FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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viernes, 21 de junio de 2013

Nuevos cursos en la Escuela “Don Bosco”

El próximo 24 de julio darán comienzo los cursos de monitores y directores del curso 2013-2014.
La formación será intensiva con clases por la mañana y por la tarde durante 14 días. El Lugar: en el Colegio Salesiano Domingo Savio de Logroño.
La Escuela de Tiempo Libre “Don Bosco” de Logroño, reconocida oficialmente por la Comunidad Autónoma de La Rioja en 1995, es un servicio social y eclesial ofrecido desde la Delegación de Pastoral Juvenil de la Inspectoría Salesiana de San Francisco Javier.
Se trata de una oferta educativo-evangelizadora en el tiempo libre, desde el estilo salesiano, que busca asegurar y garantizar la formación y titulación de los animadores-educadores de tiempo libre.

JOSÉ ANTONIO PAGOLA 23 JUNIO 2013



A veces es muy peligroso sentirse cristiano «de toda la vida». Porque se corre el riesgo de no revisar nunca nuestro cristianismo y no entender que, en definitiva, todo el vivir cristiano no es sino un continuo caminar desde la incredulidad hacia la fe en el Dios vivo de Jesucristo.
Con frecuencia, creemos tener una fe inconmovible en Jesús porque lo tenemos perfectamente definido en un lenguaje preciso y ortodoxo, y no nos damos cuenta de que, en la vida diaria, lo estamos continuamente desfigurando con nuestras aspiraciones, intereses y cobardías.
Lo confesamos abiertamente como Dios y Señor nuestro, pero, luego, apenas significa gran cosa en nuestros planteamientos y las actitudes que inspiran nuestra vida.
Por eso es bueno que escuchemos todos sinceramente la pregunta interpeladora de Jesús: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». En realidad, ¿quién es Jesús para nosotros? ¿qué lugar ocupa en nuestro vivir diario?
Cuando, en momentos de verdadera gracia, uno se acerca sinceramente al Jesús del evangelio, se encuentra con alguien vivo y palpitante. Alguien a quien no es posible encerrar en unas categorías filosóficas, unas fórmulas o unos ritos. Alguien que nos lleva al fondo último de la vida.
Jesús, «el Mesías de Dios», nos coloca ante nuestra última verdad y se convierte para cada uno de nosotros en invitación gozosa al cambio, a la conversión constante, a la búsqueda humilde pero apasionada de un mundo mejor para todos. (LEER EVANGELIO)
Jesús es peligroso. En él descubrimos una entrega incondicional a los hombres que pone al descubierto nuestro radical egoísmo. Una pasión por la justicia que sacude nuestras seguridades, cobardías y servidumbres. Una fe en el Padre que nos invita a salir de nuestra incredulidad y desconfianza.
Jesús es lo más grande que tenemos los cristianos. El que puede infundir otro sentido y otro horizonte a nuestra vida. El que puede contagiarnos otra lucidez y otra generosidad, otra energía y otro gozo. El que puede comunicarnos otro amor, otra libertad y otro ser.
Pero no olvidemos algo importante. A Jesús se le conoce, se le experimenta y se sintoniza con él, en la medida en que nos esforzamos por seguirle.

