FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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viernes, 3 de mayo de 2013

Para otras madres


ecleSALia 3 de mayo de 2013
"PREMIO ALANDAR 2011"


PARA (OTRAS) MADRES

GRAÇA ALVES, escritora y poeta, gracaleonor@hotmail.com (traducido por Arantza Uriarte, misionera Verbum Dei)

MADEIRA (PORTUGAL).



ECLESALIA, 03/05/13.- Con el corazón puesto en la mía, me atrevo a pensar en las otras madres, en las que viven en el silencio del abandono, en las que oscurecen - por falta de luz - despacio, al ritmo imparable de la vejez, en las que no tendrán hoy, un beso, una flor, una sonrisa, el consuelo de un regazo.
No, hoy no voy a hablar de amor, ni de la casa, ni de la voz. No voy a hablar de la comida en el restaurante, ni del regalo que se compra porque es día de dar regalos.

Hoy, es de las otras madres que hablo: de las que esperan la visita, de las que miran para el teléfono esperando que el deseo (apenas la fuerza del deseo) le haga sonar, las que callan los gritos dentro de la soledad, las que anochecen solas.

Es de ella que quiero hablar. De las madres, besos de Dios, que los hombres olvidaron en la prisa de vivir otras cosas. De esas noches de luna que las nubes esconden, porque pesan demasiado en la noche de los días.

Es por ellas que pido. Y por las otras, que ya no ponen la mesa para cenar, las que nos preparan la ropa de los hijos, porque ya no esperan a nadie.

Pido hoy, por los hijos que ya no tienen madres esperándoles, o por los que les esperan en otros lugares. Y por las madres que ya no tienen a quien proteger:

-¡Ten cuidado!, ¡no vuelvas tarde !

Pido por las (otras) madres. Con el corazón puesto en la mía. Pido a la Virgen-Madre, en este mes de mayo, que mire por ellas. Por la mía también.

Pido por ti. Hoy, por lo menos hoy, no te olvides de la tuya. Aunque…

Acuérdate que es por ella que Dios te explica el Amor. Por la tuya. Dale un beso. Aunque…

Acuérdate de que las madres no mueren, y que siempre nos esperan cuando bajamos de la cruz. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).


