FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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lunes, 22 de julio de 2013

Soñando democracias, lamentando corrupciones Juan Masiá Clavel, teólogo

(Publicado en La Verdad, el 6 de Julio, 2013)
[ La calor veraniega aconseja no cansar al público lector con opiniones de tertulia de ideas. Mejor un cuentecillo, piensa el opinador. Pero están dando por la tele la primicia del día sobre corruptos, seguida de la inevitable declaración cínica del poderoso de turno. El opinador renuncia a opinar y rememora la leyenda aprendida en cierta enciclopedia de antropología ]
“Érase una vez… una aldea, llamada ‘Tierra abrigada”, en el fondo del valle, ladera sur de la cordillera. Sus habitantes jamás salieron fuera del pueblo. Desde la ladera opuesta, a escasos kilómetros en plena meseta, se divisaba otra aldea, cercana y lejana; su nombre era ‘Cielo abierto’. Los habitantes de Tierra abrigada y Cielo abierto nunca cruzaron los montes, no se conocían, sus usos y costumbres, vestimenta e idioma eran diferentes. En Tierra abierta saludaban con una reverencia, extendían la palma de la mano en señal de combate y abrían los brazos en son de paz. Los de Cielo abierto se saludaban estrechando la mano, bajaban la cabeza amenazando guerra y se cruzaban de brazos para pedir paz.
Un buen día, por primera vez un habitante de Tierra abrigada subió de excursión hasta la cumbre. Curiosamente, otro de Cielo abierto tuvo semejante ocurrencia. Llegaron casi al mismo tiempo a lo alto del monte. A unos metros de distancia, el del valle dijo en su lengua: “Buenos días, ¿de dónde vienes?”. El de la meseta no entendió nada y dijo en la suya: “¿Quién eres? ¿Qué lengua hablas?” Comunicación imposible, recurren a los gestos. El del valle hace una reverencia por saludo, pero el de la meseta lo interpreta como declaración de guerra y retrocede temeroso. El del valle, tranquilizador, abre sus brazos en señal de paz, lo que significaba guerra para el de la meseta. Este, que no quiere guerra, responde con los brazos cruzados, señal de paz para él, pero amenaza para el otro. No hay nada que hacer, no se entienden. Pero ninguno pasa de los gestos al ataque, lo que les hace percatarse. Estaban intentando comunicar con códigos incompatibles.
Se pusieron a imitar el gesto ajeno. Cuando el de la meseta alargó la mano de nuevo en señal de saludo, el del valle, renunciando a su costumbre de reverencias, alargó su mano también, superando la timidez por el saludo desacostumbrado. Por fin se dieron la mano y brotó al unísono en ambos un gesto común, la sonrisa, que acabó en carcajada. Se sentaron a compartir pan y vino de merienda. Repitieron la excursión, se hicieron amigos y se enseñaron uno a otro los gestos, lenguaje y costumbres del valle y la meseta. El problema surgió al regresar a sus respectivas aldeas. Era difícil ayudar a quien jamás salió de su patria chica a comprender que el mundo es más amplio y los otros pueblos no son opuestos, sino distintos; no raros, sino diferentes; no peores, sino diversos. ¿Cómo hacerles ver que podemos y debemos aprender mutuamente?”
Hasta aquí una versión alegórica del encuentro entre culturas, contada ingenuamente de forma idílica y utópica. La historia de desencuentros y violencia no permite hacerse ilusiones sobre el encuentro con lo diferente, aunque nos cueste renunciar a la sonrisa de aquel apretón de manos y al brindis de projimidad. Pero la alegoría no termina ahí. El relato arquetípico prosigue así:
“Aquel encuentro de los del valle con los de la meseta desembocó en intercambios beneficiosos. Los de la meseta domesticaban caballos y los del valle habían inventado la rueda y construído carretas. Les vino muy bien a ambos cambiar el exceso de carretas de los del valle por la abundancia de caballos de los de la meseta. Luego fueron juntos a explorar tierras del Este y encontraron otro pueblo, Orilla marina. Se repitió la historia del desencuentro entre gestos y lenguajes diferentes. Los de Orilla marina no domesticaban caballos, ni fabricaban carros, sino embarcaciones, porque vivían de la pesca.
Les vino muy bien comprar carretas de caballos para llevar sus productos de pesca a los de Tierra abrigada y Cielo abierto. Pero… hete aquí que un día, mejor dicho, un mal día, un grupo maleante de Tierra abrigada, tras robar caballos a los de Cielo abierto y pescado a los de Orilla marina, escapó hasta refugiarse en los montes. Los de Orilla marina atribuyeron el robo a los de Cielo abierto y declararon guerra. Estos a su vez declararon la guerra a los de Tierra abrigada y… un largo etcétera…”
[Al opinador abstracto, convertido en narrador aficionado, le tienta actualizar la leyenda con nombres de personas y cifras de millones “de este país”, pero el profesor del taller de escritura recomienda: “mejor sin comentarios”. Pues dejémoslo así, con la sola coletilla editorial: “Cualquier parecido con la ficción se debe a que este cuento es pura realidad” ]