Creer en el Dios de la vida
En estos tiempos de profunda crisis religiosa no basta creer en cualquier Dios; necesitamos discernir cuál es el verdadero. No es suficiente afirmar que Jesús es Dios; es decisivo saber qué Dios se encarna y se revela en Jesús.
Me parece muy importante reivindicar hoy, dentro de la Iglesia y en la sociedad contemporánea, el auténtico Dios de Jesús, sin confundirlo con cualquier «dios» elaborado por nosotros desde miedos, ambiciones y fantasmas que tienen poco que ver con la experiencia de Dios que vivió y comunicó Jesús. ¿No ha llegado la hora de promover esa tarea apasionante de «aprender», a partir de Jesús, quién es Dios, cómo es, cómo nos siente, cómo nos busca, qué quiere para los humanos?
Qué alegría se despertaría en muchos si pudieran intuir en Jesús los rasgos del verdadero Dios. Cómo se encendería su fe si captaran con ojos nuevos el rostro de Dios encarnado en Jesús. Si Dios existe, se parece a Jesús. Su manera de ser, sus palabras, sus gestos y reacciones son detalles de la revelación de Dios.
En más de una ocasión, al estudiar cómo era Jesús, me he sorprendido a mí mismo con este pensamiento: así se preocupa Dios de las personas, así mira a los que sufren, así busca a los perdidos, así bendice a los pequeños, así acoge, así comprende, así perdona, así ama.
Me resulta difícil imaginar otro camino más seguro para acercarnos a ese misterio que llamamos Dios. Se me ha grabado muy dentro cómo le vive Jesús. Se ve enseguida que, para él, Dios no es un concepto, sino una presencia amistosa y cercana que hace vivir y amar la vida de manera diferente. Jesús le vive como el mejor amigo del ser humano: el «Amigo de la vida». No es alguien extraño que, desde lejos, controla el mundo y presiona nuestras pobres vidas; es el Amigo que, desde dentro, comparte nuestra existencia y se convierte en la luz más clara y la fuerza más segura para enfrentarnos a la dureza de la vida y al misterio de la muerte.
Lo que más le interesa a Dios no es la religión, sino un mundo más humano y amable. Lo que busca es una vida más digna, sana y dichosa para todos, empezando por los últimos. Lo dijo Jesús de muchas maneras: una religión que va contra la vida, o es falsa, o ha sido entendida de manera errónea. Lo que hace feliz a Dios es vernos felices, desde ahora y para siempre. Esta es la Buena Noticia que se nos revela en Jesucristo: Dios se nos da a sí mismo como lo que es: Amor.

Los beneficios de la corrupción Benjamí Bastida

Veus. [La Directa] Las últimas semanas han salido a “flote” diferentes casos de corrupción económica. La primera impresión es que se trata sólo de “la punta de un iceberg”. Recordando Arquímedes, podemos decir que salen a “flote” porque son bastante voluminosos y porque “las profundidades” hay muchísima más corrupción, que es la que provoca el empuje hacia arriba. Podemos preguntarnos si es positivo o negativo, en el camino de la transformación social, el hecho de “poner en evidencia” los casos de corrupción. Es decir, la denuncia de la corrupción puede considerarse una herramienta transformadora? La respuesta inmediata es que esta denuncia y los procesos judiciales -si llegan a existir- son elementos positivos de transformación del sistema. Sin embargo, si falta un análisis lúcido, puede desviar la orientación de una estrategia que pretende ser transformadora.
Considerar que el sistema de “economía social de mercado” (mercado y supuesta sensibilidad social) se ve sometido a crisis periódicas o que la situación económica y social se está deteriorando debido a la actuación de agentes corruptos y oportunistas, que aprovechan en beneficio propio grietas legales, institucionales o administrativas, implica asumir, en consecuencia, que si se consiguiera denunciar las corrupciones existentes, condenar a los corruptos y eliminar los vacíos legales que permiten la corrupción, el sistema económico no se deterioraría y alcanzaría el bienestar para todos.
Pero, ¿dónde está la línea que separa la corrupción de la “no corrupción”? ¿Quién la traza, esta línea? ¿Basta con una estrategia de corrección de líneas como, por ejemplo, potenciar una ley de transparencia?
La corrupción no proviene de desajustes ni distorsiones de la economía de mercado capitalista, sino que es el resultado natural de su funcionamiento. Incluso se puede pensar que la corrupción se encuentra en la raíz, en los cimientos de la economía de mercado. Expresado en términos teóricos podemos decir que, por un lado, una parte importante (tal vez la totalidad) de la acumulación primitiva, tanto desde la perspectiva temporal como desde el estructural, se realiza mediante la corrupción. Por otra parte, la corrupción cumple la función de redistribución de las ganancias entre los agentes del capital ya que la distribución primera está lejos de ser aceptada indiscutiblemente por todos. Es decir, la corrupción pone de manifiesto la lucha intraclase para apropiarse de las ganancias derivadas de la explotación de la fuerza de trabajo. Cuando los representantes del capital no llegan al consenso (casi nunca llegan) esta lucha deriva hacia acuerdos parciales para establecer formalmente unas reglas de juego (cierta legislación mercantil, nuevas instituciones).
En este proceso de formalización de las reglas de juego no está ausente la necesidad de legitimar el sistema ante la resistencia de la mayoría de la población, estableciendo, por ejemplo, sistemas de fiscalidad o redistribución formal en beneficio de sectores más amplios de población. En este contexto, es posible que algunos agentes del capital aprovechen debilidades y vacíos legales o administrativos para apropiarse de partes de ganancia. ¿Son corruptos? Desde el punto de vista de quienes han forjado aquellas instituciones o regulaciones, para ser calificados como corruptos deberán ser imputados y sometidos a procesos de resultado incierto.
Resumiendo, los actuales casos de corrupción conducen a dos conclusiones:
La primera: el término corrupción y la calificación negativa de sus contenidos son conceptos muy relativos porque dependen de unas normas, leyes e instituciones establecidas en una sociedad dividida. Desde esta perspectiva podríamos hablar de corrupciones “legales” o “legalizadas”. Un esfuerzo para aproximar las líneas rojas de la corrupción a un nuevo sistema de valores sería transformador.
La segunda: La última causa del deterioro económico y social no se encuentra precisamente en los corruptos (que también contribuyen) sino en un sistema que en sí mismo genera incentivos para la corrupción y que se alimenta de ella.
Después de todo, los regalos, el dinero y demás activos financieros o reales, utilizados para corromper, proceden de la apropiación o despojo del excedente, es decir, de la explotación de la fuerza de trabajo por parte del Capital.
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¿Es el ministerio sacerdotal femenino u don o un derecho? Olga Lucia Álvarez Benjumea ARCWP

