FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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domingo, 9 de octubre de 2011


Don Pascual Chávez, Rector Mayor, felicita a la Inspectoría de Bilbao por el 50 aniversario

En una carta fechada el día 4 se dirige a la Inspectoría uniéndose a las diversas celebraciones “en este momento de gracia”. Ofrecemos hoy, aquí, su mensaje.
Queridos hermanos:
Con gozo os envío un saludo con ocasión del Cincuentenario de vuestra Inspectoría de “San Francisco Javier” de Bilbao – España, que comenzaréis a celebrar el próximo 7 de octubre. Me uno así a las celebraciones y a las múltiples iniciativas que estáis preparando. Os felicito por todo ello y os invito a aprovechar este momento significativo y de gracia.
Con mi saludo y felicitación os manifiesto mi particular simpatía y afecto fraterno, agradeciendo la invitación a volver, una vez más, entre vosotros, para participar de las celebraciones con mi presencia y palabra de animación.
Os invito a celebrar el cincuentenario de la Inspectoría mirando más al futuro que al pasado. Es importante hacer “memoria” agradecida de cuanto Dios Nuestro Señor os ha dado, sin alimentar la nostalgia. Este es el momento de recoger en los campos del pasado las más genuinas energías de la ‘tradición de la Inspectoría’ haciendo de ellas una sólida plataforma para lanzaros con pasión salesiana hacia el futuro, hacia los campos del porvenir. Por ello, quiero señalaros algunos objetivos, estratégicamente valiosos, que debéis perseguir en vuestros proyectos y celebraciones.
Vivis una hora en la que el gran reto que tenéis es el de seguir siendo significativos y auténticos educadores en la Fe de tantos niños y niñas, adolescentes y jóvenes con quienes cada día compartís vuestro tiempo y vuestra vida. La razón de ser de toda obra salesiana es ser propuesta educativa y pastoral, acompañando con generosidad y competencia a los jóvenes en su propio proceso de maduración humana y cristiana, ayudándoles a descubrir el sentido profundo de la existencia humana, a prepararse para insertarse en la sociedad con garantías de éxito, a descubrir proyectos de vida. En una sociedad plural como la española, más aún teniendo en cuenta el actual contexto histórico, social y cultural, se nos pide llegar hasta el fondo de nuestra especificidad: presentar la persona de Jesús a los jóvenes, como la mejor noticia que podemos darles, porque en El está la plenitud de la vida: Cristo Ayer, hoy y siempre, el Camino, la Verdad y la Vida.
Valoro vuestro esfuerzo por garantizar la autenticidad de la misión y del carisma salesiano. Valoro el esfuerzo que estáis haciendo en la formación de los seglares que comparten el estilo educativo de Don Bosco y se sienten corresponsables de su misión. Os recuerdo, al mismo tiempo, que nuestra preocupación no es, ni debe de ser, la entrega del carisma a otros, sino el garantizar la fidelidad a nuestra vocación salesiana que nos impulsa a entregarnos con pasión a la realización de la misión confiada por Dios a Don Bosco: ser signos y portadores del amor de Dios a los jóvenes necesitados. Este sigue siendo el ilusionante Proyecto que la Congregación Salesiana ofrece a los jóvenes, también en nuestros tiempos.
Por eso mismo sigue siendo válido y urgente el esfuerzo de todos por ayudar a los jóvenes –chicas y chicos- a vivir su vida como una vocación, ayudarles a descubrir el puesto que les corresponde en la Iglesia y en la sociedad, ofrecerles, como horizonte para su realización, las distintas vocaciones dentro de la Familia Salesiana y acompañarles en el proceso de maduración de su fe y de su compromiso cristiano.
Todo esto será posible si cada salesiano de esa querida Inspectoría sigue haciendo viva y renovando cada día, sea cual sea su situación de edad y salud, la opción preferencial por los niños, adolescentes y jóvenes de cada casa salesiana, especialmente por quienes más os necesiten. Todo ello será posible si, en sintonía con nuestro último Capítulo General 26, logramos tomar en serio el llamado a volver a Don Bosco, con la pasión de “Da mihi animas”.
He aquí mi fraterno mensaje de adhesión y aliento. Al Inspector con su Consejo y a todos los hermanos de la Comunidad Inspectorial, una muy particular bendición de María Auxiliadora.
¡Muchas felicidades!
Roma, 4 de Octubre del 2011
P. Pascual Chávez Villanueva, SDB
Rector Mayor

¿Cómo manejar el deseo infinito?