“Homo mentiens” José Ignacio González Faus, teólogo

¿No estaremos entrando en una nueva fase de la evolución de las especies?. Los antropólogos hablan del “homo erectus”, “homo habilis”, “homo sapiens”… Y parece que ahora hemos llegado al “homo mentiens”: al hombre embustero. Todo nuestro entorno social está edificado con ladrillos de mentira compactada, sobre todo en los tres campos de mayor influjo: publicidad, política y medios de comunicación. Veamos:
1.- “Navidad es tiempo de compartir” nos decía el anuncio. Piensa uno que habrá que compartir cariño e ilusión; pero no: se trataba de compartir “productos lácteos”. Un plan de pensiones “perfecto” resulta ser ¡el de Bankia! (menuda cara). “Tú piensa en tu bienestar que nosotros pensamos en el bienestar de todos” (cuando sólo piensan en el suyo propio). Y “a tú vecino se le va a caer la baba porque tienes un Mitsubishi”… El balance suele ser: los grandes valores humanos son negados en la publicidad o, peor aún, son pervertidos en favor de la codicia que es el mayor contravalor.
2.- Tras cualquier huelga o manifestación hay diferencias astronómicas entre las cifras declaradas por los organizadores y por los afectados (los políticos generalmente). Esas diferencias no obedecen a comprensibles errores de cálculo sino a intereses conscientes que barren a favor propio: ¡qué casualidad que nunca son los organizadores los que dan cifras más bajas y los interpelados quienes las dan más altas!… “No pienso subir el IVA ni bajar las pensiones porque eso dañaría al consumo”, decía Rajoy a poco de ser elegido, fiel a esa política de su partido de que una mentira repetida acaba por convertirse en verdad. Y este diario comentaba al pasado 30 de noviembre (p. 12) que Alemania esconde sus desastres sociales, para poder imponer a Europa unas políticas desastrosas y porque, si no, hay peligro para “la cohesión social”: el viejo “Heil Hitler” convertido ahora en un “Heil Lüge!” (viva la mentira).
Altos dignatarios europeos pretenden halagarnos con que “España está haciendo los deberes y realizando sacrificios ejemplares”. ¡Mentira!. España no ha cumplido ningún deber ni hecho sacrificios: sólo ha maltratado injusta y cruelmente a algunas personas que tenían poca culpa de la crisis, mientras dejaba impunes a todos los grandes banqueros, españoles y extranjeros, que nos metieron en el infierno de la crisis.
Y la guerra de Irak (según denuncia Le Monde Diplomatique, tras los últimos papeles desclasificados) no obedeció a un mero error de estimación (que hoy nos sobran medios para evitar esos errores), sino a una mentira cruel cuyos autores y cómplices todavía no han rendido cuentas. El símbolo de cómo funciona la política son las fotos de campañas electorales, siempre maquilladas y retocadas cuidadosamente, que luego nos harán decir: “éste no es mi Mas que me lo han cambiao”.
3.- Si la publicidad pervierte valores, y la política censura o desfigura, la mentira de los medios de comunicación suele estar en las medias verdades y en la selección de temas: aplicar tijeras tanto a un programa de Informe Semanal como a una “necesaria reducción de personal”, cuya imperiosidad brota de razones no económicas sino ideológicas. Pregúntenlo si no a Iñaki Gabilondo, o a Juan Ramón Lucas y los que buscaron una radio verdaderamente pública. Y recuerden el sabio consejo nacido en la patria de la prensa: “no permitas que la verdad te estropee un buen titular”. Porque los medios no se deben a la verdad sino a su público, y han de decir lo que sus oyentes o lectores (y sus anunciantes) quieren oír, no lo que necesitan saber. Su santo patrón no debería ser san Francisco de Sales sino aquel Pilato que preguntó “¿qué es la verdad?”, y se marchó sin esperar respuesta.
La simple elección de temas constituye una fábrica descomunal de medias verdades, y puede ampararse en mil razones aparentes que esconden la verdadera. Sin olvidar que ya una primera filtración les viene dada a los medios por las agencias de información, todas en manos de grandes intereses privados. Y recordando también que, como dice el refrán, suele ser más dañina una media verdad que una mentira completa.
Estos tres universos de mentira tienen una raíz común en la economía. El mejor ejemplo son los Bancos con sus promesas y sus locas inversiones golosas. Todo muy comprensible: porque como dijo Upton Sinclair (premio Pulitzer): “¡qué difícil es conseguir que un hombre comprenda algo, cuando su salario depende de que no lo comprenda!”…
El interés crematístico deforma publicidad, política y medios de comunicación. El resultado es que la mentira poluciona todo el aire que respiramos y enfanga toda el agua que bebemos. Alguien dijo hace siglos que “la verdad os hará libres”; hoy preferimos pensar que el engaño nos hace felices. Pues, como dijeran Sartre y Dostoievski, si el precio de la libertad es la verdad, resulta un precio demasiado alto para una época como ésta.
Vengan pues publicistas, políticos y medios de comunicación y sigan mintiéndonos sin rebozo. Lo necesitamos. Y además así abrimos camino a una nueva etapa de la evolución. Bienvenido sea el homo mentiens.

La insensibilidad moral de la Iglesia católica Vicenç Navarro, Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University

No existe plena conciencia en España del enorme conservadurismo de las máximas autoridades eclesiásticas de la Iglesia Católica en nuestro país, resultado de su histórica alianza con las fuerzas ultraconservadoras que han dominado al Estado español en los últimos setenta y cinco años. Y quisiera aclarar que cuando hablo de la jerarquía española, incluyo también a la catalana y a la vasca que, aún siendo más sensibles hacia el carácter plurinacional del Estado español, continúan siendo insensibles hacia el bienestar social de las clases populares, limitando su acción a la labor asistencial de carácter caritativo, la cual, sin desmerecer su valor para sectores muy vulnerables de la población, no afecta al bienestar general de la mayoría de la población, seriamente afectada por las políticas públicas de austeridad del gasto público del Estado español (tanto el central como las CCAA). Los recortes de gasto público social que caracterizan a estas políticas públicas de austeridad contribuyen en gran medida al deterioro de la calidad de vida de la población.SEGUIR LEYENDO EN Público

