FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

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ATALAYA

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lunes, 18 de marzo de 2013

Txikibosco 2103: “Bienvenido a tu casa”

 18 marzo, 2013 Por

Entre el 23 y 24 de marzo se desarrollará el Txikibosco. Bajo el lema: Bienvenido a tu casa.
Se encuentran chicos y chicas de los diferentes clubs con ganas de vivir el ambiente salesianos, dedicando el fin de semana para echar un vistazo a la vida, y seguir madurando como persona y celebrar juntos la fe en Jesús de Nazaret.
Los interesados en participar tienen que ponerse en contacto con el responsable de Pastoral de su centro.

Declaración del P. General de la Compañía de Jesús P. Adolfo Nicolás S.J , Superior General

Enviado a la página web de Redes Cristianas
En nombre de la Compañía de Jesús doy gracias a Dios por la elección del nuevo Papa, Cardenal Jorge Mario Bergoglio S.J., que abre para la Iglesia una etapa llena de esperanza.
Todos los jesuitas acompañamos con la oración a este hermano nuestro y le agradecemos su generosidad para aceptar la responsabilidad de guiar la Iglesia en un momento crucial. El nombre de “Francisco” con que desde ahora le conocemos, nos evoca su espíritu evangélico de cercanía a los pobres, su identificación con el pueblo sencillo y su compromiso con la renovación de la Iglesia. Desde el primer momento en que se ha presentado ante pueblo de Dios ha dado testimonio de modo visible de su sencillez, su humildad, su experiencia pastoral y su profundidad espiritual.
“Es rasgo distintivo de nuestra Compañía ser un grupo de compañeros (…) unido con el Romano Pontífice con un vínculo especial de amor y servicio” (NC 2, n. 2). Por ello, compartimos la alegría de toda la Iglesia al tiempo que deseamos renovar nuestra disponibilidad para ser enviados a la viña del Señor, conforme al espíritu de nuestro voto especial de obediencia, que tan particularmente nos une con el Santo Padre (CG 35, D.1, 17).

L. Boff: “Bergoglio aprobó que una pareja gay adoptara un niño”

“El Papa Francisco es más liberal de lo que se piensa”
El teólogo brasileño espera que “deje atrás a la Curia corrupta”
El exsacerdote brasileño Leonardo Boff, uno de los más destacados representantes de la llamada Teología de la Liberación, cree que el papa Francisco sorprenderá a muchos dando un vuelco radical a la iglesia.
“Ahora es papa y puede hacer lo que quiera. Muchos se sorprenderán con lo que va a hacer Francisco. Para ello necesitará una ruptura con las tradiciones, dejar atrás la curia corrupta del Vaticano para abrirle paso a una iglesia universal”, dijo Boff en una entrevista que publica la revista aleman “Der Spiegel” en su edición de la próxima semana.
El teólogo brasileño se declara muy satisfecho de que el nuevo papa, el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, haya asumido el nombre de Francisco para su pontificado.
“Este nombre es programático: Francisco de Asís representa una iglesia de los pobres y los oprimidos, responsabilidad ante el medioambiente y rechazo al lujo y la ostentación”, agrega.
Boff dice además que aunque en muchos aspectos -como lo referente a los anticonceptivos, el celibato y la homosexualidad- Bergoglio como cardenal siguió una línea conservadora, eso se debió tan sólo a la presión del Vaticano y sostiene que hay elementos que indican que el nuevo papa es mucho más liberal.
“Hace un par de meses por ejemplo aprobó expresamente que una pareja de homosexuales adoptara un niño. Tiene contacto con sacerdotes que han sido repudiados por la iglesia oficial por haberse casado. Y, lo más importante, es que no se ha dejado apartar de su convicción de que tenemos que estar del lado de los pobres”, señala el exsacerdote.
Boff rechaza también las acusaciones que han surgido contra Bergoglio según las cuales no dio suficiente apoyo en su momento a dos jesuitas que estuvieron presos durante la dictadura militar argentina.
“Conozco las acusaciones y creo lo que dice el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, que como opositor al régimen militar estuvo preso y fue torturado. Hubo obispos que fueron cómplices de la dictadura pero Bergoglio no estaba entre ellos”, indica.
“Hasta ahora, no hay indicios claros de un comportamiento censurable. Por el contrario, él escondió y salvó a muchos sacerdotes perseguidos. Conocí a Orlando Yorio, uno de los jesuitas que se supone que fueron traicionados por Bergoglio y nunca formuló ante mí tales acusaciones”, agrega Boff. (RD/Agencias)