Mujeres católicas piden poner fin a la “marginación femenina” en la Iglesia

Mañana, fiesta de María Magdalena
“Marginando a las mujeres, la Iglesia Católica no está siguiendo el ejemplo de Jesús”
El Colectivo de Mujeres en la Iglesia ha reclamado hoy a la jerarquía eclesiástica de la Iglesia Católica “que finalice la marginación que sin ninguna justificación mantiene hacia las mujeres”.
Con motivo de la celebración mañana, 22 de julio, del día de María de Magdala (María Magdalena), que es la patrona de este colectivo, las mujeres que forman este grupo han publicado un manifiesto en el que ofrecen algunos datos sobre la presencia y actividades de la mujer en las diócesis de Cataluña.
Según el colectivo, del total de personas que trabajan en la actividad pastoral de la catequesis de las diferentes diócesis, un 90 % son mujeres: 12.512 seglares y 1.642 religiosas, frente a sólo 1.569 hombres (800 seglares, 409 religiosos y 360 clérigos).
También en la actividad de Cáritas Diocesana un 63 % del voluntariado esta formado por mujeres, según el colectivo, que denuncia que “marginando a las mujeres, la Iglesia Católica no está siguiendo el ejemplo de Jesús”.
El manifiesto, que ha sido apoyado por varias congregaciones religiosas presentes en Cataluña, reflexiona sobre la discriminación que, a su juicio, sufren las mujeres en el seno de la Iglesia y reproduce algunos textos de autores conocidos que denuncian la marginación femenina en la Iglesia católica.
“La mujer en muchos países del mundo ha pasado de ser objeto a ser sujeto de derecho. Una mujer es objeto de derecho de facto, cuando se la utiliza para trabajar, para servir, cuando su libertad de conciencia se ve recortada o puesta en cuestión por varones que pertenecen a la jerarquía de la Iglesia Católica o cualquier organización jerarquizada”, denuncia el colectivo.
“La mujer es sujeto de derecho cuando tiene los mismos derechos que los hombres en todos los aspectos de la vida”, recuerda el colectivo.
También denuncian que en la Iglesia Católica, “la mayoría de los servicios de limpieza de los templos y espacios parroquiales, cuidado de los ornamentos litúrgicos, servicios de Cáritas, atención a los enfermos, visitas a los presos, cuidados médicos a misiones, casas de acogida, escuelas en el tercer mundo, etc… están, en su mayoría, llevadas por mujeres”.
“Marginando a las mujeres, la Iglesia Católica no está siguiendo el ejemplo de Jesús”, argumenta el colectivo en su manifiesto, reproducido en el boletín de la Unión de Religiosos de Cataluña, que agrupa a todas las órdenes religiosas.
El colectivo de mujeres recuerda que “una encuesta reciente en Alemania muestra que el 85 % de los católicos están a favor de que los sacerdotes puedan casarse, el 79 % creen que los divorciados deberían poder volver a casarse por la Iglesia, y el 75 % están a favor del sacerdocio femenino”.
Y sostienen, mencionando al sacerdote y controvertido teólogo Hans Küng, que éste opina que “es muy probable que en muchos otros países salieran cifras similares”.
También recogen la opinión del jesuita y profesor de Teología en Barcelona José Ignacio González Faus, quien defiende que “las mujeres constituyen en estos momentos el estamento eclesiástico menos contaminado por el poder. Por eso ha sido también el estamento más cercano a los pobres y por eso, seguramente, el más cercano a Dios”.
El colectivo de mujeres afirma que hoy las mujeres pueden ocupar responsabilidades de primer orden en la vida pública, las empresas y el Ejército, pero que sólo en la Iglesia “siguen sin voz y voto”, entre otras cosas, para poder elegir a los responsables de la mayor confesión religiosa en el mundo.(RD/Agencias)