Enviado a la página web de Redes Cristianas
La libertad es más que una facultad del ser humano, la de poder elegir o libre albedrío. La libertad pertenece a la esencia del ser humano. Un esclavo, incluso sin ser capaz de elegir, no deja de ser en esencia un ser libre. Puede resistir, negar e incluso rebelarse y aceptar que le maten. Esta libertad nadie se la puede quitar.
Entre muchas definiciones, creo que ésta es para mí la más correcta: La libertad es la capacidad de auto-determinación.
Todos nacemos dentro de un conjunto de determinaciones: etnia, clase social, en un mundo ya construido y siempre por construir. Es nuestra determinación. Nadie está libre de alguna dependencia. Puede ser una opresión como el trabajo esclavo o el bajo salario. Al luchar contra esto, ejerce un tipo de libertad: libertad de, de esta situación. Es la lucha por su in-dependencia y autonomía. Él se auto-determina: asume la determinación, pero para superarla y ser libre de, libre de ella.
Pero hay todavía otro sentido de libertad como auto-determinación: es esa fuerza interior y propia (auto) que le permite ser libre para, para construir su propia vida, para ayudar a transformar las condiciones de trabajo y para crear otro tipo de empresa donde sea menos difícil ser libre de y para. Aquí se muestra la singularidad del ser humano, constructor de sí mismo, más allá de las determinaciones que le rodean. La libertad es una liber-ación, es decir, una acción autónoma que crea la libertad que estaba cautiva o ausente.
Estos dos tipos de libertad adquieren una expresión personal, social y global.
A nivel personal la libertad es el don más precioso que tenemos después de la vida: ser capaz de expresarse, de ir y venir, de construir nuestra visión de las cosas, de organizar la vida a nuestro gusto, el trabajo y la familia y elegir a nuestros representantes políticos. La mayor opresión es estar privado de esta libertad.
A nivel social muestra bien sus dos caras: libertad como independencia y como autonomía. Los países de América Latina y el Caribe fueron independientes de los colonizadores, pero eso todavía no significó autonomía y liberación. Quedaron dependientes de las elites nacionales que mantenían las relaciones de dominación. Con la resistencia, protesta y organización de los oprimidos, se gestó un proceso de liberación que, victorioso, dio autonomía a las clases populares, una libertad para organizar otro tipo de política que beneficiase a los que siempre fueron excluidos. Esto ocurrió en América Latina a partir del fin de las dictaduras militares que representaban los intereses de las élites nacionales articuladas con las internacionales. Está en curso un proceso de liberación para, que aún no se ha completado, pero que hace avanzar la democracia nacida desde abajo, republicana y de cuño popular.
Hoy necesitamos también una doble liberación: de la globalización económico-financiera, que explota la naturaleza y los países periféricos en todo el mundo, y está dominada por un grupo de grandes compañías, más fuertes que la mayoría de los estados. Y una liberación para la gobernanza mundial de esta globalización que se enfrente a problemas globales como el cambio climático, la escasez de agua y el hambre de millones y millones de personas. O hay una gobernanza global colegiada o se corre el riesgo de una bifurcación de la humanidad entre los que comen y los que no comen o padecen grandes necesidades.
Por último, ahora se requiere con urgencia un tipo especial de libertad de y de libertad para. Vivimos en la era geológica del antropoceno. Esto quiere decir que el gran riesgo para todos no es un meteoro rasante, sino la actividad irresponsable y ecoasesina de los seres humanos (anthropos). El sistema de producción capitalista que prevalece, está causando estragos en la Tierra y ha creado las condiciones para destruir nuestra civilización. O cambiamos o vamos al encuentro de un abismo. Necesitamos ser libres de este sistema biocida y ecocida que amenaza todo para acumular y consumir más y más.
También necesitamos una libertad para: para ensayar alternativas que garanticen la producción de lo necesario y digno para nosotros y para toda la comunidad de vida. Esto está siendo buscado y probado por el bien vivir de las culturas andinas, por la ecoagricultura, por la agricultura familiar ecológica, por el índice de felicidad de la sociedad y por otras formas que respetan los ciclos de la vida. Queremos una biocivilización.
Como cristianos también debemos liberar la fe de visiones fundamentalistas, de estructuras eclesiásticas autoritarias y machistas para conseguir una libertad para que las mujeres sean sacerdotes, para que los laicos puedan decidir junto con el clero los destinos de su comunidad, para los que tienen otra opción sexual. Necesitamos una Iglesia que, junto con otros caminos espirituales, ayude a educar a la humanidad para el respeto a los límites de la Tierra y la veneración a la Madre Tierra, que nos da todo. Esperemos que el Papa Francisco honre el legado de San Francisco de Asís que vivió una gran libertad de las tradiciones y para nuevas formas de relación con la naturaleza y con los pobres.
La lucha por la libertad no termina nunca, porque nunca es dada sino conquistada por un proceso de liber-ación sin fin.