Francisco: un Papa que presidirá en la caridad Leonardo Boff, teólogo

La grave crisis moral que atraviesa todo el cuerpo institucional de la Iglesia ha hecho que el Cónclave eligiese a una persona con autoridad y coraje para hacer reformas profundas en la Curia romana y presidir la Iglesia en la caridad, y menos en la autoridad jurídica debilitando a las Iglesias locales. Fue lo que señaló Francisco en su primera alocución. Si sucede eso, será el Papa del tercer milenio e iniciará una nueva “dinastía” de papas venidos de las periferias de la cristiandad.
La figura del Papa es tal vez el mayor símbolo de lo sagrado en el mundo occidental. Las sociedades que por la secularización exiliaron lo sagrado, la falta de líderes referenciales y la ausencia de la figura del padre como aquel guía, orienta y muestra caminos, concentraron en la figura del Papa estos viejos anhelos humanos, que se podían leer en los rostros de los fieles que estaban en la plaza de San Pedro. En ese espíritu, rompió los protocolos, se sintió como uno más del pueblo, pagó la cuenta de su albergue, fue en un automóvil corriente a la Iglesia de Santa María Mayor y conserva su cruz de hierro.

Para los cristianos es irrenunciable el ministerio de Pedro como aquel que debe «confirmar a los hermanos y hermanas en la fe», según lo dispuesto por el Maestro. Roma, donde están enterrados Pedro y Pablo, fue desde el principio, la referencia de unidad, de ortodoxia y de celo por las demás Iglesias. Esta perspectiva la acogen también otras Iglesias no católicas. El problema es la forma como se ejerce esta función. El Papa León Magno (440-461), en el vacío de poder imperial, tuvo que asumir el gobierno de Roma para enfrentar a los hunos de Atila. Tomó el título de Papa y Sumo Pontífice, que eran del Emperador, e incorporó el estilo de poder imperial, monárquico y centralizado, con sus símbolos, vestimentas y estilo palaciego. Los textos referidos a Pedro, que en Jesús tenían sentido de servicio y de amor, se interpretaron al estilo romano como estricto poder jurídico. Todo culminó con Gregorio VII, que con su Dictatus Papae (la dictadura del Papa) se arrogó para sí los dos poderes, el religioso y el secular. Surgió la gran Institución Total, obstáculo a la libertad de los cristianos y al diálogo con el mundo globalizado.

Este ejercicio absolutista siempre fue cuestionado, sobre todo por los reformadores, pero nunca se suavizó. Como reconocía Juan Pablo II en su documento sobre ecumenismo, este estilo de ejercer la función de Pedro es el mayor obstáculo a la unión de las Iglesias y a su aceptación por los cristianos que vienen de la cultura moderna de los derechos y la democracia. No basta la espectacularización de la fe con grandes eventos para suplir esta deficiencia.
La actual forma monárquica deberá ser reconsiderada a la luz de la intención de Jesús. Será un papado pastoral y no profesoral. El Concilio Vaticano II estableció los instrumentos para ello: el sínodo de los obispos, hasta ahora sólo consultivo, cuando fue pensado para ser deliberativo. Se crearía un órgano consultivo que con el Papa gobernaría la Iglesia. Mediante el Concilio se creó la colegialidad de los obispos, es decir, las conferencias nacionales y continentales tendrían más autonomía para permitir el enraizamiento de la fe en las culturas locales, siempre en comunión con Roma. No es impensable que representantes del Pueblo de Dios, desde cardenales hasta mujeres pudiesen ayudar a elegir un Papa para toda la cristiandad. Es urgente una reforma de la Curia en la línea de la descentralización. Sin duda, lo hará el Papa Francisco. ¿Por qué el Secretariado de las religiones no cristianas no podrían trabajar en Asia? ¿El Dicasterio para la unidad de los cristianos en Ginebra, cerca del Consejo Mundial de las iglesias? ¿El de las misiones en alguna ciudad de África? ¿El de los derechos humanos y la justicia en América Latina?