Como siento y vivo mi ministerio sacerdotal.
Alguna vez escuché que era un derecho lo que se estaba reclamando, revindicando. La verdad sea dicha, el planteamiento como tal, no fue de mi agrado, me sentía como si fuera la lucha de un sindicato.
Si fuera un “derecho” estaríamos borrando para siempre y negando lo que ha sido un llamado.
Si fuera un “derecho” es como si estuviéramos en competencia. Y no creo que el llamado de la Ruah, nos haya llamado para entrar en competencia con nuestros hermanos en la Iglesia.
Estoy segura, que la Divinidad, nos ama por igual tanto a mujeres como hombres. Ella, en su Infinito Amor y Sabiduría, no puede equivocarse y hacer diferencia entre sus hijas e hijos. Lo que menos quiere la Esencia Divina, es vernos disgustando y atacándonos por un “DON” como es el ministerio sacerdotal.
Es un“DON” ministerial sacerdotal al servicio de los desposeídos, los pobres, marginados, desechados, excluidos. Don que hemos recibido al igual que los varones, a través del Bautimo. Es absurdo que en nuestra Iglesia, se vean, se sientan y realicen esta clase de “fronteras”. Es absurdo pretender a través del Cano 1024 negarnos a la mujeres este “DON”.
El Obispo de Roma, Francisco, dialogando con la Junta de la Conferencia Latinoamericana de Religiosos y Religiosas (CLAR) el paso 6 de Junio/13, palabras más, palabras menos les dijo:
“Abran puertas… ¡abran puertas!
Se van a equivocar, van a meter la pata, ¡eso pasa! Quizá hasta les va a llegar una carta de la Congregación para la Doctrina (de la Fe) diciendo que dijeron tal o cual cosa… Pero no se preocupen. Expliquen lo que tengan que explicar, pero sigan adelante… Abran puertas, hagan algo ahí donde la vida clama. Prefiero una Iglesia que se equivoca por hacer algo que una que se enferma por quedarse encerrada…”
Qué buena sugerencia!
Como mujer presbitera, sintiéndome llamada, he respondido al llamado de la Ruah, sin temor alguno, confío en Quien me ha llamado, así como Jesús llamó y se dejó acompañar por mujeres (Lucas 8:3) y sigue llamando a muchas más mujeres para que al igual que nuestra Santa Patrona María de Magdala, vayamos anunciando su Evangelio (Juan 20:18), que es libertar a los oprimidos!
Aquí lo importante, pase lo que pase, venga lo que venga es el seguimiento a Cristo en el anuncio de su Palabra. Cristo no es mudo, es Palabra! Es el momento de apropiarnos de su Cuerpo y de su Sangre, hacerlo nuestro sin diferencias sexistas, asumiéndolo en todo nuestro ser, y decir con toda el alma, como dice el Apóstol Pablo:
“No soy yo quien vive, es Cristo quien viven en mí”
Galatas 2:20
El desafío, al servicio en el ministerio sacerdotal, no es solo para mujeres, también es para los varones, en la Iglesia de Cristo, desde la Iglesia, con la Iglesia y con mucho amor y ternura.