El papa Francisco vuelve a América Pablo Ordaz

El Pontífice viaja a Río de Janeiro a la Jornada Mundial de la Juventud
El papa Francisco heredó de Benedicto XVI un informe secreto sobre los venenos que afligen al Vaticano, una encíclica sobre la fe casi escrita y un viaje a Río de Janeiro para presidir la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Los tres legados del anciano Joseph Ratzinger se entrelazan ahora de forma simbólica.
Jorge Mario Bergoglio vuelve a América en medio de los rumores sobre la dimisión de monseñor Battista Ricca, el diplomático que nombró el 15 de junio para limpiar las cuentas del banco del Vaticano y cuyo escandaloso pasado le había sido ocultado. Además, durante su estancia del 22 al 28 de julio en Brasil, el papa Francisco tendrá la oportunidad de recordar ante millones de jóvenes, principales afectados por unos tiempos plagados de incertidumbres, un mensaje que sintetiza su discurso y que incluyó en la encíclica Lumen Fidei: “No os dejéis robar la esperanza”.
Antes de perder las fuerzas –y tal vez la esperanza— para acometer el ímprobo trabajo de limpiar el Vaticano, Joseph Ratzinger anunció así, al término de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebró en Madrid en agosto de 2011, la elección de Río de Janeiro: “La célebre estatua del Cristo Redentor, que domina aquella hermosa ciudad brasileña, será su símbolo elocuente. Sus brazos abiertos son el signo de la acogida que el Señor regala a cuantos acuden a él, y su corazón representa el inmenso amor que tiene por cada uno de vosotros. ¡Dejaos atraer por él!”.
Durante los últimos días, el papa Francisco se ha acercado a visitar a Joseph Ratzinger, que sigue viviendo en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, y han rezado juntos por el éxito de las jornadas, en las que se prevé la participación de dos millones y medio de jóvenes de todo el mundo. Luego, Francisco, menos ceremonioso que su antecesor, ha utilizado su cuenta de Twitter para confirmar la cita: “Muchos de ustedes, queridos jóvenes, han llegado ya a Río y otros muchos están llegando en estas horas. Nos vemos allí dentro de tres días”.
Antes, Jorge Mario Bergoglio ha tenido que solventar otros asuntos menos agradables que el encuentro con unas multitudes ya predispuestas a los vítores, el rezo conjunto y la fiesta. El Vaticano, como sufrió en sus carnes Benedicto XVI y explica el misterioso informe elaborado por tres cardenales, es un nido de intrigas. El asunto de monseñor Battista Ricca, nombrado el 15 de junio como prelado del Instituto para las Obras de Religión (IOR) y caído en desgracia hace unos días, después de saberse que la Curia había ocultado al Papa que su nuevo hombre de confianza tenía a sus espaldas un rosario de escándalos de cariz sexual, ha demostrado a Francisco que aquella frase esculpida por L’Osservatore Romano para definir la situación de Benedicto XVI tal vez siga estando vigente: “Un pastor rodeado por lobos…”.
¿Logrará el Papa argentino llevar adelante sus ambiciosas reformas o cosechará el mismo fracaso que el Papa alemán, secuestrado por el poder de una Curia inmovilista? Una de las primeras medidas que tomó Francisco para evitar el peligroso aislamiento –y de paso lanzar un mensaje contra el lujo—fue renunciar al apartamento papal y quedarse a vivir en la residencia de Santa Marta, donde comparte misa y desayuno con los religiosos que allí se hospedan. Pero, como acaba de demostrar el caso Ricca, los grupos ultraconservadores de la Iglesia que tan bien vivieron con Juan Pablo II y lograron bloquear a Benedicto XVI están dispuestos a debilitar el tremendo empuje reformista de Francisco.
Unos planes de cambio que serán más asequibles cuanto más se compaginen palabras y hechos. Y, a este respecto, el viaje a Río de Janeiro —aunque heredado— viene de perlas a sus planes. El papa que llegó del fin del mundo vuelve a la periferia para encontrarse en una favela con los excluidos, en un hospital con los que sufren adicción y enfermedad y en el palacio arzobispal con un grupo de presos.