La Iglesia Católica podría convertirse en una instancia no autoritaria de valores universales, de los derechos humanos, los de la Madre Tierra y de la naturaleza, contra la cultura de consumo y a favor de una sobriedad compartida. La cuestión central no es la Iglesia sino la humanidad y la civilización, que pueden desaparecer. ¿Cómo la Iglesia ayuda a preservarlas? Todo esto es posible y factible, sin renunciar en nada a la esencia de la fe cristiana. Es importante que el Papa Francisco sea un Juan XXIII del Tercer Mundo, un «Papa buono». Sólo así podrá rescatar su credibilidad perdida y ser un faro de espiritualidad y de esperanza para todos.

UNA IGLESIA POBRE

TOMÁS MAZA RUIZ, tomasmaza@telefonica.net
MADRID.
ECLESALIA, 18/03/13.- El nombramiento del nuevo papa, Francisco, ha despertado en millones de personas de todo el mundo esperanzas e ilusiones sobre la posible reforma de la Iglesia. Por otra parte estamos celebrando el cincuentenario del Concilio Vaticano II, donde a pesar del deseo de Juan XXIII y aunque la idea se trató de forma tangencial en varios documentos, no se expresó de forma explícita el tema de una Iglesia pobre y al servicio de los pobres. Por ello al final del Concilio un grupo de padres conciliares reunidos en la Catacumba de Santa Domitila suscribió lo que se llamó el Pacto de las Catacumbas. Creo que es útil recordar este documento que nos puede servir tanto para recordar el Concilio como para abrir nuevas expectativas para la renovación de la Iglesia.
El pacto de las catacumbas: una Iglesia servidora y pobre*
“Nosotros, obispos, reunidos en el Concilio Vaticano II, conscientes de las deficiencias de nuestra vida de pobreza según el evangelio; motivados los unos por los otros en una iniciativa en la que cada uno de nosotros ha evitado el sobresalir y la presunción; unidos a todos nuestros hermanos en el episcopado; contando, sobre todo, con la gracia y la fuerza de nuestro Señor Jesucristo, con la oración de los fieles y de los sacerdotes de nuestras respectivas diócesis; poniéndonos con el pensamiento y con la oración ante la Trinidad, ante la Iglesia de Cristo y ante los sacerdotes y los fieles de nuestras diócesis, con humildad y con conciencia de nuestra flaqueza, pero también con toda la determinación y toda la fuerza que Dios nos quiere dar como gracia suya, nos comprometemos a lo que sigue:
1. Procuraremos vivir según el modo ordinario de nuestra población en lo que toca a casa, comida, medios de locomoción, y a todo lo que de ahí se desprende. Cfr. Mt 5, 3; 6, 33s; 8-20.
2. Renunciamos para siempre a la apariencia y la realidad de la riqueza, especialmente en el vestir (ricas vestimentas, colores llamativos) y en símbolos de metales preciosos (esos signos deben ser, ciertamente, evangélicos). Cfr. Mc 6, 9; Mt 10, 9s; Hech 3, 6. Ni oro ni plata.
3. No poseeremos bienes muebles ni inmuebles, ni tendremos cuentas en el banco, etc., a nombre propio; y, si es necesario poseer algo, pondremos todo a nombre de la diócesis, o de las obras sociales o caritativas. Cfr. Mt 6, 19-21; Lc 12, 33s.
4. En cuanto sea posible confiaremos la gestión financiera y material de nuestra diócesis a una comisión de laicos competentes y conscientes de su papel apostólico, para ser menos administradores y más pastores y apóstoles. Cfr. Mt 10, 8; Hech 6, 1-7.
5. Rechazamos que verbalmente o por escrito nos llamen con nombres y títulos que expresen grandeza y poder (Eminencia, Excelencia, Monseñor…). Preferimos que nos llamen con el nombre evangélico de Padre. Cfr. Mt 20, 25-28; 23, 6-11; Jn 13, 12-15.
