, se presentan como una auténtica incursión en el lado oscuro.