JOSÉ ANTONIO PAGOLA 05 MAYO 2013


HOMBRES EMPOBRECIDOS 
Toda persona vive condicionada por la realidad sociológica e histórica en la que se encuentra inserta. Sin que podamos evitarlo, somos parte integrante de un mundo complejo que incide poderosamente en nuestra manera de ser, actuar y vivir.
El marco sociocultural y psico-social en el que vivimos marca decisivamente nuestra conducta, nuestra actitud existencial y nuestro ser entero.
Por eso deberíamos estar más atentos a aquellos fenómenos sociológicos que están modelando el ser de la persona contemporánea. Fenómenos tales como el cambio cultural, la tecnología, el consumo, la movilidad, el anonimato social, la incomunicación, el pluralismo...
(LEER EVANGELIO)
No son pocos los observadores que, al estudiar las posibilidades y los riesgos de la sociedad contemporánea, señalan con tono alarmante el empobrecimiento interior y el vacío que parece amenazar al hombre contemporáneo.
Un ser humano que ha avanzado técnicamente de manera insospechada, pero que vive en dependencia cada vez mayor de aquello que él mismo produce y fabrica.
Un ser humano que, en la mayoría de los casos, se ve obligado a vivir encadenado para siempre a un oficio especializado, sin poder desarrollar adecuadamente más que una parte mínima de su ser.
Un ser humano que vive de manera acelerada, sometido a un ritmo de vida agotador, sin posibilidad de detenerse serenamente ante su propia vida.
Un ser humano abrumado por una información múltiple y variada de noticias y datos, pero sin medios para discernir, reflexionar y formarse su propio juicio con responsabilidad y lucidez.
Un ser humano seducido por los mil engañosos atractivos de la sociedad de consumo, pero «infra-alimentado» espiritualmente.
Un ser humano alienado por diversos eslóganes y distraído por innumerables modas o consignas, pero sin capacidad para enfrentarse a su propia verdad.
Los creyentes entendemos que la fe puede ser la gran fuerza interior que nos ayude a liberarnos de la alienación, la superficialidad, la desintegración y el vacío interior.
Para vivir de una manera más humana y liberada necesitamos una energía interior capaz de animar y dinamizar toda nuestra existencia. Por eso escuchamos hoy con gozo las palabras de Jesús: «El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él».
  

PARA NO OLVIDAR A JESÚS

La verdad es que los humanos somos bastante complejos. Cada individuo es un mundo de deseos y frustraciones, ambiciones y miedos, dudas e interrogantes. Con frecuencia no sabemos quiénes somos ni qué queremos. Desconocemos hacia dónde se está moviendo nuestra vida. ¿Quién nos puede enseñar a vivir de manera acertada?
Aquí no sirven los planteamientos abstractos ni las teorías. No basta aclarar las cosas de manera racional. Es insuficiente tener ante nuestros ojos normas y directrices correctas. Lo decisivo es el arte de actuar día a día de manera positiva, sana y creadora.
Para un cristiano, Jesús es siempre su gran maestro de vida, pero ya no le tenemos a nuestro lado. Por eso, cobran tanta importancia estas palabras del evangelio: «El Espíritu Santo que os enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho».
Necesitamos que alguien nos recuerde a Jesús. Si lo olvidamos, no sabremos quiénes somos ni qué estamos llamados a ser. Nos desviaremos del evangelio una y otra vez. Defenderemos en su nombre causas e intereses que tienen poco que ver con él. Nos creeremos en posesión de la verdad al mismo tiempo que la desfiguramos.
Necesitamos que el Espíritu Santo active en nosotros la memoria de Jesús, su presencia viva, su imaginación creadora. No se trata de despertar un recuerdo del pasado: sublime, conmovedor, entrañable, pero recuerdo. Lo que el Espíritu del resucitado hace con nosotros es abrir nuestro corazón al encuentro personal con Jesús como alguien vivo. Sólo esta relación afectiva y cordial con Jesucristo es capaz de transformarnos y generar en nosotros una manera nueva de ser y de vivir.
Al Espíritu se le llama en el cuarto evangelio «defensor» o «paráclito» porque nos defiende de lo que nos puede destruir. Hay muchas cosas en la vida de las que no sabemos defendernos por nosotros mismos. Necesitamos luz, fortaleza, aliento sostenido. Por eso, invocamos al Espíritu. Es la mejor manera de ponernos en contacto con Jesús y vivir defendidos de cuanto nos puede desviar de él.