Jóvenes indignados con el arzobispo de Sevilla: sentido eclesial Antonio Moreno de la Fuente

Numerosos medios de comunicación se hicieron eco de la manifestación “indignada”, el pasado sábado 8 de junio, de un grupo de jóvenes católicos del pueblo sevillano Mairena del Aljarafe, ante el palacio arzobispal de Sevilla, en plena plaza Virgen de los Reyes y a los pies de la Giralda. Cubrieron la noticia Canal Sur, la Sexta noticias, El Correo de Andalucía y El Diario de Sevilla, en sus ediciones del domingo 9 de junio, así como las webs de Religión Digital(1), Redes Cristianas (2), Comunidades Cristianas Populares (3).
¿Qué interés puede tener esta protesta juvenil para que los medios de comunicación le presten tanta atención? Será, sin duda, por el impacto mediático que toda protesta y manifestación de los jóvenes, como los del 15M, tiene a nivel nacional y regional, lo que es digno de aplauso. Sin embargo, aparte de este interés mediático, a nosotros nos interesa el carácter cristiano o eclesial de esta protesta. ¿Qué significado tiene el que un grupo de jóvenes protesten y se manifiesten ante el Sr. Arzobispo de Sevilla, porque el Párroco de su pueblo los ha expulsado de su Parroquia? ¿Es esta una protesta más de un grupo de jóvenes o tiene alguna significación eclesial? Para nosotros estas manifestaciones tienen un hondo significado eclesial.
Ante todo, porque aquí se reflejan dos modos diversos de entender a la Iglesia o dos eclesiologías diferentes. La de D. Antonio Vergara, el Párroco y la del Sr. Arzobispo es la eclesiología vertical, jerárquica y clerical. Para ellos, la gracia de la salvación que Cristo nos trae la reciben primero en la Iglesia los pastores o sacerdotes: el Papa y los obispos, que delegan, a su vez, en los Párrocos y después, por medio de ellos, el resto de los fieles que reciben los Sacramentos administrados por los sacerdotes. Esta eclesiología es vertical, ya que desciende de arriba hacia abajo, de la cabeza a los miembros; jerárquica, pues atiende al cargo o importancia que se tiene dentro de la Iglesia, unos son los que mandan y otros los que obedecen y jurídica, porque considera a los miembros de la Iglesia en su relación jurídica de clérigos y laicos y de su poder de administrar y controlar los sacramentos. Esta eclesiología es la que predominó en la Cristiandad de la Edad Media y fue confirmada en Trento, frente al Protestantismo.
La eclesiología que manifiestan y desean practicar el grupo de jóvenes de “Pastoral juvenil Espíritu Santo” de Mairena del Aljarafe es la eclesiología del Pueblo de Dios, puesta de manifiesto en el Vaticano II. Al defender la “pluralidad dentro de la Iglesia” y manifestar en su protesta que “La parroquia somos todos”, están poniendo de manifiesto la eclesiología del Concilio, que concibe a la Iglesia como la “comunidad de los bautizados” (LG 10-12), como sujeto eclesial único, con radical igualdad de todos los cristianos. En la Iglesia de Cristo no hay dos clases de cristianos, clérigos y laicos, sino una sola, los creyentes, abrazados en una sola comunidad toda ella carismática, ministerial y evangelizadora. Por lo que la Iglesia no es solo la jerarquía, sino todo el Pueblo de Dios, que Cristo convoca en el Espíritu (LG, cap.2) y, por ello, el Concilio trata primero, en el cap. 2º de la Lumen Gentium (Luz de la gentes), de la Iglesia como Pueblo de Dios y posteriormente en el cap. 3º de su Constitución jerárquica. Esta eclesiología conciliar es pues horizontal y democrática, pues considera iguales básicamente a todos sus miembros y carismática o espiritual, pues antepone la relación intrínseca que tienen con Jesucristo los miembros de la Iglesia, a su relación jurídica o externa que pueda darse en la Iglesia como agrupación social.