Leonardo Boff, 07-Octubre-2011
(ATRIO)
El deseo no es un impulso cualquiera. Es un motor que pone en marcha toda la vida psíquica. Goza de la función de un principio, traducido por el filósofo Ernst Bloch como principio esperanza. Por su naturaleza no conoce límites, como ya observaron Aristóteles y Freud. La psique no desea solamente esto o aquello, desea la totalidad. No desea la plenitud del hombre, busca el superhombre, aquello que sobrepasa infinitamente lo humano, como afirmaba Nietzsche.
El deseo vuelve dramática, y a veces trágica, la existencia. Pero también, cuando se realiza, produce una felicidad sin igual. Estamos siempre buscando el objeto adecuado a nuestro deseo infinito y no lo encontramos en el ámbito de la experiencia cotidiana. Aquí solamente encontramos finitos.
Cuando el ser humano identifica una realidad finita como el objeto infinito buscado se produce una profunda desilusión. Puede ser la persona amada, una profesión muy deseada, un sueño. Llega el momento, y generalmente no tarda mucho, en que se percibe una insatisfacción de base y se siente el deseo de algo mayor.
¿Cómo salir de este impase provocado por el deseo infinito? ¿Mariposear de un objeto a otro sin encontrar nunca reposo? Tenemos que ponernos a buscar seriamente el verdadero objeto de nuestro deseo. Entrando in medias res, voy respondiendo: es el Ser y no el ente, es el Todo y no la parte, es el Infinito y no lo finito. Tras mucho peregrinar, el ser humano es llevado a hacer la experiencia del cor inquietum (corazón inquieto) de san Agustín: Tarde te amé, oh Belleza tan antigua y tan nueva. Tarde te amé. Mi corazón inquieto no descansará mientras no repose en Ti. Sólo el Ser Infinito se adecúa al deseo infinito del ser humano y le permite descansar.
El deseo envuelve energías volcánicas poderosas. ¿Cómo manejarlas? Ante todo, se trata de acoger, sin moralizar, esta condición deseante. Las pasiones empujan al ser humano hacia todos los lados. Algunas lo impulsan a la generosidad, otras al egocentrismo. Integrar sin reprimir tales energías exige cuidado y no pocas renuncias.
La psique está llamada a construir una síntesis personal que es la búsqueda del equilibrio de todas las energías interiores. Ni hacerse víctima de la obsesión por una determinada pulsión, como por ejemplo, la sexualidad, ni reprimirla como si fuese posible debilitarle su vigor. Lo que importa es integrarla como expresión de afecto, de amor y de estética, y mantenerla bajo vigilancia, pues estamos tratando con una energía vital no totalmente controlable por la razón, sino es por vías simbólicas de sublimación y para otros propósitos humanitarios. Cada persona debe aprender a renunciar en el sentido de realizar una ascesis que libera de dependencias y crea libertad interior, uno de los dones más apreciables.
Otra forma de tratar con el deseo infinito es mediante la precaución, que nos previene de las celadas de la propia vulnerabilidad humana. No somos omnipotentes, ni dioses a los que el fracaso no puede tocar. Podemos mostrarnos débiles y, a veces, cobardes. Pero debemos precavernos contra situaciones que nos pueden hacer caer y perder el Centro.
Tal vez una clave inspiradora nos la ofrece C.G.Jung con su propuesta de construir a lo largo de la vida un proceso de individuación. Éste tiene una dimensión holística: asume sin temor y con humildad todas las pulsiones, imágenes, arquetipos, luces y sombras. Oye el rugir de las fieras que lo habitan pero también el canto del tordo sabiá, que lo encanta. ¿Cómo crear una unidad interior cuyo efecto sea el equilibrio de los deseos, la vivencia de la libertad y la alegría de vivir?
C. G. Jung sugiere que cada cual procure crear un Centro fuerte, un Self unificador que tenga la función que el sol tiene en el sistema solar. Él atrae a su alrededor a todos los planetas. Algo similar debe ocurrir con la psique: alimentar un Centro personal que integre todo, con  reflexión y con interiorización, y no en último lugar, con el cultivo de lo Sagrado y de lo Espiritual.  La religión, como institución, no es raro que cercene la vida espiritual por exceso de doctrinas y de normas morales demasiado rígidas. Pero la religión como espiritualidad desempeña una función fundamental en el proceso de individuación. A ella le corresponde ligar y re-ligar a la persona con su Centro, con todas las cosas, con el universo, con la Fuente originaria de todo ser, dándole un sentimiento de pertenencia.
La falta de integración de la energía del deseo se manifiesta por el desgarro de las relaciones sociales, por la violencia asesina practicada en escuelas o en las matanzas de personas negras, pobres y homosexuales.
Aprender a tratar con las fuerzas del deseo implica, pues, una preocupación por la salud social. Una educación humanística, ética y ciudadana no deberá dejar de lado la educación del deseo. El gran obstáculo reside en la lógica misma del sistema imperante, centrada en el deseo de tener, descuidando los valores civilizatorios de la gentileza, del buen trato y del respeto a la persona. Por el contrario, los medios de comunicación de masas exaltan el deseo individual y la violencia para resolver los conflictos humanos.
La globalización como fenómeno humano nos obligará a moderar los deseos personales en beneficio de los colectivos y así volver más equilibrada y amigable la coexistencia humana.
¡Cómo deseamos tiempos favorables!
[Traducción de MJG]