6. En nuestro comportamiento y relaciones sociales evitaremos todo lo que pueda parecer concesión de privilegios, primacía o incluso preferencia a los ricos y a los poderosos (por ejemplo en banquetes ofrecidos o aceptados, en servicios religiosos). Cfr. Lc 13, 12-14; 1 Cor 9, 14-19.
7. Igualmente evitaremos propiciar o adular la vanidad de quien quiera que sea, al recompensar o solicitar ayudas, o por cualquier otra razón. Invitaremos a nuestros fieles a que consideren sus dádivas como una participación normal en el culto, en el apostolado y en la acción social. Cfr. Mt 6, 2-4; Lc 15, 9-13; 2 Cor 12, 4.
8. Daremos todo lo que sea necesario de nuestro tiempo, reflexión, corazón, medios, etc. al servicio apostólico y pastoral de las personas y de los grupos trabajadores y económicamente débiles y subdesarrollados, sin que eso perjudique a otras personas y grupos de la diócesis. Apoyaremos a los laicos, religiosos, diáconos o sacerdotes que el Señor llama a evangelizar a los pobres y trabajadores, compartiendo su vida y el trabajo. Cfr. Lc 4, 18s; Mc 6, 4; Mt 11, 4s; Hech 18, 3s; 20, 33-35; 1 Cor 4, 12 y 9, 1-27.
9. Conscientes de las exigencias de la justicia y de la caridad, y de sus mutuas relaciones, procuraremos transformar las obras de beneficencia en obras sociales basadas en la caridad y en la justicia, que tengan en cuenta a todos y a todas, como un humilde servicio a los organismos públicos competentes. Cfr. Mt 25, 31-46; Lc 13, 12-14 y 33s.
10. Haremos todo lo posible para que los responsables de nuestro gobierno y de nuestros servicios públicos decidan y pongan en práctica las leyes, estructuras e instituciones sociales que son necesarias para la justicia, la igualdad y el desarrollo armónico y total de todo el hombre y de todos los hombres, y, así, para el advenimiento de un orden social, nuevo, digno de hijos de hombres y de hijos de Dios. Cfr. Hech 2, 44s; 4, 32-35; 5, 4; 2 Cor 8 y 9; 1 Tim 5, 16.
11. Porque la colegialidad de los obispos encuentra su más plena realización evangélica en el servicio en común a las mayorías en miseria física cultural y moral -dos tercios de la humanidad- nos comprometemos:
  • a compartir, según nuestras posibilidades, en los proyectos urgentes de los episcopados de las naciones pobres;
  • a pedir juntos, al nivel de organismos internacionales, dando siempre testimonio del evangelio, como lo hizo el papa Pablo VI en las Naciones Unidas, la adopción de estructuras económicas y culturales que no fabriquen naciones pobres en un mundo cada vez más rico, sino que permitan que las mayorías pobres salgan de su miseria.
12. Nos comprometemos a compartir nuestra vida, en caridad pastoral, con nuestros hermanos en Cristo, sacerdotes, religiosos y laicos, para que nuestro ministerio constituya un verdadero servicio. Así,
  • nos esforzaremos para “revisar nuestra vida” con ellos;
  • buscaremos colaboradores para poder ser más animadores según el Espíritu que jefes según el mundo;
  • procuraremos hacernos lo más humanamente posible presentes, ser acogedores;
  • nos mostraremos abiertos a todos, sea cual fuere su religión. Cfr. Mc 8, 34s; Hech 6, 1-7; 1 Tim 3, 8-10.
13. Cuando regresemos a nuestras diócesis daremos a conocer estas resoluciones a nuestros diocesanos, pidiéndoles que nos ayuden con su comprensión, su colaboración y sus oraciones.
Que Dios nos ayude a ser fieles” (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
*Pacto suscrito pocos días antes de la finalización del Concilio Vaticano II -Diciembre de 1965- por cuarenta Padres Conciliares encabezados por Dom Helder Camara, obispo de Olinda Recife en la eucaristía celebrada en la Catacumba de Santa Domitila, Roma.