Como consecuencia de esta eclesiología, a estos grupos se les puede aplicar este otro texto del Concilio, “las legítimas reuniones locales de fieles que unidas a sus pastores, reciben también en el Nuevo Testamento el nombre de Iglesias” (LG 26). Efectivamente, el grupo de Pastoral juvenil de Mairena del Aljarafe, como las Comunidades Cristianas Populares y otras comunidades eclesiales, son verdaderas Iglesias particulares o domésticas en donde se concretiza y se hace presente el Pueblo de Dios o la Iglesia universal. Es cierto que el Decreto “Christus dominus” (CD) del Vaticano II, sobre el oficio pastoral de los obispos, reconoce a la diócesis como Iglesia particular (4), pero los documentos de Medellín (5), dan un paso más y afirman de las Comunidades Eclesiales de Base latinoamericanas son: “el núcleo primero y fundamental de la comunión eclesial, la cédula inicial de la estructuración de la Iglesia”. Por ello, se puede concluir que cualquier “reunión local legitima de fieles” o cualquier comunidad eclesial de base, como el grupo de Pastoral juvenil de Mairena del Aljarafe, las Comunidades Cristianas Populares y otras comunidades eclesiales no son un movimiento apostólico más o un grupo parroquial, sino verdaderas Iglesias particulares y, por ello, están al mismo nivel que las parroquias y la diócesis. Verdaderas Iglesias, porque en ellas está todo lo esencial de la Iglesia sacramento de salvación, a condición de que se abran a las demás comunidades eclesiales existentes, para formar la Iglesia católica y universal y en espera de la Iglesia escatológica, donde solamente la Iglesia de Cristo llegará a su plenitud (6).
Partiendo de esta eclesiología, es obligado preguntar ¿Qué relación guardan estos grupos o comunidades eclesiales con la parroquia y qué lugar tiene el sacerdote en estos grupos y comunidades eclesiales? En esta Iglesia popular o del Pueblo de Dios todos son básicamente iguales, pero no todos hacen lo mismo, pues cada uno tiene sus propios carismas y realizan diversos oficios o ministerios. Entre estos carismas o ministerios está el de la dirección que, según Boff (7), su función es “dar unidad a todos los servicios comunitarios para que todo crezca armónicamente”. Esta función de dirección normalmente la ha ejercido el sacerdote presbítero en la comunidad local o parroquia y el obispo en la comunidad regional o diócesis, pero en los grupos pequeños o comunidades eclesiales que son “la cédula inicial de la estructuración de la Iglesia”, los dirigentes o líderes serán aceptados o serán elegidos por el propio grupo, no podrán ser impuestos desde fuera. Y estos dirigentes o líderes podrán ser, según los documentos de Medellín, no solo los sacerdotes sino también los religiosos/as y los laicos. “Elemento capital, dice el documento de Medellín, para la existencia de comunidades cristianas de base son sus líderes y dirigentes. Estos pueden ser sacerdotes, diáconos, religiosos o laicos. Es de desear que pertenezcan a la comunidad por ellos animada” (Medellín, cap. 15. Pastoral de conjunto. n.11). Constituidas así estas comunidades eclesiales pequeñas podrán integrarse en las Parroquias y diócesis, de modo que éstas sean “un conjunto pastoral, vivificador y unificador de las comunidades de base” (Medellín, Pastoral de conjunto n.13) o como otros autores dicen la Parroquia podrá ser un conjunto o una confederación de Comunidades Eclesiales de Base. De hecho, así es como están estructuradas en Latinoamérica, en donde los obispos, párrocos, sacerdotes y religiosas/os participan activamente en estas Comunidades eclesiales y en los encuentros que ellas realizan, lo que, por desgracia no ocurre todavía en nuestro país, pero dentro de poco sucederá también.